jueves, 30 de abril de 2020

¡Ojalá pactaran una tregua!


El Diario, 30 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
Nadie, con un mínimo de conciencia cívica, podría gozar con la comisión de errores por el presidente de la república, menos en una extrema situación como la que ahora asuela a la humanidad.
Los excesos del presidente salvadoreño Bukele, los garrafales gazapos del presidente Trump, los resbalones del presidente Bolsonaro de Brasil; la caída en el contagio del Primer Ministro británico, Johnson, o los dislates y excesos del presidente López Obrador, no son, de ninguna manera, motivo de festinación; es mucho lo que tienen en sus manos como para festejar que cometan yerros, excesos, o caigan enfermos.
Los gobernantes de los niveles inferiores, no por serlo, podrán sentirse eximidos de tales exigencias.
Y hay un problema mayor en las acciones que ejerzan, el de que están obligados, más que nunca, a actuar con estricto apego a la legalidad y, además, con el más acendrado seguimiento a las normas de la plena transparencia y de los más elevados valores de la democracia moderna.
Si habremos de superar el momento actual, de ninguna manera podrá ser en decremento de lo que habíamos alcanzado en materia de desarrollo democrático, las consecuencias económicas de lo que ahora sufrimos serán tan catastróficas que agregarle más factores resultará más que un exceso.
Por desgracia, los principales actores políticos del país no parecen entender que el momento requiere de otra actitud y del establecimiento de una détente, del pacto que alguna vez concretaron EU y la URSS, el de la distensión que hiciera posible, no solo la paz, sino el crecimiento y desarrollo del planeta en ese momento.
No pareciera captarse, en la parte más organizada de la oposición político-partidaria del país, pero tampoco pareciera entenderlo el presidente López Obrador. 
En cuanto tienen oportunidad de lanzar una puya, una descalificación, un “yo soy mejor”, un “que mal lo estás haciendo”, un “en el pasado se sirvieron con la cuchara grande, ya no”, etc.
¿Quien tiene razón?
Sin duda, a las dos partes les asiste la razón. 
¿En qué porcentaje? 
¡Quien sabe! 
¿A quién le importa?
Hay una situación de extrema emergencia. 
Más de la mitad de la población trabajadora no está laborando, la economía está prácticamente detenida; las remesas de los migrantes caerán estrepitosamente, lo mismo los ingresos petroleros y los derivados del consumo de combustibles; las exportaciones caídas, lo mismo que la recaudación fiscal; no habrá ingresos turísticos y los hospitales muy rápidamente empiezan a colmarse, tanto los dedicados a la atención por el COVID 19, como los destinados a la atención del resto de los enfermos.
Del mismo modo, conforme aumenta exponencialmente el número de contagiados se evidencian los enormes rezagos de la infraestructura de salud y la carencia de personal médico y enfermería. 
¿A quién le puede importar, ahora, la discusión sobre el pacto fiscal, o el pacto federal, como claman algunos gobernadores, como Javier Corral, cuando enfrentan tres pandemias, la del COVID 19, la de la ola homicida y la feminicida y, como es el caso de Chihuahua, el notable incremento de la violencia doméstica?
¿O como el caso del presidente López Obrador que, en la peor copia del presidencialismo del régimen pasado, en plena pandemia, obliga a sus compañeros de partido a realizar un período extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión, a fin de arrogarse plenas facultades para el ejercicio del presupuesto, esquilmándoselas a la Cámara de Diputados, que por ejercer esta facultad se erigía, así fuera en el papel, en la cristalización del concepto republicano de la división de poderes, de contrapeso a la fuerza del presidente mexicano y que ahora, aparentemente, se aprestan a modificar la propuesta presidencial ante el cúmulo de protestas y la posibilidad de que sea declarada inconstitucional?
Tal y como ocurrió en la política migratoria de la 4T frente a Trump, Porfirio Muñoz Ledo se ha alzado como la única voz interior que ha alertado sobre tales excesos de la fuerza política que estaba llamada a concretar la transición democrática. 
Esa sí sería la transformación que el país necesita y que la sociedad mexicana ha intentado construir a lo largo de más cinco décadas de sorda, dolorosa, frustrante, perseverante, plural y variada lucha popular.
Atender lo anterior, es la más importante obligación del presidente López Obrador, más allá de los proyectos emblemáticos de su gobierno. 
