domingo, 27 de junio de 2010

Ahora, el fundamentalismo

El Diario, 24 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
¡Qué época tan aciaga la nuestra! ¡Cuántos retrocesos, de todo tipo, especialmente en la vida democrática! A ellos ahora deberemos sumarles los de la creciente subordinación de la clase política a la alta jerarquía de la iglesia católica. Campeones en tal sentido son los dirigentes, funcionarios y candidatos del partido gobernante, el PAN.
Tanto es el retroceso que los candidatos del PAN en Chihuahua parecen serlo más de un partido claramente clerical, que de un partido seglar. Reacio, el escribiente, a usar como argumento la más fácil descalificación en este asunto, partiendo de la premisa que los panistas en el poder pretendían erradicar a Benito Juárez del ideario político de los mexicanos, no queda más que aceptarlo, no porque se coincida en aquel argumento, sino porque las posturas de muchos de los candidatos y funcionarios públicos del PAN se asemejan enormemente a los de los actores políticos de mediados del siglo XIX, pero no de todos, sino de los abanderados de las posturas más regresivas de ese momento.
La administración municipal de Carlos Borruel se significó –más allá que la de su antecesor, Juan Blanco- por ser fuertemente impulsora de las reglas morales de las agrupaciones civiles más ligadas al catolicismo, en el rescate, decían, de los valores morales, como si los hegemónicos del pasado sean los adecuados a la sociedad mexicana del siglo XXI.
Ciertamente sufrimos una crisis de valores, pero los importantes no son, de ninguna manera, los de índole religiosa, sino los de la vida en común, es decir, los de la sociedad, y ésta, señores del PAN es totalmente distinta a la del pasado, de cualquiera de las épocas. Los gobernantes no deberán –no debieran- trasladar al ámbito público sus convicciones religiosas personales, porque son, precisamente, personales.
Sin embargo, el protagonismo de la Iglesia Católica es desbordado, intenta tener injerencia en prácticamente todos los asuntos de la sociedad (dejemos de lado el argumento aquel de –al César, lo que es…). En los que para ella son de suma importancia asume una actitud francamente fundamentalista. Miren si no ¿Qué tiene que hacer un candidato a la alcaldía capitalina discutiendo asuntos tan “trascendentales” como el aborto, el derecho a la vida, el derecho de los padres a educar libremente a sus hijos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la eutanasia?
Para que no quede duda y no pierda simpatías su candidato, el equipo de campaña de Antonio López, abanderado del PAN a la alcaldía de Chihuahua, en boletín de prensa, asentó que esos temas son aquellos en los que “Acción Nacional siempre ha fijado claramente su postura a favor de la vida, cuidándola, protegiéndola y respetándola”, postura manejada por López en un encuentro con la Comisión Diocesana de Laicos de la Diócesis de Chihuahua.
Para rematar, Carlos Borruel firmó ante notario público (por supuesto que ante uno de clara raigambre panista, Don Armando Herrera) sus compromisos “de respeto a la vida y de la familia, así como el impulso a una educación con valores y principios”, cualesquiera que éstos sean.
Y fue más lejos el candidato a la gubernatura, se “comprometió a crear consejos ciudadanos que garanticen que la moral, los principios y los valores regresen a la educación que se imparte en Chihuahua”.
¡Ay, Monsiváis, cuánta falta nos vas a hacer! Lo que Borruel quiso decir es que está comprometido en llevar a la práctica el viejo anhelo de la jerarquía católica, de imponer en las escuelas públicas la enseñanza religiosa, por supuesto que la suya.
Claridad no les falta, días atrás, en una reunión con la comunidad de Proyecto Encuentro Social (PES), en Juárez, la esposa de Borruel, Leticia Macías, se refería así de su marido: “Nos sentimos honrados de que Carlos sea tomado en cuenta como un hombre de fé” y que sus familias superaron los problemas “porque siempre mantuvimos la esperanza puesta en Dios, somos creyentes y nuestra fortaleza es la fé”.
O sea, ellos los superaron porque son creyentes ¿Y las miles de familias que no los han superado, a pesar de ser fieles creyentes, porque nó? No, una cosa es el buen comportamiento personal y otra, muy distinta, es la aplicación de políticas gubernamentales y Borruel aspira a que se le califique por esto último, no por lo primero ¡Ah pero como da votos el aparecer como un buen creyente!
Si el Nigromante viviera, se volvía a morir.
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Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

