martes, 4 de diciembre de 2012

Opacidad plena

El Diario, 4 de diciembre de 2012. Luis Javier Valero Flores No obstante la importancia de lo realizado hasta la fecha por el nuevo presidente de la República, no podemos pasar por alto la designación que realizara el Congreso del Estado, de los dos consejeros del Instituto Chihuahuense de Acceso a la Información Pública (Ichitaip), que habrían de sustituir a quienes culminan su encargo el 31 de diciembre, Fernando Bencomo y Claudia Alonso. Se convirtió en un proceso de plena continuidad de la elección de consejeros del IEE de una semana atrás. Las agraciadas fueron María Nancy Martínez Cuevas y Alma Rosa Armendáriz Sigala, la primera de las cuales ya había participado en el proceso anterior en 2009, al no resultar electa fue designada, en enero de este año, Secretaria Ejecutiva del Ichitaip. Armendáriz culmina, también en el fin de año, su gestión en el Consejo General del IEE. Ambas son reconocidas, en público y privado, como posiciones del PRI. Fue así el punto final de un proceso electivo rebosante de opacidad e irregularidades, la última de las cuales fue develada por el diputado Gerardo Hernández (PRI), quien, para negar el acceso a las calificaciones obtenidas por los aspirantes –debido a que corrió el rumor, no desmentido por nadie, que las dos agraciadas habrían obtenido muy bajas calificaciones, una apenas aprobatoria (6.5), en tanto que la otra habría reprobado (4.5) [De los reporteros, El Diario, 30/XI/12] – adujo que “las calificaciones de los consejeros no pueden ser dadas a conocer, debido a que los evaluados firmaron para no transparentar sus resultados”. (Nota de Sugeyri Gándara, Tiempo.com, 29/XI/12). ¿Pues en qué país vivimos, que los aspirantes a ser salvaguardas del derecho de la sociedad al acceso a la información pública, firman para NO DAR A CONOCER LAS CALIFICACIONES de sus exámenes? ¿Y así aspiran a ser consejeros en pro de la transparencia? Bueno, el proceso fue tan viciado que ya ni siquiera se guardaron las mecánicas del pasado reciente, en el cual se distribuían por cuotas partidarias las posiciones en juego; ahora, ante la avasallante mayoría priista en el Poder Legislativo, las posiciones fueron acaparadas por este partido y ni siquiera fueron capaces de, por lo menos, ya que tienen mayoría, elegir a los más capaces, por lo menos en el examen practicado a los suspirantes. Que, por otro lado, no debió ser realizado por personal de la UACH ya que esta es un ente obligado, sujeto, por tanto, a las regulaciones y normas de la legislación en la materia. Las autoridades universitarias debieron excusarse, tal y como lo hacen –o deben hacerlo– legisladores, jueces y funcionarios, en los asuntos en los que tienen interés personal o institucional. ¿Acaso no se cuenta con, por ejemplo, la agrupación de los organismos de transparencia, o el IFAI, o la UNAM, o el CIDE, o tantas otras instituciones educativas privadas, ajenas al presupuesto de Chihuahua, que pudiesen practicar ese examen? Más aún, está de tal modo pervertida la designación de integrantes de estos organismos que, sin empacho alguno, numerosos aspirantes que quedaron a la orilla han sido destacados representantes e integrantes del partido en el poder. De todos modos buscaron la designación, como si fuera una posición más de las muchas que ofrece el gobierno. Lejos, muy lejos quedó la concepción de que esos espacios eran para que los ciudadanos, lejanos a los partidos, fuesen quienes los desempeñasen para otorgarle a la sociedad algunos instrumentos que fiscalizaran el desempeño de los gobernantes, de tal modo que los militantes partidarios se abstuvieran de buscarlos. ¡N’ombre, puros sueños guajiros! La descalificación abarca al total de las representaciones políticas en el Congreso pues las protestas del PAN, como siempre que suceden arrebatos como el del jueves anterior, pierden el peso de la moral política debido a que ahora protestaron, no solamente porque las elegidas fueran del PRI, sino porque no fueron tomados en cuenta para el reparto (se oye feo, pero así es) de las posiciones ¿Se acuerdan cuando, en un exceso como el de ahora, pero al revés, cuando entre PRI y PAN designaron al vocero del grupo parlamentario del PAN como consejero del Ichitaip? La desazón es mayor si tomamos en cuenta el desempeño de quienes se van; ambos desarrollaron una buena labor –más, incuestionablemente, Claudia Alonso–; Bencomo debió soportar las críticas de sus correligionarios, por la defensa de la transparencia en el ejercicio de las funciones públicas y Alonso fue la frecuente receptora de serios linchamientos mediáticos. Bien por ellos.

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