jueves, 28 de junio de 2012

Cierre escabroso

El Diario, 30 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores La campaña electoral presidencial terminó con los peores presagios. Los principales signos son los que caracterizaron durante décadas a las elecciones mexicanas: Las fuerzas contendientes acusándose de cometer, unas y otras, diversos ilícitos electorales y con un ambiente plagado de profundas desconfianzas hacia el proceso electoral, a los partidos, a las encuestas, a los candidatos y a los gobernantes. A pesar de ello, las campañas presidenciales que ayer terminaron lograron atraer la atención de la mayoría de los mexicanos; fue de tal magnitud la competencia despertada, que las dirigencias partidarias y las coordinaciones de las campañas resolvieron, en demérito de las candidaturas a diputados y senadores e incluso de las candidaturas a las gubernaturas de Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco, Yucatán y DF, apostar la mayor parte de los recursos a las campañas presidenciales, incluidos los tiempos oficiales destinados a los candidatos a legisladores, en una inaceptable chicanada pues en los spots que supuestamente eran de éstos, se desplegaba la propaganda del candidato presidencial y sólo al final, una voz en “off” llamaba a votar “por los candidatos a diputados y senadores”. Pero lo preocupante del final de las campañas fueron las denuncias, éstas develaron las múltiples fallas y lagunas de la legislación electoral; y no solo, sino de todo el sistema de partidos y del régimen político en general. Mientras uno acusaba a otro de “pasar la charola” entre ciudadanos pudientes, al mismo tiempo el denunciante se trasladaba en aeronaves particulares sin dar a conocer el nombre de los propietarios de los vehículos; simultáneamente, otros contendientes se acusaban del uso faccioso de programas gubernamentales y de la entrega de diversas mercancías. Y es ahí en donde podemos ubicar las acciones del gobernante chihuahuense, César Duarte, destinadas a entregar personalmente diversas mercancías a beneficiarios de distintos programas. Puede no haber violado la ley electoral, pero sí denotó falta de sensibilidad política su participación, al grado de que en el último episodio, el de la distribución de papas y otras cosas en Riberas del Bravo, en Juárez, circuló fuertemente el rumor que él estaría en la entrega de esos alimentos pero que al correrse la voz que los candidatos del PAN a las diputaciones federales se habían percatado de tal acto y que seguramente habrían denunciado ante la Fepade, se abstuvo de asistir y sólo estuvieron su esposa Bertha Gómez y otros funcionarios estatales. ¿Qué necesidad hay de que sean las máximas autoridades estatales, o la esposa del gobernador, las que hagan entrega de cosas como éstas? ¿Acaso no bastaba que funcionarios menores reunieran a los beneficiarios y lo hicieran a nombre del Gobierno del Estado? ¿Para qué trasladar a las personas a recibir tales alimentos, porqué no hacerlo en sus colonias? ¿Por qué no cuidar hasta el último de los detalles, y evitar que los camiones usados para el traslado portaran propaganda –al frente– del partido del gobernador? En tanto, se daba cuenta de muy aislados hechos de violencia en el país, de agresiones con armas de fuego y del estallido de algunos artefactos explosivos, en número absolutamente inusual. Estamos al final de una campaña electoral polémica, de ella emergerá el gobernante que deberá dar paso (aunque no quisiera) a un proceso de democratización, nada de regresar etapas previas de la vida nacional. Nunca. Si Josefina Vázquez triunfara, su gobierno no podrá ser continuidad de los dos previos, los de sus compañeros de partido; si Enrique Peña Nieto ganara las elecciones, su gobierno no podrá emular los de sus predecesores miembros de su partido; si López Obrador lograra la mayoría de los votos, no podrá gobernar con los esquemas del pasado. Lo peor que nos puede pasar, como lo dijo el buen amigo Gustavo de la Rosa Hickerson para el tema de seguridad pública, es que nos suceda como si despertáramos de un sueño prolongado y las cosas regresaran al estado en que se ubicaban antes de julio del 2000. No estábamos bien, regresar a ese pasado no vale la pena. Ninguno de los candidatos nos podrá llevar allá, por suerte, aunque quisieran, es mucha sociedad, la mexicana, como para que suframos una regresión más. Premiadas. Otra vez ha sido premiado El Diario (Juárez), ahora porque Rocío Gallegos y Sandra Rodríguez se hicieron merecedoras a recibir el Premio de John Peter y Anna Catherine Zenger de 2012. Uno más a las vitrinas, en lo que es un justo reconocimiento al trabajo de nuestras compañeras, y del periódico líder de Chihuahua. ¡Felicidades!

martes, 26 de junio de 2012

La derrota de las encuestas

El Diario, 26 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Más allá de las preferencias electorales, una cosa es evidente: el agotamiento de las encuestas como instrumento de medición y su plena irrupción como medios de propaganda. Los propietarios del duopolio televisivo y la dirigencia de la campaña de Enrique Peña Nieto le apostaron a que la difusión de las encuestas actuara como mecanismo paralizante de la decisión ciudadana y a que llevara a millones de votantes a la conclusión de que ya nada quedaba por hacer ante la inminencia del triunfo del mexiquense. Prueba palmaria de tal agotamiento es el hecho de que todas las empresas encuestadoras admiten la existencia de un rechazo ciudadano, de hasta el 70 por ciento, al levantamiento de las encuestas. Cosa semejante reportó el sondeo de El Diario, semanas atrás, ante la pregunta de si confiaban en las encuestas, el rechazo llegó casi al 80 por ciento de los participantes. Otro aspecto no tomado en cuenta por prácticamente ninguna empresa, para poder efectuar evaluaciones más precisas sobre las preferencias electorales y el número de indecisos, fue el abstencionismo electoral. Sólo Demotecnia, de María de las Heras, lo hizo en la última de las encuestas publicadas, en la que pronosticó, a fines de mayo, un porcentaje de participación electoral del 63 por ciento. De este modo, con un listado nominal –es decir, los ciudadanos que podrán votar, por contar con su credencial y estar en el padrón electoral– de 79.5 millones de electores, es probable, si aceptamos el cálculo de De las Heras, que voten alrededor de 49.5 millones de personas el próximo domingo. ¿Quién ganará? Para el escribiente, más allá de las filias y fobias, el ganador será López Obrador o Peña Nieto, en ese orden. Los indicios políticos de que se resolverá por una diferencia mínima –entre los 2 y 3 puntos (cada punto significarán 490 mil votos) – están por doquier, el reforzamiento de la andanada priista contra el izquierdista, el cierre masivo de la campaña del tabasqueño, las reuniones de los gobernadores en días y horas hábiles (¿no sabrán que es delito electoral?); el crecimiento de la emergencia juvenil; y las múltiples manifestaciones emitidas por infinidad de personas en el sentido que ahora cambiarán su voto y lo harán por el candidato de la izquierda. Son muchos, de todos los círculos sociales. Y si hiciera falta un factor, ahí está el mensaje que la jerarquía católica envió el domingo a todos sus seguidores en el que los llama a no votar por partidos que estén de acuerdo con el aborto, con los matrimonios entre homosexuales, con la eutanasia, o que promuevan los anticonceptivos físicos o químicos, la pornografía, la clonación humana, el uso o tráfico de drogas, el machismo o la discriminación racial y étnica ¿Más claro? En el colmo de la soberbia, el tríptico repartido asienta que “La Iglesia Católica dará el voto…”. ¿Cómo está eso de que “dará” su voto? ¿Ya suplantó a la ciudadanía y convirtió el acto más soberano de ésta en un asunto de creencias religiosas? Porque ¿qué tal si un ciudadano decide votar por un partido que propuso en su programa intensificar el uso de condones como asunto de salud pública, contraviniendo las directrices de su iglesia? ¡Ah, cuántos excesos se cometen en el nombre de Dios! ¡Ahí tienen a Josefina afirmando que “Dios siempre hace su parte y nosotros saldremos victoriosos”! ¿Y los otros candidatos no son hijos de Dios? ¿O se están oponiendo a sus designios, sólo porque no votarán por la candidata del PAN? Pero más allá de las bendiciones –y de las maldiciones– el triunfador deberá contar con al menos 17.5 millones de votos, algo así como el 35% de la votación, algo que los dos punteros tienen al alcance de la mano, a menos que ocurra una catástrofe. Si López Obrador obtiene entre el 20 y el 22 por ciento de la votación en Chihuahua –cosa que se considera en muchos círculos como realista– que sería una cifra entre 300 y 375 mil votos, entonces, para beneplácito de la izquierda, habrá triunfado pues es probable que los índices de aceptación sean semejantes en las entidades del norte del país en los que la izquierda no rebasaba el 7 por ciento de la votación. No es un cálculo ajeno a la realidad, el crecimiento de AMLO en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Durango, Sonora y la consolidación en Sinaloa, Zacatecas y Nayarit son cosas irrebatibles. Y si el crecimiento en el norte es de esa forma, sólo debemos imaginarnos el centro y sur. Un indicio de ello es la aceptación de Miguel Mancera en el DF. Para los escépticos: en 2006, AMLO obtuvo en Chihuahua el 19 por ciento de la votación, poco más de 210 mil votos. Pero la aceptación de ese año está muy lejos de la presente en la actual campaña. No hay punto de comparación. La sorpresa está a punto de presentarse.

