domingo, 8 de mayo de 2011

Lucha palaciega

El Diario, 8 de mayo de 2011
Luis Javier Valero Flores
Dicen los de adentro de Palacio que ya se apagaron los fuegos desatados en los últimos días con motivo de las declaraciones realizadas por el gobernador del Estado, César Duarte y el fiscal general, Carlos Manuel Salas, en las que efectuaron una de las más serias y severas críticas a la anterior administración estatal, y especialmente a quien la encabezara, José Reyes Baeza.

Podrá ser cierta la versión que incluso puede constatarse por el giro tomado en sus declaraciones por el actual mandatario estatal, pero de que se lanzaron en un escenario por demás proclive a la sospecha de un enfrentamiento entre Reyes Baeza y César Duarte por razones que solamente podemos intuir, ni duda cabe.

Duchos en la construcción y envío de mensajes políticos, los priístas –y en general los habitantes del estado– han estado recibiéndolos a carretadas. Desde la campaña electoral, el discurso de Duarte (que no se salía de la ortodoxia priísta) insistió en la crítica a algunos de los ejes del gobierno de Reyes Baeza, en particular a la procuración y aplicación de justicia. Pero no era nada nuevo, incluso se tomaba como natural que el aspirante a la gubernatura realizara críticas de ese talante.

Vamos, hasta las duras críticas del discurso de la toma de protesta, en el que la nota relevante lo constituyó la severísima frase de que “el poder se hizo para poder y no para no poder”, podría aceptarse como parte del mismo ritual de la entrega del poder a uno y otro miembro de la élite priísta que poco entiende la mayoría de la población.

Sin embargo, en el fondo, como siempre, está la sempiterna lucha por el poder y los mensajes enviados desde las alturas de Palacio de Gobierno, con las constantes invitaciones a otro de los ex gobernadores, Patricio Martínez, dan sustento a la percepción de que en el aire está la disputa por los escaños senatoriales –y quizá algo más, dadas las altas probabilidades de que el PRI gane la presidencia de la república–, disputa que se ha recrudecido por las más severas críticas de Martínez a Baeza Terrazas que, incluso, es quien primero expresó, en términos muy semejantes, la más ácida frase de Duarte en contra de la administración del deliciense, cuando dijo haber recibido el estado “en las peores condiciones de su historia”, particularmente en materia de seguridad pública.

Sin embargo, ante las críticas de Martínez, quien afirmó que Chihuahua enfrentaba una situación económica “delicada” debido a que la anterior administración dejó a Chihuahua “terriblemente endeudada”, Duarte Jáquez rechazó tales afirmaciones al aseverar que los pasivos no le quitan margen de operación financiera al gobierno estatal.

Hoy esas frases forman parte del pasado.

César Duarte afirmó que recibió el estado “en las peores condiciones de su historia”, sobre todo en lo referente a seguridad pública, al deslindar seriamente su administración de la anterior y resaltar que “durante su gestión no ha quedado ni un solo secuestro sin esclarecer” y afirmar que se había disminuido la incidencia de homicidios en Juárez, “en un 70%, según cifras que le dio a conocer la Secretaría de Seguridad Pública Federal”.

No es lo único, afirmó que tal disminución abarca a los municipios de Chihuahua, Casas Grandes, Cuauhtémoc y Parral y que ahora “hay pleno control de todas las carreteras, de las regiones”. (Nota de Alejandro Salmón, El Diario, 4/V/11).

Contra tales declaraciones, y probablemente Duarte tenga razón en que el monto de la deuda no afecta la operación financiera de la administración estatal, aunque por doquier circula la versión que padece de serios problemas económicos (por muchas razones, por la desaparición del pago de tenencia, por la disminución de la recaudación y de las participaciones federales, etc.), se alza la terca realidad. El gobierno de Chihuahua arrastra una deuda de casi 13 mil millones de pesos, constituida por los 4.7 mil millones de pesos de deuda directa hasta enero del presente año, los 3 mil millones de pesos aprobados por el Congreso del Estado para este y los 5 mil millones de la deuda bursátil generada por los bonos carreteros. (Datos tomados de la nota de Alejandro Salmón, El Diario, 25/II/11).