Salir airoso del doloroso trance de la pandemia es más importante que un día sí, y otro también, se enfrasque en polemizar con la prensa; esa permanecerá después de que se haya ido.
Debiera confiar -tal como lo dice- en la capacidad de discernimiento del pueblo mexicano, el que, sostiene, ya despertó.
asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

domingo, 26 de abril de 2020

Semanas de espanto


El Diario, 26 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
Sólo 8 días atrás -el 16 de abril- la cifra de personas enfermas del COVID 19 en el país (6 mil 297), era poco menos de la mitad de la que las autoridades sanitarias federales informaron el viernes 24 de abril por la tarde (12 mil 872), con un crecimiento diario en el que solamente dos días -22 y 24 de abril- llegó a ser del 11%, frente al lapso referido en los que osciló entre el 8 y el 10%.
Ahí está, en números, lo que las autoridades, de todos los niveles, han tenido en mente al insistir, por todos los medios, en impulsar el #QuédateEnCasa.
Se presentará en los momentos en los que la presión por el regreso a la normalidad va creciendo en el país, de a poquito, y con intensidad en alguna áreas en las que sectores más depauperados han salido a las calles -en pocos incidentes hasta el momento- a asaltar algunos supermercados.
Además, en el ámbito internacional, el presidente Trump y diversos empresarios norteamericanos abogan por la reapertura escalonada de la industria maquiladora que ha cerrado en México, en virtud de la necesidad de abastecer las líneas de producción que, insisten, debe abrirse en EU.
Para resolver todo lo anterior deberá tomarse en cuenta el distinto momento que guarda la epidemia en México y EU.
En los próximos días enfrentaremos la etapa en la que se acelerarán los plazos en los que va a crecer exponencialmente el número de contagiados.
Para que se duplicara el número de personas enfermas confirmadas fue necesario que transcurrieran 8 días; si el crecimiento se mantuviera en 10%, bastarían 7 días para que se duplicara nuevamente, y sólo 6 para que se replicara. De ese modo, probablemente, el 3 de mayo se habrá triplicado la cifra que existía el 23 de abril.
Ese es el comportamiento nacional, otro es el local. 
En éste, mientras se mantenga en los niveles que hasta ahora tiene, si bien son extremadamente preocupantes los crecimientos diarios, en las dos cifras más importantes, tanto en el número de personas contagiadas como en el de las fallecidas, los porcentajes de crecimiento irán disminuyendo en la medida que los contagios pasen de los dos dígitos.
Ojalá eso no ocurriera, ojalá nos mantuviéramos en esos dos números.
La noticia es que eso depende parcialmente también de nosotros. 
Como se ha repetido incansablemente, mientras más acatemos las restricciones sanitarias, mayores posibilidades tendremos de dispersar la epidemia.
Una certeza mundial existe, no se puede detener; se le puede intentar controlar, atenuar sus efectos, conocerla mejor, pausar su desarrollo a fin de descubrir su tratamiento y/o su vacuna, pero habremos de enfrentar lo peor de la pandemia en las próximas semanas, la que ya está haciendo estragos de ese tipo en las ciudades  de México, Tijuana, el estado de Tabasco y Cancún.
No está demás insistir que, frente al escepticismo inicial de la crítica, no de los  adversarios de la 4T, ni de sus detractores (que igual, el presidente López Obrador no atina a dilucidar cuáles son unos y cuáles otros, ya que, por sus dichos, inferimos que emplea una buena parte de su tiempo en evaluar a la prensa y medios, para luego catalogarlos como “buenos”, si apoyan a su gobierno, y conservadores si la critican), a juzgar por el ritmo y número de contagios, las autoridades lograron aplazar hasta donde es posible, para el país, la irrupción masiva de la COVID 19, de tal manera que le permitió al Estado mexicano prepararse, en la medida de sus posibilidades, para la fase más aguda.
Evidentemente hay un cúmulo de errores, deficiencias, omisiones y hasta corruptelas; México, a pesar de los dichos y deseos del presidente y sus simpatizantes, no cambió con su llegada al gobierno, éste es el que empieza a cambiar, y no del modo y velocidad que se quisiera desde el ámbito de las transformaciones democráticas y, seguramente, nadie tiene la certeza que habrá cambiado en pro, eso es un asunto que la sociedad determinará en el futuro inmediato.

