jueves, 28 de enero de 2010

Engrudo hecho bolas

El Diario, 28 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Como para muchos, los jóvenes, el engrudo ni lo conocen, ahí va la definición de la Real Academia Española de la Lengua: Masa comúnmente hecha con harina o almidón que se cuece en agua, y sirve para pegar papeles y otras cosas ligeras.
Con la confirmación de su aspiración a buscar la alcaldía juarense, efectuada por el diputado local del PRI, Antonio Andreu Rodríguez, y los “destapes” del ex diputado federal Enrique Serrano y del Secretario de Seguridad Pública, Víctor Valencia de los Santos, así como la del Secretario del Ayuntamiento, Guillermo Dowell, se confirmaron las especulaciones.
Todas las negociaciones, sostenidas entre los seis precandidatos priistas a la gubernatura, iban orientadas a que todos los equipos tuvieran acceso a una importante parte de las posiciones en disputa en las elecciones del primer domingo de julio próximo.
Muchos sostuvimos que tales negociaciones podrían hacer agua (y seguimos en pleno desierto haciendo uso de los giros marinos) en la disputa por la alcaldía de la mayor de las urbes chihuahuenses.
Efectivamente, el PRI ya tiene problemas; a dos meses del inicio de las precampañas por las candidaturas a las alcaldías, cuatro fuertes aspirantes a esa alcaldía resolvieron adelantar los tiempos y tratar de forzar los mecanismos de designación del candidato a la presidencia municipal.
El momento es de lo más difícil para el partido gobernante en Chihuahua pues en los momentos en que el aún precandidato único, César Duarte, aún no toma en sus manos el total de la operación política de su partido en la entidad (porque así es en la nueva etapa del PRI del siglo XXI) y el gobernador todavía no deja de tener el control completo de asunto tan delicado, un grupo de aspirantes decide presionarlos.
Cosa semejante pero en un nivel incomparablemente menor, es el suscitado en la capital del estado, no tanto porque el dirigente estatal priista, Marco Adán Quezada, se encuentre en la postura de hacer públicas e insistentes sus aspiraciones a ocupar la silla que dejara Carlos Borruel, sino porque el aún Secretario de Desarrollo Urbano, Carlos Carrera, ya hizo públicas pretensiones semejantes a las de Quezada y pasó, así, de un largo período en el que mantuvo un bajo perfil en los medios de comunicación, a uno más activo.
Sin embargo, a diferencia de Juárez, por lo menos en el papel, Quezada y Carrera juegan en el mismo equipo, ambos son amigos cercanos al Gobernador, los dos son gente de la mayor de las confianzas políticas de Reyes, ninguno, se supone, le crearía problemas al deliciense y, por añadidura, son parte del equipo que ha gobernado la capital desde los tiempos de Reyes Baeza en la primera mitad del gobierno de Patricio Martínez quien impuso, primero a su más cercano amigo, el extinto Jorge Barousse (y con él al presidente suplente, a la postre alcalde, Alejandro Cano) y luego como candidata a la entonces diputada federal Martha Laguette. Juan Blanco se les impondría sorpresivamente y tres años después, viniendo de muy atrás, Borruel triunfó, también sorpresivamente.
Pero en Juárez no tienen condiciones tan favorables, los aspirantes pertenecen a equipos distintos, incluso en el caso de Andreu y Dowell a dos muy enfrentados recientemente, el de Héctor Murguía y el del alcalde Reyes Ferriz. Sacarán chispas, y a Serrano y Valencia se les ubica más o menos en la cercanía del precandidato Duarte.
Sin embargo, hay un dato que pareciera evidenciar el rumbo de la definición de tan importante posición de gobierno. El gobernador Reyes Baeza declaró días atrás a los medios que ya estaba haciendo consultas para encontrar al sustituto de Valencia en Seguridad Pública, y éste anunció el martes que estaba preparando la documentación para hacerle entrega a su sucesor pues, dijo, “la importancia de la dependencia amerita un trabajo muy serio en ese sentido”.
Tales expresiones parecieran evidenciar que sería un asunto ya liquidado por Duarte y Reyes Baeza. Aún faltan los imponderables que logren crear los otros aspirantes o, nada de raro sería que prevaleciera el imperturbable espíritu de disciplina priista, que hasta ahora le ha valido al PRI no fracturarse de manera importante en Chihuahua.
¿Será esta la ocasión? ¿No se les hará bolas el engrudo?
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miércoles, 27 de enero de 2010

Cafeteando con Antonio Becerra

El Diario de Chihuahua, 27 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Le agradezco los comentarios elogiosos de Antonio Becerra y me duelo del sarcasmo y comentarios crípticos, publicados el martes 26 imaginando que nos tomamos un café (cargado, diría Erasto Olmos), en los que intenta descalificar mis aseveraciones del artículo (“¿Y el PRD? ¿A la izquierda?”) mediante la afirmación de que poseo un grupo, o mantengo “un proyecto” o que tengo a “varios ejemplares de esa calaña (traidores)” en mi “entorno cercano”. Desconozco a quien se refiere cuando señala que les falta congruencia “a la gente con la que te juntas”.
Les pido disculpas a todos mis amigos por tales señalamientos, que son con quienes regularmente me reúno, pues desde hace ya varios años –casi 8, desde que abandoné las filas del PRD- no tengo grupo político alguno. Durante muchos años lo tuve y nunca, incluso si ahora lo tuviera, me avergoncé de ello, como bien lo sabe Becerra. Ahora bien, me pide que me ponga el overol “de político franco” y me ponga a trabajar “de cara a la sociedad”, “clara y abiertamente” por mi “proyecto”, pero como bien lo saben muchos de los lectores de El Diario y Aserto, hace rato que opté por ejercer el periodismo. Por esa razón rechazo sus aseveraciones acerca de que participo en política.
No podría ser más abierta y clara la conducta de una persona que escribe tres veces a la semana sus opiniones personales sobre todos los aspectos de la vida política y social de Chihuahua y del país.
Desearía que al momento de escribir sobre asuntos tan importantes –las alianzas, el desarrollo de la izquierda- el Profe Becerra dejara la víscera lejos.
Vayamos al tema de fondo. El Profe Becerra (ni modo, a pesar de los misiles lanzados, para mí seguirá siendo, con todos sus defectos y actitudes a lo largo de su vida política que tanto le han criticado viejos compañeros suyos desde la existencia del Partido Comunista, un respetado referente de la izquierda chihuahuense) alega que ya no era miembro del PRD cuando se presentó al acto de registro de la precandidatura de Reyes Baeza al Gobierno del Estado. Algo que no puede argumentar Roberto Cázares.
Tiene razón, ya no lo era en esa fecha, pero no tenía diez años de haber abandonado esas filas (si así fuera entonces él debió salir en 1994) pues él dejó de ser Presidente del Consejo Estatal del PRD en agosto de 1999, año en que asumí la presidencia del Comité Estatal y todavía hasta el año 2000, y quizá 2001, Toño aún participó en las sesiones del Consejo Estatal en su calidad de ex presidente estatal.
Más aún, argumenta que optó por apoyar públicamente al actual gobernador debido al rechazo que le provocó la alianza que el PRD celebró con el PAN para las elecciones del 2004.
Bueno, pues ya se peleó con mi base de datos, que tanto elogia el Profe. Resulta que el acto de registro de la precandidatura de Reyes Baeza fue el 13 de octubre de 2003 y la elección interna del PRI fue el 9 de noviembre del mismo año. En ese acto Becerra fue presentado, acertadamente, como una figura púbica respetable y reconocida en Chihuahua. Con ello, demostraba su rechazo a la alianza PAN-PRD.
Pero hete aquí que el PAN celebró su elección interna el 18 de enero de 2004. De ella salió triunfador el entonces senador Javier Corral. Solo hasta fines de ese mes se empezó a hablar de la posibilidad de una alianza entre panistas y perredistas.
Pues ya debería emplearse de adivino el Profe Becerra ya que él ya sabía, desde principios de octubre del año anterior, es decir, poco más de tres meses antes de la celebración de las elecciones del PAN, que éste realizaría un proceso abierto, que el ganador sería Corral y que éste se daría a la tarea, hasta lograrlo, de construir la alianza con el PRD ¡Todo con el objeto de que Becerra tuviera un buen argumento para pronunciarse en contra de esa alianza y, por tanto, a favor de Reyes Baeza!
Sería mejor que el profe aceptara que el actual gobernador es el que le cuadraba mejor para dirigir los destinos de Chihuahua, lo cual no tiene nada de criticable en sí, salvo que independientemente de si Becerra pertenecía o no al PRD, lo importante es que era un hombre de izquierda, formalmente ajeno al PRI, participando en un acto interno de ese partido y tratando de influir determinantemente en los militantes priistas para seleccionar a su candidato a la gubernatura.
Y eso, sin tratar de pontificar acerca de la pureza ideológica o política de los hombres de izquierda (de lo que me acusa), es el tema de fondo abordado en el artículo en el que equiparo la conducta de Roberto Cázares al apoyar a César Duarte, con la de Becerra al hacer lo mismo con el actual gobernador.
Ahí está, según mi opinión, una de las razones del decrecimiento de la izquierda –y no sólo del PRD, sino del conjunto de la izquierda- en Chihuahua. Es parte esencial de lo que considero la crisis de identidad política e ideológica del PRD y en general de una buena parte de la izquierda chihuahuense.
Tiene razón Becerra en cuanto a que las condiciones son distintas y en cuanto a que, a diferencia de Cázares, él ya no era miembro del PRD, pero sí era –lo sigue siendo- una figura señera de la izquierda local y en ese sentido, sí que tiene validez mi afirmación sobre esa participación en las contiendas internas de los partidos mayoritarios en Chihuahua, sin ser miembros de los mismos.
Por lo demás, no tengo inconveniente en seguirnos tomando este café virtual. Ojalá sirva de algo al debate sobre las tareas de la izquierda chihuahuense pues queda en el tintero el tema de las alianzas, y ése sí que es un tema fundamental.
Por lo demás, le agradezco a El Diario la oportunidad para pergeñar estas líneas.
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Platicando con Luis Javier Valero Flores