domingo, 24 de junio de 2012

Barruntos de aquellos ayeres

El Diario, 24 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores A una semana de una de las elecciones presidenciales más controversiales de las últimas décadas, han aparecido distintos hechos que levantan algo más que suspicacias. ¿Qué hacían, de media mañana a mediodía de un día hábil, en la casa de Gobierno del Estado de México, en Toluca, un buen número de gobernadores emanados del PRI, reunidos con miembros del Comité Nacional de su partido y a quien –como no queriendo, así como de pasadita– pasó a “saludar” el candidato Enrique Peña Nieto? ¿Qué agenda relacionada con el desempeño de sus cargos desahogaban con los dirigentes nacionales del PRI? ¿Coincidentemente, todos andarían en el DF y acordaron darse una vueltecita a Toluca, a la reunión de sus dirigentes partidarios y po’s, ya puestos, ante la invitación de éstos, quedarse a saludar a Peña Nieto? Po’s nos quedamos, ¿no compadre? ¿En qué vehículos se trasladarían a Toluca? De veras ¿A qué fueron? Bueno, lo explicamos. Casi en todos los casos la salida del mandatario se dio sin darle tanta difusión al nuevo viaje del gobernante al centro del país, lo que de suyo llamó la atención, pues ustedes deben saber que cada que el primer mandatario visita a la antigua Tenochtitlán buenas nuevas recibimos los mandantes de todas las entidades gobernadas por militantes del PRI. El martes 12 de junio, apresuradamente, los mandatarios estatales priistas acudieron a una reunión en la capital mexiquense –¿Acaso se convertirá, de ganar Peña Nieto, en un símil de Parral?– a la que asistieron –¿O ellos convocaron? ¿O sería otro el convocante?– los dirigentes nacionales del PRI y a la que, de pasadita, ya ven que no tiene nada qué hacer y que se la pasa allá en Toluca, llegó a saludar Peña Nieto. Coincidentemente, poco después de esa fecha corrieron insistentemente los rumores acerca de una supuesta reunión de los integrantes del gabinete del gobernador César Duarte, en la que éste los llamó a intensificar el trabajo proselitista. Más aún, él mismo incrementó el número de actos en los que aparecía entregando personalmente diversos materiales a beneficiarios de programas de reciente creación, como el de pintar las fachadas de las casas. Al mismo tiempo se elevaron sustancialmente las quejas –en lo privado, con temor– de trabajadores de distintas dependencias estatales por ser coaccionados a desempeñar tareas partidistas, incluso en días hábiles y ya no solamente los fines de semana. Los ritmos de este trabajo se intensificaron, las “metas” se elevaron exponencialmente y, por consiguiente, las quejas y denuncias anónimas. Hasta ahí todo bien (Bueno, es una frase), pero hete aquí que a Andrés Manuel López Obrador se le ocurre denunciar –y lo peor, fue en su reciente visita a Juárez– que a los gobernadores, en aquella reunión en Toluca, les fijaron cuotas de votos por conseguir en sus respectivas entidades. “Tengo información que amenazaron a los gobernadores del PRI, por eso llamo a los gobernadores del PRI a que reflexionen sobre el daño que ocasiona el fraude electoral, llamo también a operadores del PRI, que también lo piensen… queremos que dejen en libertad a los ciudadanos para que elijan sin ningún tipo de presión, en absoluta libertad”, dijo el tabasqueño en conferencia de prensa en el antiguo Paso del Norte. Ahí informó que “de acuerdo con sus informes, la cuota de votos asignada a los gobernadores se les otorgó en una reunión ocurrida hace unos 10 días en la casa del mandatario del estado de México, Eruviel Avila Villegas, a la que acudió Peña Nieto”. (Nota de Staff, –con información de Gabriela Minjáres y Rocío Gallegos– El Diario (Digital), 20/VI/12). El desmentido no se hizo esperar, pero a las cuotas, no a la reunión. Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Organización del CEN priista, dijo: “Es una más de las medias verdades o de las mentiras que emprende el hoy candidato de las izquierdas, sí hubo una reunión, sí nos reunimos con los Gobernadores priistas, también fueron saludados por el candidato, pero de ninguna manera hubo cuotas, ni hubo ningún tipo de gestión al respecto”. (Nota de Reforma, en declaraciones ofrecidas a Radio Fórmula, 20/VI/12). Y el anfitrión también ratificó la información. Así lo dijo el gobernador mexiquense, Eruviel Avila: “Lo digo con mucho respeto para quien hizo esa aseveración sobre la reunión de Gobernadores en la Casa del Estado de México: lo tomo de quien viene. Luego, los Gobernadores priistas somos muy respetuosos de la ley, de las instituciones y no es la primera vez que nos reunimos. Ahora me tocó a mi ser el anfitrión y al término, amablemente, se nos unió para saludarnos el candidato Enrique Peña Nieto. De ahí a que se esté fraguando alguna circunstancia es mentira y lo niego categóricamente”. No, po’s sí. Oiga ¿Y de qué hablaron, si no es indiscreción? ¡Ah, la respuesta nos la ofreció el el ex gobernador Osorio Chong!: “Fue la semana pasada (la reunión) y fue una reunión con los Gobernadores para decirles cómo está el panorama electoral político de todo el País, un ejercicio que hacemos cotidianamente la dirigencia del partido con Pedro Joaquín Coldwell (presidente nacional del PRI) y está vez nos reunimos en Toluca y ahí les explicamos cómo están las cosas en todo el País”. (Ibídem). Pero de ninguna manera para fijarles cuotas de votos. ¡N’ombre! ¿Cómo van a creer esa información? ¡Y menos viniendo de ese hombre que es un peligro para México, según afirma…… El PRI! Si tenemos que creerle a alguien, po’s ahí tenemos a uno de muy elevada credibilidad, el vicecoordinador de la campaña de Peña Nieto, Jorge Carlos Ramírez Marín, quien afirmó que el PRI no hace ninguna solicitud “de carácter electoral a nuestros Gobernadores; los Gobernadores tienen una función institucional que cumplir que va mucho más allá de su responsabilidad de militantes. No ha habido ninguna reunión de estrategia electoral ni de solicitud de cuotas”. (Nota de Osvaldo Robles y Antonio Baranda, El Diario, 22/VI/12). De veras ¿Ninguna reunión? ¿Ni una sola? ¿Los gobernadores del PRI no se han reunido para discutir estrategia electoral? ¿Nunca? ¡Híjole! ¿Cómo compaginar tantos y tan repetidos deslindes de lo que vemos a nuestro alrededor, con tantas quejas de amigos y desconocidos a quienes los presionan para que salgan en las tardes “a volantear” por los candidatos del PRI, a efectuar supuestas “encuestas” que no son más que simples ejercicios para detectar a los posibles votantes de este partido –y descartar a los de otros partidos–, en acciones que tienen como objeto el de coaccionar a los electores y hacerlos “sentirse” como simpatizantes del partido que lo fue todo en el pasado y hoy quiere regresar? ¿Cómo compaginarlas cuando vemos a nuestros gobernantes actuar como parte de una coreografía –cuando salen a pintar fachadas– en la que visten de blanco y rojo y los mangos de los rodillos ¡Son verdes!? De ahí que Jorge Ramírez y Osorio Chong adquieran, de repente, mucha credibilidad al aceptar que la reunión tuvo como objeto “informarles” del mapa electoral ¡¡¡¿Y para qué se les “informa” de tal cosa a quienes son los “primeros” priistas de sus respectivas entidades?!!!! La respuesta, por desgracia, es obvia: Para que coordinen de mejor manera a sus equipos electorales, para que aprieten tuercas donde haga falta, para encontrar financiamiento a las tareas urgidas de él, a apoyar más (por supuesto que moralmente) a los candidatos “bocabajeados”, etc. Y eso que no se trató de una reunión de estrategia electoral. Unas preguntas: ¿Podríamos saber la bitácora de vuelos del gobernador? ¿Y de las aeronaves del Gobierno de Chihuahua? ¿Alguien nos las podría proporcionar?

