sábado, 28 de octubre de 2017

El “Balance” de Corral, violatorio de la ley

www.aserto.mx
28 de noviembre de 2017

Lo publicado por La Opción (portal digital, laopción.com.mx, 28/X/17) acerca de los gastos realizados por el gobierno de Chihuahua, con motivo de la difusión del acto denominado “Balance” del primer año de gobierno de Javier Corral, reviste una severa gravedad.
Y no solo desde le punto de vista legal, sino de la ética política, en virtud de lo sostenido reiteradamente el ahora gobernador chihuahuense en su carrera parlamentaria, la mayor parte de ella ligada a las posturas más democráticas en materia de publicidad gubernamental, y de la libertad de expresión, así como de los necesarios “candados”, o mecanismos a fin de ponerle controles a los desmedidos gastos gubernamentales, orientados a impedir el uso de los recursos públicos para la promoción personal de los gobernantes.
Javier Corral formó parte de la extensa corriente de mexicanos que impulsaron y obtuvieron la aprobación de las reformas que lograron que la difusión de los gobernantes se redujera a unos cuantos días antes y otros después de la fecha en que deben presentar sus informes ante los órganos legislativos, pero solamente en estas fechas.
Pero resulta que a mediados del 2015, el gobernador César Duarte envió una iniciativa de ley para modificar la fecha de presentación de los informes, para trasladarla al primer día del mes de marzo.
Sabedor de ello, al cumplir el primer año de gobierno, el nuevo grupo en el poder en Chihuahua, decidió celebrarlo con un acto ampliamente difundido por radio y televisión, con un costo, afirma La Opción, de 1 millón 265 mil 560 pesos, que  fueron pagados al Canal 28 (145 mil pesos), Multimedios 25.1, (93 mil 960), Lobo TV Stream (110 mil 200) y Televisa (Juárez, 487 mil 200 pesos, Chihuahua, 429 mil 200 pesos), cantidades que fueron asentadas “por José Guadalupe Avila Morán, director administrativo” de Comunicación Social del  Gobierno de Chihuahua, en documento entregado al portal digital por Alfonso Villalobos, responsable de la Unidad de Transparencia del citado departamento.
La ley es tajante, está prohibida tal difusión, pero no es solamente el aspecto legal, cosa que seguramente cursará por el seguimiento que ciudadanos interesados le darán, el problema es más grave, ninguno de los últimos gobernantes chihuahuenses se habían dado el lujo de violar tan flagrantemente tal regulación, por ello sorprende, y decepciona más, que el gobernante más comprometido con estos aspectos, centrales en el desarrollo de la “incipiente” democracia mexicana, sea quien encabece semejantes atropellos.

jueves, 26 de octubre de 2017

Deslindes presidencialistas

El Diario, 26 de octubre de 2017
Luis Javier Valero Flores
Ningún otro tema local le ha merecido al gobernador chihuahuense, Javier Corral, tanta atención como el de la elección presidencial.
Apenas el lunes anterior, mientras el occidente de la entidad era presa de una nueva oleada de incursiones de comandos a varias poblaciones, seguidas de varios asesinatos, incendios, “levantones” de personas, y enfrentamientos armados, que abarcaron una extensa zona de la región de Cuauhtémoc. Justamente al cumplirse 7 meses del asesinato de la periodista Miroslava Breach, el gobernador Corral envió un mensaje a los chihuahuenses, a través de Facebook, en el que ratificaba su decisión de no buscar la candidatura a la presidencia de la república, a través del Frente Ciudadano por México, la alianza del PAN-PRD-MC.
Pero dos de los asuntos que mayor preocupación concitan entre los chihuahuenses, porque, además, están ligados, el asesinato de Miroslava y la ola de violencia, no le han merecido al gobernante la misma preocupación mostrada por la disputa presidencial. Sólo una casi clandestina visita a Gómez Farías, dos días después de que un comando tomara el poblado e incendiara las viviendas de un supuesto jefe del crimen organizado, obviamente rodeado de un suficiente aparato de seguridad (lo que es explicable en cualquier gobernante que pase por momentos como el actual) pero en ninguno de los dos casos el mensaje que tanto necesitan los pobladores, ni, tampoco, la preocupación sobre el futuro inmediato de dichas poblaciones.
A cambio, una de sus principales preocupaciones es la destitución del fiscal Santiago Nieto Castillo, titular de la Fiscalía Especializada en la Persecución de los Delitos Electorales (Fepade), lo cual está bien, pero que para la mayoría de los chihuahuenses no deja de ser una preocupación secundaria, incluso inferior a la de la excarcelación del ex presidente municipal de Chihuahua, Javier Garfio, que ha dejado un mar de dudas, ahora acrecentadas por la disparidad de informaciones rendidas por el Fiscal del Estado, César Augusto Peniche y el Consejero Jurídico, Maclovio Murillo, acerca del estatus jurídico de los terrenos materia del litigio y hasta de la participación de Garfio, que no fue beneficiario de la operación, como lo ha sostenido Murillo.
Corral dejó en claro que no busca la candidatura presidencial, “… aclaro que no pienso, ni debo, ni quiero participar como candidato del Frente Ciudadano a la Presidencia de la República”, afirmación que, antecedentes los hay en demasía, si se presentara la oportunidad de serlo, lo haría.
De ahí su ataque tan directo al PRI y Morena, cual si fuera, ya, uno de los aspirantes o de los dirigentes de la alianza, al sostener que “Fuera del frente sólo hay dos opciones que han demostrado ser perpetradoras de la corrupción y la simulación política que está ahogando al país: El régimen priista y el simulador de López Obrador…”.
No quiero ser el candidato, dice Corral, y declara su disposición a contribuir al fortalecimiento de una de las alianzas más oportunistas que hayamos visto jamás.
En el ámbito local, durante una buena parte del sexenio de César Duarte el PAN fue no solamente la oposición “cómoda”, que le aprobó al ex mandatario casi el total del endeudamiento de la entidad, sino que hasta se dio el lujo de co-gobernar desde el Poder Judicial pues propusieron y obtuvieron que dos de sus más ínclitos miembros pasaran a formar parte del Tribunal Superior de Justicia, en el grupo de nuevos magistrados impulsados por Duarte, y que hoy ahí permanecen; uno de los cuales, Luis Villegas, desde esa posición se ha convertido en uno de los más tenaces opositores y críticos del gobernador Corral.
Por su parte, el PRD local rompió en Chihuahua con lo que hasta entonces había sido uno de los principios fundamentales de este partido: No aliarse con el PRI. La subordinación de este partido al ex gobernador fue indignante para los chihuahuenses de izquierda.
Y ambos partidos contribuyeron decisivamente a la elaboración y concreción del Pacto por México, mediante el cual se aprobaron las llamadas reformas estructurales.
¿Cómo, entonces, se les puede ubicar como los más tenaces enemigos del “régimen priista” y catalogar de “simulador” a López Obrador, si el partido de éste fue el único que votó en contra de todas esas reformas y que en el ámbito local, fuera de la oposición ciudadana, se mantuvo como el partido de la oposición en el sexenio anterior?
El problema, para el gobernante chihuahuense, es que tiene a la mano la oportunidad de demostrar la justeza de sus posturas, si las aplicara en el ejercicio gubernamental, y en eso, crece la percepción ciudadana, de quedar en deuda con sus paisanos.
asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