*El martes 26 de enero El Diario de Chihuahua publicó el siguiente artículo. Al día siguiente el mismo periódico publicó la respuesta del autor
Antonio Becerra Gaytán
Sólo la política sectaria y dogmática es fácil,
es blanco o negro de una vez y para siempre.
La grilla pinta según las pretensiones personales.
Imagínate, Javier, que estamos en el Tierra Blanca tomándonos un delicioso café y platicando tranquilamente sobre el contenido de tu artículo publicado en El Diario en el que preguntas por el PRD y la izquierda.
Primera taza.
Empezamos primero por la alusión personal. ¡Gracias!
Escribiste que: “El barzonista, Roberto Cázares, repitió lo efectuado seis años atrás por Antonio Becerra, quien interviniera como orador en apoyo de José Reyes Baeza…”
Suponiendo sobre todo sin conceder, que el Sr. Roberto Cázares y yo hubiéramos hecho y dicho lo mismo y por idénticos motivos, propósitos y en iguales circunstancias políticas. Lo cierto es que en su momento, Cázares, según dices tú, militaba en el PRD; en cambio, en mi momento, ese no era mi caso, pues no militaba, ni en el PRD ni en ningún otro partido.
Este hecho establece, a mi ver, una diferencia fundamental para los efectos de valorar una conducta política como la que mencionas y sobre todo cuando quien la está valorando se ubica por sí sólo como celoso guardián de la pureza partidista, como me das la impresión que quieres ser considerado tú.
Pero, si consideras que esa diferencia no tiene importancia, podemos cambiar de tema. En cambio si te merece alguna consideración, por mínima que sea, podemos seguir adelante.
Por tu empeño en considerar idénticos los hechos que en su momento protagonizamos el Sr. Cázares y tu servidor, me obligas a suponer que al momento de escribir ignorabas que: ¡hacía más o menos diez años! que yo había renunciado formal, pública y profusamente al Partido de la Revolución Democrática. Y si no sabías de ese detalle, menos puedo esperar que supieras qué fue lo que dije, por qué lo dije y las circunstancias políticas en que lo hice. Sería un abuso de mi parte.
Si me confirmas que no lo sabías, entonces aprovecho la ocasión para informártelo atentamente y de pasada sugerirte que la incorpores a tu magnífica memoria electrónica, si soy afortunado y te convenzo que tiene importancia y porque tu memoria humana no parece muy confiable o es muy voluble. Por lo que a mí toca no te voy a creer que lo ignorabas, más bien me inclino a pensar que, sabiéndolo, lo pasaste por alto por las mismas razones que “el gallego”; o ¡simplemente porque te valió..! Por eso y por respeto a tu libertad de expresión no te emplazo a que confieses tus segundas o terceras intenciones. Por mí, te las puedes llevar de mortaja. Me ofenderías, ¡eso sí! si pensaras que te creo todavía que ignorabas mi situación partidista al momento de realizar el acto al que te refieres.
Claro que tienes tanto derecho como yo a la ignorancia, o si prefieres, podemos decir que no estás obligado a saber todo lo que hago o dejo de hacer en política, aunque seas un hombre culto y bien informado; editorialista, periodista, ex presidente del PRD, líder de movimientos sociales, analista político, propietario de Aserto (una muy buena revista política y que por cierto cubrió fiel y generosamente el acto del 90 aniversario del PCM); afortunado poseedor de un magnífico banco de datos, etc., etc., etc. También por eso, o precisamente por eso, Valero, es que no te creo, aunque con ello me gane el mote de soberbio, engreído y vanidoso por pensar que estás obligado a saber todos los pormenores de mi actividad política.
Supongo que te estás iniciando en la responsable y noble profesión de periodista y es por eso que ignoras que antes de escribir estás obligado a saber lo más que puedas sobre el asunto que escribes; con mayor razón cuando escogiste el género editorial en su modalidad de analista político. Pero si un analista no toma en cuenta los elementos del objeto supuestamente analizado, definitivamente anda mal, ¿no te parece, doctor?
Continuando con mi agradable e interesante labor de enriquecer tu base de datos (labor social, ya que es gratis), y así como si fuera una variante sobre el mismo tema, te informo que hace seis años, la situación política de Chihuahua era un tanto cuanto diferente, pero igual a la actual (a ver si no te cansa enterarte de tanta diferencia y ojala que ésta sí te interese):
El candidato del PRI era el Lic. José Reyes Baeza y, el candidato del PRD era el Lic. Javier Corral Jurado, connotado miembro del PAN. En esa ocasión se aliaron el PAN y el PRD. Acuerdo que también provocó un cierto escándalo en la parroquia: ¡Cómo! dijeron sorprendidos algunos ¡se van a unir la izquierda y la derecha! ¿Se juntaron el agua y el aceite? ¡Se unieron los extremos! ¡Habrase visto semejante engendro! ¡Qué disparate! Haz de cuenta, Javier, lo que estás viendo y haciendo ahora.
Tú, que más o menos sabes de la pata que cojeo y colocado ante la disyuntiva de elegir y estando fuera del PRD como estuve, te lo recalco, ¿cuál te imaginas que fue mi decisión de entonces? Exacto, así fue. Javier, si yo hubiera en ese momento estado “requeterrepito”, en el PRD, a lo mejor estarías platicando, así sí, con un traidor, divisionista y liquidador, según tu opinión; pero, no, Valero, la necesidad hasta ahora no me ha orillado a tanto. La holgura de que he disfrutado siempre me ha permitido no cambiar de órgano para pensar en política.
Quizás si observas en tu entorno cercano te será más fácil encontrar, no uno sino varios ejemplares de esa calaña a tu alcance.
Te repito que hace seis años estaba sucediendo poco más o menos lo que estamos viviendo ahora, sólo que aquella era la primera vez en la historia electoral de Chihuahua que se aliaban el PAN y el PRD. El antecedente más cercano de ese “escándalo” lo había protagonizado tu servidor, por cierto cuando en el “verano caliente” luchando por el respeto al voto, me calificaron de “pansumista” dado que mi posición objetivamente beneficiaba al PAN; razón por la cual según hasta mi propia dirección nacional yo no debería de hacerlo, o sea, no defender el respeto al voto siempre (entiéndase cuando beneficie al PAN). Es lógico y hasta natural que así seas en la política electoral. No hay más que ver que lo que está sucediendo en el actual proceso: Fíjate cómo a cada quien le parece plausible sólo la alianza que concerta y a las que llevan a cabo los demás, las descalificamos, las lapidamos como a Magdalena; las llenamos de improperios, culpas, amenazas y hasta las demonizamos. Seguramente que tú harías lo mismo como hacen los partidos en las elecciones, sobre todo, aunque no únicamente durante ellas. Recuerda que precisamente lo político es hacer alianzas, al grado de que el que no las hace será cualquier cosa menos político, de eso se trata, eso es lo político. TODOS QUEREMOS ASEGURAR NUESTRO PROYECTO Y HACERLO AVANZAR (personal y partidista). Las elecciones son el momento por excelencia para competir por el poder, diríamos que son las olimpiadas políticas. Es la hora de la competencia. Los momentos de meditar, de teorizar o de rezar ya pasaron, ahora de lo que se trata es de ponerse a trabajar.
En mi opinión no se trata de condenar o de bendecir tal o cual alianza, porque cualquiera es buena o mala según tu posición y tus intereses reales; luego, lo bueno o lo malo no son las alianzas en sí, sino en todo caso los objetivos que tú te propongas, nada más que en última estancia ésos quedarán en tu conciencia y se evidenciarán en tus actos a través de toda tu vida, con congruencia Valero, con congruencia. Ese es el riesgo que corre la gente con la que te juntas.
El problema para algunos, es que ya les gustó andar en el reventón vestidos de sor-ecitas y bailan y ofician según convenga. Yo te recomiendo, como colega, que te quitaras la toga de juez moral en la política; te pusieras el digno overol de activista de político franco y te dispusieras a trabajar de cara a la sociedad, como el más humilde y simple militante político, clara y abiertamente por tu proyecto…
Seguimos platicando en la siguiente taza.

martes, 26 de enero de 2010

Federales al mando, mismo cuento

El Diario, 26 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
De la manera más inopinada posible, sin saber si para esa decisión se tomó en cuenta la opinión de la autoridad estatal, a mediados de mes, el comisionado general de la Policía Federal, Facundo Rosas Rosas, anunció que en adelante la coordinación del hasta entonces Operativo Conjunto Chihuahua ya no recaería en el ejército sino en ese agrupamiento federal y para mostrar que era un real cambio de estrategia, informó que ahora cambiaba de nombre al de Operación Coordinada Chihuahua.
A los días dieron a conocer que quien sustituiría al Gral. Espitia sería Vidal Díaz Ochoa, nuevo coordinador de la Policía Federal (PF) en la entidad. Todo lo anterior sin que recordaran los integrantes de tales operativos que cuando le dieron origen, hasta la saciedad, dijeron que la coordinación sería de las autoridades locales y que la conducción operativa sería de los militares. Ahora sabemos que las decisiones son tomadas por el gobierno federal.
Pero no son buenas nuevas. Con el cambio de nombre y coordinador no se establecieron nuevas estrategias, ni respuestas, al clamor ciudadano de las verdaderas condiciones en las que se desenvuelve la seguridad pública en el estado. Vamos, hasta la salida de Díaz Rocha de Sonora, después de la matanza de 26 personas en aquella entidad, perpetrada por un comando armado que viajó desde, por lo menos, la ciudad de Monterrey hasta el norte de Sonora, sin que autoridad alguna se percatara de tan llamativo convoy (puros vehículos de lujo, camionetas del tipo suburbano, cuyos tripulantes fueron fotografiados en las numerosas casetas de peaje por las que pasaron). Por tal incidente fue trasladado de aquella entidad el ahora coordinador de la OCCh, aunque en boletín oficial de la PFP se negó tal hecho, a menos, claro está, que exista un homónimo del funcionario, y en la misma dependencia… Cosas veredes, Sancho.
El mismísimo Comisionado General de la PFP nos aclaró el alcance del cambio de estrategia: “El ajuste no implica la salida del Ejército Mexicano de las labores de patrullaje y apoyo policial que ha realizado hasta la fecha en esta ciudad”.
Es decir, seguirán las acciones del mismo modo que antes, pero ahora, los policías que tantas críticas recibieron por “la extensa infiltración que sufren”, según palabras de prácticamente todos los altos funcionarios federales, responsables de las tareas de seguridad pública, incluido el mismo Felipe Calderón, van a sustituir a quienes gozaban de las más altas estimas de la sociedad y que ahora son relevados en medio de un mar de críticas en el ámbito local, nacional e internacional a su desempeño en Juárez.
El cambio en la “guerra” del gobierno de Calderón en contra del narco en Chihuahua coincidió con la presentación del Secretario de Seguridad Pública Federal (SSPF), Genaro García Luna, ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y las declaraciones e informaciones otorgadas ahí de ninguna manera lograron explicar ni el baño de sangre ocurrido en el país, ni en Chihuahua y mucho menos pudo explicar las razones del incremento de los índices delictivos, de todo tipo, en prácticamente todas las entidades en las que las fuerzas federales “combaten” al crimen organizado en su modalidad de tráfico de drogas.
En esa comparecencia ante los legisladores federales, en lugar de hacerse una autocrítica (que hacerla sin cambiar un ápice la estrategia empleada hasta hoy no tendría ningún efecto en la vida de los chihuahuenses) todo el tono de sus intervenciones fue en el sentido de achacarle a los gobiernos locales la mayor parte de las responsabilidades en el crecimiento de la ola delictiva, sin que se asomara, así fuera un poco, el conocimiento que el principal responsable de la seguridad pública en el país tiene sobre el narcotráfico y sus catastróficas consecuencias.
Y claro las respuestas de los funcionarios estatales no tardaron en darse y exponer lo que es conocimiento generalizado entre los chihuahuenses: La impunidad que rodea los crímenes de los cárteles desató una ola delictiva sin precedentes contra la cual sólo se atina a cambiarle de nombre al operativo.
¡Válgame dios, diría mi abuelita!
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jueves, 21 de enero de 2010