Deberá elogiarse la sensatez gubernamental de no acelerar la instauración de medidas más restrictivas en cada caso, pero también se critica haber dejado tan manga ancha a sectores tan riesgosos como el de la industria maquiladora. 
Si bien la epidemia no ha golpeado a Juárez con la misma intensidad que lo está haciendo en Tijuana, no es una coincidencia ese hecho y el de haber postergado la implantación de serias medidas de vigilancia en esta industria y ciudades que, como lo afirmara el gobernador Corral, así lo determinó el decreto federal que declaró la suspensión de actividades no esenciales del 30 de marzo al 30 de abril  y dejó a sectores de la industria manufacturera de exportación fuera de esa suspensión.
Corral adujo que el decreto no precisaba el papel de la maquiladora, “Sólo quedaron actividades esenciales de ciertas actividades industriales y hay un elemento en este acuerdo en el Inciso C, de la fracción segunda del Artículo Primero, que permite mantener la operación de actividades cuya suspensión pueda tener efectos irreversibles para su continuación… Lo que hemos recomendado a las empresas, de la industria maquiladora de exportación principalmente, es que observen el decreto y suspendan las labores porque es lo que ahí dice. El decreto no contempla a la industria manufacturera de exportación, la autoridad ha tomado esa decisión y será la encargada de darle seguimiento”.
Y al sostener lo anterior, como si no fuera la autoridad laboral del estado, dejó en manos de las federales la vigilancia y correcta aplicación de las medidas sanitarias.
Pero algo sabía. 
Dejó constancia: “Debemos cuidar la salud de las y los chihuahuenses. Si cumplimos el 30 de abril se puedan estar levantando las restricciones de convivencia social y actividades laborales, pero el decreto establece la suspensión y todos debemos ser conscientes porque un brote de infección en un centro de trabajo nos generaría un problema delicado a todo el sistema de salud”. (Nota de Luz del Carmen Sosa, El Diario, Ciudad Juárez, Chih. 2020-04-02).
Caro lo pagaron centenas de trabajadores y sus familias y, ojalá no, el resto de la sociedad chihuahuense.
Los primeros que cayeron enfermos fueron decenas de trabajadores de la empresa Lear Río Bravo, 14 de los cuales perdieron la vida, la mayoría de los cuales se agravaron después de haber sido atendidos, en primera instancia, por médicos de la planta. (Nota de Gabriela Minjáres/Itzel Ramírez, La Verdad, 25/IV/20).
El brote de la enfermedad surgió casi 15 días antes de la suspensión casi total de actividades. Las advertencias de los trabajadores fueron reiteradas. Hasta que cundió el pánico y las noticias, según los testimonios de diversos trabajadores y familiares, se iniciaron las pocas medidas preventivas. Para entonces los más graves estaban hospitalizados, 14 no resistirían.
“Estuvo trabajando porque tenía inventario. (En la empresa) no le dijeron que estuviera enfermo, no lo incapacitaron, aparte ni les tenían cubrebocas ni guantes ni nada. No les dieron nada, ni gel ni nada, él nunca llegó aquí (a la casa) con cubrebocas ni nada”, afirmó Susana García Tafoya, sobrina de Rigoberto, una de las víctimas fatales del brote que los trabajadores ubican luego de la visita de un grupo de empleados europeos que trabajaron algunos días días en la planta. (Ibídem).
Y sólo hasta 20 días después de publicado el decreto, la Secretaría del Trabajo anunció el cierre de 14 empresas tras considerarlas como no esenciales, ubicadas en la capital, en Juárez y en Parral, justamente cuando las protestas de trabajadores de la maquiladora crecían, o efectuaban paros laborales “por el riesgo a contagiarse de COVID-19 y por ser enviados a sus casas sin el pago completo de sus salarios. Desde ayer estamos aquí, y ellos allá adentro y sin respuestas, incluso lo hacemos hasta por ellos mismos, para que se cuiden”, comentó un operador desde el patio de la maquiladora Termo Controles de Juárez, ubicada en la Avenida Ramón Rivera Lara. (Nota de Fernando Reyes, El Diario, Chihuahua, Chih., 2020-04-21).
¿Qué hacer? Todavía hasta días atrás, alrededor de 120 mil trabajadores acudían a sus centros de trabajo en Juárez, según reportes de las autoridades laborales, al tiempo que la Secretaría de Salud Estatal informó de la presentación de  cuatro brotes de contagio en igual número de naves industriales, pertenecientes a tres empresas, las cuales fueron cerradas, aunque pudieran reabrir si fueran esenciales. (Nota de Reforma, 24/IV/20).