jueves, 21 de junio de 2012

El problema no es abajo

El Diario, 21 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Ante una muchedumbre arremolinada frente al edificio de la antigua Aduana de Juárez, el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, reiteró insistentemente ayer al mediodía, en la parte final de su discurso de cierre de campaña en el estado de Chihuahua, que el problema no es con los priistas y los panistas “de abajo”, sino con los de “arriba”. Seguramente que muchos de sus detractores encontrarán en tales expresiones otros motivos para acusarlo de encubrir su verdadero lenguaje y forma de pensar. Al describir que el país está peor que en tiempos de don Porfirio (Díaz) –en el número de quienes detentan el poder–, pues en aquel entonces, sostiene desde hace mucho tiempo en sus discursos, eran 300 hombres los que controlaban a México y ahora “son cuando mucho 30 o un poco más”, López Obrador describe de manera cruda la salvaje concentración de la riqueza producida en la última década, coincidentemente la de los gobiernos emanados del PAN. Pero en lugar de lanzar ásperas y riesgosas diatribas para enconar los ánimos en contra de quienes participan de buena fe en los partidos rivales, López Obrador recupera la esencia de los discursos pronunciados a lo largo y ancho del país, a lo largo de casi seis años, en los que reiteradamente explicó que para él y su movimiento la lucha para transformar a México es por la vía pacífica y democrática y de ninguna manera llamando a la confrontación entre los militantes y simpatizantes de los partidos contrarios. Que el principal dirigente de la oposición en México insistiera en tal argumentación deberá tenerse en alta estima. Más consideraciones deberá tenerse a tal postura si tomamos en cuenta que en tanto él recorría el país para difundir tal forma de pensar, el país se hundía en una vorágine de violencia desenfrenada cada vez más salvaje, que no era fácil llamar a la vía pacífica en tanto cerca de 70 mil personas caían abatidas por las balas, y en tanto él mismo sufría el más severo linchamiento mediático jamás sufrido por líder alguno. Asumir tal postura no puede dejar de lado el alertar a la posibilidad de la comisión de diversas conductas ilícitas que pueden configurar el fraude electoral ¿Qué querían, que se acepten las distintas formas de coacción del voto, o de las posibles formas de efectuar un fraude electoral? Por supuesto que el sistema electoral mexicano ha impuesto infinidad de candados para evitarlo (de ahí una parte del elevado costo de las elecciones), pero de ninguna está exento de que pudieran presentarse prácticas fraudulentas, a pesar de todo el desgarramiento de vestiduras de los panegiristas del poder. ¿Por qué, por ejemplo, los representantes de los partidos han llegado, en distintos momentos, al acuerdo de firmar las boletas electorales? ¿Cómo explicar, otro ejemplo, la aparición de miles de duplicados de boletas electorales en Oaxaca? ¿Cómo explicar el rumor tan extendido en la internet acerca de los supuestos arreglos para que el elector fotografíe su voto y así pueda mostrar que efectivamente votó por el candidato del PRI? Bueno, pues si no es cierta tal especie, adquiere visos de certidumbre si tomamos en cuenta las mil y una maniobras realizadas para presionar a los trabajadores a efectuar tareas partidarias en la campaña. De ahí que llamar a la transformación de México por la vía pacífica y democrática, centro de la propuesta lopezobradorista, no sea solo responsabilidad de este potente movimiento popular –y electoral– sino, fundamentalmente, de quienes detentan el poder en todos los niveles, y no solo el político. Quizá tal postura sea uno de los principales factores del acelerado crecimiento de las preferencias electorales por López Obrador en el norte del país, la más azotada por la ola homicida del enfrentamiento de los cárteles de la droga, y que sometió a una buena parte de las entidades fronterizas a los estragos de la peor crisis de seguridad pública de la historia contemporánea, porque, hartos de esa violencia sin fin, ahítos de encontrar una autoridad competente, han encontrado en el mensaje y postura de López Obrador la posibilidad de un profundo cambio en la conducción del país, de manera pacífica y ponga fin a tanta violencia e impunidad. Ayer a mediodía, con un calor que derretía, miles de chihuahuenses así lo demostraron en el acto del tabasqueño.

martes, 19 de junio de 2012

Los violentos

El Diario, 19 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Vaya furibundo ataque de José Díaz López a López Obrador y al #YoSoy132 en su artículo “¡Excelente amigo Valero!.. AMLO y los violentos útiles” (El Diario, 16/VI/12) en los cuales Díaz recoge puntualmente la postura de Enrique Peña Nieto y del PRI. Díaz sostiene que ahora existen elementos para “predecir una violencia”. Para sustentar el dicho del PRI –que López Obrador es un peligro, infundio creado por la derecha radical– ; afirma que los hombres “sensatos” saben que “el movimiento juvenil que apoya a AMLO” ejercerá “presiones y violencia política” y que ya se ha presentado en algunos mítines. Acusa a López Obrador de manipular a los jóvenes para que estos practiquen la “violencia utilitaria”, cuando éste sostiene que puede darse un fraude en las elecciones, sólo para satisfacer sus “fines particulares”. También define la violencia política como la que “existe en todo ataque colectivo organizado contra el gobierno, ya sea contra sus personajes, o contra los diferentes partidos, o contra su programa”. Más aún, arguye que esa violencia utilitaria está inducida por AMLO y sus asesores y el núcleo de ella, “está sembrada, o utilizada” en el nacimiento del #Yo Soy132, cuya manifestación “refrescante y genuina” fue desplazada “por la destreza que en la manipulación de movimientos sociales tiene el PRD”. Sorprendentes las afirmaciones del buen José Díaz. Ahora resulta que si hay violencia política, es responsabilidad de la oposición y no de quien tiene la conducción del Estado o del gobierno; que el movimiento estudiantil está controlado por El Peje, que este ya se convirtió, y si en 2006 no lo hizo, ahora sí incendiará al país, sólo porque controla el movimiento estudiantil. Me parece escuálida la definición de violencia política usada por quien se ha significado en los últimos meses por ser uno de los mejores panegiristas del PRI y sus gobernantes, locales y nacionales. Nada dice de la violencia política producida por un régimen (y no hablo solamente de gobiernos) cuya base de sustentabilidad la constituye la simbiosis de los poderes económicos y los medios de comunicación, los mismos que diseñaron un candidato, cuyo antecedente en el gobierno es el uso de la fuerza pública de manera autoritaria, ilegal y arbitraria, que tales fueron las conclusiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con relación a los hechos de Atenco. Nada dice de la violencia que representa lanzar a miles de trabajadores de gobierno (municipales y estatales) a desarrollar tareas partidistas en horas hábiles y usando el temor como acicate para que levanten supuestas “encuestas”, casa por casa, bajo el sambenito de que las levantan para saber las preferencias electorales, cuando en realidad lo que hacen es estructurar una infernal operación de coacción del voto. ¡Ah, pero luego critican a los de enfrente, a los de la auténtica oposición popular, de estar alimentando el odio, de ser los violentos, en tanto transmiten imágenes que nada tienen que ver con la lucha de miles, de decenas de miles por hacer que se respeten y cuenten los votos y al mismo tiempo levantan las bases para la polarización popular! ¿Te acuerdas Pepe, cuánto se burlaban en 2006 cuando los perredistas gritaban “Voto por voto, casilla por casilla”? Ahora está en la ley hacer recuentos de ese modo. Pero no sean violentos, acepten la ley, no intenten cambiar las instituciones. Y si los jóvenes, los de las capas medias altas, los estudiantes de las instituciones más caras del país, un día revientan contra el monopolio televisivo, porque están hartos de una programación estúpida en la tele, y se encuentran que sus exigencias coinciden con las del candidato de la izquierda ¡Ah, es que los controla el PRD! ¡Por dios, Pepe! Lástima. Cada que los hombres del poder –y sus voceros y corifeos– no se pueden explicar la aparición de fenómenos sociales, de inmediato aparece la pregunta ¿Quién los manipula? Lo mismo dijeron de los jóvenes del ’68. Todo, para finalmente hacer otro montaje: acusar a López Obrador de ser el violento, mientras en las pantallas de la tele lo acusan de ser un peligro para México y hacen que se recuerden las imágenes del 2006 cuando el spot incluía tomas de extrema violencia bélica ¡Agarren al ladrón, grita el malandro mientras se esconde la bolsa recién hurtada! Como ahora lo constatamos todos los días en la Tv, el uso de la violencia no depende de los opositores, éstos recurren a ella sólo como defensa, y solamente después de las infinitas agresiones del poder. Pregúntales a los sirios, a los árabes, a los egipcios, a los Ocupa Wall Street, a los griegos… a los de Atenco.