domingo, 22 de octubre de 2017

Miedo y desencanto

Aserto 169, octubre 2017
Luis Javier Valero Flores
¿Sabría el gobernador electo, Javier Corral, la dimensión de los problemas a los que se enfrentaría?
Vamos ¿El candidato de las frases lapidarias en contra del ex gobernador César Duarte sabría de la poca tolerancia ciudadana -sí, no de toda, pero sí de la más crítica, la no identificada con partido alguno y la que decidió votar por el panista- para con su gobierno y que no estaría dispuesta a aceptar similitud alguna con el pasado?
Es probable -de acuerdo con las evidencias al alcance de la mano- que no es así. Lo ocurrido a lo largo de un año pletórico de acontecimientos así lo demuestra. A no querer, ha logrado que se evoque al pasado reciente, en varios de sus rasgos más deleznables.
Lejos quedaron las promesas de la plena división de poderes y del absoluto respeto al Estado de Derecho, así como el de permitir que funcionarios alejados de su entorno fuesen los encargados de vigilar el ejercicio del presupuesto, los lamentables episodios mediante los cuales removió a los personeros de César Duarte en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia (Gabriel Sepúlveda) y de la Auditoría Superior del Estado (Jesús Esparza), podrían tener la explicación -y nunca la justificación- de que formaban parte del equipo del ballezano; pero la remoción del presidente del Ichitaip, Rodolfo Leyva y la imposición de Armando Valenzuela en la Auditoría, reflejan claramente la intención de dejar en manos de los cercanos la revisión de las cuentas públicas, así como el de las conductas de su gobierno en materia de transparencia.
El episodio tiene, además otro ingrediente deplorable: La acusación del Consejero Leyva de que su remoción obedeció a su negativa para nombrar como Secretario Técnico del Ichitaip al esposo de Stefany Olmos, Ricardo Gándara, lo que cerraría los mecanismos de control mencionados arriba pues Olmos es la Secretaria de la Función Pública, encargada, por tanto, de al vigilancia de los actos del aparato estatal.
Otra remoción ilustradora de las pretensiones del ocupante de la silla principal de Palacio es la del diputado Miguel Latorre de la coordinación del grupo parlamentario del PAN en el Congreso del Estado, para dejar en su lugar a un legislador “cómodo” a las directrices del gobernante, 
A tales episodios se sumaron los del nombramiento del sacerdote Javier Avila en la Comisión de Atención a Víctimas y la de Lucha Castro en el Consejo de la Judicatura, ambos señalados de violatorios de los requisitos exigidos para ocupar dichos cargos.
Alejados los señalamientos de los primeros días, los relacionados con el arribo al gobierno de decenas de familiares de varios de los más encumbrados funcionarios de Javier Corral, parecieran estar olvidados, merced al alud de acontecimientos, pero ahí está presente uno de los rasgos más lamentables del  regreso de los panistas al poder.
Incapaz de alejarse de las dulzuras del ejercicio del poder, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, cedió a la tentación de los actos emblemáticos del presidencialismo de siempre.
Celebró el primer año de gobierno a la más vieja usanza, rodeado de los suyos, rigurosamente seleccionados, sin resquicio alguno para la objeción, el grito crítico, la interpelación de la oposición, o los discursos de algunas de las fuerzas políticas de oposición, no, nada de ello, el recuento de las muchas obras y acciones realizadas, a las que se empeña en adjudicarle a los medios de comunicación que no son reconocidas ni mencionadas.
Sin la obligación de presentar un informe al primer año de su gestión, cosa a la que sí está obligado el próximo 1 de marzo, Corral realizó un evento al que denominó “Balance” del primer año.
Impulsores, los panistas, en el Congreso de la Unión, allá en el centro del país, lejos de Chihuahua, de las reformas democráticas en la rendición de cuentas, de los nuevos formatos de los informes de gobierno; acá, en su tierra, ni siquiera se acuerdan que promovieron tales reformas, para que los informes de gobierno dejaran de ser los actos “faraónicos”, laudatorios, ensalzadores de los gobernadores y presidentes de la república.
Nada de eso ocurrió el 4 de octubre pasado, al contrario, hubo contratación de radio y televisión, casi en cadena estatal; único orador el gobernante, antecedido del ya clásico video con el recuento ilustrado, con muy hermosas imágenes, de los actos del titular del Poder Ejecutivo.
Lo que esperaban los chihuahuenses eran otras cosas; lo contrario al pasado, el ejercicio del poder de manera republicana, como se prometió en la campaña, con austeridad. Los más optimistas, los demócratas, aspiraban a un gobernador reformador, comprometido con todas las reformas impulsadas allá, en México, y postergadas, acá, por el ejercicio del poder que atrapa, omnímodo, a quien osa ejercerlo en Chihuahua, hasta ahora.
Por supuesto uno es el balance realizado por el gobernante y otro el de la sociedad, o mejor dicho, el que efectúan los diversos segmentos de la sociedad.