He ahí el dilema del mundo entero, ante la devastación económica causada por el confinamiento y la cuasi certeza que la COVID 19 será un problema mayor  presente durante una larga temporada y ante el cual no puede haber la menor distracción.
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jueves, 23 de abril de 2020

Tentaciones y excesos en la COVID 19


El Diario, 23 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
Una de las consecuencias -positivas- del hecho de que la autoridad federal no ha decretado la FASE 3, de acuerdo con la legislación vigente, lo que obligaría al presidente López Obrador solicitar al Congreso de la Unión  la suspensión de los derechos ciudadanos -bajo vigilancia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, lo que equivaldría, en la práctica, a un estado de queda, es que no se han paralizado el total de las actividades económicas del país.
Pero, conforme pasan los días y crece el número de contagios, un buen número de gobernadores y alcaldes, de todos los colores partidarios, creyeron llegado el momento de imponer sus propias condiciones restrictivas para impedir la propagación de la epidemia.
Pocos podríamos argumentar que no los animan buenas intenciones, sin embargo, sin perder de vista el enorme riesgo abatido sobre la sociedad mexicana, es necesario enfatizar, recordarle a las autoridades, y recordarlos nosotros mismos, que las autoridades no pueden hacer más allá de los que las leyes les tienen permitido.
No está demás recordar que las autoridades sólo pueden hacer lo que las regulaciones les permiten, y si éstas no los facultan para efectuar cualquier acción no contemplada en el marco legal, entonces les está prohibido.
Y también recordar que los ciudadanos podemos hacer todo lo que la ley no prohiba expresamente.
Así, bajo el argumento de la contingencia sanitaria, diversas autoridades han emitido distintas prohibiciones que van desde la imposición del toque de queda en sus municipios, en algunas regiones de los estados, la imposición de multas, o hasta amenaza de cárcel a quienes violen lo que hasta ahora son recomendaciones de las autoridades de salud, federal o estatales -y que algunas sí tienen fundamento legal restrictivo-, pero de ninguna manera, si no lo decreta el Congreso de la Unión, no podrían decretarse medidas especialmente restrictivas.
Digámoslo enfáticamente, las medidas hasta ahora decretadas por el gobierno mexicano se basan en el convencimiento de la población, la conminación a hacerlo y, de esta manera, empujar a la coerción social -y, también, el fundamentado temor social al contagio- para que ésta se constituya en el principal motor de control de la epidemia.
Y si la aplicación de medidas restrictivas están en tales condiciones, la aplicación de multas a los conductores, en cuyo vehículo viajen más de dos adultos, tal como lo decretaron el gobierno de Chihuahua y la alcaldía juarense (ésta, en hasta la segunda infracción), cae en el supuesto aquí relatado. 
No tienen facultades para decretar tal medida y menos sensibilidad se muestra si, como es el caso, una buena cantidad de los agentes de vialidad de la ciudad de Chihuahua -seguramente siguiendo órdenes superiores- se han destacado por su afán recaudatorio.
Ni hay reformas a la ley de vialidad y tránsito, ni a los reglamentos de tránsito que justifiquen tal decisión sancionadora.
Peor aún, al momento de buscar la legislación correspondiente en el portal del Congreso del Estado, lugar en el que se encuentran todas las regulaciones vigentes, arrojó que la Ley de Vialidad y Tránsito “está en actualización”.
Por supuesto, el Congreso del Estado no ha aprobado ley alguna en la que se basen para infraccionar de ese modo.
Todos debemos estar involucrados en la adopción de las medidas de la contingencia sanitaria, pero las autoridades son las obligadas, en primer lugar, a respetar la ley. 
No pueden hacer más allá de lo que el marco legal les permite, menos si, como es el caso, se advierte una clara intención recaudatoria.
Peor, el gobernador Javier Corral, en plena pandemia, y ante las crecientes críticas por las sorpresivas multas, anunció ayer que pasarían de 521 pesos a 200!
¡Sólo porque así lo decretó él!
Pues ni ese monto, ni el otro puede cobrar. 