Fin de campaña

El Diario, 27 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Un medio de una inocultable apatía de la mayor parte de la población hacia las campañas electorales, éstas tuvieron el fin de semana los cierres en las dos principales urbes. Los dos más fuertes candidatos insistieron en achacarle al gobierno emanado del partido de su adversario la responsabilidad mayor en la crisis de seguridad pública.
En la parte final de la campaña, más cauto en este tema, Duarte insistió en sus propuestas iniciales de la creación de la Fiscalía General del Estado y la Policía única, pero Borruel y los panistas, incluido Santiago Creel, sin quitar el dedo del renglón, y seguramente sabedores que el voto de castigo puede venir por la crisis de inseguridad, insistieron hasta el final en achacarle al gobierno de los priístas, es decir, al del Estado, toda la responsabilidad.
No son buenas noticias para el panismo, la mayor parte de las encuestas les son adversas en prácticamente todas las entidades que celebran elecciones. La empresa Mitofsky dio a conocer el viernes las efectuadas en varios estados, resta aún la de Chihuahua, pero a juzgar por lo que está pasando, aquí y en esas entidades, ya podemos asegurar (claro, el día de las elecciones todo puede cambiar, pero nada nos lleva a pensar que se presente una sorpresa) que estamos frente a una tendencia nacional pues las características de las entidades, de los candidatos y de las contiendas, siendo tan disímbolas, arrojan resultados muy parecidos.
De acuerdo con la empresa Mitofsky, en Aguascalientes la delantera la tiene el PRI con el 41% de las preferencias electorales, el PAN 32 y PRD 5; en Puebla también, el PRI 44, PAN-PRD 34; igual en Tlaxcala: PRI 38, PAN 32, PRD-PT 14. En Sinaloa se da la competencia más cerrada pues el PRI tiene 44, y la alianza PAN-PRD 38.
Y en Veracruz, a pesar de todas las triquiñuelas de ambos partidos, el PRI va adelante con el 45, el PAN 26, PRD-PC 9; también en Durango, PRI 50, PAN-PRD 33, PT 5; y hasta en Oaxaca: PRI 44, PAN-PRD-PC 35. En Hidalgo, PRI 49, PAN-PRD 33. Y la joya de las encuestas para el PRI, Tamaulipas, en donde lleva la ventaja de más de treinta puntos pues alcanza 61 puntos, por 30 del PAN 30 y 6 del PRD.
También las encuestas de Milenio muestran tal tendencia aunque reporta diferencias con las de Mitofsky pues en Puebla ve ganador a la alianza PAN-PRD (39.2) frente al 37.2 del PRI; en Tlaxcala ve ganador al PAN 26.3 frente a 25.3 del PRI. Asimismo, en Quintana Roo quien va adelante es el PRI por una muy cómoda ventaja de 51.5 frente al 18.1 del PAN y 17.2 del PRD. Y en Zacatecas otra sorpresa, hasta ahora. El PRI saca una cómoda ventaja pues tiene el 31.2% frente al 17.9 del PAN, 14.6 del PRD y 7.7 del PT
En Chihuahua parece que no sería la excepción, a pesar del triunfalismo verbal del candidato del PAN, Carlos Borruel, fruto de un proceso escabroso para alcanzar la candidatura pues todavía en los últimos días debió soportar ver a su adversario interno, Pablo Cuarón, aparecer sonriente al lado del candidato del PRI, César Duarte, quien alcanzaría, al contrario del panista, la legitimidad interna para su candidatura pues todos sus adversarios internos lo apoyan en la actual contienda.
Al término de la campaña parecen confirmarse los diagnósticos previos de la poca participación electoral. Son muchos los indicios, el hartazgo, o la desilusión son profundos. De ese modo, la actual contienda se caracterizará por ser una disputa del llamado voto duro, ganará quien tenga mayor capacidad para mover el suyo. En ese sentido, la guerra sucia, contra lo sucedido en contiendas anteriores, que servía para denigrar al otro, quitarle algunos votos y ganar otros, ante el hartazgo ciudadanos hacia la clase política, servirá para desalentar la participación electoral.
Más aún, las propuestas de ambos candidatos fueron borradas por la crisis de seguridad pública, que consumió la mayor parte de su atención y de la población
Sin embargo, y no nos cansaremos de repetirlo, en la actual crisis de seguridad pública, que es nacional, con variaciones regionales (lo que es más que obvio y natural) la responsabilidad mayor es la del gobierno federal, a él le corresponden el combate al crimen organizado, cuenta con la estructura policial y militar mayor, incomparablemente superior al de las fuerzas estatales, es el único que cuenta con los instrumentos hacendarios y financieros para la detección de las operaciones económicas delictivas.
Por si fuera poco, Calderón inició su “guerra” sin preparación de ninguna especie, lo han expresado infinidad de actores; tal acto de la mayor irresponsabilidad lo llevará a ser el responsable de la muerte de poco más de 50 mil personas.
Incapaces de reconocer tal error de Calderón, los panistas se desgañitan acusando a los gobiernos estatales de no hacer nada para detener el crecimiento de los del orden común, sin entender, o peor aún, sabiendo que la impunidad con la que actúan los elementos del crimen organizado, ha generado la explosión delictiva y negándose a reconocer la existencia de un fenómeno peor, que es la administración del delito por parte de los cárteles de la droga.
Pero cualquiera que fuera la respuesta, una cosa es cierta, a juzgar por las “fotografías del momento” recogidas por las distintas empresas encuestadoras, la de que estamos ante la posibilidad del voto de castigo al gobierno de Calderón, al que la mayoría de los encuestados hacen responsable de la crisis de inseguridad y, aún más, de la crisis de seguridad pública y la falta de respuestas adecuadas para enfrentar la crisis económica.
Pero nada de eso reconocen los panistas, bueno, hasta Santiago Creel vino el viernes anterior a remarcar que la crisis de seguridad pública en Chihuahua es responsabilidad del gobierno estatal. Perdón ¿Acaso no fue este hombre el que vino a poner en marcha el Plan Integral de Seguridad Pública de Juárez, en tiempos de Vicente Fox, y que buscaba, así decía, “abatir los índices de delincuencia en esta ciudad”? Entonces ¿También es responsable, o él no lo es? ¡Cuánta desmemoria! ¡Cuánto cinismo!
En ambas campañas se apreció la falta del programa democrático para Chihuahua, ninguno de los candidatos puso el acento en los aspectos centrales de la vida democrática, la inseguridad les comió los planteamientos.
La de Borruel fue una campaña basada en la mercadotecnia y en la manipulación barata. Luego, la controversia sobre la tenencia vehicular, a la que Calderón, en una franca medida de desesperación política, le añadió su propio toque personal y decretar que no la habrá, pero para quienes compren vehículo nuevo, este año y el siguiente, pero nada más.
Así que, apúrese, como estamos en tiempos de Jauja, salgamos a comprar vehículo nuevo, para no pagar tenencia…….. ¡Cuánta estulticia! ¡Cuánta demagogia!
Pero los cierres de ambos candidatos merecen toda la atención del respetable… no por los planteamientos que ahí fueran a hacer, sino por los artistas que decidieron convertir en sus principales convocantes a los actos “políticos”. Miren si no. Borruel invitó a los chihuahuenses a disfrutar del arte de Los Tucanes de Tijuana, Saúl Jaguar, Los Rieleros del Norte y los Vendavales en Chihuahua. ¡Ah, y para el domingo en Juárez invitaron a la señora Margarita Zavala de Calderón! Sí, la misma que se apareció quien sabe cuántas veces, de manera sorpresiva en los últimos meses a mostrarnos su “solidaridad” con los juarenses después de la masacre de Salvárcar, y su “elevado” espíritu altruista.
Ahora sabemos que no había tanto altruismo y sí un marcado interés electorero de la otra parte de la “pareja presidencial” ¿Pues no que no medraban electoralmente con la tragedia de Juárez?
Bueno, pero estábamos con las giras artísticas. En tanto Duarte echaría la casa por la ventana, además de la Sonora Dinamita, Los Nietos, Chico Elizalde, los Nuevos Cadetes de Linares y ex Timbiriches; en Chihuahua cantaría Pedro Fernández y en Juárez estarían Paquita la del Barrio y Polo Urías. ¿Y los discursos, y los planteamientos con los cuales serían atraídos los asistentes a los mítines? Nada, eso es cosa del pasado, mejor llevamos artistas –y de los pegadores– ¿Qué tal si la gente no va, y la que vaya se va antes de los discursos?
¡Ah, cómo hemos avanzado en materia electoral, casi nos parecemos a Inglaterra por la profundidad de los temas planteados y las propuestas presentadas! Nada, mejor circo y teatro.

martes, 22 de junio de 2010

CISEN: ¿Regreso a los viejos tiempos?

El Diario, 22 de junio de 2010
Luis Javier Valero
La información publicada ayer en su columna por el periodista Raymundo Riva Palacio (El Diario, 21/VI/10), en la que asume como una realidad que “el órgano de inteligencia civil dedicado a la seguridad interna mexicana, regresó a los viejos tiempos del espionaje político” al dar cuenta, según documento en el que se apoya, del espionaje que ese organismo está efectuando, entre otros, sobre el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, el secretario de Finanzas, Cristian Rodallegas, los candidatos del PRI al gobierno estatal y a la alcaldía juarense, César Duarte y Héctor Murguía, respectivamente, y a la encargada de finanzas de la campaña del candidato a la alcaldía capitalina, Marco Adán Quezada, vino a confirmar lo que habían venido señalando diversos dirigentes y funcionarios priístas.
Es de la mayor gravedad la denuncia periodística, a la que se suma la difusión –entre los legisladores federales priístas– de un documento del PRI, en el que se denuncia la existencia de una carta de Miguel Angel Yunes, el candidato panista al gobierno de Veracruz, dirigida a Felipe Calderón en el que le solicita abiertamente mayores apoyos económicos y humanos para sus actividades proselitistas. Va más allá, de acuerdo con tal información, pues le solicita más agentes federales “para que sea posible el desarrollo de comicios dignos y limpios en el estado”.
La participación del CISEN en las campañas electorales deberá ser desmentida de inmediato –de no ser cierta– por los panistas, de lo contrario llevarán al país al abismo de las confrontaciones políticas, lo único que nos falta, pues conforme se acerque el 2012 la tensión crecerá.
Y si es cierta, también de inmediato, deberán ser cesados todos los funcionarios de tal organismo y sus jefes, Fernando Gómez Mont por delante, pues su indebida e ilegal participación en actividades de tal índole pone en riesgo la muy endeble democracia mexicana y lleva al país a confrontaciones por demás innecesarias.
Pero esas son las exhortaciones conducentes, las que se les deben realizar a quienes conducen tan de mala manera al país. Su deuda para con los compromisos democráticos crece geométricamente, no sólo llegaron diciendo que debería de extirparse a las alimañas, tepocatas, víboras negras y demás, gritaba a voz en cuello Vicente Fox, sino que se negaban, siquiera, a usar los servicios del Estado Mayor Presidencial para su protección y se quejaron, durante décadas y en menor intensidad que las fuerzas de izquierda, de la existencia de organismos gubernamentales que sometían a la población a prácticas de corte fascista al querer violar la privacidad de los ciudadanos con la intención de acotar a las fuerzas opositoras del régimen.
Ahora hacen exactamente lo mismo que sus ancestros en el gobierno, sólo que con mayor torpeza y mayor cinismo. Habrá más de un lector que dude de tales asertos, pero ¿Será posible que solamente los gobernantes priístas sean los protagonistas de las grabaciones filtradas a los medios de comunicación? ¿De veras se cree que solamente los gobernantes emanados del PRI sean los que cometen tales excesos? ¿No es un maniqueísmo creer tal cosa, es decir, que en el PAN están solo los buenos y del PRI –o del PRD en 2006– están todos los malos?
Para desgracia nuestra, la crisis de la clase política nos llegó en el peor momento –quizá también lo que vivimos, en materia de seguridad pública y situación económica sea resultado de esa crisis–, porque no se trata solamente de que se efectúen grabaciones de las conversaciones de actores políticos, sino de los varios proyectos presentados por el calderonismo que tienen un inquietante tufo autoritario: La propuesta de contar con una sola policía (propuesta retomada por el senador Gustavo Madero); el intento de contar con una credencial con datos más allá de los contenidos en cualquier identificación de los países desarrollados; la propuesta de reforma penal de Calderón; el uso del ejército en tareas policíacas y la defensa a ultranza efectuada por Felipe Calderón.
Son muchas las evidencias, el peligro crece. El panismo democrático debiera iniciar el rescate de las tareas que se habían propuesto de llegar al gobierno, el país lo necesita.

