domingo, 4 de junio de 2023

EdoMex: Puede determinar el 2024




El Diario, 4 de junio de 2023 

Luis Javier Valero Flores 

La elección del EdoMex, que hoy se realiza es, quizá, la más importante, previa a la presidencial del próximo año. Podría ser decisiva en la definición de ésta.

Todo dependerá no solo de quién gane la contienda mexiquense, sino del margen con que lo haga.

Seguramente que los lectores nos disculparán de no abordar un tema en el que tengan particular interés los chihuahuenses, pero lo que hoy resuelvan los mexiquenses repercutirá, probablemente, en todo el país.

Por muchas razones el EdoMex es muy representativo de lo que ocurra en el país en 2024. Casi siempre ha sido así. Su población se parece, en muchos de sus aspectos, por estratos y zonas, a la del resto de México.

Además, como es del conocimiento generalizado, tiene el número de electores más grande (12 millones 660 mil), que representa el 13.3% del total nacional.

Ahí se juega, sin exagerar, el resultado de las elecciones presidenciales, dependiendo del modo en que emerja una ganadora:

Si Morena ganase por los márgenes que la mayoría de las encuestas señalan, por diferencias superiores al 10% de los votantes (calculando que vote el 53% del padrón) querría decir que tendría una ventaja de 670 mil votos frente a la candidata de la oposición, porque en ese caso cada punto porcentual representará 67 mil 90 votos.

Trasladado ese escenario para el próximo año, significaría que Morena y su candidato llevarían, de entrada, esa ventaja, casi 700  mil y, quizá, más que esos, en virtud de que en las elecciones presidenciales se eleva la participación electoral.

Esa ventaja probablemente fuera suficiente para contrarrestar la hipotética ventaja de la oposición en la CdMx, ésta sustentada no sólo en las encuestas de este año, sino en los resultados del 2021, en las que Morena perdió 9 de las 16 alcaldías, además de un sinfín de diputaciones locales y federales, en las que, sin embargo, el partido gubernamental mantuvo la mayoría.

En otro escenario, el de un cerrado triunfo de Morena, entonces se verían en problemas pues las votaciones obtenidas en EdoMex, al estar, en la práctica, (para los fines de la votación nacional) empatados, el resultado de la elección mexiquense no significaría nada (en los términos establecidos, pero que, como en todos los casos, se deberá pelear palmo a palmo) para el recuento total de la elección nacional. 

Por supuesto que ganar tiene un indudable golpe político para los morenistas y, por supuesto, en sentido contrario para la oposición, pero ésta obtendría una paradójica ventaja, la de no tener que “cargar” en adelante con el desprestigio del PRI, que habría perdido la más preciada de sus joyas estatales, ya que se colocaría, todavía, como un integrante fuerte del bloque opositor, pero en el que ya no sería el partido mayor de este, lo que recaería en el PAN; por eso el hecho de perder por poco les daría la ventaja de no tener que enfrentar desventajas en el centro del país y, por otra, podrían, como se asentó arriba, tener la ventaja en la CdMx, lo que prefigura un escenario presidencial nada bueno para Morena en las entidades con los dos padrones electorales más grandes el país.

Tanto en este escenario, -el del triunfo morenista por escaso margen- como en el del triunfo de la oposición, que sería, de darse, también, por una pequeñísima diferencia, le daría a ésta una más que necesaria bocanada de aire fresco y motivaría a que una parte más importante del electorado llegase a pensar en la posibilidad de que el partido de López Obrador sí pueda perder.

De ser así, entonces el principal escenario se resolvería, probablemente, en el resto de los centros urbanos del país, especialmente los de mediana población y particularmente en las zonas de la llamada “clase media”, concepto que engloba a muy diferentes estratos sociales los que, unos más que otros, -así se autoconsideran- a pesar de que los ingresos económicos familiares sean tan dispares, como entre los que los tienen en alrededor de los 50 mil pesos mensuales (más cercanos a la mayoría de las definiciones, a los que se considera con un mayor porcentaje de rechazo al gobierno de AMLO) y las familias que los tienen por debajo de los 30 mil, muchas de las cuales se consideran también, a sí mismas, como clases medias.