domingo, 17 de junio de 2012

Una oportunidad a la izquierda

El Diario, 17 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Prácticamente nunca, en más de 10 años de colaborar en esta época con El Diario (de Juárez, y de ahí con la cadena estatal, en la que también publican mis trabajos), tan privilegiada tribuna ha sido usada para dirimir asuntos, filias o fobias personales, por eso la muy esporádica aparición del uso de la primera persona en singular. Por supuesto que nadie se puede separar, (y menos en una labor como ésta, la de elaborar análisis para el público mayor) de las concepciones ideológicas y políticas construidas a lo largo de la vida. De ahí que en muchos de los trabajos aquí publicados habrán encontrado (espero que fácilmente) los indicios de que el escribiente está como “El caballo blanco” de José Alfredo: cojea de la pata izquierda... Pero que hace casi 10 años dejó de ser militante del PRD. Hoy es el momento de la gran definición del país. Estamos inmersos en la peor de la crisis de seguridad pública, combinada con una severa crisis económica. Más allá de ellas, o derivada de las mismas, nos encontramos en uno de los peores momentos de la vida nacional pues las instituciones atraviesan por una difícil situación y a punto de la desaparición de la gobernabilidad en amplias zonas del país. El crimen organizado controla inmensas regiones, rutas y ubicaciones geográficas; y se ha enseñoreado en la mayoría de las agrupaciones policiacas. Ha llegado a corromper hasta algunos de los más altos mandos de las fuerzas armadas. No se trata de una situación cualquiera. La elección presidencial no es un mero trámite para cambiar de ocupantes en los edificios gubernamentales de la federación. Al contrario, es la oportunidad, histórica, de reiniciar la larga transición a la democracia, interrumpida abruptamente por los gobiernos emanados del PAN durante la última década y que de ninguna manera garantiza el retorno del PRI; su desempeño en los gobiernos estatales así lo muestra. Puestos en el dilema de votar por la continuidad, o votar por la izquierda, en 2006 millones de votantes del PRI –y otros que no lo eran– resolvieron hacerlo por el proyecto del blanquiazul. Ahora, conforme pasa el tiempo un cada vez mayor número de protagonistas políticos empiezan a reconocer que el ganador de aquella contienda fue López Obrador, como recientemente lo hiciera Patricio Martínez (Palabra propia, en Antena FM, 13/VI/12) cuando aseveró que en ese año “las aritméticas no se les dieron a quienes dijeron ser los triunfadores de la elección presidencial”. El pago efectuado por los mexicanos ante tales resultados es catastrófico. Hemos sufrido uno de los peores gobiernos en la historia. Lanzó al país a una ola de violencia sin límites, y sometió a los mexicanos a una economía de ficción: tenemos los mejores índices macroeconómicos, la economía tiene estabilidad, el peso no se ha devaluado, y a cambio la mitad de la población vive en la pobreza; la deuda exterior se catapultó a más de 5 billones de pesos; decenas de millones no tienen trabajo y otras decenas tienen trabajos informales. Este es el resultado de la aplicación de una política económica contraria a los intereses de la gran mayoría de la población. Ha sido aplicada en plena alianza con los gobiernos y legisladores priistas. Durante cinco años, criticado por muchos, López Obrador se dedicó a construir una fuerza popular de oposición. Nos tildaron de locos a quienes dijimos que para el 2012 estaría otra vez con posibilidades de ganar la Presidencia de México. Ha debido enfrentar una acción envilecida: la construcción de un candidato a través de la manipulación de las más altas esferas del poder y el dinero en México, propietarios como lo son del duopolio televisivo, artífices de una forma de ser y pensar, especialmente en un pueblo con tan escasos niveles educacionales, y en el cual la televisión es determinante. Para la aparición del movimiento estudiantil #YoSoy132, la tendencia en favor de López Obrador ya existía; los jóvenes le dieron un impulso insospechado. Hoy está en la posibilidad de ganar –por segunda ocasión– la Presidencia de México. ¿Por qué votar por él? Si quienes nos leen pudieran hacer una abstracción de los ataques contra el tabasqueño podríamos llegar a coincidencias. López Obrador ha sido el mejor gobernante de los últimos cincuenta años en el país, no es una exageración, y esa, a ojos del escribiente, es su mejor carta de presentación, pues de su obra de gobierno se derivaron infinidad de cosas buenas para los habitantes de aquella zona del país, luego copiadas por infinidad de gobernantes de todos los colores. El establecimiento de pensiones a los ancianos; a las madres solteras; la entrega gratuita de útiles escolares a los alumnos de primaria y secundaria de todas las escuelas públicas; las becas para todos los alumnos de bachillerato (600 a los de promedio 6; 700 a los de 7; 800 a los de 8, etc.); la entrega de desayunos escolares a todos los alumnos de primaria; la construcción de 16 mega escuelas de bachillerato; la creación de la Universidad de la Ciudad de México; la modernización de la plantilla de taxis; la construcción del segundo piso del periférico, la multimillonaria inversión en el corredor de la avenida Reforma, con la llegada de decenas de miles de millones de dólares de inversión; la disminución de los salarios de los funcionarios de los primeros niveles; bueno, hasta la entrega de sillas para los boleros, y un largo etcétera. Tales logros gubernamentales convirtieron a esa ciudad, la capital mexicana en la ciudad con mayores índices de seguridad. Es de tal magnitud ese logro que quien fuera secretario de seguridad pública, Marcelo Ebrard, es hoy el Jefe de Gobierno, después de alcanzar una de las votaciones más altas, y el ex procurador de justicia, Miguel Mancera, encabeza las preferencias electorales rumbo a las elecciones de Jefe de Gobierno ¿Casualidad? ¿Por qué en el resto del país no postulan a puestos de elección popular a sus procuradores de justicia? La respuesta es obvia. La obra de los gobiernos de izquierda en el DF es ejemplar, cuyas bases sentaran los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, de ahí las elevadas cifras en las preferencias electorales rumbo a la elección del 1o. de julio. Por esa razón el título de la presente colaboración, si los gobiernos de izquierda demostraron que realizaron su tarea con parámetros por encima de la media de sus homólogos de los otros partidos ¿Por qué no darles la oportunidad de hacerlo en el país? ¿Miedo a que se vayan las inversiones privadas? Hace rato se fueron ¿A qué el peso se devalúe? Por todos lados nos dicen que está sobrevaluado en el 30 por ciento, es decir, que el dólar debiera rondar los 18 pesos ¿Miedo a que Hugo Chávez se convierta en el asesor número 1 de AMLO? Por favor, que tal patraña asuste en internet está bien, pero que a la luz del raciocinio alguien se asuste, hombre, más nos debimos asustar con la amistad de Fox y Bush. ¿Miedo a que se cree el caos y la inseguridad nos inunde? ¿Después de casi 70 mil muertos en una guerra que no es guerra y que no acaba, ni con los narcotraficantes, ni con el tráfico de drogas y nos lleva a que todos los días nos amanezcamos con las noticias de las relaciones, por lo menos sospechosas, entre algunos de quienes se dedican a eso y quienes detentan el poder. Hasta por descarte, debemos darle una oportunidad a los de izquierda. Y si quien encabeza ese proyecto –como ya lo reconocieron hasta los de “Tercer grado” – es un hombre honesto, mejor; y si además nos propone un grupo de lujo para gobernar ¿Por qué no hacerlo? Digo. DIALOGOS CON JOSE DIAZ: Siempre será atractivo responderle a José Díaz (“¡Excelente amigo Valero... AMLO y los ‘violentos útiles”, El Diario, 16/VI/12). El martes tendremos esa oportunidad.