La visión del gobernante
Javier Corral, en un párrafo, sintetizó lo que ha pretendido, hipotéticamente, realizar con su administración: “Este es un balance de logros y retos, de lo que hemos hecho en torno de varios de los objetivos esenciales, como los esfuerzos de austeridad, ahorro y disciplina en el gasto, para sanear las finanzas públicas e ir sacando poco a poco a Chihuahua de la bancarrota, transparentar y reorganizar al gobierno, para devolverlo a su misión de servicio público, castigar la corrupción política, orientar la acción gubernamental en favor de los que menos tienen y más han esperado, reconocer y fomentar la participación ciudadana en los ámbitos de decisión, reforma del poder y democracia efectiva;  e instaurar un referente nacional de compromiso en la defensa y protección de los derechos humanos y la inclusión social”.
Y describió las catastróficas condiciones con las que recibió el gobierno del estado. No pareciera una exageración lo asentado por Corral: “En octubre del año pasado, para mantener en circulación las patrullas de la policía estatal, había que pagar por adelantado a las estaciones de gasolina y a los talleres de mantenimiento. Los hospitales privados estaban a punto de negar el servicio a maestros, trabajadores del Gobierno del Estado y sus familias, ante la falta de pago, mientras que en los hospitales estatales faltaban hasta los insumos más básicos. Los sistemas computacionales pendían de un hilo ante la falta de actualización y pago de licencias, la suspensión de servicios como telefonía, Internet y electricidad era inminente, y más de 800 pequeños y medianos empresarios temían por el futuro de sus negocios, ante la alta probabilidad de que el gobierno no liquidara sus deudas y sus empresas fueran a la quiebra”.
Los logros, de ser cierta la información, sí los hay, son de poca monta, pero se refieren a muchos de los adeudos y rezagos de las administraciones anteriores, especialmente la de César Duarte, como por ejemplo los pagos a proveedores, la liquidación de los adeudos con organismos públicos, fideicomisos y los otros Poderes del Estado, así como los ahorros en “la contratación de asesorías por $773 millones de pesos, en comunicación social por $573 millones de pesos, solo en la administración central”, la venta de vehículos y la donación a municipios ¿A todos, sin distinción partidaria?, lo que significó un ingreso de 12 millones de pesos.
Hagámonos cargo que Corral y su equipo están dirigiendo una administración quebrada financieramente y la búsqueda de los ahorros se convierte, casi, en una obsesión del gobernante, ante la cual hechos como el gasto en pintura de las casetas y otros inmuebles, así como el ejercido en materia de imagen parecen desproporcionados.
De ahí que aparezca como un exceso el haber empleado tanto tiempo, esfuerzos y desgaste político, en la reestructuración de la deuda, si el ahorro, en términos del gasto total, parece menor al que se pudiera obtener de auténticas medidas de ahorro presupuestal.
Pero las omisiones, o las exageraciones, dan margen a la crítica, especialmente en el rubro del transporte urbano cuando, en el afán de ensalzar la labor desarrollada por sus subalternos, elogió el trabajo de su Secretario de Gobierno, César Jáuregui Robles, en esta materia, lo que, sin duda, constituye una falsedad. De ninguna manera el transporte urbano, más allá de la ruta troncal, ha mejorado ostensiblemente, se mantiene, con leves cambios, en las mismas condiciones del selenio anterior.
Por ese factor, el de la desatención a cerca del 20% de la población, los usuarios del transporte, perdió el PRI a la mayor parte de su base social, hoy está al garete y todos los días, a mañana, tarde y noche, enfrentada a la infausta realidad del traslado a trabajo, escuela y casa, a la tortura cotidiana que no logra ser asimilada por los gobernantes, de ningún tipo, que los lleva a emplear entre dos y media horas a tres diariamente en un transporte urbano pésimo.
Sí es destacarse el hecho de haberles fincado cargos a varios de los funcionarios del duartismo, fincándoles responsabilidades de distinto rango, pero todos relacionados con el abuso del presupuesto público, pero que le pesa, en la percepción popular, el hecho de que el ex gobernador César Duarte aún no se encuentre tras las rejas, como lo exigen miles de ciudadanos.
El problema de Corral en este tema son las regulaciones jurídicas y la impedimenta para detenerlo, hecho que el activista Jaime García Chávez le reprocha pues, si se recuerda, le propuso públicamente que antes de tomar posesión se efectuase una vasta movilización a fin de impedir que Duarte terminara su mandato y se presionara al gobierno de la república para que lo defenestrase.
Repitió Corral Jurado que ha sido un año de “limpiar la casa” tratando de justificar esencialmente la falta de resultados sobresalientes durante estos primeros 12 meses de ejercicio gubernamental.