Y ahí está una de las fortalezas del régimen pues en la absoluta mayoría de las familias de “clase media”, pero con ingresos menores a los 30 mil pesos mensuales, por lo menos uno de sus integrantes es receptor de alguno de los programas sociales del Bienestar y en muchas ocasiones hasta dos.

De acuerdo con una encuesta de abril de este año, del periódico El Financiero, el 73% de las personas encuestadas de las que dijeron que irían a votar y lo harían por Morena, son beneficiarias de alguno de los programas sociales.

Así, paradójicamente, a pesar del discurso presidencial -por el bien de todos, primero los pobres- y de su rechazo a reconocer que finalmente el porcentaje mayor de beneficiarios de sus programas no es de ese estrato social, sino del inmediato superior -por ingresos- que es, con mucho, un sector que vota más que el inferior, es el que le puede otorgar el mayor porcentaje de votos.

Así que ese discurso de la oposición acerca de que “las clases medias votarán en contra de Morena” puede no apegarse tanto a la realidad, cuando se hacen estas precisiones que cualquier estratega electoral, de las dos fuerzas en pugna, lo saben.




Ahora bien, de ganar Morena, por cualquier porcentaje, lo hará sobre la base de dos variables. 

Una, la de su indudable fuerza, generada por el hecho de ser gobierno y, dos, la de que sectores muy importantes de la sociedad tienen muy presente, al momento de estar en la mampara y votar, los largos años de gobiernos corruptos del PRI. 

Difícilmente lo olvidan muchos, muchos mexicanos y el EdoMex ha sido gobernado, hasta ahora, por uno de los más consolidados grupos de ese partido, al grado de mantener el control sin pausas desde 1929, con el ancestro del PRI, el Partido Nacional Revolucionario (PNR).

Por otro lado, de darse un triunfo de la oposición, no solo le darían un mentís a Movimiento Ciudadano (MC) -de Dante Delgado- que a unos días de la elección se lanzó a denostar al PRI (que muchas voces se explican por, dicen, un severo apretón presidencial), sino que le daría un tanque de oxígeno al partido del viejo régimen pues en una sola jornada se habría mantenido en el gobierno en Coahuila (que todo hace suponer que ahí ganará) y EdoMex.

Por añadidura, la oposición entraría a la elección con más bríos; pero con el elevado riesgo de que las ambiciones se desataran sin control alguno, algo que no está lejos de la realidad, que refuerza el hecho de que hasta estos momentos, a menos de 90 días de que inicie el proceso electoral aún no cuenten, ya no digamos con el procedimiento para designar a su candidato, sino que ni siquiera un aspirante despunte notoriamente por encima de la infinidad de los que han aparecido en las últimas semanas.

Para derrotar a Morena necesitan un solo candidato, uno, de toda la oposición pues si se presenta uno de la alianza PAN-PRI-PRD y otro de MC, entonces las posibilidades del triunfo serían para los seguidores de López Obrador, sin duda.

Puede cambiar el escenario, en un año puede ocurrir todo, pero visto a esa distancia todo nos lleva a pensar que ese escenario es el más factible.

Y como antes, en tiempos del viejo régimen, la posibilidad de que triunfe la oposición se basa en lograr una mayor participación electoral.

Pero en esa entidad siempre gobernada por el PRI ¿A qué bloque partidario lo considerará la mayoría de los electores?

Importa establecerlo porque seguramente podría presentarse de acuerdo con cada zona geográfica, dependiendo de la fuerza mayoritaria en ella y si la mayoría de los electores de las zonas en las que cuentan con más elevados ingresos económicos, estratos en los que existe un mayor rechazo al presidente, salen en más altos porcentajes que los de las zonas con predominancia morenista (en el oriente del EdoMex, pero no solo, también en los conglomerados urbanos con hegemonía prianista) entonces estaremos frente a una elección que se definirá por escaso margen.