Pero antes, y no mucho, el 20 de abril, al abordar el tema de las clínicas inauguradas el sexenio anterior, el gobernador César Duarte afirmó: “No podemos inaugurar algo que sólo sea un anuncio y mucho menos un esquema que nos refleje algo que no funciona”, al ser cuestionado sobre las más de 30 clínicas que la anterior administración estatal heredó sin equipo y sin recurso humano a la actual, lo que genera un monto inerte de más de 270 millones de pesos.

De ahí que no se crea que sean puras coincidencias las existentes entre tales declaraciones y las efectuadas por el Fiscal General, Carlos Manuel Salas, quien afirmó que “no comprendo cómo estaban operando anteriormente, cuando el 40 por ciento del personal de la Subprocuraduría de la Zona Norte no podía salir a las calles, y solamente checaba”.

No fue lo único, ni lo más serio, declaró, en una severa crítica, que “…la discrecionalidad no da buenos resultados”.

A esas declaraciones les siguió el anuncio del mismísimo gobernador (Nota de Orlando Chávez Echavarría, El Diario, 6/V/11) de que la Fiscalía General del Estado investigaría la comisión de anomalías cometidas durante la pasada administración, pero en ese ámbito, es decir, el de la procuración de justicia, pues dijo que “jamás habíamos tenido una condición tan deplorable en cuanto al tema de seguridad”.

Podrán, en el curso de la próxima semana, incluso durante la conmemoración de los 100 años de la Toma de Juárez, emitir nuevos mensajes tendientes a mostrar que lo anterior sólo fueron barruntos de tormenta, y que todo está superado, pero subsistirá la percepción que se trata de un episodio, quizá el primero en darse a conocer públicamente acerca de las intenciones, por lo menos de uno de los implicados en esta feria de declaraciones, pues en marzo Reyes Baeza, en una de las escasas apariciones en algún medio de comunicación, expresó que “la senaduría es un tema que vendrá más adelante e inevitablemente tienes que trabajar en la construcción de esa posibilidad, esperando con disciplina, prudencia y lealtad aquellas decisiones que tomarán los líderes de tu partido para ser congruente al proyecto de gobierno que estamos construyendo”. ¿Hay dudas?

Pero como siempre, se mostró reacio a lanzar crítica alguna a su sucesor: “No me toca juzgar, ni calificar, ni diagnosticar lo que está ocurriendo en nuestra entidad. El tiempo pondrá a cada quien en su lugar y el discernimiento de los chihuahuenses señalará cuánto avanzamos durante nuestro mandato”.

Pero la lucha política tiene plazos fatales, como diría Miguel Etzel Maldonado, y a ella se suman todos los actores, incluida, pero por supuesto, la Secretaria General del Comité Estatal del PRI, Adriana Fuentes Téllez, quien no negó que pudiera ser expulsado el ex gobernador, en una más que desafortunada declaración, pletórica de contradicciones.

Como dijo Agustín Carstens, aquí no pasa nada, a propósito de la crisis económica de Estados Unidos, sólo que aquí sí pasa de todo, incluida la más severa crisis de seguridad pública, no obstante las optimistas cifras dadas a conocer por la Secretaría de Seguridad Pública, en el sentido que disminuyeron ¡70% las ejecuciones en Juárez, pues si las cuentas no nos salen mal, y tomando en cuenta hasta hoy las cometidas en el antiguo Paso del Norte, al final del año, serían muy semejante a las del año 2009 que para nada es para vanagloriarse.

Menos si tomamos en cuenta la nueva ola homicida acaecida en la capital del estado en las últimas semanas que podría llevarnos a casi igualar, en tasa por cada 100 mil habitantes, lo sucedido en Juárez.

Y si a cifras vamos, tómese nota del incremento, por encima de los años anteriores en el mismo lapso, del robo de vehículos en el primer trimestre en Juárez ¡53 diarios, y de ellos 17 a mano armada

De tal modo que, con todo y ser un asunto importante para el relevo de la legislatura federal, la disputa debiera desarrollarse –y la debieran afrontar– de manera muy diferente a las precedentes; lo repetimos aquí, y está en curso una masiva manifestación nacional, el país se les está deshaciendo entre las manos y los políticos continúan con su vieja forma de disputarse el poder.

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