domingo, 10 de enero de 2010

De parto "natural"

El Diario, 10 de enero de 2010
Luis Javier Valero Flores
Pues sí, así resultó ser la designación de César Duarte como precandidato único al Gobierno del Estado. Lo dijeron dos de los más connotados priistas chihuahuenses, el Gobernador José Reyes Baeza y el presidente estatal del PRI, Marco Adán Quezada, cada uno con su estilo.
Interrogado el Gobernador, le dio nombre a la colaboración de hoy. “Fue parto natural”, le declaró al portal Tiempo.com ayer. Además, sin complicaciones, dijo, seguramente ya con la suficiente información como para adelantarse a lo ocurrido durante el resto del sábado: Todos los aspirantes le expresaron su respaldo al parralense, a quien desde ahora ya debemos considerar como el candidato del PRI al Gobierno de Chihuahua.
Hasta el último minuto se sostuvo el rumor de supuestas negociaciones tendientes a que Murguía fuera postulado por cualquier otro partido, sobre todo por el PRD. Pero prácticamente desde que se dio a conocer la designación de Duarte, connotados impulsores de la candidatura de Murguía expresaron su respaldo al de Parral. No solo no tenía sustento sino que hasta iba en sentido contrario a la realidad, pues hasta el presidente estatal del PRD, Miguel Vargas, no descartó la posibilidad de una alianza con el PRI a partir de la designación de Duarte, aunque, acotó, esa “decisión no sería nada fácil para el PRD” pues debería ser aprobada por mayoría calificada de las instancias estatal y nacional ya que hay “diversos actores importantes de ese partido que se oponen a una coalición con los priístas”. (Nota de Silvia Macías, El Diario, 8/I/10).
Más aún, el portal Ahoramismo.com, (7/I/10) publicó que “Miguel Vargas, dirigente estatal del PRD; informó a ahoramismo.com.mx que dentro del partido del sol azteca había corrientes que querían postular a César Duarte y otros a Héctor Murguía, pero no se confirmó nada”.
Pero la concepción de unidad en el priismo ya hizo milagros: Todos van con César Duarte.
Y sí, todo el proceso fue natural en el PRI. Quizá inconscientemente el líder estatal lo ratificó con sus declaraciones: Sí hubo dedazo. La reportera Silvia Macías (El Diario, 9/I/10) escribió que “… En otro orden de ideas, Marco Adán Quezada destacó que la DESIGNACIÓN (mayúsculas de LJVF) de César Duarte como candidato de unidad a gobernador, por parte de la presidenta del CEN, Beatriz Paredes Rangel, fue la conclusión de una intensa etapa de análisis…”.
.Otro de los aspirantes, el ex alcalde capitalino, Alejandro Cano, también reveló el proceso: “En ese sentido, el diputado federal Alejandro Cano Ricaud relató que Beatriz Paredes Rangel le indicó de manera directa que el precandidato a gobernador por ese organismo político sería el ex diputado federal César Duarte”. (Nota de M. Figueroa/S. Macías/ G. Minjarez, El Diario, 8/I/10).
Con tales testimonios ya no hay lugar a la duda, fue la presidenta priista quien corrió con la triste suerte de notificarles a todos que ninguno de ellos era el agraciado y con seguridad debe haberlo hecho con la secreta satisfacción de darle a conocer a César Duarte tal designación pues son compañeros y amigos de muchos años atrás.
Pero, según todas las evidencias, la parte final del proceso no fue tan terso, la tardanza en conocerse el nombre del ungido, siete horas de reuniones de la presidenta Paredes y el Secretario General, Jesús Murillo Karam, con los aspirantes, se debió, con toda seguridad, al rechazo de algunos de ellos a la decisión comunicada por la lideresa priista. En las semanas siguientes mostrará, sin duda, que debieron llevarse las negociaciones (es decir, el reparto de posiciones y candidaturas próximas) hasta el extremo.
No hay vuelta de hoja, se pueden argüir muchas cosas, pero una de ellas es cierta. En el PRI del siglo XXI impera el mismo mecanismo del “partidazo” de la centuria anterior: El dedazo.
Podrán expresarse mil y un argumentos, pero tal procedimiento significa un retroceso en la vida democrática del país, y de Chihuahua, porque denota la incapacidad de los militantes priistas por llevar al cabo comicios desprovistos de chanchullerías. El problema mayor consiste en que tal característica es compartida por la totalidad de los partidos.