domingo, 20 de junio de 2010

Desnudeces políticas

El Diario, 20 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Cada que muere gente como Saramago y Monsiváis, todos nos morimos un poco.
¿Por dónde empezar? ¿Cuál tema abordar, cuál, que merezca la mayor de las atenciones? ¿Por qué no todos y ninguno a la vez?
A dos semanas de las elecciones en Chihuahua –concurrente con la de varias entidades– van desvelándose infinidad de aristas reveladoras de la profundidad de la crisis política por la que atravesamos. No tan solo por la pobreza programática de las campañas electorales, sino por las características de la contienda político electoral en el conjunto de la nación.
Además, en la medida que pasa el tiempo, los partidos políticos cada vez se alejan más de lo que fue una exigencia de las fuerzas de oposición, la consolidación de las transformaciones democráticas, es decir, la culminación de la transición democrática; el proceso necesario, en los países que transitan de un régimen autoritario a uno democrático, para desmantelar el viejo régimen.
Conforme se va asentando el nuevo régimen político, el emanado de la llegada del PAN al poder, va mostrando con inusitada crudeza la podredumbre de la disputa por el poder. Todo se vale con tal de mantenerse –o alcanzar– en el poder y la negativa de la clase política a avanzar en la transformación democrática.
Y por todos lados aparecen los signos de tal retroceso, especialmente en los partidos que representaron a las fuerzas más fuertemente impulsoras de los cambios en México, el PAN y el PRD. Pero no sólo esos, el PRI también es portador de esas tendencias regresivas.
Con casi la mitad del electorado nacional involucrado en los procesos electorales de este año, la disputa ha obligado a las distintas fuerzas a mostrar sus arsenales y, lo que es peor, a usarlos. Y no son las mejores armas del campo democrático, al contrario.
Ejemplos de tal conducta nos ofrecen a diario, y a raudales. Algunos son verdaderos insultos, no sólo a las aspiraciones democráticas de la sociedad, sino a las propias militancias.
Por torpe, o por claridoso, el dirigente nacional del PAN, el ilustre César Nava, develó salvajemente su estrategia. Muchas son las voces que acusan al gobierno federal de participar de mala manera en los procesos electorales locales (la otra manera es la de no involucrarse).
Esa fue la acusación de los priistas yucatecos, también la defensa de Fidel Herrera (el “gober” hablantín, pescado en abierta tarea proselitista, por más que lo nieguen los priistas); la de los perredistas michoacanos con la detención de decenas de alcaldes el año pasado, a unos días de las elecciones y liberados por “falta de cargos”; también la de los priístas juarenses (incluido el mismísimo gobernador Reyes Baeza) denunciando a funcionarios federales utilizando los programas de esa instancia a favor de candidatos del PAN, o que existe propaganda del gobierno calderonista ensalzando los programas emergentes en Juárez.
Otra vez, a propósito de las grabaciones de Herrera filtradas al periódico Excélsior (oootra vez, un periódico ligado estrechamente al panismo, en especial a Martha Sahagún) se ha puesto en evidencia que el aparato de inteligencia federal, supuestamente, fue quien filtró material tan revelador.
No es todo. Desde el principio de la puesta en vigor de la “Operación México” por Felipe Calderón, se le acusó de tener, solamente, pretensiones legitimadoras, en el mejor de los casos, o de intentar amedrentar políticamente con el uso de fuerzas policiacas federales o militares.
Vamos, Felipe Calderón debió salir a negar enfáticamente que su gobierno no favorecía a ninguno de los grupos criminales, en clara referencia a la acusación –o percepción, que en muchos de los casos va más allá pues El Diario de Juárez acreditó semanas atrás que las detenciones efectuadas en esa ciudad afectaban mayormente al grupo local- que su gobierno favorecía al grupo de El Chapo Guzmán.
Es de tal magnitud la percepción –o el conocimiento de cosas que la mayoría de los mortales no tenemos– que el candidato priísta, César Duarte, ha solicitado insistentemente que la Policía Federal Preventiva (PFP) sea acuartelada el día de las elecciones, en abierta, clarísima, referencia a la posibilidad de una participación tendenciosa de tal agrupamiento policiaco.
Resulta que el ínclito César Nava ha solicitado que la PFP y el ejército “blinden” el proceso electoral en Sinaloa pues, dice, el Consejo Estatal Electoral y las autoridades locales no garantizan un proceso imparcial (Nota de Notimex, 19/06/10, El Diario Digital) y que “existe una marcada sospecha de que las autoridades estatales podrían utilizar a las corporaciones locales para generar un clima de temor entre los electores”.
Y como si viviéramos en tiempos de Santa Ana, dijo que su petición se la hará a otro de los ínclitos, ¡el Secretario de Gobernación! Como si este funcionario fuera autoridad competente para resolver y ejecutar en el sentido que pretende Nava, y por encima de las autoridades estatales.
Nava sostiene que la única posibilidad de evitar acciones fraudulentas de los priístas es recurriendo a la intervención de “instituciones confiables”, como el Ejército Mexicano y la Policía Federal y que las policías municipales y estatal preventiva, “se queden acuartelados o en sus casas, porque sabemos que serán utilizadas contra los electores de Malova (apodo del candidato de la alianza PRD, PAN y Convergencia), y todo porque se encuentran al servicio del gobernador del estado”.
No podríamos negar a priori que existiese un clima como el advertido por Nava, pero de ahí a que policías federales y soldados suplan a las autoridades electorales, como es el propósito del dirigente panista, hay un mundo de distancia ¡¿A quién se le ocurre?!
Llama la atención tal petición, exactamente en el sentido contrario a la del abanderado priísta chihuahuense, quien seguramente se hace eco de las denuncias de sus compañeros en los pasados comicios de la capital chihuahuense, en el sentido, así lo dijeron, que muchos elementos de la policía municipal ejercieron diversas presiones amedrentando a los activistas del PRI, o que supuestos funcionarios federales se presentaron a domicilios de connotados priístas con acusaciones en su contra por la comisión de delitos electorales.
Pero si los factores nacionales le otorgan dosis mayores de tensión al proceso local, los sucesos locales no aportan menores cantidades de stress. El ríspido debate de los candidatos a la alcaldía juarense, Héctor Murguía y César Jáuregui, mostró lo peor de ambos y a más de un ciudadano puso a temblar al saber que uno de ellos será el alcalde.
Jáuregui había hecho hasta ese día una muy buena campaña electoral, con la novedad de lanzar una propuesta diaria acerca de los puntos más sensibles de la vida de la urbe fronteriza; incluso en el foro organizado por la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez había hecho un magnífico papel al exponer sus propuestas y hacer ver mal al priísta Murguía.
Pero al lanzar la acusación de que el ex alcalde era parte del grupo criminal “La línea”, centrando toda su estrategia en tal acusación, sin que exista acción legal que lo soporte, lo hizo ver como un candidato que sólo aspiraba a ganar simpatías electorales, merced a una acusación que corre como rumor, y que ningún protagonista político puede lanzar al aire sin que lo respalden hechos confirmados por las autoridades correspondientes.
Por supuesto que tal acusación le sirvió a Murguía para restregarles a los panistas que Saulo Reyes, –su último Director de Seguridad Pública, detenido en El Paso por intentar introducir mariguana a los EU– había sido antes funcionario de las tres últimas administraciones municipales panistas del antiguo Paso del Norte.
El nivel de tal confrontación lo ilustran las frases usadas por Murguía el viernes para referirse a Jáuregui. Dijo que a éste lo enviaría “a una segunda vuelta, pero con los marranos estercoleros, pero además vamos a tener que seleccionar muy bien a los marranos para que sean calumniadores y difamadores”.
Y si faltaran ingredientes para mostrarnos que la mentada transición democrática es un cuento, ahí está la grosera intervención de la jerarquía local de la iglesia católica diciéndonos que es pecado no ir a votar y que, además, no se debe votar por partidos o candidatos que propongan “políticas contrarias a la moral elemental”. Y esa, ¿cuál es? O sea, si el escribiente está a favor de los matrimonios homosexuales o por la despenalización del aborto ¿Caí en pecado? ¡Válgame Dios!
¡Ah, pero eso sí, ahí están todos los candidatos –o casi todos– haciendo fila para “saludar” a los jerarcas católicos!
ESTADÍSTICAS.- El 7 de junio, coincidentemente el denominado Día de la Libertad de Expresión, entramos a las cifras de víctimas del crimen organizado, sufrimos el robo, a mano armada, de nuestro vehículo. No se preocupen, el trámite para denunciar el delito y la atención de la empresa aseguradora son bien expeditos. Ya no se tardan nada, los procesos se han agilizado enormemente. ¡Bien por ellos! ¿Y mi vehículo?