Y es que en las elecciones del 2011 la participación fue del 45.3%; seis años después, en 2017, en una cerradísima elección, votó el 53.7% con el triunfo del priista Alfredo del Mazo por 2.8 de ventaja frente a Delfina Gómez.

La encuesta de El Financiero, publicada el 29 de mayo -ventaja de Morena por 10 puntos- ubicó la participación electoral en el 51%, frente a un universo del 12% de indecisos, por lo que la oposición abriga esperanzas en que si aumenta tal porcentaje la mayoría lo hará por ellos.

¿Si sale más gente a votar en el EdoMex, gana la oposición? ¿O avasallará Morena y se aprestará a refrendar la presidencia?

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022

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jueves, 1 de junio de 2023

¡Ni qué hacer!



El Diario, 1 de junio de 2023 

Luis Javier Valero Flores 

De veras, ya no hay nada que hacer luego de dos de las declaraciones del presidente más recientes, ambas en materia de seguridad pública y el combate al crimen organizado.

Por supuesto que las dos deben confrontarse, y se confrontan, con la realidad imperante.

Luego de años de sostener la inexistencia de zonas o regiones controladas por el crimen organizado, víctima de su incontrolada e impreparada alocución matinal, el presidente se ufanó -eso pretendía, dada su inveterada manía de colocar todos los acontecimientos a la luz de la aceptación popular de su gobierno, en vías de la siguiente elección presidencial- de que a nosotros “nos respetan los narcos en retenes”. (Nota de Claudia Guerrero y Antonio Baranda, Reforma, 30/5/23).

En lo que fue una inusitada aceptación, explícita, al relatar, presumiendo, que “los Servidores (de la Nación, los trabajadores de la Secretaría del Bienestar) que trabajan en la ejecución de los programas sociales de la Secretaría del Bienestar han llegado a ser retenidos en comunidades por esos bloqueos, pero que son respetados al ser identificados como parte del Gobierno federal”. (Ibídem).

“Hay casos en donde detienen a alguien de los que trabajan en las comunidades, algún grupo de la delincuencia, pero como usan un chaleco ya los identifican y los respetan”. (Ibídem).

El presidente no abundó en más detalles, incluido el hecho de no informar si las corporaciones de seguridad emprendieron alguna acción encaminada, porque, finalmente, si bien es un problema -de todo tipo- que los trabajadores federales pudieran ser molestados por los criminales, lo es mayor para la población de esa zona, para la que se advierte, a juzgar por los hechos, el gobierno no ha sido capaz de emprender acción alguna, derivada de una adecuada estrategia que nos llevara a una real disminución de la incidencia delictiva.

Y si el mandatario se ufana de que a “sus” trabajadores no los molestan, quiere decir que no tenemos defensa alguna como sociedad.

Los hechos siempre regresan por sus fueros. 

Hace un año, el 30 de mayo, el presidente visitó Guadalupe y Calvo, centro permanente de disputas de las bandas del crimen organizado, al igual que amplias zonas de La Tarahumara. 

Pues bien, en medio de la visita presidencial, grupos de periodistas que enviados por sus empresas dan cuenta de la actividad presidencial fueron detenidos a menos de 20 kilómetros de la cabecera municipal, lugar en donde se desarrollaba la reunión con el presidente y la gobernadora.

Fueron detenidos por un retén de criminales. Cuestionado, después, sobre ese incidente, que forma parte de la cotidianidad serrana, negó esa influencia, así como ha negado reiteradamente la presentación de masacres.

La ineficacia de los agrupamientos encargados de la seguridad pública en el país en el presente sexenio es proverbial, a grado tal que ahora hasta las familiares de los desaparecidos (as) le han planteado un pacto a las bandas criminales ¡Al que ve con buenos ojos el presidente, sin parar mientes en que la desesperación de las mamás (fundamentalmente) las ha llevado a mostrar cruelmente la magnitud del fracaso del gobierno de la 4T en esta materia!

Al grado de pedirle a los narcotraficantes un pacto ¡Inconcebible!

Por todos lados brotan los datos de la ineficacia gubernamental, si nos guiemos por lo realizado por la Guardia Nacional. 