La seguridad pública, un desastre
Quizá el principal problema de la actual administración, además de los problemas financieros y la confrontación de Corral con “los medios de comunicación”, lo constituya la seguridad pública
Intentó Corral reivindicar el trabajo de la Fiscalía General del Estado en materia de seguridad “aunque los medios de comunicación no lo quieran reconocer, salvo honrosas excepciones”.
Pero en el curso del año se incrementó la incidencia de los homicidios en  más del 60%, al llegar  a más de mil 901 homicidios durante el primer año del gobierno de Javier Corral, con un promedio de más de cinco diarios. “Tampoco ha resuelto los crímenes de alto impacto, entre ellos los de los periodistas Miroslava Breach Velducea y Jesús Adrián Rodríguez Samaniego, y masacres y enfrentamientos en varios puntos del estado”. (Nota de Rubén Villalpando, La Jornada, 5/X/17).
Según el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los últimos tres meses de 2016 se cometieron 453 ejecuciones en la entidad., más otras mil 448 crímenes, para un total de mil 901.
Para ese salvaje incremento cuentan los múltiples enfrentamientos de las bandas criminales en la zona occidente del estado, las masacres en bares y centros de rehabilitación, así como de la continua cuota de ejecuciones, ante las cuales la impotencia y la inmovilidad son las respuestas permanentes, lo que dió pie, incluso, a la aseveración del Gobernador Corral de haber recibido propuestas para negociar con los grupos criminales, ante el alud de criticas, sustentadas en que no debería, tan solo, anunciar el hecho, sino de denunciar las vías y los mensajeros de tales propuestas, adujo que el gobierno anterior, por las informaciones recibidas de policías municipales, había pactado con tales bandas criminales.
En dislates semejantes ha incurrido en el caso de los periodistas asesinados, un día después del balance presentado en la capital del estado, dijo: “Ya están resueltos los homicidios de Adrián Rodríguez y de Miroslava Breach, pero aún se trabaja en determinar la estrategia para capturar a los responsables”.
Entonces, no están resueltos, aquí no puede actuar como en el caso del exgobernador, en el cual giró las órdenes de aprehensión, pero como está en el extranjero, no le corresponde, ni está dentro de sus facultades, detenerlo.
No, aquí, si ya están resueltos los casos, entonces deberá actuar y detenerlos, pero lleva meses “determinando” la estrategia para hacerlo y, como en el caso de Duarte, utiliza la misma estratagema, "como pertenecen al crimen organizado los asesinos de Miroslava, se necesita el apoyo de las fuerzas federales para la estrategia de captura”.
¿Qué dijo?
¿Entonces, si no hay decisión del gobierno federal no habrá detención de los asesinos de Miroslava?
Igual ocurrió con su seguridad personal. 
El mensaje es aterrador, el gobernante de la tercera entidad más peligrosa del país, nos dice que sólo él y su equipo de seguridad saben “de las que se han salvado”.
Entonces la inseguridad está peor de como la sospechamos -o, más bien, la vivimos- pues si el gobernador de Chihuahua ha sufrido atentados, que está estudiando la estrategia para detener a los asesinos de los dos periodistas caídos en su administración y le han hecho propuestas de negociación con el crimen organizado, quiere decir que estamos en la plena indefensión.
Y la terca realidad se le impone a cada momento. Justo al momento que emitía su balance, se desataba una terrible balacera en el corredor entre Cuauhtémoc y Rubio, así como en calles de la metrópoli de La Tarahumara.
Al día siguiente, el jueves, se suspendieron las clases. Pero todo ello no le mereció un solo comentario al gobernante, en el informe del presidente municipal de ¡Cuauhtémoc, realizado ese mismo día!
Probablemente el mejor balance en esta materia provenga de uno de los mejores especialistas en el tema, Edgardo Buscaglia, (experto de la Organización de las Naciones Unidas entre 2001-2003 en Viena, Austria y como jefe de asesores de la Organización de las Naciones Unidas entre Junio del 2010 y Junio del 2011 en Afganistán, además de asesor externo de la ONU para el Entrenamiento e Investigación -UNITAR- entre el 2004 y el 2008; también 
Entre 2004 y el 2006 también se desempeñó en Kabul (Afganistán) y Pakistan como Jefe de Misión a cargo del programa de entrenamiento de la totalidad de jueces y fiscales afganos especializados en delincuencia organizada y terrorismo para la organización International Law and Development Program. También fue asesor/consultor del Banco Mundial entre 1989 y el 2000 y "guest speaker" del Departamento de Estado estadunidense en numerosas oportunidades desde 1999.
integrante de la ______ de la ONU, quien realizó un lapidario balance del primer año de Javier Corral al frente del gobierno de Chihuahua, una de las entidades más importantes en el trasiego de droga: “Corral… no propuso ni adoptó ninguna limpieza patrimonial del sistema judicial al estilo Colombia o Italia, no adoptó ningún tipo de ley de redes de auditorías ciudadanas al estilo Brasil, USA, Canadá o Italia, no propuso y menos aún actuó para establecer auditorías independientes del dinero electoral mafioso que hoy es la principal raíz de la violencia organizada extrema en México”. (Nota de Itzel Ramírez, El Diario/Juárez, 6/X/17).
Buscaglia cuestionó el trabajo de 12 meses del gobernador particularmente en lo referente a la justicia y los derechos humanos. “Corral pertenece a esta fauna que mucho habla, mucho reparte y ningún resultado objetivo muestra”. (Ibídem).
Como lo ha sostenido reiteradamente, Buscaglia aseveró que Corral no realizó, o inició el combate al crimen organizado pues no hay, afirmó, una “reducción objetiva de la delincuencia organizada de Chihuahua en sus 23 vertientes, como la disminución de la explotación laboral y de la esclavitud sexual/laboral de mujeres y niñas  en Chihuahua, o la reducción significativa de la pobreza”. (Ídem).
Buscaglia, además, criticó la pretensión del gobernador Corral de crear una red de medios públicos (estaciones de radio y televisión, además del semanario Cambio 16), “al considerar que tal acción servirá para crear un aparato de propaganda que le sirva para promover su imagen de cara a la búsqueda de otros cargos políticos…. A este sistema obedece el aparato propagandístico de concesiones de medios, que sin saberlo o a sabiendas, terminará fomentando más crimen organizado en la política de Chihuahua y de México”. (Ibídem).
Ante la suma de promesas realizadas en la ríspida campaña electoral del 2016, con dificultades se aprecian los avances, algunas de ellas ya totalmente olvidadas, como la de la creación de una Ley de Coordinación Fiscal que beneficiaría a las ciudades que más aporten, sin que hasta la fecha se haya presentado iniciativa alguna. Del mismo modo ocurrió con la promesa de entregar las juntas municipales de agua y saneamiento a las autoridades municipales. Ha sucedido lo contrario.
El transporte urbano se ha convertido, al igual que en el gobierno de César Duarte, en el principal rezago social de su administración. En campaña prometió que lo mejoraría, que no habría servicio caro y autorizó un alza a la tarifa de seis a nueve pesos (un alza del 50%, pero si se toma en cuenta que antes existía el sistema de 6 pesos-2 pesos y 0 pesos, dependiendo si el usuario tenía necesidad de efectuar transbordos.
Si desearan efectuar los mismos movimientos, entonces el costo sube a 18 pesos ¡Tres veces la tarifa anterior! y sin que hubiese una sensible mejoría en la prestación del servicio.

