domingo, 9 de diciembre de 2012

Presencia ominosa

El Diario, 6 de diciembre de 2012 Luis Javier Valero Flores Durante años, se le adjudicó al ex presidente Carlos Salinas de Gortari una enorme influencia en el quehacer público del país, sin importar el partido político al que pertenecieran los gobernantes de las últimas 3 décadas. En opinión del escribiente, parecía un exceso calificar de ese modo el poder de un expresidente mexicano. Pero la magnitud y profundidad de las transformaciones efectuadas durante su mandato, de las cuales emergimos como uno de los países líderes en la generación de ricos, muy ricos y una millonada de pobres, que empobrecían cada vez más y cuyo número se elevaba estratosféricamente, no podían dejar fuera de la toma de decisiones a quien, por ejemplo, fue el factor fundamental para que un empresario mexicano disputara permanentemente -a vuelta de 15 años- ser el hombre más rico del planeta. ¿Se benefició personalmente Carlos Salinas de las privatizaciones de su sexenio, en el sentido de convertirse, él también, en parte de la cúpula empresarial? Por ahora, imposible saberlo. ¿Es posible que existan algunos acuerdos secretos entre él, algunos de sus colaboradores, y los beneficiarios de la venta de garaje durante su sexenio? Podría ser. En tanto, lo que tenemos a la vista, documentado por las autoridades judiciales de México, Francia y Suiza, es la existencia de por lo menos 80 millones de dólares, “donados” por los hombres más ricos de México al “hermano incómodo”, Raúl Salinas de Gortari, devueltos años después por las autoridades judiciales porque no pudieron acreditarle el origen ilícito de ellos. Algunos millones de esos sirvieron para que Ricardo Salinas “comprara” Imevisión y diera origen a Tv Azteca ¿Irían en la “polla” los hermanos Salinas de Gortari? Tan larga parrafada es para dar entrada a la infinidad de hombres cercanos al expresidente Salinas, que hoy forman parte del equipo de Enrique Peña Nieto, con lo que se acrecientan las sospechas de que sigue siendo un hombre de una enorme influencia, debida, no solamente a su indudable presencia política, sino también, probablemente, a su poder económico. Las ligas personales con quienes llegaron al poder acompañando a Peña Nieto son inocultables. Así, al funeral del padre del presidente, Gilberto Enrique Peña del Mazo, en 2005, Salinas llegó acompañado del ahora Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, quien fuera jefe de Peña Nieto a su paso por el gobierno del Estado de México. Chuayffet había sido, en el sexenio salinista, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, primero, y luego, en 1990, Director del IFE. Otra herencia de Salinas es el todopoderoso Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, Secretario de Finanzas con Arturo Montiel (Nomas acordémonos del escándalo de la extraordinaria riqueza de este ex gobernador, -develada por Roberto Madrazo y la cual fue calificada por el gobierno de Peña Nieto como ajena a la comisión de delitos- y ahí estaban estos hombres) y con Peña Nieto. Videgaray es alumno de Pedro Aspe, el Secretario de Hacienda de Carlos Salinas. A su vez, Videgaray impulsó a Aurelio Nuño, hoy Jefe de la Oficina de la Presidencia, recomendado por el expresidente Salinas para elaborar los discursos de Peña Nieto. (Nota de Jenaro Villamil, Proceso 1883, 3/XII/12). Otro funcionario ligado al salinismo, precisamente en una de las ramas que más interés tuvo el ex presidente, es Ildefonso Guajardo, ahora Secretario de Economía y quien formara parte del equipo negociador del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (Tlcan). Según el reportaje de Jenaro Villamil, Carlos Salinas impulsó a dos mujeres para el gabinete: Su sobrina, Claudia Ruiz Massieu Salinas, quien quedó al frente de la Secretaría de Turismo, y a Rosario Robles Berlanga en la Secretaría de Desarrollo Social. La relación con Robles la develó Carlos Ahumada en su libro “Derecho de réplica”. Llega a tal grado que ocupó la mesa de honor en la boda de su hijo Juan Cristóbal Salinas Occeli con Natalia Esponda. Por otra parte, el nuevo director del IMSS, José Antonio González Anaya, es concuño del exmandatario, antes había sido subsecretario de Hacienda en su sexenio. Además, los ya mencionados el domingo anterior, Francisco Rojas, al frente de la CFE, y Emilio Lozoya Austin, en Pemex, hijo del amigo personal de Salinas, del mismo nombre. Son demasiadas coincidencias, ojalá solo vayan a ser eso. asertodechihuahua@yahoo.com.mx http://luisjaviervalero.blogspot.com http://twitter.com/LJValeroF

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