Mientras la Secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, y el presidente, presumen que las tendencias van a la baja en varios índices delictivos, según los datos del INEGI (dirigido por un hombre designado directamente por el presidente López Obrador) muestra un acelerado declive del número de detenciones efectuadas por ese agrupamiento (en 2022 efectuó 3 mil 7) lo que representó una salvaje disminución de ¡63.5% respecto del año inmediato anterior, 2021 (8 mil 258)!

Esas cifras son demostrativas de la ineficiencia de la Guardia Nacional, cuando se trataba que, por lo menos, actuase como una corporación que coadyuvase eficazmente a las policías locales en el combate a los criminales.

A lo mejor tenía razón el presidente López Obrador en enviar a 5 mil elementos de la GN a vigilar que no se incendiasen las llantas del Metro.

Envió a esa tarea a más guardias que a Chihuahua, entidad que no baja de los primeros seis lugares en homicidios cometidos en su sexenio, y quintuplicó el número de guardias en Juárez, vamos, ni siquiera con la búsqueda del Chueco en La Tarahumara se trajeron muchos más guardias para hacer de la sierra una zona mucho más segura que hoy.

Probablemente ahí se concretó un acuerdo no buscado (o a lo mejor sí), pues fueron los mismos criminales los que lo encontraron y lo ejecutaron por haber “calentado” la región.

¡Qué cosas!

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022

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martes, 30 de mayo de 2023

Vodevil con olor a “Juanito”




Aserto.mx, 30 de mayo de 2023

Luis Javier Valero Flores 

No podía ser de otra manera, ante la presión del presidente López Obrador, las dirigencias de los partidos Verde Ecologista (PVEM) y del Trabajo (PT) anunciaron que apoyaría al candidato de Morena al gobierno de Coahuila, Armando Guadiana y que, por tanto, no llamarían a la sociedad coahuilenses a votar por sus respectivos candidatos, Lenin Pérez y Ricardo Mejía Berdeja, éste último de muy triste memoria para los productores de la zona centro-sur de Chihuahua.

El episodio nos retrotrajo al protagonizado por Rafael Acosta, alias “Juanito", quien contendiera por la delegación Iztapalapa bajo las siglas del PT, en el 2009.

La dirigencia de este partido, que es la misma de entonces, y Juanito aceptaron el trato propuesto por López Obrador, consistente en que luego que el Tribunal Electoral cancelara la candidatura de Clara Brugada como representante del Partido por la Revolución Democrática, PRD, a solo unos días de celebrarse las elecciones, este partido, sus dirigentes y AMLO llamaran a votar por Juanito,en el acuerdo de que una vez obtenido el triunfo para las siglas del PT, renunciara en favor de Brugada.

Casi lo logran pues Juanito, luego de aceptar el acuerdo y ganar las elecciones en las que participó López Obrador hasta el día final, un día, inopinadamente, ya con Clara Brugada en funciones, regresó a tomar posesión.

Lo convencieron ¿Cuánto les costó a los dirigentes del PRD y a su líder de entonces, que se aprestaba a convertirse en candidato presidencial por segunda ocasión en 2012?

Pero si en esa ocasión podía argüirse que se rechazaba la decisión del organismo electoral y se llamó a votar por alguien que hasta antes de la decisión del tribunal Electoral, ahora no existe tal atenuante.

Simple y sencillamente el líder de ese movimiento, que se ha puesto al frente de la organización electoral del mismo, los llamó al orden y los dirigentes nacionales del Verde y del PT, sin siquiera avisarles a sus candidato, obedecieron sin chistar y han escenificado uno más de los vodeviles a que nos tienen acostumbrados.

Además de la ausencia de la mínima ética política, que los llevara a respetar a los ciudadanos, en el aire se quedará para el domingo si la fuerza política del presidente se mantiene en los niveles de aquel episodio.

Hasta el día de hoy las encuestas mostraban que las preferencias por Mejía, del PT, giraban alrededor del 20%, por 7-8 del candidato de la alianza del Verde con el partido local UDC.