Asuntos de mercadotecnia, chicanadas dirían otros

El Diario, 21 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Fueron los partidos los que aprobaron las reformas electorales (quién sabe por qué. Diría mi abuelita que porque andaban tomados. A lo mejor, quien sabe) que prohibieron la contratación de propaganda política en los medios de comunicación.
El fondo de tal reforma era, es, el de otorgarle equidad a las contiendas electorales y de disminuir el financiamiento privado a las campañas. No se necesitan tantas explicaciones pero se intentaba que los más poderosos no fueran quienes determinaran el rumbo y sentido de las campañas y, por ende, el de los gobiernos.
Al legislar de ese modo, de inmediato los organismos cúpula del empresariado encabezaron la protesta –y por supuesto, los dueños de los medios electrónicos de comunicación masiva, fundamentalmente los de radio y tv- ¡Atentado contra la libertad de expresión! clamaron. No, de ninguna manera, se trata de quitarles a los dueños de los capitales la exclusividad de definir quienes deban gobernar pues hasta ahora son quienes determinan hasta la forma de pensar de millones de mexicanos.
Fue el senador perredista Pablo Gómez quien mejor les respondió –No, no es un atentado a la libertad de expresión, se trata de regular la libertad de comercio.
Tan larga explicación viene a cuento porque al estrenar nueva legislación electoral en Chihuahua, los retos para las autoridades electorales crecieron y de ellas dependerá que se mantenga vigente el espíritu que le dio origen a las modificaciones al marco electoral.
La publicación de sendos desplegados en los medios de impresos, ordenados, primero por los empresarios Federico de la Vega y Eloy Vallina a favor de Héctor Murguía, y luego los ordenados por infinidad de personas para “felicitar” a César Duarte por obtener la precandidatura del PRI al Gobierno del Estado, son oportunidad de oro para definir claramente los alcances de la libertad de expresión de tales personajes y los límites de lo que puede o no publicarse en cualquiera de los medios de comunicación.
A ver, a ver. Si usted, simple ciudadano, organiza y celebra una comida para festejar a un amigo ¿Qué necesidad tiene de publicitarlo? Ninguna.
¡Ah, pero si el amigo festejado busca ser postulado precandidato único de su partido y se celebra la comida, por supuesto que se antoja absolutamente necesario publicitar que se celebró la comida y que a la misma acudieron cientos de personas y, además, no todas eran de la misma categoría, entre ellas estaban legisladores, funcionarios públicos y tales y cuales empresarios y académicos!
Por supuesto, entonces, que la publicación de tal información –a plana entera- tiene un evidente interés político-electoral que tenía por objeto influir en la opinión de quienes podían y debían designar al precandidato. Pero no cualquier hijo de vecino podría (ni le interesaría) difundir la celebración de tal guateque, y lo más importante, no todos pueden pagar tal publicación.
Lo mismo se puede decir de las felicitaciones a César Duarte por obtener la precandidatura. ¿A poco habría mucho interés en felicitar a un amigo, por su cumpleaños, o por que ascendió en el trabajo, y hacerlo a través de un desplegado de media plana en el periódico? Otra vez, por supuesto que no, felicitar al priista de ese modo tiene una clara intención político-electoral pues se trata de mostrar que un importante número de ciudadanos, organizados o no, muestran su gusto por tal designación y, además, en muchos de los casos no se trataba de cualquier tipo de ciudadanos, sino de militantes que mostraban su gusto porque Duarte se convirtió en “nuestro precandidato”.
¡Ah, entonces se trataba de militantes del PRI! Y si es así, pues más claro se muestra el interés político consistente en mostrar que hay una mayor ascendencia ciudadana de tal o cual aspirante. Así que no se trata de coartar la “libertad de expresión” de cualquier persona, no, se trata de darle a la contienda electoral la mayor equidad posible; para eso se legisló, también, sobre las precampañas.
Tal es el sentido de las nuevas regulaciones, ojalá lo recuerden todos, y si no, que la autoridad electoral les refresque la memoria.
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martes, 19 de enero de 2010

2010, pésimas expectativas

Aserto No. 78, Enero de 2010, Editorial
No podía ser más pesimista el inicio del año, el entorno económico y el de la gravísima crisis de seguridad pública, en el plano nacional, pero sobre todo en el estatal no nos puede llevar a otra conclusión que el de los más negros presagios.
Si la “guerra” de Calderón sostenida en Chihuahua no toma otros derroteros, seguiremos presas de los violentísimos enfrentamientos escenificados entre los cárteles de la droga que se disputan todo en el Estado Grande, sin que las autoridades, no sólo encargadas de afrontar tal escalada criminal sino las que cuentan con todo el cúmulo de instrumentos, de todo tipo, legales, financieros, logísticos, humanos y de inteligencia, para enfrentarlos efectúen lo necesario para detener tan salvaje fenómeno que ha llevado a una crisis de seguridad pública en la que, a pesar de las múltiples informaciones ofrecidas por quienes integran la Operación Conjunta Chihuahua, nos hablan de haber apresado a quienes, dicen, han cometido más de dos mil ejecuciones, de las más de cinco mil efectuadas en territorio chihuahuense a lo largo de ya casi dos años de la “ofensiva” desatada por el gobierno federal.
Una cosa es cierta, la estructura financiera y la operativa de los cárteles se conserva casi intacta, a juzgar por la facilidad con la que contratan sicarios y el hallazgo de infinidad de armas encontradas en poder de los detenidos y en las casas de seguridad localizadas por los distintos grupos policiacos y militares.
Pero si la seguridad pública es un fiasco, las perspectivas económicas podrían ser el único factor de esperanza a las sombrías expectativas de los chihuahuenses para el presente año. Sin embargo, tal despunte económico está sujeto a los vaivenes de la economía norteamericana (como la de casi todo el mundo, a excepción de países como Brasil, por ejemplo, que han iniciado, hace rato, el camino de no depender económicamente de los EEUU y aplicar una política económica independiente a la sugerida por el FMI y el Banco Mundial) y más en el caso de la economía chihuahuense, cuyo modelo está casi totalmente ligado a aquella.
Las expectativas, por tanto, se antojan mejores pues ya se advierte una cierta mejoría en la economía norteamericana la que podría influir a partir del segundo semestre en la economía local.
En tal entorno se desarrollará la contienda electoral por el relevo de la gubernatura, los ayuntamientos y el congreso local.
Hasta ahora, salvo por la expectación despertada en una parte de la sociedad acerca de quiénes podrían salir airosos de las contiendas internas del PRI y del PAN (una buena parte de los chihuahuenses observan de lejos tales eventos y los consideran ajenos, como bien lo han demostrado los diversos estudios efectuados por las universidades y el Colegio de Chihuahua sobre el abstencionismo) no se advierte, en los aspirantes de ambos partidos una propuesta global que lleve a un importante cambio en el rumbo de la economía chihuahuense, todos hablan en lo general de enfrentar algunos aspectos de rezagos sociales, como si la estructura económica marchara bien, como si no sucediera nada en Chihuahua cada que a la economía norteamericana le da un pequeño resfriado.
No se advierte en ellos la menor reflexión acerca de los dos momentos difíciles sufridos por los chihuahuenses en la década que culminará el presente año. Al inicio de la misma, perdimos más de 130 mil empleos y en la presente crisis existen cifras oficiales que la ubican en el orden de la pérdida de los 100 mil ¿Acaso cifras tan escalofriantes no les dicen nada?
No se trata solamente de ver quien emerge triunfador de las elecciones internas –que habrán de culminar el último día de febrero- sino de los proyectos de gobierno esbozados por cada uno de los aspirantes y ahí, por desgracia, no parece haber mayor diferencia, sólo en el modo de afrontar algunos de los problemas, menores, de la sociedad chihuahuense.

Fallo histórico

Aserto No. 78, Enero de 2010
A más de ocho años del macabro descubrimiento de los cadáveres de ocho mujeres en el ya mundialmente famoso lote baldío conocido como “campo algodonero” de Juárez, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrita al sistema de la Organización de los Estados Americanos (OEA), culpó al “Estado mexicano de violentar los derechos a la vida, a la integridad y libertad personal al no investigar adecuadamente y violar la no discriminación, los derechos del niño y la integridad personal de familiares de las víctimas”.
La resolución del principal organismo derechohumanista del continente no abarca al total de las víctimas, se refiere exclusivamente a la desaparición y posterior asesinato de Herrera, de 15 años, Claudia González, de 20, y Berenice Ramos, de 17. Sus cuerpos aparecieron, junto a los de otras cinco mujeres, el 5 de noviembre de 2001 en el "campo algodonero”.
“La Corte aceptó el reconocimiento de responsabilidad del Estado por las irregularidades cometidas en la primera etapa de las investigaciones, pero también concluyó que muchas de ellas no se subsanaron en la segunda etapa”, cita el fallo emitido el 16 de noviembre. “El Tribunal concluyó que en el presente caso existía impunidad y que esa impunidad es causa y a la vez consecuencia de la serie de homicidios de mujeres por razones de género que ha sido acreditada en el presente caso”, asientan los seis magistrados de la Corte.
La Corte ordenó a México pagar 145 mil 500 dólares a los parientes de Herrera, 134 mil a los de González y 140 mil 500 a los de Ramos por conceptos de indemnización, reparaciones, gastos procesales y otros. Además, las autoridades deberán investigar adecuadamente los casos, efectuar un acto público para las víctimas, erigir un monumento en su memoria y crear un sitio electrónico, en un plazo de seis meses, con la base de datos de las mujeres, jóvenes y niñas desaparecidas en el estado de Chihuahua.
La Corte consideró que el Estado está obligado a combatir la impunidad por todos los medios disponibles, ya que ésta propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos. “Los tres homicidios por razones de género del presente caso ocurrieron en un contexto de discriminación y violencia contra la mujer", dice la resolución.
Es un fallo histórico, no sólo le ordena al Estado Mexicano procurar la justicia para las víctimas y sus familiares, sino que desvela el cúmulo de irregularidades cometidas por autoridades de los tres niveles, fundamentalmente de las estatales y municipales y le da un sonoro mentís a quienes acusaron a los más diversos organismos derechohumanistas locales y nacionales empeñados en denunciar las tropelías cometidas en torno a los feminicidios, de medrar alrededor de un asunto que las autoridades intentaron por todos los medios minimizar.
La resolución remata estableciendo que el caso del Campo Algodonero concluirá cuando el Estado cumpla con las disposiciones enumeradas en la sentencia. (LJVF)