jueves, 14 de junio de 2012

De entrometidos

El Diario, 14 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Vaya que caló en el ánimo de Felipe Calderón –y de muchos otros– la referencia de López Obrador durante el segundo debate, acerca del ahorro de 300 mil millones de pesos, en el combate a la corrupción y la disminución de la nómina federal. En el curso del mismo debate Calderón escribió que el dato ofrecido por el candidato de las izquierdas era equivocado. Al día siguiente envió al Secretario de Hacienda a que sustentara tal información. De ese modo, no sólo era el encargado de la administración federal el que entraba en polémica con un candidato presidencial, sino todo el gobierno. AMLO tocó un tema verdaderamente espinoso para el PAN y Felipe Calderón. Ni más ni menos que la nómina privilegiada de todo el gobierno federal, la que creció de poco más de 50 a más de mil 100 funcionarios con salario de subsecretario en los dos gobiernos panistas, con salarios que rondan los 200 mil pesos mensuales. No es el único rubro que ha crecido desmesuradamente en los últimos 12 años, todos los primeros niveles crecieron, no sólo en número, también en prestaciones; además, en su propuesta López Obrador incluyó el gasto de operación del gobierno federal y el ahorro en las compras, adquisiciones federales y licitaciones de obra pública. Según las cifras proporcionadas por Mario Di Costanzo, diputado federal del Partido del Trabajo y ex asesor parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, el ahorro, adelgazando la nómina federal y no corriendo a los empleados como pretenden los funcionarios calderonistas –perversamente– hacernos creer que planteó López Obrador, puede llegar a los 95 mil millones de pesos. El otro gran rubro es el del gasto de operación del gobierno federal, que ha crecido a tasas del 24%. En 2009 este gasto fue de 666 mil millones de pesos (mmdp) y en 2012 llegó a la fantástica cifra de 880 mmdp. El cálculo efectuado por el equipo del tabasqueño ubica el ahorro en alrededor de 165-175 mmdp. Más aún, y ahí más de un gobernador moverá las cejas, el programa de austeridad propuesto abarca a las entidades estatales (por supuesto que con un acuerdo previo), razón por la cual se obtendrían otros 50 mmdp. Sobran los ejemplos de cómo podría operarse tal programa. Los mandos superiores de Hacienda, que son 555 funcionarios, desde directores de área hasta el secretario constituyen una nómina anual de 1,056 millones de pesos; además, existen otras 109 plazas de director general adjunto y cada uno genera un gasto de 2.4 millones de pesos anuales. Esto se repite en todas las dependencias. Bueno, hasta en la oficina de la presidencia existen serias anomalías. Abundan los buenos salarios. Existen 6 plazas con nivel salarial de subsecretario, 40 directores generales y 50 plazas de director general adjunto. ¿De veras es imposible, como dicen Calderón y sus funcionarios, metidos de lleno en el debate electoral, ahorrarse tales cantidades? El tabasqueño de ninguna manera se refería al despido de todos los empleados federales –¿A quién se le ocurre que un candidato presidencial, con la experiencia gubernamental de AMLO, ni más ni menos que en el DF, podría expresar semejante barbaridad?–. Y los priistas. ¿Por qué tan callados en un asunto tan cercano al enojo popular? ¿Por qué si fueron los encargados de efectuar el estudio sobre el incremento en el número de plazas con niveles salariales de subsecretario y al que el escribiente pudo acceder gracias a la diputada Guadalupe Pérez, de Cuauhtémoc? Tan solo en el despido de los mil 100 funcionarios que ahora reciben salario de subsecretarios el ahorro sería de 2 mil 400 millones de pesos al año ¡Casi lo que gastó el gobierno federal en 2010 en el programa “Todos somos Juárez”! ¡Sólo en esos funcionarios! Ahora imaginémonos el ahorro resultante de la cauda de empleados y de gastos alrededor de cada uno de ellos, todos con salarios de fantasía. Porque no sólo es el salario del funcionario, es el pago de celular, del seguro de gastos médicos mayores, el fondo del ahorro, el pago del vehículo, del chofer, del secretario particular, del secretario privado, de la secretaria, de los colaboradores cercanos, de la gasolina, del vehículo, etc. ¡Y por cada uno de ellos! Pues por eso saltó tan abruptamente Calderón, el que con su ingreso al debate electoral nos dejó, de paso, que su candidata no actuó eficientemente en defender los logros y las políticas del actual gobierno federal. Como dirían los abogados del viejo sistema de justicia penal: A confesión de parte, relevo de pruebas.

martes, 12 de junio de 2012

A conservar las tendencias

El Diario, 12 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores El debate del domingo mostró a plenitud el lugar que cada uno de los candidatos presidenciales cree que tiene en las preferencias electorales. Los que se creen punteros decidieron no arriesgar ese lugar y la que se sabía en el tercer lugar explotó al máximo esa ubicación y pretendió utilizar tal posición para intentar cambiarlo a base de ataques, críticas y marrullerías, mezcladas con mentiras y verdades. Desnudado, Quadri se reveló tal cual, incapaz (porque a eso no lo mandaron) de emitir crítica alguna a Peña Nieto. Se excedió, para los fines de encubrir su verdadera tarea, en el ataque a Lopez Obrador y Vázquez Mota, de paso, se colocó, no como un aspirante a la Presidencia, sino como un ciudadano que les pide a los otros llevar al cabo tal y cual exigencia. Y develó nítidamente su relación con la dirigente sindical del magisterio. Así, el debate poco cambiará en la tendencia de las preferencias electorales, presentada a partir de los acontecimientos de la Ibero y la aparición del #YoSoy 132, es decir, Josefina quedará en un tercer lugar, ya estable, Peña Nieto perdiendo puntos, paulatinamente –y quizá, a juzgar por las múltiples y variadas manifestaciones, no solamente las de las calles, sino las que expresan en corto, en privado– y López Obrador dando la sensación de que no sólo alcanzará, sino que ganará la elección, algo que hasta en Chihuahua se aprecia, independientemente de los círculos sociales. Por ello, Peña Nieto no lanzó ataque alguno a AMLO, pero tampoco éste, y los dos debieron defenderse de las acusaciones ideologizadas de la panista, y mentirosas. Porque en descargo de Peña Nieto, lo criticable de la relación de éste con su tío, Arturo Montiel, no es que la hayan tenido, sino que haya solapado los hechos corruptos de éste, denunciados en su tiempo por los mismos priistas. Así en contra de AMLO, criticó el ingreso de éste al PRI, de cuando en su interior existía una fuerte corriente de izquierda –no socialista–. La carga ideologizante se advierte porque ese antipriismo sólo se manifiesta cuando se afilian a la corriente de enfrente, bajo la concepción mesiánica de que sólo en este lado, el mío, están los buenos. Sobran los ejemplos de priistas en la pista de los panistas ¿Para qué enlistarlos? ¡Ah, y todos los que se fueron al PAN, después de pasar por el PRI, nacieron antes de la matanza del 68 ¡Ah qué Josefina, la perfecta Por tales razones, creer que porque atacó a los otros, sin debatir sus propuestas, ganó el debate es una verdadera equivocación. La panista salió a tratar de salir del tercer lugar ¿Cómo? ¡Como fuera Incluso a partir de apabullar a Quadri, que fue de lo mejor de sus participaciones. Y López Obrador, sabedor de que la tendencia prevaleciente es la de su constante crecimiento, no sólo en las encuestas, sino en la percepción de millones, que ha arrojado a decenas de miles de jóvenes a las calles, en decenas de manifestaciones como no se había visto en muchos años, y nunca en una campaña electoral presidencial. La movilización estudiantil de las últimas semanas no tiene precedente y está convirtiéndose en el hecho más trascendental de la actual campaña electoral, de ahí la conducta de López Obrador en el segundo debate, más interesado en exponer propuestas y puntos programáticos que en atacar a sus adversarios, inmerso en la decisión de mostrarse lo más alejado posible de la imagen de violento y rijoso que le han endilgado a lo largo de un sexenio, y concitando simpatías, sobre todo en las capas medias de la población. Pero nuevamente el formato del debate, –sin olvidar que fueron los candidatos y sus equipos los que lo acordaron– se convirtió en el límite para apreciar las verdaderas capacidades de los candidatos, pero sobre todo, de la imposibilidad de apreciar las diferencias entre las distintas propuestas, porque impidió que debatieran sobre asuntos concretos, era tan extensa la lista de temas y subtemas que hacían imposible debatir. Todos hablaron, por ejemplo, de la reforma fiscal, pero cada quien la entiende de manera distinta, pero que con lo manifestado previamente se puede advertir de la existencia de dos muy claras opciones, la de mantener el actual régimen fiscal, y la de AMLO, de cambiarlo para desaparecer los regímenes fiscales de privilegio. Y así en cada uno de los temas. Pero el posdebate apenas empieza, a él regresaremos porque a pesar del debate el proceso adquirió ribetes de apasionada contienda.