Lo que sí deberán hacer los agentes viales será conminar a los conductores a seguir las indicaciones restrictivas y actuar con la prudencia y el buen juicio para entender que habrá algunos conductores que merced a sus rutinas laborales, médicas, familiares, etc. estarán necesitados de trasladar a más de dos adultos.
No, ni este momento, los gobernantes tienen permiso para hacer lo que se les plazca; con epidemia, o sin ella, están obligados al estricto cumplimiento de la ley.
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domingo, 19 de abril de 2020

Y ahora… los adalides


El Diario, 19 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
¿Habrá alguien que sostenga, con sustento, que el sistema de salud de México estaba preparado para afrontar una epidemia como la que asoma a la humanidad?
Lo que teníamos era escalofriante, tanto por las enormes carencias, como por las monstruosidades ahí dejadas por el régimen anterior, y no se circunscribe esta expresión al gobierno de Peña Nieto, o a los de Calderón y Fox; no, al régimen que no desaparece, por su propia tendencia, como por la incapacidad de los nuevos gobernantes para desactivarlo, o para acelerar su desaparición.
Ahí sí, a los nostálgicos del viejo régimen, y hasta ahora frustrados restauradores del mismo, la pandemia les vino como anillo al dedo y no, como torpemente lo dijera el presidente López Obrador, a la 4T.
En medio del intento de reformar el sistema de salud nos sorprendió la COVID 19; a pesar de ello, el país ha soportado con más o menos prestancia que el ramalazo de la epidemia no nos golpee mayormente, en la salud, porque económicamente el golpanazo es de antología.
Las repercusiones, para la mayoría de la población, serán catastróficas, incluso mayores que las sufridas, proporcionalmente, por la economía y las finanzas nacionales, pues los índices de pobreza, a pesar de los distintos programas de bienestar social lanzados por el gobierno federal, incidirán mayormente en alrededor de los 60 millones de mexicanos que viven en la pobreza.
Aún más, merced a las repercusiones económicas, la mayoría de los trabajadores de la economía formal, aquellos con los más bajos salarios, verán en riesgo, no solo los salarios, sino los empleos mismos, merced a la contracción de la economía mexicana.
Conforme a ello, muchos de los inscritos en esos programas, y sus familias, podrían engrosar los segmentos poblacionales de pobreza, y hasta de pobreza extrema.
Por ello, el anuncio del gobierno mexicano, de segmentar las medidas restrictivas, por municipios, conforme a los distintos números de casos presentados, de la letalidad de la enfermedad y de otros factores, como los laborales en el caso de la frontera norte, ha arrojado una oleada de esperanza sobre la población, pues no es lo mismo soportar el confinamiento, en la incertidumbre de cuándo terminará, a la de saber que puede terminar en una fecha determinada.
Por eso tiene importancia ubicar el punto de partida del enfrentamiento a la epidemia. 
Sin duda que las autoridades han cometido errores, tanto en el manejo de las medidas tomadas, como el de la operación de los insumos y la correcta aplicación de los recursos. 
Hoy aparecen, por todos lados, las carencias, los mecanismos operativos deficientes, la mala preparación de numerosos mandos medios y bajos, las desastrosas condiciones de numerosas instalaciones, la falta de equipo y el rezago tecnológico de una parte del mismo e, indudablemente, la inercia burocrática en los diversos niveles de la burocracia sanitaria del país y la incapacidad operativa de los nuevos mandos operativos.
Y, por encima de todo ello, la enorme carencia de recursos económicos ¿Porqué, por ejemplo, no se aplican en México, pruebas diagnósticas del COVID 19, en los niveles de Corea del Sur, Japón, Singapur y algunos países europeos? La respuesta es obvia.
En medio de todo esto, un grupo de gobernadores se han lanzado a criticar, o a denunciar una serie de carencias y/o torpezas en la operación sanitaria, lo que de suyo sería hasta normal que así fuera y que no debería ser parte de una polémica tan intensa como se ha presentado en los últimos días.
Pero en el ambiente priva el ánimo linchador, la rijosidad y la búsqueda incesante de errores en los otros, estén en la administración federal, o en los gobiernos estatales, “porque se avecinan los tiempos electorales”, sostiene el presidente, el que debe soportar el chaparrón, hasta de los gobernadores de Puebla y Baja California, a cual más de proveedores singulares de la picaresca nacional.