El gobernador y los medios
Atrapado, en tan solo unos cuantos meses, por el ejercicio del poder, el gobernador Javier Corral se aleja a pasos agigantados del polémico parlamentario que fue a lo largo de su extendida carrera política.
Su relación con los medios es uno de los temas torales de la actual administración.
No podía tener viabilidad un régimen autoritario sin el control sobre los medios de comunicación. Eso hicieron los gobiernos priistas a lo largo de casi siete décadas, continuados casi a la perfección por los gobernantes panistas.
El régimen del partido casi único otorgó prebendas y concesiones de radio y televisión, y jugosos contratos a los medios subordinados y sólo a quienes les garantizaban lealtad al régimen. Con el dinero público controlaba todo, incluida la voluntad de los empresarios para ordenarles en cuales medios publicitarse y en cuales no.
Al paso del tiempo, y de manera natural, eso originó que la mayoría de los propietarios de los medios de comunicación, y de una aplastante mayoría de conductores de radio y televisión, de analistas y editorialistas, fueran simpatizantes del partido casi único.
Tal estado de cosas prevalece hasta nuestros días, obviamente con diferencias mayores, merced al empuje de la sociedad y de muchos periodistas ansiosos por practicar, de manera profesional, el periodismo, con las, también naturales, trabas para la existencia de auténticos intentos empresariales periodísticos con ese sello, debido a la persistente creencia que la publicidad gubernamental es una “concesión” del gobernante a los propietarios de los medios de comunicación de este tipo, de ahí la frase del presidente José López Portillo a Julio Scherer, director de la revista Proceso: “No pago para que me peguen”.
Como si el dinero de la presidencia fuera de su propiedad.
Bueno, pues ese es el tema central de la relación del poder con los medios de comunicación. ¿Quien duda que el dinero del gobierno de Chihuahua, en el sexenio anterior, se usó discrecionalmente para, no solamente controlar a la mayoría de los medios, sino para difundir las cosas que César Duarte deseaba que se conocieran?
Y no se trataba solamente del dinero, sino, también, de las coincidencias políticas de una parte importante de los empresarios de los medios con el gobernador ballezano.
Todas las semanas nos amanecíamos, en prácticamente todos los portales  digitales de noticias y estaciones de radio y tv, que Duarte se nos iba a “las ligas mayores”.
Alcanzar, o mantener, espacios en los medios impresos o electrónicos para el periodismo crítico, profesional, en esas condiciones, era extremadamente difícil, se necesitaba, literalmente, caminar en el filo de la navaja.
Hubo, en esos días, honrosas excepciones, entre ellas, El Diario de Juárez y  la estación de radio en la ciudad de Chihuahua, Antena-GRD Multimedia, además de algunos más.
En ese entorno actuamos, y eso por lo que se refiere a la relación con los hombres del poder público, falta referirse a los del poder de la oscuridad, de la delincuencia, organizada o no.
No era fácil, no lo sigue siendo, y como prueba palmaria ahí está el asesinato de Miroslava Breach, compañera de muchas aventuras periodísticas, entre ellas la revista Aserto, dirigida por el escribiente hace ya 14 años.
Cambiar tal estado de cosas y contar con los medios de comunicación acordes con ese reclamo democrático requiere un compromiso mayor, y una muy inteligente respuesta del gobernante. 
Javier Corral debía saber que al llegar al gobierno tendría en contra a la mayoría de los medios de comunicación, por muchas razones, no solamente la económica, su triunfo desmanteló una hegemonía política, extendida a vastas áreas del quehacer público de Chihuahua, en vísperas de la elección presidencial.
De ahí que enfrentar las críticas realizadas por la prensa no se puede hacer desde la postura fácil de que las motiva el fin de las prerrogativas del régimen, máxime cuando quien gobierna ha cometido muy variados errores, algunos de los cuales lo equiparan, en el ejercicio del poder, a su antecesor.
Detengámonos en un solo aspecto, el de la contratación de publicidad gubernamental. Duarte repartió “igualas”, es decir, cantidades de dinero bajo una enorme discreción, sin ningún criterio que pudiera permitir la cuantificación de los servicios prestados por los medios de comunicación, nunca se supo en cuanto tasaba la plana de los medios impresos, el spot de radio y televisión o los anuncios (banners) de los portales digitales; o el monitoreo de los medios de comunicación, la compra de mantas, espectaculares, etc.
Además, para aparentar que actuaba correctamente incluía a algunos otros medios (los llamados alternos) pero siempre con la política de la zanahoria y el garrote y el uso discrecional del dinero público.
Esa era la esencia de los llamados “convenios”, tan citados por Corral, de ahí que al llegar al gobierno lo “normal”, lo esperado, es que actuara de manera contraria a aquel y que, por tanto, se diera fin a la discrecionalidad.
Por desgracia no parece ser así, por lo menos en sus primeros doce meses, la compra de espacios publicitarios sigue siendo discrecional, como la propaganda encubierta, transmitida en radio y tv bajo el nombre de “Puntualizando” que no es más que gacetillas que sólo al final, y casi de modo clandestina se le hace conocer a los usuarios que se trata de “información” de Comunicación Social del Gobierno de Chihuahua, propaganda, pues.
La contradicción es el rasgo descollante, debido a que uno es el discurso y otra la realidad.