Elecciones internas, retroceso político

Perspectiva pública
Aserto No. 78, Enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Probablemente para cuando la presente edición esté circulando, el grupo gobernante en Chihuahua ya haya resuelto la designación de su candidato a través de la inscripción de un solo precandidato entre el 10 y el 13 de enero, y el PAN esté inmerso en un complicado proceso para celebrar elecciones abiertas (aún no se resolvía si a toda la sociedad o sólo a sus miembros en toda la entidad) a fin de encontrar a su candidato.
A su vez, probablemente, el PANAL y el Verde habrán decidido ir en alianza con el PRI y el PT, Convergencia y el PRD habrán postulado a un candidato, bajo la nueva denominación de su alianza –DIA-. En cualquiera de los partidos menores de Chihuahua, los procesos habrán sido acuerdos de sus dirigencias estatales y el concurso de las nacionales y atrás quedarán los comicios en los que participaban la mayoría de los miembros de las agrupaciones políticas y en el caso del PRI y el PRD, hasta la población abierta que se inscribía formalmente en esos partidos sólo para votar.
Ahora, inversos en sus roles, el PRI y el PAN repiten el esquema de 1998, sólo que al revés. En aquel año, el PAN, gobernante, decidió acudir a una elección de poco más de seis mil miembros y el PRI, por primera ocasión en su historia, experimentó una elección abierta. Así ahora, el PAN aprobó la elección abierta y el PRI optó por una convención de delegados en la que el control político se ejerce sin mayores riesgos de una sorpresa.
Quien crea que la convención priista dejará a sus integrantes en plena libertad de elección se llevará una sorpresa pues pasaron los años y los mecanismos del poder, en manos de los priistas, permanecen casi intactos. Probablemente ahora las consultas efectuadas por los grandes electores se hagan más extensivas y acaso más participativas, ero en la época del presidencialismo panista, los gobernadores se convirtieron en los grandes electores y cada vez toma mayor visos de naturalidad en ese partido tal tendencia.
El PRI optó por el método seguro, el que le permitiría un mejor control de daños en caso de disensiones, las que podrían darse sobre todo por el lado de Héctor Murguía, y el PAN decidió irse por el método más productivo para los partidos de oposición, la elección abierta. Se entiende, el blanquiazul sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones federales del 2009, al grado de perder uno de sus bastiones, el distrito 06 y obtener menos votos que el PRI en casi todos los municipios más poblados. La percepción generalizada, confirmada por las encuestas efectuadas hasta ahora, particularmente la de Mitofsky, arrojan una derrota del PAN, hasta por más de 20 puntos de diferencia.
Vistas así las cosas, el panismo no tenía opción, debía buscar un proceso abierto y unir a todos los grupos para lo que puede ser el objetivo más asequible para ellos, la conservación de Las consecuencias, los probables escenarios, la desventaja evidente del panismo en la entidad y particularmente en la capital del estado la que, aseguran muchos priistas, será recuperada para el tricolor.
Los problemas de ambos partidos para construir su proceso interno y la candidatura.
La presión ejercida por Murguía a través de las comidas convocadas por De la Vega y Vallina. La ejercida por Villalobos proponiendo la elección abierta; Cano dejándose querer a partir del resultado victorioso en la capital y su sorpresiva aparición en el segundo lugar de la encuesta de Mitofsky y la zorruna conducta de Duarte de aparecer como el más institucional y el que trae el arrastre.
Rodríguez Moreno y Reyes Ferriz cubrieron otras facetas. El primero para colocarlo como una posible carta de desfogue en caso de una muy ríspida confrontación y el segundo para colocarle un contrapeso a la actividad de Murguía y fuerza de éste. La reacción no se hizo esperar, los discursos de los empresarios convocadores a comidas fueron pletóricos de críticas al alcalde juarense que bien puede exigir la candidatura a la alcaldía juarense para su grupo con lo que pondría en aprietos al Secretario de Seguridad Pública, Víctor Valencia –y por supuesto a Reyes Baeza- pues a aquel se le ve como el más adelantado de los aspirantes a la silla principal de la urbe mayor de Chihuahua.
Y en la capital tendrán otro problema, probablemente menor pues los dos más fuertes aspirantes, Rodríguez Moreno y el líder estatal, Marco Adán Quezada, son del equipo más cercano a Reyes Baeza y ambos han externado a propios y extraños que se someterán a los requerimientos de su grupo, en el que, obviamente, el mandón es el gobernante.
En las últimas semanas inició gradualmente una discreta actividad el Secretario de Desarrollo Urbano, el pretendiente derrotado en las internas del 2007, Carlos Carrera, a quien algunas columnas ubicaban del lado de Teto, el objetivo era el de explorar sus posibilidades para ahora sí aparecer en las boletas como el candidato priista.
Sin embargo, queda la sensación que por el trabajo desarrollado previamente, y al buen desenlace de la designación del candidato a gobernador, además, evidentemente, por la cercanía con Reyes Baeza, que Marco Adán puede ser el abanderado del PRI a la alcaldía capitalina.
Otro es el panorama en el PAN. Luego de la estrepitosa derrota de Juan Blanco en la elección federal y el posterior anuncio del senador Gustavo Madero de su retiro de la contienda, surgió casi como único aspirante el alcalde capitalino, Carlos Borruel. Sin embargo, la misma encuesta que encumbró a Murguía lo hizo con el diputado federal Javier Corral a quien ubicó en las preferencias electorales por encima del edil.
Ante el retiro de Madero, en las últimas semanas se inició un acercamiento de los grupos de Borruel y Cruz Pérez Cuéllar, al grado de impulsar juntos la candidatura del ex diputado federal Carlos Reyes, ex líder, también, de la Coparmex y, por tanto, integrante del grupo dirigido por Luis Enrique Terrazas. Vencidas las resistencias, finalmente a ese reagrupamiento se sumó Juan Blanco con lo que todo apunta a que Borruel se alzará con la candidatura, después de vencer a quien se inscriba en la primera quincena de enero, que podría ser el ex alcalde de Galeana, Clearance Jones, y todavía, hasta los últimos días del 2009, se especulaba con la posibilidad de la aparición de Javier Corral en la contienda.
De tal modo que, hasta el momento, la disputa aparece más ríspida, quizá decidiéndose el destino de Chihuahua de los próximos seis años, se presentó al interior del PRI, con la novedosa aparición de un recurso, utilizado por quienes impulsan la candidatura de Héctor Murguía, consistente en la celebración de comidas, convocadas por dos de los más importantes empresarios chihuahuenses, Eloy Vallina y Federico de la Vega, ambos estrechamente ligados al ex alcalde, y sobre todo el primero ampliamente beneficiado por la gestión gubernamental del aspirante a la silla principal de Palacio de Gobierno.
Más aún, en una abierta estrategia para presionar a quienes deban tomar la decisión al interior del PRI, y también en un franco reto a la débil legislación vigente en esta materia, los dos empresarios publicaron en sendos desplegados de prensa información relativa a los dos banquetes.
¿Cuáles fueron las razones que llevaron a Teto a buscar el apoyo público de dos de los más poderosos empresarios en el estado? ¿Qué le quisieron demostrar Federico de la Vega y Eloy Vallina a Reyes Baeza, a Beatriz Paredes? ¿Que pueden lamentarlo si designan a quien ellos no quieren?
Ni duda cabe. La celebración de sendos actos claramente proselitistas, convocados y costeados, uno, por el más poderoso distribuidor y vendedor de bebidas alcohólicas y cerveza en Juárez, y el otro por quien ahora aparece como el mayor propietario de tierras urbanas y suburbanas en la misma ciudad, tenían objetivos muy claros, precisos, imposibles de ocultar: Ambos pretendían decidir quién debe ser el futuro gobernante de Chihuahua.
El discurso de Freddy de la Vega en la comida convocada por él, y celebrada el pasado 20 de noviembre, devela cuáles son las aspiraciones de los hombres del dinero, a los ahí reunidos les comunicó que año y medio atrás le había pedido la renuncia al alcalde juarense Reyes Ferriz. Los argumentos los externó ahí mismo: Son una bola de inútiles, todos, del presidente municipal pa’ bajo.
No son hombres que se les atoren las palabras. Semanas atrás, al responder a las críticas de distintos sectores juarenses, con motivo de la justa indignación causada por el amparo solicitado, y a la postre obtenido, para no pagar el impuesto predial sobre la Ciudad Vallina, el empresario ahora convocante a comidas a favor de Murguía, respondió a sus opositores a través de un grosero y ensoberbecido ataque, no sólo a quienes se oponen a poner al servicio de los intereses de un solo hombre todos los recursos de Juárez, sino contra toda la población, la que, dijo, “está cooptada por unos cuantos de estos ejemplares de intelecto estrecho, espíritu pequeño y carentes de compromiso social, seudo líderes que se creen dueños de la ciudad y que no permiten que otros tengan sueños, ni que haya proyectos grandes, no extranjeros, que traigan a Juárez desarrollo y bienestar”.
Tales son los impulsores de la candidatura de Héctor Murguía. Sorprende a cualquiera medianamente empapado de la política la ejecución de una estrategia con tales eventos públicos como lo más descollante.
Pero tales preparativos y pronunciamientos podría salir sobrando si hacemos caso a la primera determinación aprobada por el Consejo priista: La de facultar a la dirigencia estatal a celebrar las alianzas electorales con los partidos que así acuerden.
De celebrarse tal eventualidad, entonces la designación ni siquiera pasaría por las asambleas de delegados sino que sería tomada por la dirigencia del PRI y adiós a todas las elucubraciones acerca de los márgenes de vida democrática en ese partido, que sigue mostrando, casi una década después de haber perdido la presidencia de la república, intactos los mecanismos de actuación de los órganos dirigentes y de funcionamiento de sus militantes: Todo debe arreglarse entre los de arriba y nosotros nomás acatamos.
El problema es que tal fenómeno no se circunscribe a tal partido, por desgracia, avanza y se consolida en prácticamente todos los partidos.

¿Y el PRD? ¿A la izquierda?

