martes, 1 de enero de 2013

Parabienes y deseos

El Diario, 1 de enero de 2013 Luis Javier Valero Flores "Ellos no nos necesitan para fracasar. Nosotros no los necesitamos para sobrevivir": EZLN a Luis H. Alvarez (Y en general a los panistas que fueron gobierno). Esta es la ocasión propicia para desear toda suerte de cosas buenas para los cercanos, y también para los lejanos, incluso, y es todavía mejor, a los que no conocemos, a todos aquellos que conforman nuestra sociedad, porque de ésta dependemos directamente. Por desgracia, el cumplimiento de los parabienes, en esta época, tiene mejor perspectiva desde el ámbito personal que desde el colectivo, sin dejar de desearles que personalmente se les cumplan todos sus sueños, aspiraciones y mejores metas -siempre y cuando no sea a base de la frustración de los propios de otros, o de la sociedad- es necesario desearles -desearnos- que las mejores cosas le ocurran a la sociedad mexicana, y a la chihuahuense en lo particular. Quizá para algunos, con toda probabilidad no son mayoría, el ascenso de Enrique Peña Nieto es la culminación de un ansiado deseo y tendrán la convicción de que con él en la Presidencia de la República las cosas mejorarán; más aún, para unos cuantos de ellos -por el total de simpatizantes del PRI en el país- probablemente elevarán sensiblemente sus condiciones materiales. Pero para la mayoría de los electores del pasado julio, y con ellos, con alguna seguridad, la absoluta mayoría de la ciudadanía hay pocos motivos para esperar mejorías y entonces, como casi todos, esperarán que, al menos, en el ámbito personal la situación mejore. Por supuesto que es deseable que las políticas públicas desplegadas, tanto por el gobierno federal, como por el estatal, tengan consecuencias favorables para todos, o para la mayoría; sin embargo, hay un hecho incontrovertible, el eje central de la política económica es prácticamente el vigente desde el inicio de la década de los 80's y no se avizora un cambio real en el planteado en las primeras semanas del nuevo gobierno, con excepción, quizá, en una de las metas planteadas en el "Pacto por México": El de la desaparición del régimen de consolidación fiscal. Y esa, si la concretan, puede ser una de las buenas cosas que nos ocurran en el año que inicia pues podría significar el ingreso de más de 200 mil millones de pesos a las arcas federales, y destinarse al desarrollo social y económico. Como lo asienta la Cepal, en una investigación sobre élites económicas, desigualdad y tributación, México es una de las naciones que menos recauda por gravar patrimonios, y es el segundo país de América Latina con más billonarios (11) pues hay un multimillonario por cada 10 millones de habitantes, sólo superado por Brasil (30), país que ha iniciado el largo y difícil camino por disminuir la diferencia en la distribución de la riqueza, merced a audaces políticas en materia de desarrollo social, de despegue económico, de alejamiento de las políticas económicas dictadas por las instituciones financieras internacionales, de la revisión de la política energética (muy distinta a la que le pretenden endilgar las élites priista y panista, de entregar a la iniciativa privada el manejo del petróleo, al contrario, Petrobras ha recorrido el camino seguido hoy por hoy por la abrumadora mayoría de países petroleros, el de asegurarles a sus respectivos Estados el control del principal energético) y de una profunda reforma fiscal que ahora grava mucho más las utilidades personales que en el pasado reciente. Y ahí se encuentra una de las claves de la concentración de la riqueza en México (no sólo, pero es muy importante) y de la agudización de la pobreza pues en tanto no se eleve la recaudación del impuesto al patrimonio, se mantendrá y aún elevará tal concentración. Tómese en cuenta que esa recaudación en México significa el 0.18% del producto interno bruto (PIB), apenas una tercera parte del 0.42 que obtienen en promedio los países de América Latina y casi la cuarta parte del 0.68 calculado para los países en transición, un poco más del 10% del promedio mundial, (equivalente al 1.04% del PIB), pero ¡20 veces! menor a la de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), a la que pertenece México, del 2.12%. No son las únicas desigualdades, los fines de año son pródigos en revelárnoslas. En tanto que los diputados federales se autorizaron un préstamo de hasta 377 mil pesos, a tasa de 4% anual, más de 13 millones de trabajadores no disfrutaron ni aguinaldo ni vacaciones, según una estadística del Inegi; si bien el 40% de ellos admitió tener una antigüedad menor al año, 2.6 millones de ellos revelaron tener entre 5 y 20 años sin disfrutar ninguna de esas prestaciones. (Susana González, La Jornada, 31/XII/12). Así que al desearles los parabienes para el próximo año, que les ocurra todo lo mejor a ustedes y sus familias, lo hacemos sin dejar de pensar que, casi como en la edad de las cavernas, ahora nos necesitamos más, todos y cada uno de nosotros, para sobrevivir, en lo personal y como sociedad. De cualquier modo ¡Les deseo lo mejor en el 2013!

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