martes, 16 de febrero de 2010

Debacle panista

El Diario, 16 de febrero de 2010
Luis Javier Valero Flores
La filtración, primero, de la intención del equipo de Pablo Cuarón de demandar penalmente a varios funcionarios de la alcaldía chihuahuense, y de otros municipios, –en manos del panismo- por la presunta comisión de delitos electorales para apoyar la precampaña de Carlos Borruel, y la confirmación efectuada ayer por el mismo precandidato, no sólo pone contra la pared a los panistas, a menos de dos semanas de la elección interna, sino que provocará una crisis al interior del gobierno municipal de la capital del estado pues podría llevar a una segunda “camada” de funcionarios blanquiazules a enfrentar procesos penales.
La denuncia de Pablo Cuarón Galindo es contundente, de ella se puede inferir que al interior del panismo se tenía conocimiento previo de prácticas irregulares; él mismo lo informó ayer: “no vamos en contra de persona alguna, no se trata de una cacería de brujas, sino de la persecución de prácticas que el panismo ha vivido en carne propia en el pasado y que bajo ninguna circunstancia dejaremos que permeen nuestros procesos que deben llevar el sello de transparencia y legalidad a toda prueba… no toleraremos violaciones que puedan poner en duda el proceso electoral”.
Tales hechos reforzarán la creciente percepción popular que los gobiernos emergidos del PAN incurren con mayor frecuencia en actos de corrupción que sus antecesores en el gobierno, en cualquiera de sus niveles; y justamente cuando el estado se cimbra por el escándalo político, a causa de las acusaciones de uso político-electoral, lanzadas entre priistas y panistas, con motivo de la aplicación de ingentes recursos económicos en los programas anunciados por Felipe Calderón.
La denuncia pública de Pablo Cuarón, sin que necesariamente refuerce las acusaciones de los priistas, las explícitas, o las implícitas efectuadas por el gobernador Reyes Baeza (cuando dijo que el traslado de poderes tenía, entre otros objetivos, evitar que se hiciera uso político de tales recursos) por supuesto que les da la razón a quienes han acusado a los panistas de la capital del estado, de hacer uso incorrecto de los recursos públicos, y reforzará las no pocas voces que han denunciado violaciones administrativas en la gestión de Carlos Borruel.
Más aún, esta nueva denuncia de procesos electorales blanquiazules internos viciados, en el momento que el país tiene volcados los ojos a raíz de la masacre de Villas de Salvárcar, mostrará al panismo chihuahuense como un partido muy afectado por los vicios originados en el mal proceder al momento de convertirse en gobierno.
No es el mejor momento para el PAN de Chihuahua. Días atrás, el dirigente estatal, Cruz Pérez Cuéllar, debió enviarle una carta pública a Felipe Calderón, y en ella aprovechó para denunciar que la dirigencia estatal del partido no había sido invitada a la celebración de las mesas de discusión, erigidas para que los distintos sectores juarenses expresaran sus opiniones acerca de la crisis de seguridad pública y fractura social del antiguo Paso del Norte. Y el martes, el coordinador de los legisladores locales panistas, Fernando Alvarez Monje, se quejó que los diputados del PAN no habían sido invitados a tales mesas de trabajo.
En tal línea de eventos, no deberá olvidarse que el frustrado precandidato, Clery Jones, denunció diversas anomalías cometidas por las dirigencias locales de su partido para favorecer a Borruel. ¿Y el batopilazo, es decir, el hallazgo de que habían votado personas fallecidas en contra de Javier Corral?
¿Y qué decir, cuando muchos meses atrás, debieron suspender la elección de su dirigencia municipal en Juárez por la presunta aparición de un precandidato con resultado positivo a la ingesta de drogas?
Lo dicho, en el hoyo.
Mal se presenta el panorama para el panismo, pues en las dos principales ciudades de la entidad atraviesan por severas crisis de credibilidad popular, las que podrán agravarse si Cuarón opta por no presentar las demandas penales y circunscribirlas al ámbito partidario.
Y todo ello cuando la comunidad juarense se apresta recibir nuevamente a Felipe Calderón para discutir los programas a aplicarse en la ciudad que más ha resentido la guerra de los cárteles de la droga, pero que es, al mismo tiempo, escaparate del fracaso de todas las políticas gubernamentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario