domingo, 21 de febrero de 2010

Nueva legislación, nuevas responsabilidades

Editorial de Aserto No. 79, febrero de 2010
A dos semanas de iniciadas las precampañas, con las cuales dio inicio, para la mayor parte de la sociedad, la campaña electoral, ya pueden advertirse algunos de los rasgos que sin duda la caracterizarán. Merced a las reformas electorales –la federal y la estatal- el carácter de las campañas, su duración y contenidos, así como las atribuciones de los órganos electorales, especialmente del Consejo General del Instituto Estatal Electoral, cambiaron drásticamente.
Aspecto esencial de esas modificaciones lo son el hecho de que ya nadie podrá contratar propaganda política, ni en radio, ni televisión, por lo que lo esperado es que disminuyan sensiblemente los anuncios repetitivos, característicos de las campañas electorales mexicanas hasta el año de 2008, lo que en teoría debería llevar a partidos y candidatos a realizar más actividades cercanas a la gente y no depender, por tanto, de la labor de los medios electrónicos de comunicación.
Tales modificaciones tenían por objeto, además, transformar los mensajes electorales y promover la reflexión ciudadana a través de una propaganda más centrada en la difusión de las propuestas que en la repetición cansina de mensajes, a través de spots que en realidad nada le decían a los ciudadanos, ni de las propuestas, ni de los candidatos.
Pero transcurridos los primeros días (y en otro sentido, las campañas en otras entidades, y las federales del año pasado) la principal característica de las precampañas –y en justicia debemos asentarlo, sobre todo la del precandidato Carlos Borruel- ha sido la de hacer chicanadas, es decir, intentar burlar, no sólo el sentido de la ley, sino la letra misma de las regulaciones electorales.
Tal actitud tiene que ver, y mucho, con las responsabilidades que los partidos y candidatos deberían adquirir con la sociedad chihuahuense. No deberán perder de vista que en las elecciones locales anteriores, nuestra entidad se ubicó entre los últimos lugares de participación electoral y que los distintos estudios efectuados sobre el abstencionismo, promovidos y solicitados por el IEE a las universidades públicas de la entidad, la Uach y la Uacj, así como al Colegio de Chihuahua, mostraron que los chihuahuenses tienen sobradas razones para alejarse de las elecciones y una de ellas es que no encuentran correspondencia entre lo que dicen los políticos en campaña y lo que hacen ya instalados en el gobierno.
Más aún, la mayoría de los encuestados en esos estudios, no encontraron razones suficientes para participar en las elecciones, pues esa participación no se ve reflejada en mejoría de sus condiciones de vida, es decir, que ante una vida política más democrática no se han mejorado, ni la situación económica en lo general, ni la personal y las luchas electorales se aprecian por la mayoría solamente como una disputa entre las élites de los partidos pues no aprecian mayores diferencias entre ellos.
Y las condiciones en las que ahora se desarrollarán las campañas electorales no son precisamente las mejores. Si fuera por el número de ejecutados, las nuestras serían las elecciones en un territorio en guerra. Y no es exagerado decirlo, sí padecemos los efectos de lo que pareciera ser un conflicto bélico del cual no se aprecia el término y quienes aspiran a conducir la administración pública estatal no proponen cosas distintas a las que ahora efectúan los actuales gobernantes, sobre todo los federales cuya acción convirtió al territorio chihuahuense en zona de ocupación, por el elevado número de efectivos militares y policiacos ubicados aquí sin resultados positivos.
Pero si la seguridad pública atraviesa por uno de los momentos más difíciles en la historia local, la situación económica no es menos grave. Y sucede lo mismo, no se aprecian enfoques distintos a lo, hasta ahora, realizado.
De ahí el llamado a la reflexión a quienes aspiran a gobernarnos, de ahí la exigencia a no andar con chicanadas, a mejorar sus iniciativas, a redescubrir su capacidad para encontrar las fórmulas necesarias que mejoren la vida de los chihuahuenses. De ese tamaño son sus responsabilidades.

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