domingo, 30 de diciembre de 2012

2012 ¿Para el olvido?

El Diario, 30 de diciembre de 2012. Luis Javier Valero Flores El año 2012, como casi todos, deja saldos positivos y negativos para la sociedad. Rasgo central del año que termina es el hecho de que la distancia entre los más favorecidos y los menos se ensanchó, a pesar de toda la parafernalia discursiva de los gobiernos panistas. Dejaron más pobres, más pobres, y menos ricos, pero más ricos; en pocas palabras, la concentración de la riqueza se elevó en la docena blanquiazul. Más aún, la ofensiva mediática del gobierno en contra de los distintos gobiernos estatales, por el salvaje incremento de las deudas estatales, era, al parecer por los resultados de su gobierno, una mascarada para encubrir el inexplicable incremento de la deuda de México. Durante más de un sexenio, el discurso del panismo vuelto gobierno, se centró en su habilidad para impedir la aparición de una crisis económica -como las que producían cada sexenio los gobiernos priistas- y de dejar "finanzas sanas". El resultado es catastrófico, la deuda total asciende a 3 billones 567 mil millones de pesos (mmdp) y la deuda externa llegó a 123 mil millones de dólares (mmdd), con el agravante que en el sexenio anterior se incrementó en más del 150%. No importa, nos repitieron a lo largo del sexenio, tenemos las reservas más altas de la historia y las crisis "de fuera" no nos afectarán; no pasa nada, nos espetó el ahora flamante Director General del Banco de México, Agustín Carstens, a quien heredaron a la flamante administración priista que, justo es decirlo, también los priistas aprobaron tal nombramiento. Ahora deberemos afrontar las consecuencias de tal política económica y destinar crecientes sumas al pago del endeudamiento, al que deberemos sumarle, aún, el pago de intereses del Fobaproa, lo que hace un total, de pago de deuda pública, de 336 mil 807 millones de pesos para el 2013, de un presupuesto de casi 4 billones de pesos (3 billones, 931 mil 289 millones de pesos) lo que significa aportar, al pago de deuda, el 10%, cantidad superior al presupuesto de la CFE, casi el doble de la aportada al Issste y superior, por más de 50 mmdp, a lo destinado a la educación pública. Sin duda que el hecho relevante del año que termina es la contienda electoral y el cuestionado triunfo del priista Enrique Peña Nieto, quien superó por un escaso margen -tomando en cuenta la mayoría de las previsiones de principios de año- al candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, que sorprendentemente superó a la candidata del partido gubernamental, Josefina Vázquez Mota, envuelta en una crisis sin precedentes de su partido, agobiado por el errático ejercicio de gobierno de Calderón, que sumió al país en una ola de sangre agravante de la debilidad de la economía, y develó crudamente cuánto dependía de las enormes sumas procedentes del tráfico de drogas -cuyo monto varía de acuerdo con las fuentes, aunque el ahora flamante secretario de Relaciones Exteriores, José Meade, asegurara, no hace mucho, que ascendía, el ingreso, a poco más de 11 mmdd al año- apreciable nítidamente en una notoria disminución de las actividades comerciales en amplias zonas del país, especialmente en el norte; fenómenos, todos, que agravaron o revelaron con toda su crudeza la fragilidad institucional, generada, por donde se le vea, por la increíble corrupción gubernamental a la que contribuye una clase política voraz como ninguna otra y quien no atina a comprender que es parte sustancial de los problemas. En tal situación asumió el nuevo gobierno. Sorprendió al país al proponer junto a los otros dos partidos mayoritarios la firma del "Pacto por México", descalificado de inmediato por López Obrador, quien lo hizo, a juzgar por sus expresiones, no por el contenido en sí, sino por la calidad política de quien lo propone. El Pacto contiene aspectos extremadamente cuestionables, pero con planteamientos que revelan, primero, la necesidad del nuevo grupo gobernante por legitimarse a través de la concesión al PAN y PRD de aspectos programáticos de estos y, segundo, por tratar de alcanzar una mayoría legislativa que le permita gobernar, de ahí la propuesta de aprobar los necesarios cambios legales que den paso, de manera institucional, al establecimiento de un gobierno de coalición. La integración del gabinete de Peña Nieto dejó, sin embargo, mensajes muy importantes, el primero, que iba a gobernar sólo con los suyos, es decir, con los mexiquenses, que el reparto del poder al interior del priismo ya se había hecho con la designación de los coordinadores