viernes, 18 de junio de 2010

Tentaciones electoreras

El Diario, 17 de junio de 2010
Luis Javier Valero
Llueve la metralla sobre Chihuahua, caen miles de víctimas, inocentes y no, los índices delictivos por las nubes; los asaltos a comercios, casas habitación y robos de autos a mano armada, crecen sin parar, así como la extorsión, los secuestros y el temor.
Ese es el Chihuahua de hoy, el mismo que no acaba de reponerse de la masacre cometida en la capital del estado, y ayer ya teníamos la correspondiente a Juárez. Ante tan tétrica situación, a los candidatos, a todos, sólo se les ocurre, como excelsa “oferta” electoral, incrementar la severidad de las penas a los delincuentes.
Dentro de tal esquema, la principal discusión desatada en la campaña ha sido la discusión acerca de la creación o no de la policía única y de la fiscalía general, como si tales aspectos de la procuración y aplicación de justicia fuesen las causas centrales de la gravísima crisis de inseguridad pública existente en Chihuahua.
A dos semanas y media de las elecciones, y justamente cuando las cifras de ejecuciones tienden a superar las de los años precedentes, es menester reflexionar acerca de las propuestas y posturas de los candidatos del PRI y del PAN.
Agradezcan que el PRD chihuahuense es una fuerza menor y ofreció –en lo general– candidaturas de bajo perfil, muy alejadas de la imagen de un partido de izquierda, de lo contrario, sería una opción muy seria para miles de ciudadanos y podría haber disputado el triunfo en distintos lugares de la entidad pues su discurso –enjuiciar a panistas y priistas por igual, en la responsabilidad de lo que ahora sufrimos– hubiese calado profundamente en la población.
No es una novedad asentar que cuando arrecian más las crisis –de todo tipo– las tendencias conservadoras prevalecen en la población. Así, ante el incremento delictivo, las opiniones generalizadas son la imposición de la pena de muerte, la cadena perpetua y en general, incrementar la severidad de las penas.
No falta razón, uno de los primeros impulsos, eco de las edades más primitivas, ante una agresión, es el de la venganza, de ahí que muchos deudos de los homicidios tengan como primera reacción el deseo de que sea ejecutado el autor de tal acción.
Visto desde el punto de vista personal podría justificarse, desde el societario no. La administración pública está obligada a prevenir tales acciones delictivas para bajar las cifras delictivas y está demostrado que la mayor severidad de las penas, incluida la pena de muerte, no incide en la disminución de los delitos e incrementa grandemente las tentaciones revanchistas.
Pueden entenderse, así, las motivaciones personales, la ira de miles de deudos y de ciudadanos, enervados por tanto crimen, pero no en los candidatos.
No se justifican, entonces, esos afanes oportunistas de querer congraciarse con el electorado, y si éste pide pena de muerte a los extorsionadores, ¡Ah, po’s proponerla como asunto central de la campaña! Y si la opinión de muchos es que se les imponga cadena perpetua ¡Ah po’s entonces lanzar la propuesta!
¡Todo en aras de ganar la votación!
Pero ¿En dónde está el diagnóstico efectuado por los equipos de los candidatos que nos demuestre que la elevación de las penas conlleva a la inhibición del delito?
¿Nos imaginamos a los sicarios razonando que el ejecutar a una persona los puede llevar a pasar más tiempo en la cárcel?
Más allá de tal discusión, lo más deseable sería escuchar a los candidatos, convertidos en Hombres de Estado, ponerse de acuerdo en la coordinación de las acciones de las agrupaciones bajo su mando, en la elaboración de estrategias de inteligencia para cortarles el suministro a las bandas criminales. Todo ello –y más– bajo la premisa, que todos se comprometieran a no lucrar en un asunto que tanto duele a los chihuahuenses.
¿De veras creen que acusando al gobierno del signo político contrario les generará más votos? ¿O que acusando a los otros de irresponsabilidad en este tema les restará votos a sus adversarios?
Ojalá alguien les diga que la población los acusa a todos por igual… y quizá no, quizá pueda continuarse la tendencia del 2009, la del voto de castigo al partido de Calderón, por identificarlo como el mayor responsable de la ola delictiva.