lunes, 11 de junio de 2012

Debate trascendental

El Diario, 10 de junio de 2012. Luis Javier Valero Flores.  Puede uno equivocarse pero, a menos que suceda una verdadera hecatombe para alguno de los candidatos, lo más probable es que el debate presidencial de hoy incida poco en las tendencias prevalecientes los últimos días en las preferencias electorales. No es que no tenga importancia, al contrario, como pocos de estos ejercicios, el de hoy será uno de los más importantes -quizá el más- pero puede ser un evento que le permita a un buen grupo de los ciudadanos reforzar su decisión y probablemente a muchos reorientar su voto. De ahí el aserto inicial. A que probablemente sólo profundice las tendencias en las preferencias electorales de las últimas semanas, las que han sufrido cambios verdaderamente drásticos: La ventaja de Peña Nieto está, no solo seriamente cuestionada, sino puesta en entredicho la confiabilidad de la mayoría de las empresas encuestadoras e inmerso en una disminución sostenida en las preferencias; Josefina Vázquez Mota perdió el segundo lugar que se le adjudicaba y López Obrador no sólo rebasó a ésta, sino que puede, incluso, ganar la contienda. De ese tamaño son los cambios suscitados en los últimos quince días, precipitados, ni duda cabe, por la aparición del movimiento estudiantil. La candidata del partido gobernante ha quedado fuera de la disputa presidencial y ésta se ha convertido, nuevamente, en una elección parejera, ahora entre Peña Nieto y López Obrador, al igual que las tres elecciones precedentes, las de la época de la plena competencia electoral. Es de tal magnitud el cambio en las tendencias de las preferencias electorales -a las que percibimos no solamente por las encuestas efectuadas, que debe asentarse, en todas se aprecia el sentido- que el PRI modificó abruptamente su discurso, o más bien lo diversificó. Así, en tanto el equipo y el candidato mismo llaman a la conciliación y a la tolerancia, hasta con el #YoSoy132, ese mismo equipo de campaña y la dirigencia nacional -y la coordinación de las campañas a diputados federales y senadores- lanzan una campaña de descalificaciones hacia López Obrador, en lo que es una clara violación a las reglas del marketing político que establece la directriz de no “hacerle” campaña a los que van atrás, cuando se encabezan las encuestas. Vamos, las cosas han llegado a tal extremo que la columna editorial del periódico Reforma “Templo Mayor” sostuvo que hasta en cuatro ocasiones se habían reunido los representantes de Josefina Vázquez y Enrique Peña Nieto para ponerse de acuerdo en combatir a López Obrador en el debate de hoy. (Reforma, 6/VI/12). Más allá de la veracidad de tal información, lo cierto es que los spots del PRI, y dirigentes, candidatos y legisladores federales y locales, de manera sorpresiva se han lanzado agresivamente en contra del candidato de las izquierdas. Más sorpresivamente es que recurran al mismo arsenal usado por la extrema derecha en 2006, porque debemos recordar que la propaganda en la que AMLO fue señalado como un “peligro para México”, tuvo su origen en la Coparmex, en José Luis Barraza, a la sazón presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) -y al que luego premiaron con la dirección general de Aeroméxico, línea aérea a la que le hicieron el favor de quitarle la competencia, esto es, Mexicana de Aviación, y todo por puritita casualidad- y en una organización formadora de dirigentes y funcionarios públicos del PAN chihuahuense, Celiderh. Insistentes, los detractores del tabasqueño, en señalarlo como “violento” -¿A poco no se acuerdan de su pasado intransigente de cuando defendía campesinos de la salvaje explotación petrolera de Pemex en sus tierras, o de cuando paralizó al país cuando tomó la avenida Reforma, o cuando ordenó que continuara la construcción del acceso al hospital ABC, origen del intento de desafuero en 2005?- y en acusarlo de creerse “único” portador de la verdad se convierten en atizadores de la violencia verbal y se desgañitan llamando violento al tabasqueño- O como sostiene José Díaz, que “López Obrador empezó con su ‘República amorosa’ para embaucar incautos, y ahora asume un discurso agresivo que sin duda lleva el uso de la violencia potencial”. (El Diario de Chihuahua, “¡Hey!: Valero y Armendáriz... AMLO sí es peligroso”, 9/VI/12) ¡Todo porque éste sostiene que lleva la delantera y no señala el nombre de la empresa que le efectúa las encuestas, a pesar de que informó se trataba de un equipo suyo! ¡O porque sostiene que puede darse un fraude! ¡Pero si todos los que dijeron que eso fue falso en 2006, ahora se vanaglorian de los cambios realizados a la ley electoral que ahora dan paso a la revisión “voto por voto, casilla por casilla”! Del mismo modo, cuando López Obrador sostuvo que las empresas de los medios electrónicos de comunicación habían convertido en absolutamente inequitativa la contienda en aquel año, se rieron de la existencia del “compló”. Bueno, pues ahora resulta que está prohibida la contratación de propaganda política en esos medios y se extrañan que en el programa estelar de Televisa les haya dicho que la empresa le apostó a Peña Nieto, a cambio de contratos millonarios. ¡Horror al crimen! ¡¿Cómo puede alguien ser tan soliviantado y decirles que sus encuestas están “copeteadas”?! ¿Se acuerdan de Fausto Vallejo? El ahora gobernador de Michoacán, emergido del PRI, sostuvo públicamente que la empresa GEA-ISA le pidió elevara el monto de lo pagado por las encuestas. No aceptó y dijo que a partir de esa fecha las preferencias que, hasta entonces lo tenían ostensiblemente en la delantera, cambiaron y la hermana del presidente fue la que apareció en primer lugar en el “tracking” diario efectuado por esa empresa, difundido por Milenio en todas sus versiones. A quienes acusan a AMLO de estar incitando a la violencia, sólo porque previene acerca de la posibilidad de que tal cosa suceda, debemos recordarles que quienes han ejercido la violencia, por pura coincidencia, son los grupos policíacos de gobiernos emergidos del PRI, incluido el municipal de Juárez y que las manifestaciones juveniles en contra del candidato priista, han sido solo eso, manifestaciones y no operativos integrados por policías y golpeadores, contratados para golpear jóvenes. A tales excesos nos referíamos en colaboraciones anteriores. Quienes tienen a la mano los recursos humanos y materiales para ejercer la violencia -y hasta las maniobras fraudulentas- son quienes ejercen el gobierno, en cualquiera de sus niveles. Indicios de tales tentaciones empiezan a aparecer ¿O acaso son muy civilizadas las formas en que se presiona a los trabajadores gubernamentales para apoyar a los candidatos del partido oficial? El país necesita de una transición ordenada, incluso, y sobre todo, para cambiar las actuales instituciones, en ello tiene una gran responsabilidad el PRI. Puede perder la elección presidencial, eso debe tomarlo en cuenta, máxime que ahora empiezan a aflorar las evidencias de los nada pulcros arreglos con el monopolio televisivo para hacerse de la presidencia de la república. Vamos, todos nos acordamos de cuando en el noticiero más visto de la tv aparecía profusamente la publicidad del gobierno del Estado de México, transmitida como si fuera información general generada por la dirección de noticieros. Hoy se les ha revertido y el nerviosismo cunde. PD.- Inmediatamente después del debate, El Diario-Juárez, en su portal digital (www.diario.com.mx), transmitirá las reflexiones que haremos sobre ese tema los articulistas Francisco Ortiz Bello, Carlos Murillo Martínez y un servidor, bajo la conducción de Gabriela Minjares y Raúl Gómez Franco.