El Diario, 19 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Inmerso en una profunda crisis, la de las buenas, de estructura, de imagen ante el electorado, de identidad, de falta de unidad interna, y la más grave, de la desesperanza, el PRD chihuahuense mostró en los primeros días del año, justamente al momento que el PRI definía a su precandidato único, y precisamente por tal motivo, la gravedad de la situación por la que pasa.
Prácticamente desaparecido en la mayor parte del territorio chihuahuense, sin representación en los cabildos de las dos principales ciudades de la entidad y relegado a la quinta posición electoral, los augurios sobre su participación en la próxima contienda electoral son verdaderamente pesimistas.
A tal situación contribuyó (o ayudó a develar) la sorpresiva aparición del ex diputado local de ese partido, el dirigente barzonista Roberto Cázares, en el acto de registro de la precandidatura de César Duarte en la contienda interna del PRI. Sin haber renunciado previamente a su militancia en el PRD, Cázares apoyó la precandidatura del parralense y se congratuló de que pudiera acceder a la candidatura su promovido. El barzonista repitió lo efectuado seis años atrás por Antonio Becerra, quien interviniera como orador en apoyo de José Reyes Baeza, en el acto de registro de éste como precandidato al Gobierno del Estado por el PRI, en el aparentemente lejano 2004.
Sólo ellos lo entienden ¿Cómo está eso de que un destacado militante de un partido se presenta a un acto de otro partido, para apoyar a uno de los precandidatos, y aún se considere militante del partido original y encima se queje del “canibalismo” existente en su partido?
¿Cuándo, un connotado panista o priista, al efectuar tan señalada acción, se ha quejado que luego sus compañeros de partido le reclamen?
Las explicaciones son casi pedestres. Las ofreció diáfanamente Cázares. “Si quieren que me corran (del PRD), pero ni renuncié ni voy a renunciar al PRD, porque en el partido se está luchando por una alianza con el PRI, además que César Duarte tiene intereses por el campo... Clary (Jones), posiblemente también tenga intereses por el campo, pero ni va a llegar”.
No fue lo único: “Estoy claro en lo que dije. Necesitamos organismos plurales que luchen por el campo. Eso ha hecho César Duarte. Estoy seguro que Clary también lucha por el campo, pero para qué nos hagamos, él no va a llegar”.
Más aún, dijo que Duarte Jáquez representa la opción de las organizaciones campesinas. “Ni modo de sumarnos a Cuarón o a Borruel. Borruel es mi amigo, pero no tiene la lucha por el campo” y fue el primero que notificó que en el PRD “se está luchando por una alianza con el PRI, además que César Duarte tiene intereses por el campo...”.
¡Valiosísima forma de pensar y de encontrar los argumentos necesarios para amoldarse a una candidatura!
No nos hagamos, dice el dirigente campesino, si al cabo los otros no van a llegar, a pesar de que también “tengan interés por el campo” ¿Pa’ qué los apoyamos? No van a llegar, es decir, dicho de la manera más directa, vámonos acomodando con el “bueno”.
Y no había que ir muy lejos por la confirmación de la pretensión de algunos perredistas por alcanzar la alianza con el PRI. El presidente del Comité Directivo Estatal del PRD, Miguel Vargas Loya, señaló repetidamente a la prensa que existe la posibilidad de celebrar una alianza con el PRI, posibilidad que debería pasar por un complicado proceso en su partido para su eventual aprobación, pero es una propuesta que se está discutiendo pues hay, dijo, compañeros que lo están proponiendo. Ellos, él no.
Se antoja difícil la concreción de un acuerdo de tal naturaleza, pero lo aquí relatado ilustra la profundidad de la crisis de identidad partidista de ese partido. En otros tiempos, los dirigentes y los más connotados miembros del mismo habrían destrozado tal pretensión en los medios de comunicación, hoy no parece haber ánimo ni para discutir y confrontar la pretensión de hoy con la decisión de seis años atrás cuando se aliaron con el PAN en la lucha por la gubernatura.
Y luego queremos que exista un poderoso partido de izquierda en la derechizada sociedad chihuahuense del siglo XXI.
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domingo, 17 de enero de 2010

Viraje en el PAN

El Diario, 17 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Con la más profunda solidaridad a Salvador Caballero Ramírez en el triste trance de la pérdida de su señor padre, Don Fidel Caballero Moreno.
Prácticamente sin desmentido alguno y ratificada a medias por el precandidato Pablo Cuarón, la información publicada en la columna “De los reporteros” de El Diario de Juárez, bajo el título “Las movidas de Don Luis” (11/I/10) parece confirmarse:
La columna afirma que el jueves de la semana pasada visitó Juárez Luis H. Alvarez, quien “conoce desde siempre a la familia Cuarón”, y a la sazón asesor de Felipe Calderón. No era una visita cualquiera. Según los columnistas se hizo por encargo directo de Calderón. Se quería “remover el proceso interno blanquiazul”.
Las razones de aceptar (o de lanzarse por su cuenta, o por insistencia de su esposa, dice Pablo Cuarón) fueron tres. La convicción de que la precandidatura del alcalde con licencia Carlos Borruel había encontrado serias resistencias al interior del PAN, y no solamente con los adversarios del edil y sus apoyadores, sino, incluso, en la misma burbuja blanquiazul de la cual emergió; y la manera en que el PRI había designado a César Duarte como su precandidato. A esos razonamientos agregaría que no había precandidatos por Juárez.
Los reporteros de El Diario afirman que Cuarón había intentado convencer a Miguel Fernández Iturriza para que aceptara postularse. No hay mucha ciencia para ubicar las razones de la cercanía de Luis H. Alvarez y el ahora precandidato. Resulta que la hermana de Miguel es la esposa de Pablo “Cuarón está casado con Regina Fernández Iturriza” y cuando Alvarez fue presidente nacional del PAN, Fernández Iturriza fue el tesorero.
Más aún, al escribidor se le afirmaría que el mismísimo presidente nacional del PAN, César Nava, habría hablado con Borruel pidiéndole desistiera de sus pretensiones.
En el mismo tenor, se afirma que los empresarios panistas más influyentes de la capital del estado tampoco estaban muy convencidos de la candidatura de Borruel. Luego llegó el telefonazo de Javier Corral, el apoyo de Francisco Barrio, el de Vicente Fox… el de Juan Blanco… y que empieza a temblar la candidatura del alcalde capitalino.
Encima de todo eso, la comisión interna le negó el registro a Clary Jones –por no contar con el número de firmas de militantes apoyando su solicitud de registro en la contienda interna- a quien inicialmente había apoyado Javier Corral. Solo será cuestión de horas para que el grueso de los simpatizantes del ex alcalde galeanense se sumen a la precandidatura del empresario Cuarón y la situación se le complique aún más a Borruel.
Sí, porque en la capital del estado, con la incorporación de Blanco a la coordinación de campaña y sin el apoyo de los empresarios mandones en el PAN capitalino (no se dice abiertamente en las notas de la prensa, pero podemos colegir que se habla de Enrique Terrazas y Samuel Kalish) en cuya esfera podemos ubicar a la senadora Teresa Ortuño, amén de la presencia de los activistas del grupo de Corral y Guillermo Luján, podríamos concluir que, por lo menos y dada la presencia de Borruel entre los capitalinos, podrían resultar muy parejos los números en la capital. Quizá con una ligera ventaja de Borruel sobre Cuarón, la que desaparecería con los resultados de Juárez pues aquí es más conocido en la población y contaría con una estructura incomparablemente superior a la de Borruel.
De ahí la importancia de la incorporación de Jones. Si se confirma, entonces Cuarón saldría avante en los municipios del noroeste y quedarían pendientes las decisiones de los grupos del panismo en los municipios del centro-sur. Ya se habla de que el alcalde de Parral, Oscar González Luna, habría decidido otorgarle el apoyo al juarense ¿Será?
A tales avatares deberemos sumar las acusaciones de Jones a Borruel, en el sentido de que éste contó con los formatos oficiales de la recaudación de las firmas con un mes y medio de antelación y luego con el señalamiento de Cuarón a Borruel, casi al desgaire, de incongruente, pues recordó que el alcalde con licencia había presentado en 2004 una iniciativa de ley a la que se le llamó antichapulines.
Es de antología el ejemplo. Recordemos que Borruel, siendo regidor de la capital pidió licencia para postularse como candidato a diputado local. A unos meses de terminar la diputación, se postuló como candidato a la alcaldía y ahora, a 10 meses de terminar el encargo en la presidencia municipal, aparece como precandidato a la gubernatura.
Pues bien, en diciembre de 2004, después de las elecciones locales en las cuales había contendido la priista Martha Laguette a la alcaldía de la capital, Guillermo Luján, entonces coordinador de los diputados locales del PAN, la “bautizó” como funcionaria chapulín pues, dijo, salta de un puesto a otro. Y sí, Laguette no había terminado la regiduría en el ayuntamiento de Chihuahua para buscar la diputación local; una vez alcanzada ésta, tampoco la terminó para ir en busca de la diputación federal ¡Y tampoco la terminó para pedir el voto como candidata a la alcaldía!
Pues hete aquí que el entonces diputado local del PAN, Carlos Borruel, propuso una iniciativa de ley para obligar a los funcionarios de elección popular a que por lo menos cubrieran el 70% del tiempo de su gestión. Sabia propuesta, resulta que ninguno de los aspirantes a otro cargo de elección se separan del que tienen antes de ese tiempo.
Pues bien, Borruel, al presentar una iniciativa de decreto para adicionar con una fracción VII el artículo 41 y reformar las fracciones VII de los artículos 84 y el 127, de la Constitución de Chihuahua, dijo que “… una de las exigencias más sentidas es que el mandato que les fue otorgado (a los políticos), cuyas características son definido y delimitado (cargo y tiempo), no se cumplen a cabalidad ya que muchos se ven interrumpidos por cuestiones eminentemente personales, pues abandonan el cargo, a través de solicitar la licencia respectiva, para contender por otro de la misma naturaleza, subordinando el bien común de la población a la cual representan, al interés personal o de grupo”. ¡Ay nomás!
Pero la aparición de Cuarón no solamente ha inquietado al seno del equipo de Borruel, debiera hacerlo también a sus adversarios pues por la importancia de los impulsores de la candidatura del empresario, y por los barruntos arriba comentados, pareciera que se trata de una decisión del más alto nivel del PAN y en la que, como lo hizo el PRI en 1998, al aprobar la celebración de la primera elección abierta de un candidato a un gobierno estatal, también la dirigencia nacional blanquiazul está preocupada porque el experimento les cuaje bien y les permita mejorar sus números en la competencia electoral que, por los antecedentes inmediatos, no se les presenta bajo los mejores augurios.
Y no tienen muchos argumentos para esperar buenos resultados en la contienda electoral (vista a medio año de su celebración) pues a los resultados del año pasado se le sumó la evaluación que los chihuahuenses hacen del desempeño de Felipe Calderón, según la encuesta de Consulta Mitofsky, resultó ser una de las entidades en las que peor lo calificaron.
No es una sorpresa si tomamos en cuenta que nuestra entidad es una de las que peor resintieron la crisis, en la que se perdieron más empleos y a estar convertidos en el estado “líder” en ejecuciones.
No son los únicos factores para tal desencanto, sin duda que también debió influir para tal resultado los inoperantes decretos de importación de autos norteamericanos, que han causado un gran malestar en no pocos chihuahuenses.
¿Y el precio de los combustibles y energéticos en general? ¿Qué creen, que los chihuahuenses no los resienten?
Bueno, pues sólo 53 de cada 100 chihuahuenses calificaron bien el desempeño de Calderón. Eso lo hizo uno de los electorados que más votaron por Calderón en 2006; sólo recuérdese que entonces el PAN duplicó los votos del PRI y le ganó a este partido las senadurías y la mayoría de las diputaciones federales.
Quizá eso explica los ingentes esfuerzos del panismo nacional por postular a un empresario notable, con viejas credenciales de activista blanquiazul, con honda raigambre juarense y plenamente conectado con las corrientes más conservadoras del PAN.
¿No explicará, también, el súbito y no explicado cambio de la coordinación del extinto Operativo Conjunto Chihuahua, ahora denominada Operación Coordinada Chihuahua y ya bajo el mando de la Policía Federal Preventiva?
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sábado, 16 de enero de 2010