domingo, 13 de junio de 2010

¡Por fin un debate! lo gana Duarte

El Diario, 13 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
La novedad es que, por fin, así fuera en la parte final del debate entre los candidatos al gobierno del estado, apareció el debate. Por desgracia no fue en los asuntos trascendentes, de las propuestas y programas de gobierno de los aspirantes, pero cuyas consecuencias pueden llegar a ser importantes, y no sólo para la actual campaña electoral.
No será inútil repetirlo, el actual formato de debates organizados por el IEE se presta más al lanzamiento de puyas, acusaciones y descalificaciones, que en nada le ayudan al electorado a desentrañar las reales capacidades de los candidatos (convengo, tampoco los debates son el único instrumento para hacerlo) porque el receptor de los ataques puede, o no, responderlos y siempre se quedarán en el aire las controversias.
Tal hecho lo origina el formato cuya concepción estriba en que a cada candidato se le hacen distintos cuestionamientos y las únicas partes coincidentes son la presentación inicial y el discurso final que, otra vez, por sus propias características, no sirven para debatir.
Y si no hay confrontación, si el evento sólo sirve para escuchar las exposiciones de los candidatos, en un escenario común, lo normal es que la mayoría de quienes lo escuchan o ven pierdan el interés. Vamos, ni tampoco sirve para apreciar las diferencias entre propuestas parecidas, ni nos permite que, de frente, se razonen esas y las coincidencias, ni sepamos las razones por las cuales las descalifican.
De ahí que, ojalá, esta experiencia le sirviera a los consejeros electorales y a los partidos para superar el ancestral temor a los debates entre los candidatos y los partidos y así podamos presenciar eventos que contribuyan, no sólo a apreciar tales aspectos de los candidatos, sino a elevar el interés de los ciudadanos por presenciar actos con la participación de los candidatos y, eventualmente, a aumentar la participación electoral, aunque esto último no se puede asegurar. Depende, obviamente, de las cualidades de los candidatos.
Más allá de las consecuencias futuras acerca del formato de los debates, las que importan en el momento son, sin duda, las derivadas de los dos celebrados en la presente campaña y sus repercusiones en las preferencias electorales. Seguimos pensando que la actual será una contienda en la que participen, no sólo mayoritariamente (porque siempre sucede así), sino casi exclusivamente los ciudadanos identificados con los partidos, el llamado voto “duro”, y que los electores, a los cuales los especialistas en encuestas les dan distintas denominaciones (indecisos, switchers, volátiles, etc.), disminuirán sensiblemente.
Y estos son los que deciden su voto a través de instrumentos como los debates, las propuestas y el carisma de los candidatos, así como las repercusiones de las campañas electorales en el entorno de esos ciudadanos.
Pero si tomamos como ciertas las cifras otorgadas por distintos medios de comunicación, acerca del número de personas que escucharon o vieron los debates, siendo un número muy alto en relación a las audiencias de otros programas, es menor y debiera situarse por debajo del 20% de la población.
Indudablemente que la mayoría de esa audiencia está conformada por quienes ya están enfilados en alguna de las opciones, pero habrá un segmento de la población que defina su voto con base en alguno de los factores mencionados arriba o en que alguno de los candidatos demostrara superioridad, así sea por asuntos no tan importantes en eventos como el del martes anterior.
Y ahí aparecen las malas noticias para el candidato del PAN, Carlos Borruel, y su equipo. En los quince o veinte minutos finales del debate celebrado en la capital fue derrotado ampliamente –o por lo menos así lo apreció el escribiente– y Duarte se erigió a los ojos de mucha gente como el ganador.
En ese debate, pareció que los candidatos del PRI y el PAN ahora sí contaron con un plan, no sólo trataron de abordar los temas a discusión y responder los cuestionamientos que les tocaron, sino que llevaban un plan. Seguramente ambos contaron con asesorías más allá de la de sus equipos de campaña, pero en la del panista se evidenció la mano de quienes le apuestan a las recetas de la mercadotecnia y en la del priísta prevaleció la de quienes ponen el acento más en el manejo de la política.
Ganó esta última. Borruel creyó que se trataba de implantar en la mente de quienes lo veían y escuchaban una fórmula que en mucho nos recordó la de Juan Blanco en 2004, sólo que ahora con la modalidad en su voz. Al finalizar cada una de sus intervenciones decía: “Soy Carlos Borruel, unidos todo es posible”.
Frase que sirvió para que Duarte lo tundiera: “Yo diría: Hundidos nada es posible. Esa unidad falsa en la que refleja con la mercadotecnia el candidato de Acción Nacional es clara, las divisiones en su partido no se han superado. A mí los cinco candidatos que compartimos la competencia interna me levantaron la mano y yo no he visto que el señor Pablo Cuarón haya reconocido su triunfo. No se vale engañar a la sociedad ni a la militancia, ni a la buena militancia de Acción Nacional”.
Pero la frase de Borruel era acompañada por una sonrisa que en la parte final del debate se convirtió en una mueca terminal de cada tramo.
A su vez, Duarte llevó al cabo una estrategia consistente en golpear, lanzar una puya al inicio de cada intervención que lo hacía aparecer como el retador, como el candidato que va debajo de las encuestas, el urgido de golpear al otro para sacarlo de sus casillas.
Tal estrategia la había usado Borruel en la primera intervención cuando señaló sus grados académicos, los mismos que dificultosamente ha logrado demostrar el priísta. Pero luego abandonó tal estrategia para usarla nuevamente después que Duarte había mencionado la fecha de inicio de la ganadería. Borruel picó el anzuelo, tarjeta mediante, le señaló que no sabía nada de historia. La respuesta fue contundente, Duarte le señaló, con fecha precisa, la del inicio de la ganadería en Chihuahua y se inició la debacle del panista.
Ante el señalamiento del priísta de la inseguridad en Chihuahua y que el helicóptero municipal (El Halcón) ya no volaba, la respuesta de Borruel fue expresar, sí ya no vuela, pero tampoco como antes, cuando iba a Majalca “a llevar hamburguesas”, sin parar mientes que de haber sucedido así, él era diputado local y, por tanto, obligado a denunciar tal anomalía.
Luego, el episodio de la invitación a recibir la certificación de Calea a la policía municipal, para el mes de julio, usada inicialmente por el panista para demostrarle que sí se la otorgarían a la policía municipal de Chihuahua, al contrario de la argumentación del priísta, y que le sirvió a Duarte para decirle que Borruel sí podría asistir a Las Vegas a recibirla pues él estaría muy ocupado (en recibir el gobierno).
Pero la puntilla a Borruel se la dio el perredista Luis Adolfo Orozco (a quien le sobraron asesores y tarjetas, seguramente sin tantas y tantos, su desempeño hubiese sido mejor. Así se apreció en los pocos momentos que improvisó y en su mensaje final) quien también traía plan para el debate. A lo largo del mismo enfocó sus baterías a priístas y panistas, pero en los aspectos particulares el principal depositario de sus críticas fue el priísta. Sin embargo, en su penúltima intervención acabó con Borruel.
El panista fue víctima de sus asesores (o a lo mejor de él mismo, vaya uno a saber) pues les pareció muy adecuado, ya que estamos en pleno campeonato futbolero, apropiarse de la frase central del spot de Javier Aguirre, el entrenador nacional, y usarla en el mensaje final (¿A quién se le ocurre semejante engendro?). Pues sí, ahí tenemos al candidato panista llamarnos a superar la etapa del sí se puede, al ya se pudo y Orozco que la toma al vuelo y suelta lo mejor de la noche: “Ahí tenemos a los candidatos del PRI y del PAN acusándose se andar pirateándose las propuestas y ahora vemos que hasta al Vasco (Javier Aguirre) se lo piratean”.
Y que se lleva la noche el originario de San Isidro, por lo menos en lo anecdótico, pues el auditorio entero festeja la frase… y Borruel que se hunde.
Como podrá apreciarse, el debate escenificado no se realizó acerca de los temas más importantes del Chihuahua de nuestros días, otra será la ocasión; por lo demás, cada uno de ellos insistió en sus propuestas, César Duarte en la de apostarle al desarrollo regional y Borruel en su supuesta, o real, capacidad negociadora con el gobierno federal para lograr, por ejemplo, duplicar los beneficiados del programa Oportunidades de la Secretaría de Desarrollo Social.
Muchos son los aspectos dejados fuera del análisis de hoy, habremos de abordarlos.

jueves, 10 de junio de 2010

¡Nos vamos al mundial!