jueves, 7 de junio de 2012

Otra vez, el peligro para México

El Diario, 7 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Como en sus mejores tiempos (en el año 2006), priistas y panistas decidieron sacar lo “mejor” de su repertorio en contra del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, al que vuelven a denominar un auténtico “peligro para México”. Tanto en los spots que empezaron a transmitirse desde ayer, como en las intervenciones que hacen sus legisladores federales (en este caso, por pura coincidencia, los capitalinos Alejandro Cano y Mauricio Ochoa, que traen su propia competencia, que algo tiene qué ver con el relevo de la presidencia municipal), casi fuera de sí, enervados en sus intervenciones radiales, señalan al abanderado izquierdoso de ser un auténtico peligro para la economía mexicana pues, dice Mauricio, la sola posibilidad de que pueda ser presidente ha desestabilizado ¡El cambio peso-dólar!, razón por la cual, afirma, su familia y él están pensando si mantendrían sus inversiones en el país, cosa que “harían muchos”, si El Peje es presidente. Más enfático, Cano señala como argumento central para no votar por López Obrador el hecho de que en el conflicto postelectoral del 2006 “bloqueó la avenida Reforma”, con lo que dañó a miles de personas. A su vez, los panistas resolvieron, de plano, recurrir a la mentira y a la infamia, además, con los peores recursos. En el spot de marras, exhiben el tramo del discurso de AMLO en Tlatelolco, el pasado 21 de mayo, en el que éste alude a los grupos armados y se le escucha decir: “la vía armada es una posibilidad para lograr la transformación”. El spot concluye con una frase: “Algunas personas nunca cambian”, pero nunca dejan correr la grabación en la que López Obrador afirma que personalmente no cree en esa vía que, por el contrario, la vía pacífica, la democrática es la que él ha planteado. Unos y otros, recrean imágenes del escándalo del dinero entregado a Bejarano, de las tomas de los pozos petroleros, de cuando AMLO “manda al diablo, las instituciones”, todo, para concluir que “López Obrador no cree en la democracia”. ¿Por qué ese cambio tan drástico de ambos partidos? ¿Por qué aventurarse, de nuevo, a incursionar en el objetivo de polarizar, de encrespar al país? ¿Por qué, en el caso del PRI, romper con lo que había sido su consigna central –llamarse el partido de la paz? ¿Cómo, si apenas el domingo convocó a una marcha, precisamente, por la paz? ¿Qué cambió en las preferencias electorales, de acuerdo con los estudios efectuados por el PRI como para cambiar de estrategia a veinte días de la elección? ¿No les funcionó y saben que, o están en segundo lugar, o a punto de convertirse en eso, a pesar de Mitofsky, Milenio, Universal, Excélsior, etc.? Durante un sexenio se la pasaron sosteniendo que habían sido la oposición responsable, la garante del clima de paz y de la transición gubernamental del 2006, hoy todo eso es historia; durante décadas se le atribuyó ser el partido de la violencia institucionalizada, argumento usado principalmente por el #YoSoy132 y ahora emprende el camino de convertirse en el partido de la violencia verbal. Fueron muchas las voces que seis años atrás se dijeron lastimadas por la violencia de los mensajes contratados por la cúpula empresarial, en los que se dijeron no pocas mentiras, expresadas con el único objetivo de sembrar el miedo y llevar a la presidencia a Felipe Calderón. Hoy es la del partido que intenta regresar a la presidencia de la república por la vía de la legitimación electoral, por la de la aprobación ciudadana. Angustiado, temeroso de no regresar, recurre a las mismas estratagemas del pasado. Eso no es de un partido moderno, mucho menos de quien pretende gobernar, como dice Peña Nieto, al modo de las más avanzadas democracias del mundo. Y si encima analizamos el modo en que convocan a los suyos, o a quienes tienen trabajo en instancias gubernamentales, en las administraciones emergidas de sus colores, a los actos como la “Marcha de la Paz” del domingo anterior, menos calificaciones podrá obtener de haberse convertido en un partido moderno y democrático, y en la prueba suprema –porque ¿Se imaginan al PRI un tercer sexenio consecutivo fuera de la silla presidencial?– de su existencia, termina por actuar del mismo modo que quienes lo sacaron, así sea momentáneamente, de la conducción del país. Cuidado. Como lo dice Don Carlos Payán, en la “Rayuela” de La Jornada: “No se aguantaron las ganas y, agarraditos de la mano, se disponen a reeditar, sin asco, el guión de 2006”.

martes, 5 de junio de 2012

Fox, el voto útil

El Diario, 5 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores A cinco semanas de haberle prometido su apoyo “incondicional” a Josefina Vázquez Mota, Vicente Fox cimbró al país entero al expresar que “… Debemos cerrar filas atrás de quien vaya a ganar. No sé en este momento quién vaya a ganar, pero ya es claro que se perfila un ganador, y debemos de apoyarlo para que podamos resolver los problemas”, en lo que es la mejor expresión del pensamiento oportunista de la clase política e ilustra nítidamente el peor fenómeno de la política mexicana, la cargada. Pero ya instalado y sin contar a su lado con el inefable Rubén Aguilar (el vocero de sus tiempos de presidente), el guanajuatense nos llamó a no “temer que vaya a llegar a gobernar este país una persona autoritaria, (se refería a la posibilidad de que Peña Nieto ganara la elección) simple y sencillamente eso ya no puede ser en el México de hoy”. Desestimó las encuestas que disminuyeron la ventaja de Peña Nieto sobre AMLO; a éste sostuvo que lo han “inflado artificialmente” y, como todos los mayores, asombrados con la aparición del #YoSoy132, no aceptan que se hayan organizado solos, sostiene que hay alguien “atrás” de ellos, y se la pasa dándoles consejos acerca de lo que sí, o no, deben hacer, cuando los jóvenes han dado un portento de clase cívica, no de como portarse bien, sino de lo necesario para el país. Dice que ese movimiento no tendrá ningún efecto electoral, porque se están planteando ser un “contrapeso” después de la elección, y si así lo hacen, ¡ah pues que bien, pero “si van a ser un contrapeso inteligente, con argumentos, presentaciones con propuestas, ¡bienvenidos, pero si lo que se está tramando es nuevamente vivir la historia de López Obrador derrotado en la elección anterior, pues mal camino llevamos”. Ya se le había adelantado el ex dirigente nacional del PAN, en tiempos de Fox, Manuel Espino, con el llamado al voto útil, ahora el ex presidente se destapa. Paradójicamente está convocando en sentido exactamente al contrario del año 2000. En esa elección convocó al electorado de izquierda a ejercerlo para acabar con el régimen de tepocatas y víboras “prietas”, ahora llama al electorado de su partido a votar por el mismo partido cuya efigie pateaba casi en cada mitin de aquella memorable campaña electoral. ¿Por qué? Dos hechos han venido a acelerar la toma de posición de personajes como los mencionados incluida la ex presidenta del PRD, Rosario Robles, a quien la perseguirá permanentemente su relación afectiva (que la llevó a cometer extremas conductas vergonzosas, públicas y privadas) con el que repartía dinero en maletines, Carlos Ahumada– y que están precipitando la percepción de que el priista Peña Nieto será derrotado el 1o de julio: el episodio de la Ibero y la encuesta de Reforma. El problema para el priismo (y seguramente deben tener a la mano encuestas, no para la propaganda, sino para su trabajo, que los llevaron concluir lo mismo que ahora asentamos) es que esos dos eventos están en plena consonancia con lo percibido por la inmensa mayoría de la población: el tabasqueño está arrasando en el país, y no solamente en el centro sur y la juventud estudiantil le ha venido a dar un impulso extraordinario. Tales factores le están rompiendo la estrategia al equipo de Peña Nieto, basada en hacerle creer al país entero que su ventaja era insuperable, que bastaba con mantenerse en la medianía de la campaña, sin eventos en los que fuera exigido, o que estuvieran fuera del control de los priistas. Al parecer no están preparados para el plan B, es decir, el de tener que fajarse, disputar en terrenos no propicios el triunfo en las elecciones. De ese modo, el segundo debate, el del domingo próximo, será un evento fundamental para el curso de la campaña y el resultado de las elecciones. Puede, alguno de los candidatos, lograr algún buen golpe en él, pero al parecer la estrategia del perredista ha sido la más consistente, precisamente la basada en la que más se le critica, la de no salirse del guión establecido de muchos atrás. Aparentemente eso es lo que la gente está pretendiendo escuchar. Algo de tales percepciones que –puede ser constreñida solamente a una capa social, la que accede a ese sitio– lo mostró el sondeo de ayer en la página de El Diario.com.mx: De 3 mil 714 usuarios, el 57.7% afirmó que AMLO ganaría las elecciones; 21.6 Peña Nieto y solamente el 16.3, Vázquez Mota, pero que, extrapoladas, confrontadas con otras, nos ofrecen un mejor panorama: efectivamente, sí tienen razones para preocuparse.