El primero critica el desfase de las cifras, y para reforzar su dicho se apoya en un subalterno, que no es capaz de mostrar evidencia alguna de haber suministrado la información correcta y de manera puntual a la instancia nacional. 
Tal episodio no hace olvidar que apenas unos días atrás, el gobernador Jaime Bonilla, para criticar a la delegada del IMSS, afirmó que los médicos de esa institución “se están muriendo como moscas”, cuando el número de decesos reportados por COVID 19 en BC era de 22!
Bonilla presume de ser amigo del presidente ¿Porqué no usar esa vía y solucionar los problemas?
Y el gobernador de Puebla ¿Pues que no decía, hace apenas unos cuantos días, que la enfermedad era de “ricos”? Ahora se queja de la calidad de los insumos proveídos por el gobierno federal, igual que otros gobernadores, sin percatarse que se están suministrando equipos y ropa, no tan solo para quienes deben atender a los enfermos del COVID 19, sino para un conjunto grande de trabajadores que deben atender diversas tareas hospitalarias.
Tales alegatos no desestiman las indudables carencias y torpezas de los mandos del IMSS que han pretendido atenuar el nivel y número de protestas del personal médico y de enfermería por la carencia de equipo y ropa.
A lo anterior, poco aportan las equivocaciones del director del IMSS, Zoé Robledo, y que en su ansiedad por desestimar las críticas se equivoca en cosas tan sensibles como el de desconocer que el IMSS no tiene un lugar para reparar ventiladores en Morelia y que quien sí lo hace es el Tecnológico de esa ciudad, en un número notoriamente inferior al expresado por Robledo a Milenio Televisión.
Denotó la prisa por justificar los errores y cayó en las imprecisiones que en parte le sirvieron a otro protagónico, el gobernador michoacana, Silvano Aureoles, para, al igual que el de Nuevo León, Jaime Rodríguez, y el conductor de Tv Azteca, Javier Alatorre, por descalificar al jefe de la estrategia anti COVID 19, Hugo López Gatell, sin más argumentos que sus afirmaciones, porque sí, pues.
Igual hace el mandatario chihuahuense, Javier Corral, que intentó, y no sabemos si lo logró en la conversación privada, porque en la pública, los ex gobernadores Francisco Barrio, José Reyes Baeza, Fernando Baeza y Patricio Martínez, no le hicieron eco a su propuesta de exigirle al presidente López Obrador que pospusiera sus “mega obras”, el aeropuerto de Santa Lucía, el tren Maya y la refinería Dos Bocas.
Difundida una parte de la singular conversación de los políticos, precisamente la que pudiera dar pie a lo que pudiera ser el principal y real interés por reunirse virtualmente, y darlo a conocer, que Patricio Martínez mejor expresó, al sostener que ahí estaban quienes representaban o representaron a “esta familia política, conformada por nuestros compañeros y seguidores, esta hermandad a toda prueba”.
¡Vóytelas con los hermanos!
¡N’ombre, gracias al influjo del mandatario, su “karma”, es que apareció el “afecto, el reconocimiento entre ustedes”! 
¿Habrá perdonado Fernando Baeza a Patricio Martínez, motivo central para que dejara Chihuahua y el país? ¿O Reyes Baeza a Patricio, que reapareció en la escena política, justo en el momento en que César Duarte asumía el poder, luego de retirarse en protesta sempiterna en contra del menor de los Baeza?
¡Ah, es que ya llegó el “gober” Corral, quien, en palabras de Fernando Baeza, es “nuestro guía”, o en las de Reyes Baeza, “… ya superamos los conflictos que nos podían haber separado y usted se ha convertido en nuestro líder”!
¿Estamos frente a una alianza PRI-PAN? ¿En tiempos del coronavirus?
Pudiéramos no estar lejos de tales propósitos, por lo menos desde la óptica del grupo gobernante en Chihuahua, pues tal posibilidad la ha sostenido, reiterada y públicamente el líder de los diputados panistas, Fernando Alvarez, sin duda uno de los operadores mas cercanos del gobernador Corral.
Y ya encarrerado, éste ha lanzado la idea de proponer una reforma electoral que permita regular las  elecciones primarias en los partidos.
Pero así como Corral le exige al presidente López Obrador priorice el gasto público, también sería bueno expresarle al gobernador Corral que priorice las urgencias políticas pues, en plena pandemia, cree que hacer la reforma electoral soñada por él es un asunto “esencial”.