El Operativo y los precandidatos

El Diario, 14 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Sin duda que la inseguridad es un gravísimo problema, ningún habitante del Estado Grande lo dudaría, y mucho menos los del antiguo Paso del Norte, pero la inseguridad económica es el principal problema de nuestra entidad.
Quizá ese fue uno de los más importantes factores que llevaron a los chihuahuenses encuestados a evaluar tan bajo a Felipe Calderón en la encuesta efectuada por Consulta Mitofsky. Sin embargo, y dadas las condiciones en que se encuentra la seguridad pública, y ante el inicio de las precampañas de los tres aspirantes registrados hasta el día de ayer, no podríamos dejar de lado las insistentes expresiones lanzadas por ellos y las que harán en el curso de la jornada electoral.
Sí, porque ya va siendo un lugar común que los políticos chihuahuenses, de cualquiera de los dos partidos gobernantes, expresen diversas críticas al Operativo Conjunto Chihuahua y exijan de sus responsables un “urgente cambio de estrategia”, luego de expresar, con una inmensa gama de matices, que tal acción gubernamental ha fracasado e, incluso, otros lo matizan tanto que hasta evaden esa calificación.
Y éste es más que evidente. Dejemos atrás la consideración de si Juárez es la ciudad más violenta del mundo o no (quizá disputa tan cruel la sostendría con Bagdad o Kabul, la capital afgana, hacia donde pretende el presidente norteamericano destinar ingentes presupuestos multimillonarios) pero las cifras son de espanto: La ciudad fronteriza más poblada de México, en 2009 tuvo una tasa de 191 homicidios por cada 100 mil habitantes.
La dimensión de la tragedia la podríamos apreciar más si comparamos tal cifra con la tasa de homicidios en Francia: ¡0.3 por cada 100 mil habitantes! ¿Hacen falta más consideraciones para evaluar como un verdadero fracaso la estrategia gubernamental para enfrentar al narco y sus derivados?
Más aún, de no disminuir abruptamente el número de ejecutados entre la noche de ayer y hoy, el promedio de ejecuciones, en lo que va del año en Juárez, será muy cercano a las 9 personas victimadas diariamente. Si a tales cifras le sumamos la de las ejecuciones en la capital del estado resultará que en los albores del 2010 éste amenaza con ser peor a los dos anteriores, justamente en el período de aplicación del mencionado Operativo
¿Se necesita más argumentación?
No ¿Y entonces?
Bueno, la oportunidad de discutir, de proponer soluciones, atenuantes, y de imponerle opiniones y compromisos a tan gravísimo problema a quien tendrá la principal de las responsabilidades ciudadanas a partir del 4 de octubre es inmejorable.
Urge la presentación de propuestas concretas, asequibles por parte de todos los precandidatos, acerca de cómo enfrentar la crisis de seguridad pública; no bastan los discursos superficiales, ni las críticas al gobernante del signo contrario, ni la emisión de promesas de comprometerse en serio con tan aguda problemática. Lo que necesitamos los chihuahuenses, y todos los mexicanos, especialmente aquellos que vivimos en las tierras convertidas en campos de batalla, es la propuesta concreta, conocedora y rebosante de las medidas para desactivar la oleada homicida y la criminal en lo general desatada sobre nuestro territorio.
Más aún, de poco servirá que se diga lo de siempre en cuanto a la necesidad de coordinar esfuerzos, de incrementar la capacidad de fuego de los agrupamientos policiales y militares, de mejorar su capacidad de movilización, sino hay un esfuerzo conjunto para enfrentar la gravísima problemática social existente en los principales centros urbanos del estado, si no se atienden el desempleo, la desatención educativa y social sobre decenas de miles de niños y jóvenes, la mayoría sin futuro alguno, integrantes de la clasificación efectuada por el rector de la Unam, José Narro, quien dijo que son los “ni-nis”, porque ni estudian ni trabajan.
Son alrededor de 9 millones de jóvenes, entre los 13 y los 29 años, que así se ubican ¿Cuántos son juarenses? ¿Cuántos son habitantes de la capital chihuahuense?
Bueno, ante situaciones tan concretas, ante tragedia social tan descomunal, lo menos que deben hacer los precandidatos al gobierno es andar haciendo discursos superficiales sobre ella.
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miércoles, 13 de enero de 2010

El PAN, va de nuevo

El Diario, 12 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
A la memoria de Salvador Escobedo, nuestro amigo el periodista, el crítico, el “prietito en el arroz”.
Más allá de lo exitoso, o no, de la apuesta del PAN al celebrar elecciones abiertas para designar a su candidato a gobernador, (por supuesto, en un innegable ejercicio democrático, más allá de las motivaciones político-electorales de su cúpula dirigente) la sola presentación de tres precandidatos, y sus respectivos impulsores, podría significar un elevado riesgo para cualquier partido, si se llegaran a presentar irregularidades en el proceso; pero el hecho de que nuevamente se presenten candidatos de las dos principales facciones enfrentadas a su interior, lo vuelve aún mayor, quizá insuperable.
Deberá resaltarse que la apuesta a tal mecanismo de elección fue de la dirigencia encabezada por Cruz Pérez Cuéllar, quien, a pesar de las maniobras fraudulentas encontradas en los comicios anteriores (en los cuales también insistió en tal modo de elección) insistió en que era el mejor recurso para remontar la desventaja de las últimas elecciones.
Hasta el miércoles anterior todo marchaba sobre ruedas para los seguidores del alcalde capitalino con licencia, Carlos Borruel, pues todo apuntaba a que, en el peor de los casos solo tendría como adversario al galeanense Clarence Jones, ex alcalde del municipio con el nombre del héroe insurgente, Hermenegildo Galeana, y quien aparecía como una expresión organizada, y desde el ámbito político-electoral, de la inconformidad ciudadana por los graves problemas de inseguridad pública.
Parecía, por la falta de expresiones públicas, que el diputado federal Javier Corral y los senadores Teresa Ortuño, Gustavo Madero y Ramón Galindo no se lanzarían la contienda interna. Se antojaba una contienda casi resuelta en la que Jones sólo podría tener la posibilidad de presentar una precandidatura testimonial y se rumoraba que tras de su candidatura se encontraba la simpatía de Corral.
Más aún, las expresiones a favor de Borruel de algunos de los actores blanquiazules más cercanos al ex alcalde chihuahuense, Juan Blanco, denotaban que la dupla de líderes panistas en el estado, Carlos Borruel y el presidente estatal, Cruz Pérez Cuéllar, habían logrado la inclusión de Blanco en tal candidatura. Todo parecía arreglado.
Pero a partir del jueves todo cambió. Pablo Cuarón, ahora sabemos, al saber del método designatorio del PRI, y Juan Blanco por su cuenta decidieron inscribirse en el proceso. Luego, Blanco declinaría a favor del juarense, también cercano al líder panista Enrique Terrazas y la presentación de Cuarón ante el órgano electoral interno del PAN corrió a cargo de Javier Corral.
¡Vóytelas!
Y es Corral quien mejor ha explicado sus razones, le dice a Jones que el apoyo para obtener las firmas de los panistas necesarios para registrarse como precandidato era sólo eso y que ahora, junto a Francisco Barrio (y Guillermo Luján) está impulsando la candidatura de Cuarón.
Así, en cuestión de unas horas el escenario se ha calentado al máximo en el PAN en el que se presume que los antiguos compadres, Javier Corral y Cruz Pérez Cuéllar, se enfrentarán otra vez en una contienda interna. Pero más allá de ese protagonismo personal lo cierto es que los equipos de Juan Blanco, Javier Corral (que incluye al ex gobernador Barrio) y probablemente al de Enrique Terrazas están enfrentados a los equipos de Carlos Borruel y Pérez Cuéllar, en una reedición de los comicios anteriores en los que eligieron a sus candidatos a diputados plurinominales de la elección federal del año pasado.
Sin concesión alguna, pueden protagonizar una verdadera contienda democrática que podría convertirse en una auténtica tragedia política si se presentan evidencias de maniobras fraudulentas.
Evitarlas será el principal de sus riesgos, en ellos les va la posibilidad, no tan sólo de alcanzar cifras competitivas frente a su adversario priista, sino de conservar la alcaldía de Chihuahua y otras de menor importancia como Jiménez y Camargo. Si no lo logran, la debacle será de verdadero escándalo nacional.
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domingo, 10 de enero de 2010

De parto "natural"