El Diario, 10 de junio de 2010
Luis Javier Valero
Ellos sí tienen que festejar, ellos sí pueden, por distintas razones, tener sustento en su alegría, y en presidir la de millones de terrícolas que mañana esperarán festivos el inicio del Campeonato Mundial de Futbol en Sudáfrica. Ellos son los que presidirán la inauguración de tal evento: Jacob Zuma, Presidente de Sudáfrica; Joseph Blatter, presidente de la FIFA y Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU. Ellos sí tienen bastantes razones para asistir alegres a tan esperado evento, Felipe Calderón no.
Zuma por ser el primer país africano en ser anfitrión de la fiesta futbolera, Blatter por ser quien la encabeza y el dirigente de la ONU por impulsar un evento que finalmente, a pesar del excesivo mercantilismo desarrollado alrededor del campeonato, contribuye a la disensión internacional y a volver los ojos a ese continente, sin duda alguna el más salvajemente explotado por las potencias colonialistas de todos los tiempos.
Debe reconocerse que, tradicionalmente, los mandatarios de los equipos participantes del partido inaugural asisten al mismo, pero ¿se imaginan al mandatario de cualquier nación en guerra poniendo a votación si asiste o no a esa ceremonia?
Por favor, que alguien le diga a Calderón que México sufre los efectos de una guerra, que las bajas definitivas rebasan las 23 mil, que los efectos devastadores abarcan extensas zonas del país, que las instituciones relacionadas con la procuración de justicia y las dependencias policiacas padecen una crisis estructural, que alguien le diga, por piedad.
En el colmo del cinismo y la frivolidad, (ni modo, que me perdonen los simpatizantes y miembros del PAN) pero no hay otros calificativos, Calderón resolvió finalmente asistir a un acto al cual no está obligado. Ante la andanada de críticas, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), mediante un boletín, justificó la gira de Calderón. Ahora resulta que su visita a Sudáfrica significará una “oportunidad única para posicionar a México como un importante interlocutor en la región” pues sostendrá, “además”, una reunión bilateral con Zuma, “con el objetivo de construir una relación que potencie las diversas áreas de interés entre ambas naciones”; que la visita “tiene el interés de ambos países de construir una relación prioritaria”.
¿Quién se cree semejantes patrañas?
N’ombre, no es todo, ya que vamos hasta allá, ahora resulta que Calderón lleva la intención de convertir a México “como un importante interlocutor en la región”. ¡Ah, es que nomás nos estaban esperando para darnos tan destacadísimo papel en el mundo!
Ay Calderoncito.
Y si creyeron que es todo, vean lo que sigue. La SRE, a casi cuatro años del inicio de la actual administración, nos desvela que ésta tiene una “estrategia de acercamiento de México con Africa”, la cual se iniciará con la conversación de Calderón con Zuma, “debido al peso político y económico que tiene ese país a nivel regional e internacional”.
¡Híjole! ¿Y por qué no nos habíamos dado cuenta que la administración tenía una estrategia de acercamiento a Africa? Ah, po’s es que no se había celebrado el campeonato mundial.
¿A quién pretenden engañar con semejantes argumentos? Una visita de Estado, que tenga como objetivo el establecimiento de más profundas relaciones comerciales, se prepara con muchos meses de preparación y Calderón lo decidió la semana anterior
¡Cuántas mentiras! ¡Cuánta hipocresía! ¡Pobre país!
¿Qué importa la puesta en vigor de la ley antiinmigrante de Arizona –que los gobernadores fronterizos repudian y en razón de lo cual decidieron no asistir a la reunión fronteriza que se celebraría en esa entidad? – ¿Qué importa el asesinato de Sergio Adrián Hernández Güereca, el adolescente asesinado por un agente de la Patrulla fronteriza de Estados Unidos, o el operativo en contra de los mineros de Cananea, o las protestas de los trabajadores electricistas, o la matazón del país que gobierna?
N’ombre, como el estribillo de hace unas semanas –“nos vamos al mundial, nos vamos al mundial”– el hombre al que se le cae el país (y no es una frase) no tiene más preocupaciones que irse a la fiesta futbolera.
¡Pobre México con estos gobernantes que nos prometieron el cambio!

martes, 8 de junio de 2010

Choque de trenes corporativistas

El Diario, 8 de junio de 2010
Luis Javier Valero
Tal y como ha sucedido a lo largo de la presente campaña electoral, los candidatos del PRI y del PAN anunciaron o celebraron actos con actores semejantes, o con intenciones muy parecidas.
Acostumbrados a la añeja realidad del manejo corporativista de las organizaciones sindicales, los priístas no tienen el menor reparo en recibir el respaldo de esas organizaciones, tanto de las “propias”, como la CTM, como de las formalmente ajenas, que es el caso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), cuya dirigente nacional, Elba Esther Gordillo, visitó Chihuahua el fin de semana anterior.
Los panistas tampoco tienen remilgos, siempre y cuando se trate de organizaciones y manifestaciones de las mismas, que los respalden a ellos, pero que critican acerbamente si el apoyo va dirigido a sus adversarios.
Así, mientras Gordillo respaldaba abiertamente a los candidatos del PRI –que lo son del partido creado por la maestra, el PANAL– los candidatos del PAN se pronunciaban enérgicamente en contra de tal actitud, pero casi al mismo tiempo Carlos Borruel recibía el respaldo de los dirigentes del sindicato del IMSS.
Nada puede haber tan antidemocrático como lo es la incorporación automática de los trabajadores asalariados –por el solo hecho de serlo– a los partidos, en especial a los partidos gobernantes; tal postura atenta violentamente a la libertad del voto y al derecho al trabajo.
¿De dónde acá, con argumentos basados en las concepciones democráticas, es válido sostener, impulsar y aceptar el apoyo de organizaciones sindicales en las que debiera existir la más amplia libertad de participación política y no lo que sucede en los dos casos mencionados ahora, en los que, siendo trabajador del magisterio o de la institución de seguridad social y miembro, por tanto, de su sindicato, se está obligado a apoyar al candidato que la cúpula sindical ha determinado?
Se podrá argumentar lo que quieran, que hemos avanzado en tal y cual sentido en materia electoral, y en lo general en desarrollo democrático, pero una de las características esenciales de los regímenes fascistas fue el que las organizaciones sindicales eran parte del partido gobernante.
Esa es la realidad, harto representativa del atraso democrático del país, que muestra en los hechos el oportunismo de las cúpulas sindicales.
No hay duda de tal aserto, pero si lo dudáramos, recuérdese que el dirigente nacional del sindicato del IMSS, Baldemar Gutiérrez, coqueteó hasta el último momento, antes de las elecciones federales del 2009, con el PRD; ya con el tiempo encima, el PAN le ofreció un mejor lugar en las listas plurinominales y ahora lo tenemos como flamante diputado federal de ese partido.
Por eso no es raro que sus compañeros de élite sindical le dieran todo su respaldo al candidato del PAN, Carlos Borruel “y se comprometieron a trabajar duro en la promoción del voto para ser la diferencia en el triunfo” de este partido.
¿Y la Gordillo? N’ombre, es el desiderátum de la clase política mexicana. En tanto que uno de sus más cercanos colaboradores, Miguel Ángel Yunes, es el candidato del PAN al Gobierno de Veracruz, en Chihuahua hace alianza con el PRI.
Pero flacos favores vino a hacerles a sus amigos, lanzada en contra de Borruel, descalificó la promesa de campaña de éste, en cuanto a que la educación, dice, será gratuita. Ni tarda ni perezosa, la maestra se lanzó a pontificar que las cuotas escolares no desaparecerán “por considerarla (la promesa) un verdadero engaño” pues el gobierno, sostiene, no aporta recursos económicos para el mantenimiento de las escuelas.
Y ahí aparece la paradoja pues la mayoría de las organizaciones de padres de familia se identifican, por supuesto que corporativamente, ¡con el PAN! y han sido utilizadas como punta de lanza en las campañas en contra del uso del condón, en contra de la aprobación del aborto, en las campañas en contra de la aprobación de los matrimonios.
¡Híjole! ¿Entonces cómo hacerle, si las autoridades están impedidas a cobrar cuotas escolares y Borruel impediría que las cobraran las agrupaciones de padres de familia, y éstas son las más cercanas –ideológicamente– a su partido?
No se preocupen, son las contradicciones de quienes, dicen, están empeñados en el desarrollo democrático de la nación… y hacen las mismas cosas que efectuaban los gobernantes de hace 60, 50, 40, 30, 20 años…