¿Y las consultas con la sociedad que siempre prometió que haría?
¿Y sus promesas de que la administración por él encabezada haría las cosas democráticamente? 
¡Cuán diferentes son las prioridades del mandatario a las de sus gobernados!
¿Es el momento de hacer politiquerías, para elevar los ingresos de los partidos?
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jueves, 16 de abril de 2020

Revocación de mandato ¿Ahora?


El Diario, 16 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
A raíz de un comentario del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, en respuesta a que algunos de los dirigentes empresariales, molestos, plantearan que era prioritario llevar al cabo la revocación del mandato del presidente López Obrador, debido a que éste no tomó en cuenta las propuestas del sector empresarial por ellos dirigido, se ha desatado una intensa, inoportuna e inútil polémica acerca de la revocación del mandato del tabasqueño.
A ella ha contribuido, también, el mandatario nacional, como si tuviera tiempo para enfrentar un proceso electoral que culminara con su continuación, o no, en el cargo y no, como lo piensan millones de mexicanos, en encontrar el modo de superar uno de los momentos más difíciles que como nación hemos afrontado.
A diferencia de lo que señalaron muchos, el dirigente empresarial no se embarcó en esa propuesta, lo que hizo fue señalar el camino para hacer eso y, tajante, quizá no con las mejores formas oratorias, pidió que "la parte política” hiciera su trabajo, pero que los empresarios tenían otras cosas que hacer.
Para contribuir al esclarecimiento de las cosas transcribo, íntegra, la parte correspondiente de sus comentarios.
Salazar leyó una de las preguntas de los dirigentes empresariales: “¿Crees que hemos llegado al punto de decirle a AMLO, corrige o te vas?”.
Salazar le dijo que “otra vez, parece que no entendemos la democracia que tenemos; por más comunicados que ustedes puedan lanzar de que se vaya, el señor (López Obrador) tiene el apoyo que le dio esta estructura democrática y, dentro de un año y pico, tendremos la posibilidad, porque así lo estableció ahora nuestro Congreso, de hacer una revisión democrática o un rechazo de mandato, ¡ahí es el momento!”.
En ese dicho, el dirigente empresarial develó su postura, este no es el momento.
Enfatizó, “Si alguien cree que esa es la forma, por favor, organícense. Yo quisiera que también la parte política del país saliera a hacer su trabajo” y se deslinda de tal objetivo, afirma que “nuestro trabajo es apoyar las Pymes y las Mypymes a los empleos….”.
 Y reafirma que para plantearlo deberán esperarse a otros momentos,  “¿(qué) creen ustedes que van a lograr por salir y decir que se vaya? Ya sucedió, no somos los primeros que estamos pidiendo que se vaya… democráticamente nos vamos a tener que esperar…. Esto es una catarsis, sin duda, pero definitivamente veamos si ese es el resultado que debemos de tener y si eso es lo que todos queremos. Unámonos, nada más que tenemos que tener los 30 millones de mexicanos detrás de nosotros”.
Es decir, si bien no claramente, afirmó que tratar de poner fin al mandato de López Obrador deberá ser en otro momento, no ahora.
Pero a tales declaraciones se sumaron muchas voces -desde el lado de las fuerzas opositoras y de ciudadanos que no simpatizan con el gobierno de la 4T- ¡y el presidente, que no deja ir ninguna de estas expresiones y que de manera totalmente ilógica gasta una buena parte de su tiempo en despotricar en contra de los que llama “conservadores”!
Pero cuando lo hace, siempre trata de dejar en claro que a su gobierno lo respalda “el pueblo”, cosa que a pesar de la disminución de las simpatías que despierta, reportadas por todas las empresas encuestadoras, se mantiene en promedio en alrededor del 50% (las más bajas).
Salta la pregunta de manera natural: 
Si la oposición a su gobierno es absolutamente menor -algunos sostienen que es inexistente, a tal grado que ubican al partido de Felipe Calderón y Margarita Zavala, como el que pudiera encarnar tal papel- entonces ¿Para qué emplear tanto tiempo y esfuerzo en estar debatiendo con esa oposición casi inexistente, en momentos en los que debiera aportar la mesura que el Jefe del Estado mexicano está obligado a asumir?
No son tiempos de rijosos.
