domingo, 27 de enero de 2013

Ya no hay tiempo

Aserto No. 114, 27 de enero de 2013 Luis Javier Valero Flores 2013 inicia con preocupantes señales para la mayoría de la población. A la explicable esperanza de que el nuevo gobierno de la república hiciera válidas las aspiraciones de una mejoría en la situación económica y en el mejoramiento de las condiciones de seguridad pública, las primeras medidas concretas de la nueva administración hacen revivir las certidumbre de que el presente año puede ser peor que el anterior. El baño de sangre continuó en el país, ahora con la presentación de matanzas colectivas, las que en Estados Unidos se presentan en número e intensidad semejantes, que allá mueven a todo el país a plantearse la venta de armas y que acá se aprecian, hasta con “normalidad”, y abarcan ya no solamente a entidades que habían abatido los índices homicidas, como Chihuahua, sino a otras con episodios verdaderamente preocupantes. Fue de tal magnitud la ola homicida, que superó las cifras del mes de noviembre -el último de Felipe Calderón- en el cual, aparentemente, había amainado. El problema radica, además de, obviamente, del dolor y pánico causados por las ejecuciones y desapariciones, en que sólo hasta a fines de la primera semana del nuevo año las autoridades federales atinaron a declarar tibiamente que se detendrían a los responsables. Y está bien que el Presidente Enrique Peña Nieto no contemple como único tema el de la seguridad pública, pero las continuas ejecuciones colectivas en La Tarahumara -por ejemplo- debieran haber concitado, de alguna manera, las preocupaciones presidenciales. A propósito de contingencias, causa extrañeza, además, que la nueva administración no haya abordado el tema de las gélidas temperaturas en el norte del país, particularmente en nuestra entidad, y a cambio hayan decretado el enésimo aumento a los precios de los combustibles, justamente cuando se presentaba uno de los más severos temporales invernales en Chihuahua y Coahuila. Se extraña la participación federal en momentos como los actuales. Y más con las primeras medidas gubernamentales -además de las explicaciones ofrecidas por los funcionarios, al momento de argumentar los aumentos a los energéticos- pues se dice que a pesar de los aumentos los precios de gasolinas y diesel en México ¡Son menores a los de EU! como si los parámetros pudieran ser los mismos para naciones tan disímbolas como las nuestras. ¿Por qué, al momento de fijar, por ejemplo, los salarios mínimos no usan ese mismo parámetro para elevarlos al nivel de los vigentes en aquel país? ¿Qué ganamos, los mexicanos, con saber que la gasolina en EU tiene un precio más elevado que acá? Nada. Bueno, pues esos argumentos son los mismos que usaban los funcionarios de la anterior administración federal, a la que prometieron superar, de llegar al gobierno. El problema es que ya llegaron y siguen haciendo las cosas igual que sus antecesores, hasta ahora. Aquí adquiere importancia relevante lo ocurrido en La Tarahumara. No se podrá argumentar que hay falta de coordinación entre las instancia federal y la estatal. Ese fue un argumento para convencer por Peña Nieto y el PRI. El problema está en que las ejecuciones han revivido en una extensa zona del sur y suroriente de Chihuahua y no se ven, por ningún lado, las medidas medidas emergentes para asumir el control de la zona, por el contrario, cada día hay una nueva tragedia -que ya llegaron hasta la familia del alcalde de Balleza- que debemos lamentar. Son, aceptamos, apenas unos cuantos días de la nueva administración, pero se les olvida que se acabaron los tiempos en que la sociedad concedía un período de gracia a los nuevos gobernantes. Ya no tenemos tiempo, fueron muchos muertos y mucha incapacidad, ojalá no continúe.

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