El nepotismo
Rebasado por el cúmulo de acontecimientos ocurridos a lo largo del primer año de gobierno, uno de los aspectos que más controversia despertó fue la desproporcionada forma en que los panistas asaltaron, literalmente, asaltaron la nómina de gobierno del estado.
Tal exceso fue justificado por quienes apenas año y medio criticaban acremente lo realizado por el gobernador Duarte en su momento y utilizaron los mismos argumentos que sus antecesores: “Los nombramientos no fueron realizados por los funcionarios, parientes de los señalados, los hice yo y no hay nepotismo… Quienes llegaron a puestos públicos en la actual administración 'lo hicieron por su talento’”.
A manera de broma, en el sexenio de César Duarte, se dolían los chihuahuenses, en tono festivo, del enorme número de los familiares del ex gobernador. Aparecían en prácticamente todas las dependencias, y si no eran, tan solo por los apellidos se infería que sí.
Claro, en los primeros años cayó como una mala novedad, luego, ese ánimo cambió hasta casi identificarse como sinónimo de corrupción.
El PAN, con distintos tonos y en muy variados niveles de crítica, en ese sexenio, deploró que se usara la nómina estatal para dar cabida a una buena cantidad de familiares, tanto del mandatario, como de sus funcionarios más cercanos.
Hoy, los gobiernos del PAN, y no sólo el de Javier Corral, han caído -y los reportajes de El Diario así lo ha evidenciado- en aquella situación. En vano nos intentan convencer que no violan la ley, sabedores de que aún siendo así, la falta es mayor, su actuación los hace ver como el nuevo grupo político que ha tomado por asalto el Palacio de Gobierno.
Sorprende que personas a las que la fama pública les reconocía ser hombres con conductas honorables cayeran, probablemente no en corruptelas, pero sí en acciones irregulares y definitivamente lejos de la ética necesaria para actuar de manera distinta a los de sus antecesores en la administración pública.
Por supuesto que nada tenemos en contra de Estefany Olmos, Miguel Riggs, Ignacio Rodríguez, Armando Valenzuela y Ernesto Avila, pero aceptar que el esposo de la primera buscara ser consejero del Instituto de Transparencia (primero, y luego secretario técnico) a pesar del evidente conflicto de interés con la Secretaría de la Función Pública; o que la hermana del Síndico Riggs creara una empresa y ésta se beneficiara de compras por adjudicación directa, a pesar de superar los límites legales; o que el contador Rodríguez no se diera cuenta que no cumplía con el requisito de no haber sido candidato en la elección inmediata anterior y, a pesar de ello, inscribirse y luego protagonizar uno de los peores escándalos del grupo gobernante; o el caso del contador Valenzuela, integrante del grupo más cercano al actual gobernador y aceptar convertirse en el fiscalizador de su amigo Javier Corral.
O el caso del Dr. Avila, a quien “convencieron” de aceptar un bono de 100 mil pesos al que, evidentemente, no tenía derecho, aceptado en el momento que declaraba, junto con su amigo, el gobernador, que no había dinero ni para comprar gasas en los hospitales.
¿Qué les pasó a todos ellos, a quienes sus allegados les reconocen probidad?
¿Qué les pasa a los integrantes del actual grupo gobernante, que han debido emplear una parte importante de su tiempo para justificar las capacidades de los parientes de sus compañeros de gabinete, igual que hacía César Duarte en el sexenio pasado?
La lista de quienes llegaron al gobierno abruma, desilusiona, enerva, indigna y más el modo en que se intenta justificar: Que la Secretaria Olmos investigue si violamos la ley o no.
¿Dónde quedaron las propuestas de ciudadanizar la función pública y someterse al arbitrio ciudadano? ¿Porqué no llamar a ciudadanos probos, ajenos a las filias partidistas y que sean ellos quienes determinen si los nombramientos realizados -hasta el tercer y cuarto nivel- están lejos de los afectos de los funcionarios del primer nivel?
Porque no se trata solamente, y es un asunto que no han asimilado los integrantes del gobierno del nuevo amanecer, que más allá de la ley están obligados a que su actuación se ciña a lo contrario que hizo el anterior grupo gobernante.
Porque, incluso con la ambigüedad de la legislación en el ámbito estatal, sí incurren en alguno de los supuestos señalados por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Chihuahua.
¿De veras podemos creer que cualquiera de los funcionarios del primer nivel del gobierno de Corral, interrogados al respecto, no hubiesen opinado a favor del nombramiento de su esposa, hermana, cuñado, sobrino, primo, etc., como ahora vemos fueron designados?
La lista es grande. De ella se salvan algunos cuantos, sólo por una razón, la de que ya eran servidores públicos a la llegada del amanecer a Chihuahua, entre ellos, por ejemplo, los hermanos de Carlos Borruel, quienes ya eran agentes de tránsito en la ciudad de Chihuahua, o la hermana de Víctor Quintana, funcionaria de la Secretaría de Educación de hace tiempo.
Podrán argumentar mil y una cosas. No tienen justificación, la llegada de los parientes de los panistas, militantes ellos mismos -la mayoría- al gobierno de Chihuahua es uno más de los inconcebibles errores de quienes llegaron con tan altas expectativas a la administración pública estatal.