Así, en lugar de avanzar en la consolidación de procedimientos electorales más confiables, democráticos, la clase política avanza en el sentido contrario. Y lo hacen esgrimiendo un argumento inobjetable para ella: “Garantizamos (con ello) la unidad del partido”, como si tal meta no pudiera alcanzarse después de un proceso electoral. El problema reside en que, casi invariablemente, aparecen las quejas por las irregularidades presentadas en el proceso.
Y si una parte acusa a la otra de haber cometido actos fraudulentos, lo normal es que la mayoría de los activistas de la parte ofendida no se incorporen a la campaña. O bien, si en el transcurso de la misma los enfrentamientos entre los aspirantes adquieren ribetes de verdadera confrontación personal y no, como debiera ser, de los programas postulados por los candidatos.
Ante panorama tan adverso a los comicios, el proceso, aparentemente, les ha salido perfecto a los verdaderos electores del PRI chihuahuense, la presidenta Beatriz Paredes y al Gobernador Reyes Baeza pues en el acto del registro de Duarte todos los aspirantes expresaron su apoyo a tal candidatura y con ello se cerró la posibilidad de alguna fractura.
Llegarán, entonces, en las mejores condiciones, a las elecciones, sujetos, como casi siempre, a las eventualidades que se presenten, es decir, el crecimiento electoral de los adversarios y la comisión de los errores propios y también a los de los adversarios.
Enfrente no parecen contar con las mejores circunstancias. El PAN ha decidido apostarle a la celebración de comicios abiertos a toda la población que desee participar en ellos. Es una apuesta muy alta, muy riesgosa, no tanto por la cantidad de ciudadanos que participen (aunque, como es natural, si fuera un número menor, sí contaría definitivamente) sino por la calidad del proceso, dados los antecedentes inmediatos de lo acaecido en la elección para designar a sus candidatos de los primeros lugares de la listas plurinominales a las diputaciones federales del año pasado, en la cual se presentaron diversas anomalías, las mismas que llevaron a los órganos electorales del blanquiazul a anular las elecciones en un municipio y con ello modificar los resultados.
Desde los inicios tienen problemas. Uno de los aspirantes, Clery Jones, denunció que el equipo del alcalde Carlos Borruel tenía en su poder, desde un mes atrás, los formatos originales para asentar las firmas de los 1,632 militantes panistas que deben expresar su apoyo, para que sea registrado como precandidato el solicitante.
Y la sorpresa la constituyó la anunciada pretensión del ex alcalde Juan Blanco al inscribirse como precandidato, en un inesperado vuelco al interior del grupo mandón en el PAN de la capital chihuahuense, pues tanto Borruel como Blanco, forman parte del mismo. Vino a confirmar lo que era un rumor en las semanas previas: La existencia de una fractura al interior de ese grupo y la de que no pocos panistas rechazaban la pretensión de Borruel de imponerse como diera lugar como candidato del panismo.
Candidatura secuestrada, le llamaron sus opositores panistas a la de Borruel.
Tales rumores y el anuncio de Blanco se confirmaron con el adelantamiento del registro de Borruel. Estaba anunciado para el domingo a mediodía y el viernes, inopinadamente, prácticamente sin avisar, ni a los medios de comunicación, ni al panismo, se registró acompañado de su esposa, Leticia Macías, y del ex Secretario General del Comité Estatal, el diputado federal Arturo García Portillo, a quien se le ubica como coordinador de su precampaña pero que también aparece como delegado del Comité Nacional, para auxiliar al Comité Estatal… en Tamaulipas (Proceso No. 1731, 3/I/10, pp.15).
Seguramente para enfrentar tal eventualidad el ex alcalde Blanco decidió “aventarse”, confiado en que su nombre será más conocido entre la población que el de Borruel y Jones.
Pero la jugada del PAN se les puede revertir irremediablemente y convertir las elecciones del 2010 en una verdadera catástrofe si se llegaran a presentar anomalías en el proceso interno.
En tanto, el priismo ya los espera, y no es una frase, a juzgar por el acto de registro de Duarte, unido y, por lo menos, con una vigente capacidad de movilización. Es el PRI del siglo XXI.
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

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