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martes, 14 de abril de 2020

Publicidad oficial de la 4T para los ganones de siempre


Aserto.mx 13 de abril de 2020
Luis Javier Valero Flores
Un día sí, y el otro también, el presidente López Obrador arremete en contra de los medios de comunicación en las conferencias mañaneras. También en contra de numerosos analistas. 
Se quejan de los privilegios perdidos, dice. No le falta razón.
El problema es que la realidad es otra.
Si bien disminuyó drásticamente el gasto total en esta materia, lo cierto es que los vicios del pasado están presentes, también, en la asignación de los montos a las más grandes empresas de las cuales se queja, además del evidente favoritismo con el que se aplica el presupuesto, de acuerdo con lo publicado en el reportaje “La 4T cerró a medias la llave de la publicidad oficial". (Proceso No. 2267, 12/IV/20).
Si bien Televisa y Tv Azteca recibieron contratos inferiores en 77 y 70% a los de 2018, en 2019 “recibieron 303 y 284 millones de pesos, respectivamente.”, con lo que se convirtieron en las empresas que más recursos recibieron del gobierno de 4T.
Y sí, periodistas como Joaquín López Dóriga, Mario Beteta, Pablo Hiriart, Ricardo Alemán, entre otros, perdieron los contratos millonarios de la época de Peña Nieto (el “tícher”, como le dicen a López Dóriga, recibió 40 millones 118 mil pesos en 2018), así como otras empresas, entre ellas las de Enrique Ramírez Villalón, padre de Alejandro Ramírez, dueño de Cinépolis y en 2018, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios -el organismo cúpula de los más poderosos empresarios.
También las revistas Nexos -dirigida por Héctor Aguilar Camín- y Letras Libres -cuyo director es Enrique Krauze- ambos ácidos críticos de AMLO, dejaron de percibir importantes sumas. La primera pasó de 11 millones en 2018, a 151 mil pesos en 2019 y la segunda, de 4 millones 228 mil pesos a 142 mil el año pasado.
También el grupo Expansión perdió al pasar de 44 millones a 4 millones.
Todos perdieron, pero la 4T refaccionó bien a algunos de los más connotados medios en 2019, en los cuales se encuentran un buen número de los críticos persistentes de la 4T, a los cuales el presidente llama prensa fifí.
No se critica que lo haga, el problema es que, como en toda la asignación, no hay regulación alguna y priva, como antes, la más pura discrecionalidad.
Más. El Universal pasó de 271 millones en 2018, a 68 el año anterior; el Grupo Imagen (Excélsior y Radio Imagen) pasaron de 508 millones a 141y la OEM pasó de 153 millones a “solamente” 23 millones de pesos.
Pero, como antes, también hay los favoritos del presidente.
La Jornada pasó de 94 millones con Peña Nieto, a 200 millones con López Obrador, sólo por detrás de las televisoras.
Otro beneficiado fue Milenio (copropiedad en el 50% de Televisa)) recibió contratos superiores en 66% a los de 2018.
Pero entre los favoritos del presidente hay dos perlas: El diario “Tabasco Hoy” y la cadena de periódicos del sureste "Por esto”.
Recibieron en 2019 46 millones de pesos y 42 millones 438, respectivamente. 
Sirva de referencia que la revista Proceso firmó contratos con el gobierno federal por 15 millones 498 mil pesos, ¡Alrededor de una tercera parte de aquellos medios! En 2018, fruto de la política peñanietista, recibió 1 millón 271 mil pesos.
Del mismo modo, la empresa que publica Aristegui Noticias firmó en 2019 por 4 millones de pesos, ¡Una décima parte de los periódicos locales, propiedad de amigos del presidente López Obrador!
“En octubre de 2018, el entonces presidente electo visitó los locales de “Por esto”, en Mérida, “y dijo a su huésped (Mario Menéndez), en referencia a su triunfo electoral: ‘Tú eres parte de esto, Mario!”. (Ibídem).
En descargo, asiéntese que Reforma, el periódico al que tanto alude el presidente y lo acusa de ser parte de la prensa “fifí”, pasó de recibir del gobierno de Peña Nieto 5 millones 288 y ahora, en el de la 4T, 49 millones de pesos en 2019.
Buen, como antes, los medios ganones son los de siempre y los  que son propiedad de los amigos del mandatario.
Como antes.
No es todo, quedan pendientes los jugosos negocios de Ricardo Salinas Pliego al amparo del gobierno federal y del de la Ciudad de México.
No puede ser…
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