jueves, 21 de octubre de 2010

Engaños y doble moral

El Diario, 21 de octubre de 2010
Luis Javier Valero Flores
A lo largo de cuatro años (casi) el discurso de Felipe Calderón ha sido el de recobrar los valores morales, que la lucha contra el crimen organizado tiene como sustento principal el recuperar el respeto a la legalidad y hacer prevalecer el estado de derecho.

Durante este tiempo, los funcionarios, dirigentes y activistas del Partido Acción Nacional han insistido fervorosamente en recuperar “los valores de la familia”, cualquier cosa que esto signifique. A su vez, comprometieron su palabra en hacer respetar la ley.

Sin embargo, dos hechos, ambos ligados a la lucha electoral y a la publicidad gubernamental (amén de otros casos) muestran fehacientemente el doble discurso de quienes ocupan hoy la principal responsabilidad política en el país.

Aprobada bajo un intenso fuego del duopolio televisivo, la reforma electoral del 2008 abrió una inmensa brecha entre los procesos electorales previos y los posteriores. Por lo menos esas eran las expectativas.

La reforma contenía un aspecto trascendental: por primera ocasión en la historia electoral se prohibía la contratación de propaganda política en los medios electrónicos. Y se les prohibía a todas las personas, físicas o morales; con ella, nuestro país se ponía en sintonía con los avances democráticos del mundo desarrollado en esta materia

Se pretendía otorgarle a los procesos electorales mayores rangos de equidad, disminuir la importancia e influencia de las aportaciones privadas, atenuar la influencia de los medios electrónicos en la decisión de los electores, fortalecer el espíritu inquisitivo de los ciudadanos, detonar el crecimiento territorial de los partidos y, por esta vía, convertirlos en organismo más ligados a los sentimientos, aspiraciones y requerimientos ciudadanos.

La reforma prohibió la publicidad personal o la dirigida a ensalzar a los gobernantes, por esas razones desaparecieron los mensajes personales de los gobernantes, salvo, y ahí se hicieron grandes concesiones, a unos cuantos días previos y otros posteriores a la presentación de los informes gubernamentales.

El duopolio luchó encarnizadamente contra tal reforma. No ha cejado en ese propósito y la actual administración, por otras vías, les ha pagado generosamente.

Ahí aparece el doble discurso de Calderón. Con motivo de las doce elecciones estatales del pasado 4 de julio, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a raíz de la transmisión de un mensaje en cadena nacional, denunciado por el PRI, lo encontró responsable de haber violado el marco legal electoral, pero se declaró incapaz de aplicar alguna sanción.

Abierta la vía, ahora la Presidencia de la República, dueña de un increíble marco de impunidad, transmite en todas las estaciones de radio y televisión, en los tiempos oficiales, decenas de miles de anuncios, en los que se pregonan los beneficios de los programas gubernamentales realizados por “¡el gobierno del presidente de la república”

¿Qué cosa significa lo anterior? ¿Dónde se encuentra tal figura gubernamental?

¡Ah, cuántas chicanadas ¡Cuántos modos de evadir, eludir, defraudar a la ley, todo en aras de difundir su escasa obra gubernamental y el tremendo fracaso de la actual administración

¿Cómo explican tan desmesurado fraude? ¿Cómo compaginarlo con las “frases y el ideario de Gómez Morín” que tanto pregonan en sus discursos los actuales gobernantes?

La frase de los spots debería culminar con “el gobierno de Felipe Calderón, presidente de la república” ha hecho tal y cual cosa.

No, con tal de engañar, de engatusar con su doble lenguaje recurren a estratagemas verdaderamente inaceptables.

¿Y los otros, porqué no protestan?

¡Ah, po’s es que se están esperando a hacer lo mismo, o parecido ¡Y luego se desgañitan pidiendo que respetemos la ley

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