domingo, 6 de junio de 2010

Debates, regaños y sospechosismo

El Diario, 6 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Ni por dónde empezar, ni cual tema dejar fuera ¿Cómo no comentar el primer debate de los candidatos al Gobierno de Chihuahua, o dejar fuera la regañada de Gómez Mont a reporteros, medios de comunicación, legisladores y gobernantes, diputados incluidos; o el montaje de los mamotretos contra Borruel y la posterior renuncia de Ramón Serna a la presidencia de la Asamblea Municipal Electoral de Chihuahua?
Y más difícil no caer en el lugar común de definir quién fue el ganador del primer round entre Carlos Borruel y César Duarte y condolerse por un evento tan flojo, en el que el rasgo distintivo fue la repetición cansina de las propuestas efectuadas por los aspirantes en las semanas previas.
El debate mostró terribles carencias en dos aspectos, el del formato y el del contenido de los candidatos, estos más preocupados (lógicamente), por aparecer como los triunfadores del mismo, que por la profundidad de las medidas y programas propuestos, a tal grado que en varios tramos mostraron nerviosismo extremo lo que los llevó a equivocarse o a enderezar largos “rollos” sin fondo ni sustento.
En esas condiciones, Duarte y Borruel mostraron ampliamente sus cualidades y defectos. Podrán expresarse calificaciones de quién fue el ganador, pero en los aspectos de fondo, en los que importan verdaderamente, se mostró más consistente el priísta.
El gran ausente fue la falta de un programa de gobierno, de choque, acorde a las extremas condiciones en que vivimos, urgidos de verdaderos golpes de timón en las políticas gubernamentales y no aderezados cambios, ofrecidos en un debate que lo fue todo, menos un debate sobre la vida de los chihuahuenses, en donde el rasgo común fue la pretensión de ganarse, a como diera lugar, las simpatías de los pocos ciudadanos espectadores del celebrado en el antiguo Paso del Norte el miércoles anterior, sin que se ofrecieran planes o programas de gobierno distintos a lo que ya se ha hecho o se esté haciendo.
La inseguridad y las crisis económicas fueron los principales temas de un debate que no fue tal pues el formato no permite la confrontación de propuestas o ideas (nunca tuvo esa virtud) y lo que es peor, sólo da pie a que los candidatos, en el mejor de los casos, se lancen puyas que pueden, o no, ser contestadas, y a que cada quien hable sobre distintos temas sin que el elector tenga oportunidad de sopesar las diferencias o coincidencias de las posturas, en especial esa sección en la que cada quien responde una pregunta distinta es un monumento al kafkianismo.
Si en ese momento los candidatos respondieran la misma pregunta y luego debatieran sobre ella, permitiéndose que descalificaran cada uno los argumentos de los otros, todos saldríamos ganando.
Ese formato, entre otras cosas, contribuyó a que el debate lo vieran sólo 2 de cada 10 personas, según un sondeo telefónico efectuado por El Diario-Juárez, resultado nada distinto al obtenido por otros medios de comunicación.
Inalterables los guiones de los dos más fuertes aspirantes, insistieron, el panista, en achacarle a la instancia estatal la principal de las responsabilidades –el 90% de los delitos son del orden común, insistiría– y el priísta en endilgárselas a la federación.
Mención aparte merece el flojo desempeño del perredista Luis Adolfo Orozco quien sólo logró asentar su lejanía política de los candidatos emergidos del PRI y del PAN.
No hubo, ni en Borruel, ni en Duarte, el menor asomo de autocrítica a sus respectivos gobernantes, en medio de la sangre y la desesperación de los habitantes de la ciudad más violenta del mundo, no hilvanaron un diagnóstico integral, ni, por supuesto, una propuesta semejante a la terrible situación de la mayor de las ciudades fronterizas de México.
No, todo está bien con los de acá, los míos, y todo está mal con los de allá, los adversarios, por ninguna parte apareció, ni en estos momentos, la mesura del hombre de Estado que es capaz de superar las diferencias irreconciliables y proponer un pacto político para superar, todos juntos, la gravísima crisis que padecemos.
Así, los defectos, rezagos, carencias, omisiones y conductas erráticas del otro, son las mismas que padece el acusador. Se llegó a extremos verdaderamente incomprensibles como el de que, a contrapelo de la propuesta de Felipe Calderón y todos los gobernadores (¡hasta los del PRD!) Borruel se pronunció en contra de la policía única y Duarte casi se erigió en el autor de tal iniciativa para, a continuación, decir que no se desaparecerían las policías municipales en tanto no se modificara el artículo 115 constitucional, cuando precisamente se trata de eso la propuesta de Calderón y la Conago, de reformar ese articulado para dar curso a las policías estatales.
En esa feria de desaciertos, Borruel mostró cual sería la tónica de llegar al gobierno –más policías, más patrullas, más pistolas– pues desestimó que la inseguridad y delincuencia sean consecuencia de la pobreza y de la crisis, son, dijo, resultado “de la impunidad y ausencia del Estado de Derecho que ha convertido a nuestro estado en el paraíso de la delincuencia” y ni por asomo se atrevió a considerar que la mayor parte de los detenidos por las fuerzas federales –o de las estatales–, acusados de delitos del crimen organizado, han sido liberados por ¡jueces federales! o que Juárez, desde hace más de dos años está ¡tomada por las fuerzas federales y los índices delictivos, de todo tipo, se catapultaron, y no sólo los del crimen organizado, sino, precisamente por eso, porque las bandas delictivas le disputan al Estado Mexicano, entiéndase bien, al Estado Mexicano, la preeminencia de la gobernabilidad!
A su vez, Duarte no cambió un ápice su discurso previo, la inseguridad, insistió y tiene razón, en que “la inseguridad en Chihuahua no es distinta a la del resto del país, porque el desgobierno que hoy impera en México ha generado en la entidad un ambiente difícil”, pero ni por asomo esbozó una, así fuera leve, crítica a lo realizado por la actual administración en ese rubro.
A su vez, en uno de los pocos momentos atinados del perredista Luis Adolfo Orozco, sostuvo que la estrategia aplicada por Calderón en Juárez no es para resolver el clima de inseguridad o rehacer el tejido social, sino para recoger “los votos de los juarenses”.
Pero ninguno planteó en serio la profunda transformación necesaria en la entidad, particularmente en Juárez, y Borruel, olvidando la estrecha relación existente entre los trabajos impulsados en el sexenio de Barrio (la absoluta mayoría de la maquila) y el abandono de la niñez y juventud, elogió insistentemente aquel sexenio por la creación de tantos empleos, caracterizado (y los juarenses lo recuerdan bien) por la acelerada y eficaz pavimentación de las vialidades de los lugares donde se asentaban las plantas maquiladoras que diligentemente –¡Oh, benditas coincidencias ¿Cuándo dejarán de atosigarnos?! – construía el hermano del gobernador de entonces.
Duarte insistió en su esquema de desarrollo regional y en impulsar fuertemente las actividades primarias a través de la exportación, después de añadirles a los productos valor agregado.
Pero ninguno planteó en concreto cómo afrontar el problema de la falta de empleos, de escuelas, de cuántas escuelas de tiempo completo se construirían, del quehacer con tantos jóvenes ni-nis, del cambio de modelo de la industria de transformación que debe impulsarse, ninguno se acordó de la desgracia minera en que nos hemos convertido, lugar de exacción y de ínfimos beneficios de tan redituable actividad para sus modernos explotadores
Todos abonaron a la idea de impulsar la educación, y ahí Borruel cometió un garrafal error, en lugar de demostrar su apoyo al impulso de la Ciudad del Conocimiento, (proyecto impulsado por el gobierno federal, elogiado y presumido por Calderón, inaugurado por Alonso Lujambio y en el que participan la Unam y el Politécnico Nacional) en tono casi despectivo afirmó que se debería de cambiar de lugar tal proyecto, y que es un proyecto multimillonario, cuya inversión supera, con mucho, la capacidad del gobierno estatal y la Uacj y, por tanto, es un proyecto más allá de las fronteras partidarias.
¡Ah, pero es que el rector, Jorge Quintana, fue mencionado como posible coordinador de la campaña de César Duarte y por si fuera poco, es hermano del irredento diputado perredista Víctor, del mismo apellido.
No es chauvinismo, lo que se haga (lo que se hace) y lo que de deje de hacer en la mayor de las ciudades fronterizas de México, retratará nítidamente a la clase política. Lo que vimos en el primer debate no es para echar las campanas a vuelo, al contrario.
El énfasis de Borruel en asumirse como el líder que se necesita ¿Será coincidencia que esa sea la principal crítica del líder de la Coparmex-Chihuahua, César Chávez, al gobierno de Reyes Baeza?
Bueno, pues se acabó el espacio, y ya se nos quedaron fuera infinidad de aspectos, pero no hay problema, el martes se repetirá ¿Será? el debate, ojalá tengamos de más cosas que alegrarnos.