domingo, 3 de junio de 2012

#yosoy132, la ruptura de la hegemonía

El Diario, 3 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Los resultados de las más recientes encuestas de María de las Heras (localícela en msn.unotv.com) y el periódico Reforma, en el que –la primera por segunda ocasión consecutiva– la ventaja en las preferencias electorales, por Enrique Peña Nieto, baja a un dígito, han trastocado la contienda electoral. Más aún, son los primeros parámetros creíbles de las consecuencias de la aparición del surgimiento del movimiento estudiantil #yosoy132, y provocaron las primeras angustias en el equipo de campaña del priísta. Durante las largas semanas previas, muchos no encontrábamos punto de concordancia entre las encuestas informadas apabullantemente por los medios de comunicación, especialmente Televisa y Milenio, y lo que sucedía en el país, y en el entorno más cercano: Que López Obrador podía alcanzar y rebasar al priísta. A fines de la semana pasada, UnoTV informó que la diferencia entre Peña Nieto y López Obrador era solamente de 8 puntos (39-31) y que la abanderada panista se había rezagado en 26. Además, ubicó la participación electoral en 63%, de un listado de 79 millones 450 mil electores. Luego, en esta semana, Reforma informó que la diferencia ya era solamente de 4 puntos (38-34) y, coincidente con De las Heras, ubicó a Josefina en los mismos 26 puntos. Sin embargo, la primera de las encuestas fue levantada antes de los funestos acontecimientos –para el PRI– de la Universidad Iberoamericana. La participación juvenil se ha convertido en un auténtico boom electoral, y más allá de ello. Además de impactar en los medios de comunicación y las fuerzas políticas, los jóvenes se convirtieron en un auténtico catalizador de la participación de sus familiares mayores y de una manera no esperada por éstos: Cuestionando sus concepciones acerca del régimen político y de los medios de comunicación. Más allá de los resultados electorales (aunque, por supuesto, y perdonen mis filias ideológicas, seguramente otro será el rumbo del país, de ganar López Obrador) la irrupción de estos miles de jóvenes –quizá millones– romperá, sin duda alguna, la hegemonía política existente y la del duopolio televisivo. El problema, para la clase política, es que irrumpirá por la izquierda. No son los participantes de las clásicas agrupaciones de esta corriente ideológica y política, son más parecidos a los anteriormente llamados globalifóbicos, los altermundistas, los opositores al pensamiento único, a los ecologistas del Green Peace, o de Amnistía Internacional, y más seguramente, a los participantes de las últimas manifestaciones agrupadas alrededor de “Indignez vouz” (Indígnate). No dejamos de lado que algunos se acoplen al régimen existente hasta hoy, si continúa como hasta ahora, si nos damos el “lujo” de perpetuar lo que ahora tenemos, pero por lo menos, por sus concepciones, sus consignas, sus discusiones y las conclusiones de sus deliberaciones no hacen más que abrigar esperanzas de la llegada del relevo generacional. Y ya empiezan a contar éxitos. Televisa y Tv Azteca anunciaron la transmisión del segundo debate en canal 2 y 13, respectivamente; Carlos Loret de Mola abrió la información a lo sucedido en la Ibero. Por supuesto, no basta, pero ese es el camino. Difícil les será, para quienes están acostumbrados en ver el surgimiento de tales fenómenos sociales como mera consecuencia de la manipulación ejercida por personas o agrupaciones, entender que estamos frente a la más poderosa manifestación de rechazo al adoctrinamiento sufrido por los mexicanos, que era consecuencia de la existencia de un régimen, el cual necesitaba –en mutua correspondencia– de una televisión manipuladora y enceguecedora. Internet y la parafernalia desatada, a través de computadoras y celulares, las ha hecho trizas. Si en el curso apareciese un Gobierno de la República que propiciara tal irrupción, entonces estamos ante la posibilidad, no de una revolución, no de la llegada de Hugo Chávez (a propósito, ¿cómo será posible que todavía haya personas que se creen las mentiras del 2006? ¡Huy, ahí viene el ogro a quitarte la casa, la fábrica; el Peje, en sesiones espiritistas, acatará una a una las consignas del venezolano. ¡Híjole!) sino de un país con las características propias de uno con un mediano régimen democrático, que enfrente sin ataduras la noche de violencia, corrupción, impunidad y sangre abatida sobre nosotros. Es de tal magnitud la aparición del #yosoy132, al equiparar a Peña Nieto, al régimen y a Televisa que obligó al PRI a desarrollar toda una serie de tácticas para deslindarse de su pasado, de los “dinosaurios”; llevó al candidato tricolor a pronunciarse en favor de la transmisión en cadena nacional, cosa que se había opuesto anteriormente y a elaborar un discurso llamando a sus compañeros a olvidarse del pasado. Y a subirse en la burda trama del pase de “charola” informado por El Universal, de ricos y “extranjeros”, sustentado en un audio de escasos segundos, evidentemente editado, de una conversación de tres horas y media y del cual no han entregado, a nadie, una copia para constatar su autenticidad. ¡Ah, pero el noticiero estrella no tiene empacho en dedicarle 13 minutos a tal asunto! ¿Ya están montando, nuevamente, lo del 2006, de cuando AMLO era un peligro para México? El problema para Peña Nieto y los mexicanos es que ese nuevo PRI del que habla no aparece. No basta ser joven el candidato o el dirigente. Y es que el viejo PRI se sustentaba en el modelo corporativo, cosa que hoy vemos repetirse en los trabajadores bajo su férula, burócratas estatales y municipales, a presiones indecibles a fin de que desarrollen tareas partidarias fuera de las horas de trabajo y los fines de semana, hasta el grado de pedirles, como lo hicieron este fin de semana a trabajadores del Colegio de Bachilleres, que firmaran de notificados del requerimiento de su presencia en una fantasmagórica “carrera de la paz”, organizada por el PRI, sin que se les informara de los objetivos de tal carrera y, especialmente, del convocante. Pero lo mismo sucede, semana a semana, con trabajadores de gobierno del estado, de distintas dependencias y con los municipales. No es lo único. Inopinadamente, nuestros gobernantes locales se acordaron de presidir infinidad de actos en los que reparten decenas de miles de despensas, de desayunos, de paquetes de autoconstrucción; y al modo de Carlos Hank González (ese es el problema con algunos columnistas que venimos de más atrás, nos acordamos de ese pasado) ahora les dio por pintar las fachadas de las casas. El problema acá es que, para echar a andar todos los programas sociales, los funcionarios, estatales o municipales, se nos aparecen en todos los actos con camisa roja, o blanca, según sea la actividad ¡Ah, pero combinando en todos los casos con la cachucha! El colmo fue en días pasados cuando, para echar a andar la pintada de fachadas, el alcalde y el gobernador, además de tal indumentaria, llegaron al extremo que los mangos de los rodillos con los cuales pintaban ¡Eran de color verde! ¡Para ilustrar que traen los colores patrios bien pegados a la piel! N’ombre, es que son los colores del PRI. Y ya tiene usted completa la fotografía del momento, los gobernantes con camisas blancas, blancas, cachuchas rojas, los mangos y rodillos verdes y… pintando una casa que estaba pintada ¡De azul! Aún se escuchan las carcajadas de los funcionarios. Se divertían. Bueno, pues síganle, lo que están haciendo es aumentar el encono, la protesta, el rechazo a tales formas de hacer proselitismo. Con ello harán que más personas protesten en silencio a tanta iniquidad. Ya saben como. Y luego se enojan porque aparecen movimientos cómo el #yosoy132.