El Diario, 10 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Pues sí, así resultó ser la designación de César Duarte como precandidato único al Gobierno del Estado. Lo dijeron dos de los más connotados priistas chihuahuenses, el Gobernador José Reyes Baeza y el presidente estatal del PRI, Marco Adán Quezada, cada uno con su estilo.
Interrogado el Gobernador, le dio nombre a la colaboración de hoy. “Fue parto natural”, le declaró al portal Tiempo.com ayer. Además, sin complicaciones, dijo, seguramente ya con la suficiente información como para adelantarse a lo ocurrido durante el resto del sábado: Todos los aspirantes le expresaron su respaldo al parralense, a quien desde ahora ya debemos considerar como el candidato del PRI al Gobierno de Chihuahua.
Hasta el último minuto se sostuvo el rumor de supuestas negociaciones tendientes a que Murguía fuera postulado por cualquier otro partido, sobre todo por el PRD. Pero prácticamente desde que se dio a conocer la designación de Duarte, connotados impulsores de la candidatura de Murguía expresaron su respaldo al de Parral. No solo no tenía sustento sino que hasta iba en sentido contrario a la realidad, pues hasta el presidente estatal del PRD, Miguel Vargas, no descartó la posibilidad de una alianza con el PRI a partir de la designación de Duarte, aunque, acotó, esa “decisión no sería nada fácil para el PRD” pues debería ser aprobada por mayoría calificada de las instancias estatal y nacional ya que hay “diversos actores importantes de ese partido que se oponen a una coalición con los priístas”. (Nota de Silvia Macías, El Diario, 8/I/10).
Más aún, el portal Ahoramismo.com, (7/I/10) publicó que “Miguel Vargas, dirigente estatal del PRD; informó a ahoramismo.com.mx que dentro del partido del sol azteca había corrientes que querían postular a César Duarte y otros a Héctor Murguía, pero no se confirmó nada”.
Pero la concepción de unidad en el priismo ya hizo milagros: Todos van con César Duarte.
Y sí, todo el proceso fue natural en el PRI. Quizá inconscientemente el líder estatal lo ratificó con sus declaraciones: Sí hubo dedazo. La reportera Silvia Macías (El Diario, 9/I/10) escribió que “… En otro orden de ideas, Marco Adán Quezada destacó que la DESIGNACIÓN (mayúsculas de LJVF) de César Duarte como candidato de unidad a gobernador, por parte de la presidenta del CEN, Beatriz Paredes Rangel, fue la conclusión de una intensa etapa de análisis…”.
.Otro de los aspirantes, el ex alcalde capitalino, Alejandro Cano, también reveló el proceso: “En ese sentido, el diputado federal Alejandro Cano Ricaud relató que Beatriz Paredes Rangel le indicó de manera directa que el precandidato a gobernador por ese organismo político sería el ex diputado federal César Duarte”. (Nota de M. Figueroa/S. Macías/ G. Minjarez, El Diario, 8/I/10).
Con tales testimonios ya no hay lugar a la duda, fue la presidenta priista quien corrió con la triste suerte de notificarles a todos que ninguno de ellos era el agraciado y con seguridad debe haberlo hecho con la secreta satisfacción de darle a conocer a César Duarte tal designación pues son compañeros y amigos de muchos años atrás.
Pero, según todas las evidencias, la parte final del proceso no fue tan terso, la tardanza en conocerse el nombre del ungido, siete horas de reuniones de la presidenta Paredes y el Secretario General, Jesús Murillo Karam, con los aspirantes, se debió, con toda seguridad, al rechazo de algunos de ellos a la decisión comunicada por la lideresa priista. En las semanas siguientes mostrará, sin duda, que debieron llevarse las negociaciones (es decir, el reparto de posiciones y candidaturas próximas) hasta el extremo.
No hay vuelta de hoja, se pueden argüir muchas cosas, pero una de ellas es cierta. En el PRI del siglo XXI impera el mismo mecanismo del “partidazo” de la centuria anterior: El dedazo.
Podrán expresarse mil y un argumentos, pero tal procedimiento significa un retroceso en la vida democrática del país, y de Chihuahua, porque denota la incapacidad de los militantes priistas por llevar al cabo comicios desprovistos de chanchullerías. El problema mayor consiste en que tal característica es compartida por la totalidad de los partidos.
Así, en lugar de avanzar en la consolidación de procedimientos electorales más confiables, democráticos, la clase política avanza en el sentido contrario. Y lo hacen esgrimiendo un argumento inobjetable para ella: “Garantizamos (con ello) la unidad del partido”, como si tal meta no pudiera alcanzarse después de un proceso electoral. El problema reside en que, casi invariablemente, aparecen las quejas por las irregularidades presentadas en el proceso.
Y si una parte acusa a la otra de haber cometido actos fraudulentos, lo normal es que la mayoría de los activistas de la parte ofendida no se incorporen a la campaña. O bien, si en el transcurso de la misma los enfrentamientos entre los aspirantes adquieren ribetes de verdadera confrontación personal y no, como debiera ser, de los programas postulados por los candidatos.
Ante panorama tan adverso a los comicios, el proceso, aparentemente, les ha salido perfecto a los verdaderos electores del PRI chihuahuense, la presidenta Beatriz Paredes y al Gobernador Reyes Baeza pues en el acto del registro de Duarte todos los aspirantes expresaron su apoyo a tal candidatura y con ello se cerró la posibilidad de alguna fractura.
Llegarán, entonces, en las mejores condiciones, a las elecciones, sujetos, como casi siempre, a las eventualidades que se presenten, es decir, el crecimiento electoral de los adversarios y la comisión de los errores propios y también a los de los adversarios.
Enfrente no parecen contar con las mejores circunstancias. El PAN ha decidido apostarle a la celebración de comicios abiertos a toda la población que desee participar en ellos. Es una apuesta muy alta, muy riesgosa, no tanto por la cantidad de ciudadanos que participen (aunque, como es natural, si fuera un número menor, sí contaría definitivamente) sino por la calidad del proceso, dados los antecedentes inmediatos de lo acaecido en la elección para designar a sus candidatos de los primeros lugares de la listas plurinominales a las diputaciones federales del año pasado, en la cual se presentaron diversas anomalías, las mismas que llevaron a los órganos electorales del blanquiazul a anular las elecciones en un municipio y con ello modificar los resultados.
Desde los inicios tienen problemas. Uno de los aspirantes, Clery Jones, denunció que el equipo del alcalde Carlos Borruel tenía en su poder, desde un mes atrás, los formatos originales para asentar las firmas de los 1,632 militantes panistas que deben expresar su apoyo, para que sea registrado como precandidato el solicitante.
Y la sorpresa la constituyó la anunciada pretensión del ex alcalde Juan Blanco al inscribirse como precandidato, en un inesperado vuelco al interior del grupo mandón en el PAN de la capital chihuahuense, pues tanto Borruel como Blanco, forman parte del mismo. Vino a confirmar lo que era un rumor en las semanas previas: La existencia de una fractura al interior de ese grupo y la de que no pocos panistas rechazaban la pretensión de Borruel de imponerse como diera lugar como candidato del panismo.
Candidatura secuestrada, le llamaron sus opositores panistas a la de Borruel.
Tales rumores y el anuncio de Blanco se confirmaron con el adelantamiento del registro de Borruel. Estaba anunciado para el domingo a mediodía y el viernes, inopinadamente, prácticamente sin avisar, ni a los medios de comunicación, ni al panismo, se registró acompañado de su esposa, Leticia Macías, y del ex Secretario General del Comité Estatal, el diputado federal Arturo García Portillo, a quien se le ubica como coordinador de su precampaña pero que también aparece como delegado del Comité Nacional, para auxiliar al Comité Estatal… en Tamaulipas (Proceso No. 1731, 3/I/10, pp.15).
Seguramente para enfrentar tal eventualidad el ex alcalde Blanco decidió “aventarse”, confiado en que su nombre será más conocido entre la población que el de Borruel y Jones.
Pero la jugada del PAN se les puede revertir irremediablemente y convertir las elecciones del 2010 en una verdadera catástrofe si se llegaran a presentar anomalías en el proceso interno.
En tanto, el priismo ya los espera, y no es una frase, a juzgar por el acto de registro de Duarte, unido y, por lo menos, con una vigente capacidad de movilización. Es el PRI del siglo XXI.
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jueves, 7 de enero de 2010

Sin defensa alguna

El Diario, 7 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
La matazón en el estado ha llegado a niveles insoportables. La ocurrida en Juárez no alcanza clasificación, supera, como ya nos lo hacen notar las informaciones llegadas de todas partes, a la que sufren en estos momentos los iraquíes, sujetos, como ninguna otra nación, al avasallamiento del imperio, dirigido por Bush o por Obama.
Y de las ejecuciones, algunas son emblemáticas. El asesinato de la activista social, que eso fue toda su vida Josefina Reyes, es de esos crímenes. Cruelmente –como es la divisa de los grupos criminales- Josefina fue asesinada el domingo a mediodía en su negocio de venta de barbacoa en el ejido El Sauzal. Le dispararon a quemarropa a la cara. Dichas así las cosas parecerían ser un número más, de los muchos que hemos debido sumar en esta siniestra estadística, no lo es.
Josefina pertenecía a una familia de dirigentes sociales. No hubo causa popular alguna de los habitantes del Valle de Juárez, especialmente de Guadalupe Distrito Bravos, que no abrazaran alguno de los integrantes de tal familia. Más encomiable fue la actividad de todos ellos si tomamos en cuenta que desde muchos años atrás debieron emprenderla resbalando, esquivando, eludiendo a los grupos dedicados al trasiego de la droga que tomaron tal región como su propio feudo, en la cual nadie podía ejercer la autoridad por encima de ellos. Y si las autoridades formales, los dirigentes y activistas sociales, menos. No en balde ahí han asesinado, en el curso de los casi de dos años de la actual guerra de los cárteles, a cientos de personas, incluidos ex alcaldes y regidores.
Miembros del PRD y procedentes de las agrupaciones sociales existentes en Chihuahua desde la década de los 70’s, los Reyes fueron convirtiéndose en los líderes de la población, Josefina incluida. Así, ante los abusos cometidos por algunos elementos militares, Josefina fue de las primeras en encabezar las protestas, luego, ante la desaparición de uno de sus hijos (Realizó una huelga de hambre frente a las instalaciones de la PGR en Juárez para exigir la aparición de su hijo, secuestrado, decía, por los federales) y el asesinato de otro. Incansable, protestó, gritó, exigió la entrega del hijo levantado. Lo logró, pero antes debió sufrir en carne propia los ilegales allanamientos de los militares a su domicilio.
No era experiencia nueva que uno de sus hijos fuera “levantado”. Años atrás sufrió experiencia tan desgarradora. Se movió por cielo, mar y tierra y logró rescatarlo de las garras del crimen organizado. En tal entorno, con seguridad, la muerte de Josefina no está desligada de cualquiera de las variantes. En abono de la claridad y transparencia de la actuación de los grupos policiacos y militares el esclarecimiento de su asesinato debiera ser prioridad para éstos pues la sospecha de una ejecución extrajudicial siempre penderá sobre ellos ya que la actividad de Josefina en los últimos meses estuvo encaminada a denunciar los atropellos de los mílites y los policías federales.
Ya va siendo natural para los chihuahuenses que las autoridades no esclarezcan los centenares de crímenes ocurridos (a cambio nos entregan a algunos “sicarios”, responsables, dicen, de cientos de ejecuciones) como consecuencia de los enfrentamientos de los delincuentes y que las autoridades aparezcan sólo fedatarios de los homicidios, pero de ahí a aceptar que transcurran los días y los meses sin que se ofrezca el esclarecimiento del asesinato de activistas y el de periodistas hay mucho trecho.
Vamos, iniciando el año y dadas las cifras criminales con las que concluimos el anterior, no hay lugar a la duda, el Operativo Conjunto Chihuahua debe desaparecer y dar origen a otra operación gubernamental para detener, no sólo la ola homicida, sino la delictiva desatada a partir de la puesta en vigor del primero y cuya detención es tarea imposible para las fuerzas federales acantonadas en Chihuahua, las mismas que han desatado, además, una cadena de denuncias de violaciones al orden constitucional.
No cabe duda, los chihuahuenses, como Josefina, quedamos sin defensa alguna.
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martes, 5 de enero de 2010