La lista es extensa: “Al menos 28 funcionarios de primer y segundo nivel y mandos medios del gobierno de Chihuahua, entre ellos el gobernador Javier Corral Jurado, tienen parientes directos y políticos que cobran en la nómina del gobierno estatal. (Nota de la Redacción, Diario de Chihuahua, 25/IV/17)
“Bajo las órdenes directas de Corral Jurado, por ejemplo, se encuentra su cuñada, Yadira Zelene Ortiz Gamboa, hermana de su esposa Cinthia Aideé Chavira Gamboa. Su plaza es de secretaria de Titular de Dependencia en el despacho del Ejecutivo”. (Ibídem).
“Otros funcionarios de primer nivel con familiares en el gobierno son: César Jáuregui Robles, secretario General de Gobierno; Gustavo Madero Muñoz, coordinador ejecutivo de Gabinete; el secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez; la secretaria de Desarrollo Municipal, Rocío Reza Gallegos; el secretario de Desarrollo Social, Víctor Quintana Silveyra; y el coordinador de Comunicación Social, Jesús Antonio Pinedo Cornejo”. (Ibídem).
La revisión realizada por el periódico arrojó que 76 personas son familiares y ocupan diversos cargos públicos y la mayoría ocupa puestos de primer nivel y de confianza: “Los parientes del gobernador que cobran en la nómina estatal son: su concuño Carlos Alejandro Silva Carrasco, esposo de Yadira Zelene Ortiz Gamboa, así como los hermanos Jorge Antonio y Ramón Alberto Gamboa Armendáriz, primos hermanos de Cinthia, esposa de Corral.
Carlos Alejandro trabaja en el Departamento de Ganadería de la Secretaría de Desarrollo Rural, Jorge Antonio es asesor técnico en la oficina del director de Gobernación que depende de la Secretaría General de Gobierno; y Ramón Alberto, es coordinador de Recaudaciones de Rentas en el estado, puesto que depende de la Secretaría de Hacienda”.
No es el único hallazgo de ese tipo. Javier Corral nombró como su secretario particular a José Alberto Luévano Rodríguez, compadre de Ramón Alberto (el primo de la esposa de Corral) y la esposa, Claudia Rocío Javalera Tarín, es secretaria en la Coordinación General del DIF municipal de Chihuahua.
Hay más: La esposa de José Alberto Luévano –Diana Sofía Guerra Rivera– fue contratada también como jefa de Departamento de Servicios de Seguridad Privada en la Fiscalía General del Estado (FGE).
A su vez, Brenda Leticia Jáuregui Robles, jefa de departamento de la Coordinación de Atención Ciudadana en la Secretaría de Educación y Deporte, es hermana del Secretario General de Gobierno, César Alejandro Jáuregui Robles.
La esposa de Gustavo Madero Muñoz, Jefe del Gabinete, María Eugenia Falomir Morales, fue nombrada directora de Grupos Vulnerables en la Secretaría de Desarrollo Social; y uno de los primos de Madero, en segundo grado, José Antonio Villalobos Madero, es jefe de División de Suelo e Infraestructura de la Coesvi.
Teresa Fuentes Vélez, la hermana del secretario de Hacienda Arturo Fuentes Vélez, encontró trabajo como directora de Alimentación y Desarrollo Comunitario en el DIF estatal.
Otro caso del primer nivel: El esposo de la secretaria de Desarrollo Municipal, Rocío Reza, Marco Antonio Ordoñez Hernández, es ahora el director administrativo del DIF estatal; y la hermana de Rocío, Rubí Mariana Reza Gallegos, está contratada en calidad de “personal especializado” de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, donde se desempeña como vocera.
“Además, César Enrique Juárez, pareja de Rubí, es procurador de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en el DIF estatal; y Sandra Lorena Reza Corona, prima de la secretaria de Desarrollo Municipal, es capturista de datos en el Registro Público de la Propiedad”. (Ibídem).
“Otro funcionario de primer nivel que tiene familia en la administración estatal es el coordinador de Comunicación Social, Jesús Antonio Pinedo Cornejo, cuyo hijo Pablo Pinedo Díaz, trabaja en el Departamento de Contabilidad de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) de Ciudad Juárez”. (Ibídem).
Ante los señalamientos, el gobernador Corral aseguró, sin más pruebas que su palabra, que “En nuestra administración no hay nepotismo, hay que tener muy claro de qué se trata esa figura”, al explicar que él designó a la esposa de su jefe de gabinete, y no éste.
No son los únicos casos relevantes. En la nómina estatal se encuentran  la esposa de Carlos Borruel, Director de la COESVI, “Leticia Macías como funcionaria de Ichife, su yerno, David Ortega, labora en Deporte municipal, su hermana, Guadalupe Borruel trabaja en el DIF, como jefa de departamento, su hermano Enrique en el despacho de la alcaldesa, su otro hermano Rogelio en transporte y otra hermana en la Junta de Aguas”. (Nota de la redacción, La Opción, 19/II/17).
A su vez, en la secretaría de Salud el Director Médico, doctor Pedro Ramírez Godínez, está acompañado, con el puesto de Subdirector de Recursos Humanos por su hijo, el LAE Pedro Antonio Ramírez Torres.
También el Director de Desarrollo Humano y Educación del municipio de Chihuahua, Marco Bonilla, debió salir a justificar el nombramiento de su esposa,   Karina Olivas, quien fue contratada en un organismo descentralizado del municipio, como lo es el Instituto del Deporte. (Nota de la redacción, La Opción, 20/II/17).
Otras eran las expectativas de la mayoría de los chihuahuenses en la noche del 5 de junio pasado.
Hoy eso es, simplemente, historia.