¿Los simpatizantes de esos partidos cambiarán el sentido de su voto y votarán por el candidato de Morena?

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022

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domingo, 28 de mayo de 2023

¡Qué lejos de Zedillo!



El Diario, 28 de mayo de 2023 

Luis Javier Valero Flores 

Por muchas razones es recordado el presidente Ernesto Zedillo, la absoluta mayoría de ellas negativas; tres acciones de su gobierno se recuerdan positivamente, sobre todo a la luz de las últimas resoluciones de los dos organismos electorales del país: El Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF, en adelante Tribunal), en relación a las acciones del presidente López Obrador.

Zedillo, una vez ungido presidente, declaró que la elección de la cual salió ganador, había sido “legal, pero inequitativa”, refiriéndose, sin duda, al derroche de recursos de todo tipo desplegados por el entonces  partido hegemónico en México, el PRI, para favorecerlo en la elección del 1994.

Y sin darle tiempo de respirar a la “nomenklatura” de su partido, como la había denominado Carlos Salinas, su antecesor y designador, de inmediato declaró que en su mandato existiría “la sana distancia entre el partido y el gobierno”.

La tercera razón por la que hoy se le menciona es el hecho de que, sin oponer obstáculo alguno, entregó la presidencia al panista Vicente Fox, quien la había ganado en la elección del 2000, la que fue una especie de referéndum: ¿Que siga el PRI o no?

Por supuestos que hubo matices y hechos contradictorios en los tres  temas, entre ellos la intentona de no entregar la dirigencia de la Cámara de Diputados, en la primera ocasión en la que el PRI perdía la mayoría en ese órgano legislativo, 1997; y, por supuesto, el “Pemexgate”, que fue el mecanismo por el cual el gobierno zedillista, vía Pemex, financió la campaña presidencial priista.

Pero en su gobierno se efectuaron las más profundas reformas al sistema electoral mexicano: En adelante el Secretario de Gobernación ya no sería el presidente del organismo electoral, se acotó seriamente el financiamiento privado a los partidos y se designaron consejeros electorales, ajenos a los partidos políticos, que marcaron el rumbo de la vida electoral nacional, hasta la fecha.

De aquellas fechas proviene la intención, sobre todo de la oposición de izquierda, de darle equidad a las contiendas electorales y la extrema prohibición al uso de recursos públicos para favorecer a algún partido.




Pues bien, las resoluciones de los organismos electorales establecen que el presidente López Obrador “vulnera la equidad de los comicios de Coahuila y Estado de México…”. (Artículo de Reforma, El Diario, 27/5/23).

A ocho días de las elecciones de Coahuila y Edo Mex, las autoridades electorales precisaron que cuando el presidente expresó lo siguiente, en la conferencia mañanera del 11 de mayo, violó la ley: “… ¿quieres que regresen los corruptos? Ya sabes por quién vas a votar. ¿Quieres que siga la transformación? También ya sabes. ¿Quieres que continúen las pensiones para los adultos mayores? Ya sabes por quién vas a votar”.

Esa, entre otras, han sido la constante en las mañaneras de López Obrador, en lo que ha sido una persistente violación electoral y, además, una práctica patrimonialista, es decir, el uso de los recursos públicos como si fueran propios.

Los organismos electorales le ordenaron al presidente el retiro de las expresiones vertidas en las conferencias del 9 y 11 de mayo y “emitieron medidas cautelares para garantizar el cumplimiento de normas legales ordenando al Presidente no repetir las conductas violatorias”. (Ibídem).

Así lo razonó el Tribunal: ”Los hechos denunciados pudieran ser contrarios a las disposiciones constitucionales, en razón de que aparentemente se está solicitando votar por determinados institutos políticos, así como no votar por otras opciones políticas que son de índole electoral”, pues las declaraciones “de ninguna forma pueden ser parte del ejercicio de comunicación, de transparencia y rendición de cuentas. Por el contrario, éstas pudieran afectar la equidad en la contienda electoral o influir en las preferencias de la ciudadanía en los procesos electorales de Coahuila y Estado de México”. (Ibídem).

