jueves, 11 de febrero de 2010

Calderón al “rescate”

El Diario, 11 de febrero de 2010
Luis Javier Valero Flores
El día de hoy (por lo menos hasta el momento de redactar estas líneas no había información en sentido contrario) llega a Juárez Felipe Calderón. Lo hace en el peor momento de su “guerra” contra el narco y visita la urbe más castigada por la, esa sí, guerra de los cárteles.
No hay motivo para la duda, su estrategia es un doloroso, sangriento y violento fracaso y sus afirmaciones alrededor de la tragedia vivida por cientos de miles en el país, y por la que transitan los juarenses (en el mismo tenor, pero algunos grados menos, el resto de los chihuahuenses) solo concitan mayor desesperación, impotencia y hartazgo.
Cierto, Juárez es el campo de batalla en el que han caído más víctimas, pero Chihuahua no es el único escenario, es, por desgracia, el más violento, pero los hombres del narcotráfico se enfrentan desquiciadamente a lo largo y ancho del territorio nacional.
Todavía ayer Calderón, al defender la participación de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico, se aventuró a decir que “las fuerzas federales han respondido leal y de manera oportuna al llamado de auxilio de los poderes y gobiernos locales que pidieron su apoyo porque se vieron rebasados por la criminalidad”.
Y por si los juarenses se sintieran inermes y abandonados –para nada-, lanzó un patético mensaje: “Los habitantes de Ciudad Juárez deben saber que no están solos, que cuentan y contarán con el apoyo decidido del gobierno federal, de las Fuerzas Armadas, y del presidente de la República”.
Puntualicemos. Hasta el día que inició el Operativo Conjunto Chihuahua, el 27 de marzo de 2008, según la estadística ofrecida por el diario Reforma, habían ocurrido 225 ejecuciones en Juárez, esto es, si ese promedio se hubiese mantenido, el año habría culminado con alrededor de un millar de ejecutados. Ante tal escenario, los gobernantes decidieron instrumentar el operativo, que por pura casualidad tenía el mismo esquema aplicado en Michoacán, Tijuana, Guerrero y Tamaulipas.
Así, todos esperábamos que las cifras de espanto disminuyeran y que el creciente clima de inseguridad se atenuara. Nada de eso ocurrió, al contrario, la cifra de ejecutados –tan sólo en Juárez- rebasó las 1 mil 600 y al año siguiente, las 2 mil 600 y Juárez se convirtió en un inmenso lugar de extorsiones, secuestros y elevación de numerosos índices criminales.
Ante esa realidad se antoja desmesurado que el gobierno federal nos venga a decir que su ayuda ha sido “leal y oportuna”.
De ninguna manera. Es tardía, ineficaz, parcial e insuficiente y por si fuera poco, sus fuerzas contribuyeron grandemente al clima de zozobra. Para prueba ahí está el injustificado, ilegal y arbitrario requerimiento del agente del Ministerio Público Militar Especial de La Procuraduría General de Justicia Militar, Tte. Coronel J. M. y Lic. Jorge Moreno Quiroz, al activista lopezobradorista, Santiago Delgado, en lo que es una trasgresión más de elementos militares al orden constitucional. (Y que la autoridad estatal no se queda atrás en ese sentido, ahí está la detención-desaparición de cuatro jóvenes de Salvárcar, después de la masacre, efectuada por agentes ministeriales de manera ilegal, en horas de la noche, sin órdenes de aprehensión, violentando domicilios y leyes, sólo porque los jóvenes fueron requeridos para “presentación” y regresados, también, en altas horas de la noche).
Más aún, salvo el reconocimiento en tal sentido del dirigente estatal del PAN, Cruz Pérez Cuéllar, en la carta enviada a Calderón, sus compañeros de partido insisten en otorgarle a la crisis de seguridad pública un origen estrictamente local.
Todo mundo concuerda en que es principal obligación, facultad y responsabilidad federal el combate al crimen organizado y que, ante tal situación el gobierno estatal no sólo se ha visto rebasado, sino hasta pasmado, lo que ahora constatamos con la propuesta de trasladar los poderes a Juárez, la que se antoja una medida ineficaz e insuficiente, rasgos que podrían entenderse si sólo se tratara de darles solidaridad a los juarenses, los que necesitan algo más que lo hasta ahora anunciado y, sobre todo, desprovistas, todas las acciones gubernamentales, del indudable tufo electorero advertido en las efectuadas por todas las fuerzas políticas pues ahora somos testigos de la irracional disputa por la aplicación de los recursos que se aplicarán en el programa emergente anunciado por Calderón –y el cual, es necesario decirlo, la instancia estatal sospechaba que se intentaría aplicar de manera tangencial y sesgada sin tomarla en cuenta, en lo que es, a no dudarlo, una acción sin nombre- y que sólo hasta que la tragedia se trocó en un inmenso reclamo de millones de mexicanos, las autoridades de todos los niveles se atreven a pensar en Juárez “de manera integral”.
Ojalá así sea.
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

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