Borruel, el primero

El Diario, 5 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Ser el primero no implica llevar ventaja y la que pudiera argumentar en estos momentos el PRI, no podría perderse por el simple hecho de que el alcalde de la capital del estado, el panista Carlos Borruel, haya solicitado licencia para separarse del cargo. El hecho concreto es que ya hubo un primer político que debió hacerlo en virtud de las regulaciones que así lo marcan para quienes ejercen un cargo con poder de mando (aunque ya el presidente del órgano electoral, Fernando Herrera, amaga con usar una jurisprudencia en la que tal ordenamiento abarca también a los legisladores).
Pudiera ser que durante algunos días el panista gozara del privilegio de ser el único precandidato a la vista. Será hasta el sábado cuando el PRI, oficialmente, abra y cierre el registro de precandidatos. Algunos especulan que uno de estos días habrá destape con la consiguiente “cargada” al interior de ese partido.
Importa detenerse un momento en la precandidatura de Borruel, quien ha tenido el cuidado, excesivo diría el escribiente, de no mencionar ni una sola ocasión en público las razones por las que se retira, en aras, dice, de no violar la reglamentación electoral. Por segunda ocasión consecutiva abandona un cargo de elección popular para lanzarse al siguiente, en la misma ruta que años atrás siguiera Martha Laguette, aspirante a la alcaldía capitalina.
La priista, siendo regidora, pidió licencia para buscar la diputación local. Tres años después hizo lo mismo desde la legislatura para intentar convertirse en la primera alcaldesa de Chihuahua. Fue derrotada sorpresivamente por el empresario blanquiazul Juan Blanco.
La principal acusación que recibió de sus adversarios fue el hecho comentado líneas arriba: Botar de un cargo de elección popular al siguiente. En tal riesgo se encuentra el ahora ex alcalde (y le damos esa categoría en virtud de sus primeras declaraciones, en las cuales asegura que, independientemente de los resultados electorales, no regresará a la presidencia municipal ¿Será?) pues sin duda tal argumento se les revertirá a los panistas.
No dejan de ser grandilocuentes las frases de despedida de Borruel: “Me siento bien, aunque hay un dejo de añoranza, finalmente mi vida ha sido de riesgos”, en un giro que no le conocíamos pues su tránsito por la vida política seguramente ha tenido de todo, menos de riesgos, a lo menos que esté hablando del riesgo aquel, señalado por el burócrata priista, quien señaló que no estar en el presupuesto era vivir en el error.
Si las afirmaciones del presidente del IEE son justas, entonces en el PAN sólo se registrará Clery Jones para participar en las elecciones internas de ese partido, abiertas a todos los ciudadanos que así lo deseasen, y en el PRI la contienda, si la hay, quedaría circunscrita a los tres que desde el inicio de las especulaciones se habían mantenido en la competencia: Oscar Villalobos, Héctor Murguía y César Duarte.
Pero más allá del registro de Jones, la precandidatura de Borruel se antoja como el destape del candidato a la gubernatura pues los grupos más importantes al interior del PAN ya lo acordaron. Borruel trae consigo el apoyo del grupo dirigido por Enrique Terrazas, Juan Blanco incluido, y el encabezado por el líder estatal, Cruz Pérez Cuéllar. Es de tal certeza ese acuerdo que en las semanas previas, sin recato, se celebraron diversos actos partidistas, organizados por la dirigencia estatal, en las que intentaron engalanar al ex diputado federal, Carlos Reyes, también integrante del grupo de Borruel, Blanco y Terrazas, y aspirante a la alcaldía capitalina.
De ese modo, sólo quedaría esperar una variante: Que el grupo encabezado por el diputado federal Javier Corral decidiese intentar otra sorpresa y apoyar al ex edil de Galeana. Pero una cosa es Corral y otra es Clery Jones, dicho esto desde el plano de la ascendencia del legislador entre los panistas chihuahuenses, más allá, incluso, de los grupos, como ya se observó en el anterior proceso interno en el que logró superar a la alianza de Borruel-Pérez Cuéllar, pero en la que contó con la ayuda del sub-grupo de Juan Blanco.
Ahora, al parecer, no será así y Borruel seguramente será el abanderado del PAN.
No le será fácil la senda, ni agradable, deja abundantes pendientes.
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domingo, 3 de enero de 2010

IEE, a regular el dinero

El Diario, 3 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
En medio de un conjunto de aumentos en los impuestos, servicios y bienes otorgados por el gobierno, en sus tres niveles, inicia el año nuevo bajo los más negros augurios, como siempre, para la mayoría de la población que, también como siempre, vive con la esperanza de que las cosas mejoren. No parece que así vaya a ser; pero dadas las condiciones de la economía norteamericana, es dable esperar un cierto repunte de la nuestra, de ninguna manera en el primer trimestre. Quizá a partir del segundo la economía chihuahuense alcance a sufrir las consecuencias de la lenta recuperación económica de los Estados Unidos.
Sin embargo, es año electoral en Chihuahua y ya una buena parte de la población está inmiscuida en los prolegómenos de las campañas electorales, especialmente la de los precandidatos a gobernador.
En la tierra de la alternancia, la atención política está cifrada sobre todo en el proceso del PRI para designar a su candidato. Pasaron los años, llegó la plena competencia electoral, la alternancia partidista en el gobierno, se dijo que habíamos iniciado la transición a la democracia y los chihuahuenses –especialmente los priistas- esperan nerviosos, ansiosos, el destape del candidato del partido gobernante ¡Como antes! Tal pareciera que como siempre.
A pesar de todos los asegunes, resulta que, en vista de las señales lanzadas por la clase política priista, habrá candidato de unidad, es decir, será designado.
Y como antes, al existir tal mecanismo para la designación, el deporte favorito de los interesados en la política vuelve a ser la especulación.
Todo mundo ha oído algo: Alguien le comentó, dice otro; de acuerdo con lo dicho por fulano en tal reunión; otro menciona que estuvo en una reunión en la que se dijo que todo estaba ya arreglado, será mengano el candidato… son tantas las versiones.
Lejos de constituir tal fenómeno un motivo de enorgullecimiento para los chihuahuenses (y los mexicanos en lo general) se convierte en evidencia plena del grave retroceso democrático sufrido en estos años de alternancia partidaria.
Es de tal importancia (sobre todo por la extendida percepción ciudadana de que en estos momentos el partido triunfador sería el PRI) el proceso de los priistas, que le ha quitado la atención a la determinación de los panistas. A partir de la propuesta de la dirigencia estatal, el Comité Nacional del PAN aprobó que sea una elección abierta a la ciudadanía el mecanismo para designar a su candidato, exactamente del modo que lo hizo el priismo en 1998 para recuperar la gubernatura.
Pero si los procesos eleccionarios en el PRI parecen extraídos del cuento de Augusto Monterroso (El Dinosaurio: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”) la novedad estriba en la nueva regulación electoral, que implicará un esfuerzo adicional al organismo regulador de los procesos comiciales, el Instituto Estatal Electoral (IEE), cuyo máximo órgano de dirección aparentemente sólo cambió de denominación, pero que en realidad deberá adquirir un nuevo peso en la conducción de la campañas, como fruto de la nueva legislación, y que de hecho lo está haciendo al acometer (y en otros casos no, a pesar de la opinión de algunos de los partidos) las primeras medidas tendientes a regular los actos proselitistas y la propaganda política.
Y es ahí en donde se encuentra el principal problema a resolver, y no sólo por el IEE, también por los partidos y los medios de comunicación. Sí, porque, en aras de buscar la equidad electoral, a partir de la reforma electoral, nadie podrá contratar la difusión de propaganda en radio y televisión. Los partidos tienen prohibida la contratación de tiempo en esos medios y los particulares, a su vez, no podrán “sea a título propio o por cuenta de terceros”, contratar “propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, ni a favor ni en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular”.
Y esa sí que es una novedad agradable, no sólo porque nos ahorraremos un buen número de anuncios en tales medios, sino porque los candidatos deberán desplegar una actividad más cercana a los electores a fin de convencerlos y, por tanto, (quiera dios y maría santísima) habrá campañas más tendientes a explicar al electorado los programas de gobierno. Los triunfos electorales dependerán menos de la fuerza económica de tal o cual candidato, que le permitía contratar más espacios en los medios de comunicación y “venderse” del mismo modo que cualquier otro producto comercial.
La nueva legislación permitirá, también, regular las precampañas, espacio que en el pasado era tierra de nadie y en el cual incalculables fortunas se gastaban para favorecer a determinado candidato y con ello se comprometían favores, también ahora, pero por lo menos se les está acotando con medidas como las comentadas en esta ocasión.
Bueno, pues en tales materias el IEE deberá desplegar una intensa actividad y una mejor atención y evaluación pues el espíritu de las reformas electorales (la federal del 2008 y la local del 2009) era el de, además de otorgarle equidad a las campañas, disminuir el peso del financiamiento privado y volverlas más propicias para la reflexión ciudadana.
Aspecto central de tal orientación es el de acotar todas las actividades proselitistas, enmarcarlas en los límites de la ley y evitar la celebración de actividades proselitistas (las cuales siempre requerirán de las aportaciones económicas para efectuarlas) por fuera de la ley y, por tanto, imposibles de evaluar en sus costos y, más importante aún, en saber quiénes son sus financieros y los montos empleados en su celebración.
Pero si la contratación de propaganda política está prohibida en radio y televisión, existe la jurisprudencia necesaria como para impedir que la contienda electoral adquiera visos de inequidad al buscar, los actores políticos, eludir la ley electoral. Y vaya que son portento de chicanerías.
Para muestra ahí está el caso de los espectaculares con la imagen del aún a estas horas alcalde en funciones de la capital del estado, el panista Carlos Borruel, (quien, pero por supuesto, se ha deslindado de tal publicidad de revistas que portan en sus portadas la imagen del edil) y como si fuera la noticia de mayor impacto destacan que será candidato, al lado de otros para encubrir los verdaderos propósitos proselitistas de tales eventos. (“Se entiende por propaganda electoral el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones que durante la campaña electoral producen y difunden los partidos políticos, los candidatos registrados y sus simpatizantes, con el propósito de presentar ante la ciudadanía las candidaturas registradas”, dice el art. 85 de la Ley Electoral).
En el mismo tenor se podrían ubicar la publicación de sendas páginas en El Diario de las comidas ofrecidas por los empresarios Federico de la Vega y Eloy Vallina al ex alcalde juarense, Héctor Murguía, como si fuera cosa de todos los días la promoción de las comidas de tan destacados ciudadanos.
Otro tanto podría decirse de la publicación de otra plana en uno de los matutinos de la ciudad de Chihuahua, aparecida el primer día del año, firmada por Francisco Javier Lecumberri Ustaran, y en el cual se acusa a César Duarte de haber mal empleado los recursos de la Cámara de Diputados a su favor, cuando fue presidente de la misma.
Y la ley es clara. Es tajante la prohibición a cualquier persona, física o moral, contratar propaganda a favor o en contra de los candidatos (sí, ya sé que algún puntilloso dirá que formalmente aún no lo son, pero es muy claro que por extensión ya se ubican los seis precandidatos priistas en tal categoría) y si tales hechos (ciertos o no) se dejan pasar en momentos en los cuales aún no inician ni siquiera las precampañas ya podemos imaginarnos lo que puede ocurrir en el curso de la campaña.
Y si hubiese duda, ahí está el artículo 87 de la ley electoral: “… 2.-… En ningún caso, se permitirá la contratación de propaganda en medios de comunicación e información en favor o en contra de algún partido político o candidato por parte de terceros”.
¡Qué cosas! Nunca pensamos que regresaríamos a los tiempos del “tapado” y a la “bufalada” ¡Don Abel Quezada (el cartonista que le dio fama mundial a tal personaje) regresó por sus fueros!
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