En tanto, el ruido de las balaceras va formando parte del entorno de los chihuahuenses, otra vez.

Alerta roja en Chihuahua

El Diario, 22 de octubre de 2017
Luis Javier Valero Flores
La preocupación se ha asentado en los hogares de Chihuahua: La oleada violenta presentada en prácticamente toda la entidad y ya adquirió niveles de extrema gravedad.
Tiene características diferentes a la presentada en 2008-2011. Quizá los resultados no sean, aún, los de aquella, pero el hecho de que aumente la frecuencia de los enfrentamientos entre grupos armados, cada vez más numerosos, hasta el grado de poseer la capacidad de mantener bajo su control a poblados enteros de las dimensiones de Uruachi, Las Varas, Madera, Gómez Farías y Zaragoza; y de que sus enfrentamientos, incluso los ocurridos en zonas tan cercanas al centro del estado, como lo es el corredor Cuauhtémoc-Rubio, concita aún más preocupación pues denota dos cosas: La fuerza de los grupos armados y, al contrario, la debilidad del Estado mexicano para enfrentarlos.
No hay la menor posibilidad de atenuar la responsabilidad del actual grupo gobernante en Chihuahua, la tiene, y mayor, pero la crisis de seguridad pública en la entidad deberemos ubicarla, sí en el entorno nacional, pero fundamentalmente en el internacional, en virtud de la importancia que tiene Chihuahua en el trasiego mundial de las drogas.
¿Qué ocurrió diferente al pasado?
Hasta el 2011 -y hasta ahora, también- la confrontación entre las bandas criminales se caracterizaba por el ataque a mansalva de unos a otros, en operaciones con objetivos generalmente individuales y en las que lo principal era el factor sorpresa -de ahí el nombre de ejecuciones- y de ninguna manera el enfrentamiento armado, esos llegaron a ocurrir en muy pocas ocasiones, del mismo nivel que los sostenidos con las fuerzas policiales y/o militares.
Tal modelo incluyó varios episodios de ejecuciones colectivas, pero al fin y al cabo se trataba de los ajustes de cuentas entre ellos, con graves repercusiones en la sociedad, que se volvió rehén de las bandas criminales que, por otras vías intentaron, y lograron, financiar sus actividades de todo tipo.
Al tiempo que sucedía esto, sobre todo en las dos grandes urbes chihuahuenses, en el occidente de la entidad se desarrolló un cuasi control de los grupos criminales, los que impusieron a lo largo de la segunda mitad del sexenio de José Reyes Baeza y todo el de César Duarte una especie de toque de queda, especialmente en las carreteras de Cuauhtémoc a la sierra y, por supuesto, en esta parte de La Tarahumara, la de la parte central, cosa distinta a la del sur de la sierra, lo que no dejó de presentarse a lo largo de estos 9 años.
Hoy es distinto, los grupos criminales no solo efectúan toda clase de recorridos -a bordo, a veces, de decenas de camionetas pick up’s modificadas para alojar armamento superior a los “Cuernos de Chivo”- y establecen retenes en una zona que abarca Bachíniva, Cuauhtémoc, Namiquipa, Rubio, Madera y Uruachi, a la carretera entre Parral y Jiménez.
Y sus incursiones suelen conformarse de cientos de hombres, muchos de ellos originarios de las zonas de conflicto.
Además, en abierto contraste al pasado, ahora se enfrentan decenas -y a veces cientos- de integrantes de una banda contra números semejantes de las otras, llegando, en momentos, a conformarse una abierta guerra de “posiciones”, en el lenguaje típico de los conflictos bélicos. Ya no se trata de una ejecución, seguida por otra del grupo contrario, ahora es un abierto enfrentamiento armado, que llegan hasta las 8 horas de duración, como el de Uruachi.
Frente a este escenario, lo realizado por las autoridades es deprimente. 
No hay, hasta ahora, un mensaje del gobernador Javier Corral en el que aborde expresa y extensamente el tema; no hay, ni siquiera, un llamado a la calma a la sociedad, no aparece el gobernante preocupado por el bienestar de sus gobernados.
Al contrario, el silencio y la inactividad pública son los rasgos principales de los últimos días, al grado que el último acto público sea el celebrado en la colonia Laderas de San Guillermo, municipio de Aquiles Serdán el miércoles anterior y luego, según algunas notas periodísticas, el traslado a la Ciudad de México a efectuar previsibles reuniones previas a la del Consejo Nacional de su partido, el PAN.
No hay mejor escenario en la relación con las fuerzas federales. El titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, Oscar Aparicio, reportó que ante su petición de auxilio a las fuerzas armadas, para acudir al enfrentamiento de Uruachi,  la respuesta fue que no había los elementos necesarios.
Sostenido en muchísimas ocasiones por infinidad de actores, de todas las áreas, el rechazo a la participación militar en el combate al tráfico de drogas y en general al crimen organizado, por ser actividades, no sólo distintas, sino contrarias a la función militar, hay momentos en los que la participación de las fuerzas armadas son necesarias para prevenir “graves perturbaciones al orden público”, como es el caso, amén de la PGR, en conjunto con las fuerzas policiales locales, pero bajo el más estricto respeto al Estado de Derecho y la vigilancia de organismos derechohumanistas, tanto nacionales, como internacionales, para hacer frente a la situación de extrema gravedad en el occidente de Chihuahua, de Cuauhtémoc a las regiones aledañas.
No sólo debería pensarse en un operativo policial, amplias zonas han quedado devastadas económicamente -amén de la migración que de a poco se empieza a presentar- lo que requiere la más amplia participación del gobierno del estado y el de la república que haga posible enfrentar las gravísimas condiciones de pobreza y desigualdad social presentes en la zona.
No deja de ser paradójico que en ellas se asienten algunas de las empresas mineras más prósperas de Canadá -y del mundo-, especializadas en la explotación del oro de Chihuahua, y que sus actividades expoliadoras las desarrollen en medio de un acentuado clima de violencia y miseria.
Por otra parte, es de tal magnitud el conflicto -al momento de redactar estas notas llegan las informaciones de otros enfrentamientos en los municipios de Buenaventura e Ignacio Zaragoza- que vuelve no creíble el argumento que los grupos criminales se disputan el mercado local del “cristal”.
No tiene tantas dimensiones el consumo y el nivel de adicciones en Chihuahua -aunque no deja de preocupar el incremento de cristal, sobre todo en las capas económicas más bajas- y fortalecería la convicción de estar frente a un nuevo episodio de los enfrentamientos de los más poderosos grupos del narcotráfico por el acceso al mercado de EU.
De ahí la pertinencia de las aseveraciones de la Coordinadora de la Mesa de Seguridad y Justicia, Astrid González, quien, junto a otros actores sociales de Juárez, expresen su preocupación por los conflictos en la sierra: “La narcoguerra que se vive en la Sierra podría trasladarse de nuevo a esta ciudad (Juárez), que ya de por sí registra un alza en los delitos, advirtió”. (Nota de Javier Olmos, El Diario de Juárez, 20/X/17).
Además de afirmar, al igual que Edgardo Buscaglia que “No está controlado Chihuahua” en materia de seguridad, igual que otros estados donde impera el narcotráfico. (Ibídem).
Por su parte, Samuel González, “fundador de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR (después SEIDO) y experto en seguridad”, asentó que al reconocer el Sub Secretario de Gobierno para la Zona Norte, Ramón Galindo, que la lucha de los grupos armados es por el control de las zonas, “es un reconocimiento explícito de que ha perdido (El estado) el control del territorio… Quien afirma que la violencia se da por el control del territorio está sosteniendo que el Estado no tiene el control de su propio territorio, que lo tiene la delincuencia organizada y por lo tanto se permiten luchas por pedazos del territorio”.
“El problema está en la falta de control de las instituciones y la incapacidad del Estado de tomar la ley por la mano e imponer el control de la violencia”, aseguró. (Ibídem).
Ahora bien, un aspecto, hasta ahora desdeñado por las autoridades, puede presentarse, de continuar la ola criminal como hasta ahora. En todo conflicto bélico las bajas de una parte y otra, de todo tipo, incluidas, por supuesto, las de los participantes, pero también la de la pérdida de las líneas de abastecimiento, alimentación, dinero, etc. llevará a que los beligerantes busquen resarcirse de ellas a partir de la sociedad civil.
Esa fue una de las causas del incremento de los índices delictivos a fines del sexenio antepasado y mediados del pasado, entre ellos los secuestros y las extorsiones, además del robo de vehículos, negocios y domicilios.
¿Habrán contemplado tal escenario?
Frente a todo ello, duele el silencio del gobierno del amanecer. Y la explicación del Secretario de Gobierno, César Jáuregui Robles, -la ola de violencia “es fruto de las cosas que no se hicieron en el gobierno anterior”- no le dice nada a una sociedad alarmada, preocupada ante una situación que comienza a ser desesperante para la mayoría y que, para algunos chihuahuenses, no tan poquitos, tiene las dimensiones de una verdadera tragedia.
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