parlamentarios, Manlio Fabio Beltrones en la Cámara de Diputados, y la de Emilio Gamboa Patrón en la de senadores. Además, el gabinete gubernamental incluyó al PRI, a tal conclusión lleva la designación de otro ex gobernador mexiquense, César Camacho, en la presidencia nacional. Segundo, que los hombres y mujeres más cercanos al ex presidente Carlos Salinas de Gortari tendrían -tienen- lugares de preferencia en el retorno del PRI. Otros son los escenarios locales, César Duarte se encuentra, ya entrado al tercer año de su mandato, como se afirmaba en los tiempos del partido casi único, al cenit de su poder, cuyo ejercicio será evaluado de manera indirecta en los comicios del año entrante, pero a los que llega en una novedosa situación, si bien esperada, ansiada por él, -la de una presidencia de la república en manos de un priista- le obligará a efectuar todas las jugadas políticas, de importancia, tomando en cuenta la opinión del nuevo grupo gobernante, coincidiendo, discrepando, incluso disputando pues, no obstante los buenos tratos y las relaciones existentes, se trata de asuntos del poder y en ellos, como todo mundo sabe, la terca realidad se impone. Dominante el PRI en Chihuahua, se podría asegurar que tendrá unas elecciones tranquilas; estarán al alcance de su mano, casi por quinta ocasión consecutiva, (el casi lo otorgan los triunfos panistas en Juárez en '98, 2001 y 2002) en la mayor parte de las alcaldías más pobladas de la entidad y la mayoría legislativa -la que posee desde 1995-, aunque todavía es temprano para saber si el excesivo control gubernamental ejercido por Duarte le podría ocasionar la pérdida de los suficientes electores como para que el panismo le dispute la alcaldía de la capital y algunos distritos, más allá del 03 de Juárez. Pero independientemente de los resultados electorales, atravesamos por una seria crisis regresiva -que, por otra parte, no es exclusiva de Chihuahua- en materia de avances o consolidación de aspectos de la inacabada transición democrática. El grupo gobernante avanzó más en la partidización de los procesos electivos de los órganos ciudadanizados y adquirió mayoría aplastante en los dos que renovaron a parte de su plantilla: El IEE y el Instituto Chihuahuense de Transparencia y Acceso a la Información Pública (Ichitaip), amén de las designaciones en el Poder Judicial, o los intentos -algunos de ellos alcanzados- de despedir a quienes, de alguna manera, no escucharon las voces de advertencia, que les decían algo así como que el Poder Judicial es, también, parte del otro poder, del de a de veras, el Ejecutivo. Podrán no apreciarse suficientemente otros logros de la administración estatal, pero la abrupta disminución de la ola homicida ha jugado un papel importante para mantenerse en la buena percepción de la mayoría de los gobernados, de ahí que se recibiera con beneplácito el rechazo del gobernador a usar otra vez el patrullaje militar en la entidad, aunque el total de los delitos no disminuya a los niveles previos al 2008. Campanazo del primer año de gobierno, el de la cobertura total en educación media superior y superior, ya no alcanzó la notoriedad en el segundo año, aunque tal decisión será una de las mejores herencias de la actual administración, elogiada, incluso, por el rector de la Unam, José Narro. En esos altibajos, ocupan parte destacada las desafortunadas frases del gobernador Duarte en todo lo referente al caso de Marisela Escobedo. la primera, cuando la descalificó al decirle que sus indagaciones no eran correctas, hasta la última, cuando la familia de Marisela desestimó que El Wicked fuera el asesino, el gobernador afirmó que "la familia de Marisela no busca justicia, sino venganza", en un asunto, si bien legalmente terminado, aparentemente, con la muerte de Sergio Barraza, presunto asesino de Ruby Frayre y Marisela Escobedo, en la percepción ciudadana permanecerá, por lo menos, en brumas. Otro de los pendientes: El asunto del agua. Ya cobró su primera víctima la guerra, la de Ismael Solorio, a quien rendimos un apasionado homenaje y deploramos su ausencia, para empujar en pro de las mejores causas de los chihuahuenses. Por puritita casualidad, a su muerte empezaron a aparecer las pruebas de la existencia de cientos de títulos apócrifos para la explotación de pozos acuíferos. En este panorama recibiremos el nuevo año. A pesar de todo, recibámoslo con entusiasmo ¡Que sean felices en 2013! "En la vida terminamos siendo los libros que leemos y los amigos de los que nos rodeamos." Ikram Antaki. Enviado desde mi iPad

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