Por si fuera poco le advirtió que “La Comisión de Quejas podrá, de manera directa y sin trámite alguno, ordenar a cualquier concesionaria pública o privada el cese de cualquier transmisión o difusión de programas, spots o materiales de video o audio violatorios de las medidas cautelares referidas. El INE queda facultado para tomar las medidas necesarias para el cumplimiento de lo ordenado por esta determinación”. (Ibídem).

Además, la Comisión de Quejas del INE determinó, por unanimidad, también retirar mensajes de AMLO expresados en la conferencia mañanera del 24 de mayo, donde habló sobre programas sociales, en el contexto de la campaña electoral en el Estado de México, ya que “podrían poner en riesgo los principios de equidad e imparcialidad en el proceso electoral local en curso” y emitió medidas cautelares pues consideraron que hay elevadas probabilidades de que la conducta presidencial se repita.

Pero lo anterior es sólo parte de las conductas ilegales cometidas por una buena parte de los principales protagonistas de Morena, y en el ámbito local el diputado del PAN, Luis Aguilar, quienes han colocado sendos espectaculares con la portada de revistas de muy escasa penetración, al igual que los morenistas Juan Carlos Loera, en la campaña a la gubernatura en 2021, la diputada federal Andrea Chávez y los aspirantes presidenciales Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, los cuatro últimos en nuestro estado.

¿Quiénes les seguirán en la senda de las chicanadas, con el objetivo de “servirle a los ciudadanos”?

En la sociedad moderna, incluida la mexicana, a pesar de las pretensiones de retrotraernos a un pasado que creíamos superado (bueno, algunos llegamos a pensarlo), ésta, en la que las contiendas electorales constituyen el mecanismo de acceso al poder, el cual se ejercerá con los límites que las leyes marquen pero, sobre todo, por los establecidos por los resultados electorales, que los determinan los votos de los ciudadanos, violentarlos constituye una imperdonable traición a la voluntad democrática de quienes votaron en cualquiera de los comicios, en este caso a los celebrados en 2018 y 2021.

No está demás recordarlo:

En las primeras, una amplia mayoría decidió que el presidente fuera López Obrador y en las segundas, que su partido y aliados no contasen con la mayoría calificada (de dos tercios) en la Cámara de Diputados, la que tampoco tenía en la Cámara de Senadores.

Al no contar con esas mayorías, el presidente ha optado por la peor de las vías, la de las chicanadas y cuando ya de plano no se puede, con las violaciones electorales y de otro tipo en el ejercicio del gobierno.

De todo ha echado mano, hasta del más infame recurso, políticamente hablando, como ha sido el de “contratar” y luego “premiar” a los gobernadores priistas, en varias de las entidades que luego se convierten en gobernadas por candidatos de Morena, los que, casi en la mitad  de los casos proceden igualmente del PRI.

El problema estriba en que el tráfago político está llegando a una intensidad no conocida -y protagonizada- por la sociedad mexicana, que se incrementará conforme la elección presidencial se acerque.

El protagonismo del presidente López Obrador, los grados de simpatía que mantiene en amplias capas de la población, además de su injerecismo electoral y la polarización estimulada por sus discursos, llevará a que la conflictividad “normal” de las contiendas político-electorales se vaya a elevar inconmensurablemente.

Ejemplo de ello lo constituyen, ya, las deterioradas relaciones entre Maru Campos y Andrés Manuel López Obrador.

Traerá a los chihuahuenses secuelas no precisamente agradables, cuyos primeros indicios ya se aprecian pues los “apoyos” extras, o las obras de mediana envergadura con financiamiento federal no están llegando a la entidad, como si ocurre en las gobernadas por morenistas.

Y no se trata de los recursos que llegan por la vía de las dependencias federales, ya que prácticamente todos están etiquetados, y que no obstante no llegan en la cuantía requerida por una entidad sometida al problema del gravísimo endeudamiento, el cual puede estar atenuándose, pero de ninguna manera del modo y cuantía que se requiere para, por lo menos, darle mantenimiento a las carreteras estatales, que de las federales, mejor ni hablamos.