jueves, 3 de junio de 2010

Debate, solo un tema: Seguridad

El Diario, 1 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Por distintas razones electorales, pero los dos más fuertes candidatos al gobierno de Chihuahua, el del PRI, César Duarte, y el del PAN, Carlos Borruel, aceptaron la propuesta que inicialmente hiciera el del PRD, Luis A. Orozco, de efectuar dos debates, uno de ellos en Juárez. Hoy se realizará, sin que se supiera hasta el mediodía de ayer, cuantos medios se involucrarían en la difusión directa del mismo, como si tal hecho no tuviera la importancia que implica la celebración de un evento, acaso el más importante de cualquier campaña electoral.
El escenario en el que debatirán los aspirantes no podía ser peor. Juárez es hoy, por desgracia, el escaparate que mejor refleja la incapacidad de toda la clase política, su impreparación para conducir al país en lo general.
Ahora ocupa la mayor de las atenciones la gravísima crisis de seguridad pública de todo México, pero sobre todo la abatida sobre Juárez. Refugio de cientos de miles de compatriotas, arrojados de sus lugares de origen (y no sólo del resto del país, también del Estado Grande) por la crisis económica, arribados a una ciudad que poco recibe del gobierno federal para afrontar problemas que rebasan sus capacidades, sede de una equivocadísima política económica, sustentada básicamente en las empresas “golondrinas”, y por si fuera poco, una de las rutas más importantes, en el mundo, del trasiego de drogas y dinero.
Sintetizado en aquellos rubros el complejo escenario del debate de hoy, debe añadírsele todo lo relacionado con la procuración y aplicación de justicia y en las supuestas o reales omisiones cometidas por la instancia de gobierno en manos del partido de enfrente.
Y ahora, sede de las políticas “sociales” de los gobiernos, razón por la cual ahora sostienen una soterrada lucha el gobierno federal y el estatal, presos de sus pretensiones en no dejarse arrebatar -mediante el uso de despensas, regalos, prebendas de todo tipo, agua, etc.-, el poder, o de alcanzarlo usando los presupuestos a su alcance.
No está por demás decir que en estos renglones -¡Quién lo iba a decir!- lleva notoria delantera el partido que durante la década de los 80’s vendió a los mexicanos que encarnaba el cambio. Escandaloso ejemplo de tal conducta es el programa “Todos somos Juárez”. Que a propósito de su estridente campaña acusando a los priistas de “piratearse” sus propuestas, el nombre de ese programa deriva de la consigna coreada por decenas de miles, en febrero de 1995, en el Angel de la Independencia, que decían: “Todos somos Marcos”, en alusión al comandante guerrillero del EZLN. ¡Vaya coincidencias!
¿Tendrán justificación las acusaciones de Borruel hacia la instancia estatal como la principal causa de la inseguridad vigente? ¿De veras puede un gobierno estatal afrontar, solo, tal situación? ¿Tendrá razón Duarte en acusar solamente al gobierno federal del mismo fenómeno?
¿Tendrán razón en usar tal problema como arma de campaña? ¿Quién les creerá que una vez terminada la misma, el ganador podrá actuar de manera “coordinada” con el resto de los niveles de gobierno, si durante estas semanas se la pasaron descalificando a los de enfrente?
¿Piensan que la ciudadanía cree que lo sufrido hasta ahora es fruto de la acción de un solo nivel de gobierno?
¿Menos aún si lo propuesto por ambos, es más de lo mismo que hasta ahora hemos tenido en materia de seguridad pública, y las propuestas efectuadas parecen más encaminadas solo a obtener votos de quienes están hartos de la inseguridad?
En los países con pena de muerte ¿Ha disminuido la ola homicida? ¿Lo ha hecho con la instauración de la cadena perpetua?
Bueno, pues no hay que ir muy lejos. Aquí en Chihuahua, hace ya años que se elevaron las penas para los feminicidas, el único problema es que no les avisamos de tal reforma a esos criminales y la tasa de asesinatos contra mujeres se fue por las nubes en los dos últimos años.
Y el modelo de coordinación propuesto por Borruel, el de Baja California, tampoco ha ofrecido mejores resultados ¿Por qué? A po’s es que allá no se disputan los cárteles, el de Sinaloa y el Juárez, la plaza y la ruta, pero pregúntenles a los habitantes de Zacatecas, Durango, Jalisco, Nuevo León, Nayarit y Guerrero, solo por mencionar a los estados de las matanzas del domingo, si allá no existen, también, operaciones “coordinadas” como las de acá.
¿Será ese el debate de hoy?
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

Transmision negociada

El Diario, 3 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Por aspectos estrictamente técnicos (y también porque el espacio dominical es más adecuado) no comentaremos hoy el primero de los debates celebrados entre los candidatos al Gobierno del Estado, pero sí un aspecto extremadamente importante que no deberá soslayarse: La difusión y transmisión del mismo a través de los medios electrónicos de comunicación. Sólo como fruto de la negociación y de los buenos oficios de los integrantes del Consejo General del Instituto Estatal Electoral (IEE), y especialmente de su presidente, Fernando Herrera, es que, contrariamente a los debates celebrados hace tres años entre los candidatos a las alcaldías, en esta ocasión los empresarios de la radio y televisión accedieron a transmitir por un número muy importante de estaciones de radio en todas las ciudades que cuentan con ellas; y que, además, Canal 44 de Juárez (estación productora de la señal, cedida a las demás cadenas de manera gratuita y sin identificación de canal) y Televisa lo transmitieran en Juárez, Chihuahua y Parral. A su vez, el debate del 8 de junio a celebrar en Chihuahua capital, será transmitido por televisión, a partir de una señal originada por Televisa. En ambos casos la señal será “subida” al satélite. De ahí cualquier empresa televisora que así lo desee la podrá “bajar”. Para llegar a tan reconfortante noticia fue menester que el Consejo General del IEE delegara en su presidente la facultad de negociar con los empresarios la posibilidad de que se transmitiera. ¿Por qué se llegó a tal extremo? Pues, es que los empresarios (y esto es un rumor que varias columnas políticas de distintos medios publicaron en los días previos) de la comunicación electrónica exigían que esas transmisiones fueran pagadas. Pero como la legislación vigente prohíbe la contratación de propaganda política en esos medios, el órgano electoral estaba impedido de hacerlo. ¿Y entonces? Po’s a darle espacio a la negociación. Todo muy bien, pero usar tal instrumento sólo nos lleva a la conclusión que estamos frente, otra vez, a la discrecionalidad de quienes usufructúan un bien público, es decir, el espacio aéreo que por disposición constitucional, es propiedad de la nación, razón por la cual los empresarios de esta industria, o son concesionarios o son permisionarios y, por tanto, sujetos –se supondría– a mayores restricciones para usar de manera tan discrecional y tan contraria a los intereses de la mayoría de la nación tan redituables negocios. 

Estamos frente a otra de las consecuencias de la parcial reforma electoral aprobada en 2008 en la cual no se le fijaron límites a eventos como el comentado hoy pues en estricto sentido la celebración de un debate como el de ayer, ordenado por la legislación vigente, convocado, conducido y realizado por el órgano electoral, no es la contratación de propaganda política, mucho menos de alguno de los contendientes; es, ni más ni menos, el evento más importante –fuera de las elecciones– que celebra el IEE y cuya importancia rebasa el ámbito de lo político. No debiera, por tanto, en esta concepción, existir margen para la negociación, bastaría con asentar en la legislación, federal y estatal, tal premisa para que los debates organizados por los órganos electorales debiesen, obligatoriamente, ser transmitidos por todas las estaciones de radio y televisión del área involucrada electoralmente. Ahora salió bien la negociación, pero ¿qué tal en una futura en la que los empresarios se negasen a transmitir los debates? ¿Se imaginan cuánta difusión alcanzaría el evento, circunscrito sólo a quienes lo presenciaran y lo que lograran asentar en sus notas los reporteros de los medios de comunicación impresos, digitales y demás? No es un secreto asentar que en buena medida los llamados poderes “fácticos” son los responsables de esta pospuesta transición a la democracia, –o quizá interrumpida para quién sabe cuánto tiempo– denominación que en realidad esconde a quienes, no solamente son los más poderosos propietarios de las más grandes y ricas empresas, sino que, además, son copropietarios de las más importantes cadenas televisivas y radiofónicas del país, los mismos que tienen en los más populares conductores de sus programas a sus principales voceros. Así que, alegrémonos de tan amplia transmisión; pero no tanto, en lugar de ordenarla, se debió negociar para que se efectuara.