Son una desgracia, y eso sin ir a otros aspectos de la función pública.

No importa, lo esencial es la siguiente elección, en ganarla le va la vida a López Obrador, en ello sale perdiendo, hasta ¡Con Zedillo!

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jueves, 25 de mayo de 2023

No entienden



El Diario, 25 de mayo de 2023

Luis Javier Valero Flores 

Vaya qué capacidad política de la oposición, que pretende disputarle el poder político al nuevo partido hegemónico en el país.

Dan tumbos.

Mientras que uno de los dirigentes más destacados del último período -bueno, el más reciente lapso-, el ex rector de la UNAM, José Narro, vino a descubrir la temperatura del agua tibia pues, en su visita a la capital chihuahuense, declaró, enfático, que “el federalismo mexicano requiere un rediseño” y un día antes, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, anunció la propuesta de su partido para “encontrar” al candidato de la alianza opositora, consistente en que los aspirantes se lancen -a unas cuantas semanas del inicio del proceso electoral- ¡A conseguir 1 millón de firmas para inscribirse como tal en esa alianza!

Vayamos por partes.

En su visita a Chihuahua, Narro se pronunció por la instauración de un nuevo federalismo, el que ha sufrido un retroceso “pues bajo el gobierno de López Obrador se ha recrudecido la centralización de las decisiones”, ante el cual, hoy se da cuenta, o ahora lo dice, “se requiere un federalismo renovado con temas hacendarios y fiscales después de una discusión a profundidad”. (Nota de César Lozano/ El Diario, 24 mayo 2023).

Descubrió, solo hasta que pasó a la oposición, que no se “puede gobernar de manera central un país de 130 millones de personas”, tal y como lo hizo su partido, el PRI, y que solo, ahora, derrotados, expulsados de la mayor parte de las posiciones políticas en el país, se percatan de las reformas necesarias para el país.

Quien gobierna, sustituyéndolos, tampoco se ha dado cuenta de esa necesidad y, jubiloso, ha emprendido el mismo camino de aquel PRI de los 50’s, 60’s y 70’s del siglo pasado, al que tanto añora el presidente López Obrador, quien argumenta que lo malo del gobierno empezó cuando se instauró el neoliberalismo, es decir, a partir de 1982, cuando llegaron al gobierno los “neoliberales”, pero antes, no.

Durante décadas, la oposición al gobierno dirigido por el PRI, insistió en la necesidad de efectuar la reforma fiscal que obligara a quienes más ingresos-utilidades obtienen, a aportar mayores cantidades al fisco, que era la única, o la principal, para abatir la enorme desigualdad social y económica existente en el país.

Siempre la fueron posponiendo, y cuando los panistas llegaron al poder, éstos hicieron algunos tímidos intentos de iniciar la discusión, pero la borrachera de los elevados precios del petróleo los mareó y la pospusieron.

En aquel lapso, la sociedad combatió el aplastante centralismo y construyó, no sin grandes esfuerzos, una buena cantidad de instrumentos institucionales, de todo tipo, para atenuar, tanto el centralismo, como el presidencialismo que por momentos ahogaba al país.

Y estos priístas apenas ahora se dan cuenta. 

Ah! Es que ahora son oposición y proponen lo que no fueron capaces, ni siquiera, de imaginarse y al 15 para las doce se destapan promoviendo las reformas y posturas que la oposición a ellos tanto propuso, sin éxito.

Y es que la política mexicana, en el presente momento, parece el mundo bizarro, todo está al revés pues sus principales opositores del pasado ahora gobiernan y lo hacen casi de la misma manera.

Todos se aprestan a la contienda presidencial y mientras el partido gobernante -practicando todas las malas artes del antiguo partido gobernante- se apresta a ungir al “tapado (a)”, su oposición no atina a evaluar adecuadamente el momento político, de ahí que el líder panista está proponiendo el levantamiento de firmas -que puede terminar en diciembre- en tanto que sus rivales en el gobierno estarán desplegando una intensa campaña nacional, abanderados por quien será su candidato (a).

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