domingo, 1 de mayo de 2011

Albazos de Semana Santa

El Diario, 1 de mayo de 2011
Luis Javier Valero Flores
Contra toda la percepción popular, los senadores de la República, en lugar de vacacionar, ¡trabajaron El problema está en que, por lo menos para el escribiente, lo hicieron, no en función de los intereses de la sociedad mexicana, sino de los propios.

Años atrás aprobaron una reforma electoral mediante la cual elevaron los requisitos para el registro de nuevos partidos que, contra la creencia generalizada, significa un retroceso democrático, luego, hace unos meses, aprobaron una ley mediante la cual las finanzas de los partidos políticos ya no serán auditadas por la Auditoría Superior de la Federación y ahora, matizada por la aprobación de otras reformas, aprobaron la reelección inmediata de diputados, senadores y alcaldes.

El país se les deshace en las manos, la ingobernabilidad crece, el manto de sangre e impunidad extiende sus límites y abarca, ya, a más de la mitad del país, y en el resto la delincuencia común crece paulatinamente ¡Ah, pero nuestros ínclitos legisladores, como si fuera un reclamo extraurgente de la sociedad, deciden quitar cualquier obstáculo para reelegirse de manera inmediata, hasta dos periodos más para los diputados y uno para los senadores

¿Dónde están las fuerzas, los agrupamientos de la sociedad reclamándoles que se reelijan? ¿Acaso no ven que el reclamo es el contrario –si no pueden, renuncien– y que, por doquier, brotan los gritos desesperados —ya sea por la violencia o por la desesperación económica– de miles de ciudadanos que piden eficiencia en los gobernantes, sensibilidad para afrontar la actual situación?

Vayamos por partes. Para los efectos del comentario de hoy, la reforma destacada de las aprobadas por los senadores la constituye la reelección inmediata. Dejemos a un lado, para el análisis, la tradición y la historia —aunque eso nunca debiera hacerse– ¿Qué ventajas reales tiene tal mecanismo?

Veamos a quienes hoy lo son por nuestra entidad, de cualquiera de los partidos y las excepciones son eso, excepciones, las que en un grupo partidario se pueden resolver pues en el resto de quienes son hoy legisladores federales ya existe la experiencia previa. Y es que saltan de la diputación local a la alcaldía, a la regiduría, luego a la diputación federal y los más afortunados a la senaduría, para luego regresar a las diputaciones y eventualmente a la gubernatura. De veras ¿Les falta experiencia?

Y varios no terminan una para empezar la otra y permanentemente, por lo menos en el caso de los legisladores, se la pasan, en el tiempo de su encargo, efectuando, en la mayor parte del tiempo, tareas político-partidarias, por encima de las parlamentarias. Y si alguien quisiera refutar tal aserto, baste señalar las frecuentes ausencias en las reuniones de las comisiones parlamentarias —cuando las hay, que es casi nunca– y que la mayor parte de la carga de trabajo parlamentario recae en un pequeño grupo de cada partido, así sea en el ámbito local o federal, en cualquiera de los partidos.

Nombre, si necesitáramos argumentos para criticar a los legisladores, la exposición de motivos nos los regala a manos llenas. Dice que la reelección permitirá el establecimiento de vínculos “más estrechos” entre los legisladores y sus electores. Es decir, necesitamos premiarlos por lo que no hacen, así que, en virtud del sempiterno alejamiento de los legisladores de sus representados, ahora les permitiremos ¡reelegirse

No es todo, dicen, en ese dictamen, que la reelección permitirá ¡Fomentar la responsabilidad de los representantes al imponerles la posibilidad de la reelección a través de los vínculos “más estrechos” (perdonen que repita tal argumento, pero así viene en el documento) y nos permitirá tener “legisladores más profesionales”; y –la perla que no falta en este tipo de reformas– “la estabilidad en el encargo legislativo que podría generar la reelección inmediata, probablemente (subrayado del escribiente) traiga consigo mejores condiciones de gobernabilidad…”.

¡Háganme el favor Ahora resulta que aprueban una ley que a lo mejor trae consigo una ventaja.

Y falta un argumento, que no contiene el dictamen pero que ha sido parte esencial del discurso del PAN y de los grupos empresariales ligados a Coparmex, únicos agrupamientos que clara y persistentemente habían propuesto la reelección, por lo cual no los podemos acusar de incongruentes. Pues bien, ellos señalaban que la reelección inmediata permitirá a los electores evaluar de manera concreta el desempeño de los legisladores —o de los alcaldes, que también se están metiendo en el paquete– pues dicen, con un candor digno de mejores causas (si es que lo es), que si los califican bien, entonces votarían nuevamente por ellos, desconociendo y haciendo a un lado todos los vicios del sistema político-electoral mexicano en el que las burocracias partidarias, entronizadas y empoderadas como nunca, resuelven prácticamente todas las candidaturas

¿Se imaginan a los diputados y senadores plurinominales, frutos e integrantes de esas cúpulas, reeligiéndose casi eternamente en esos cargos, pues van a pasar de la local a la federal, a la senaduría y luego, vuelta a empezar, con el agravante que en las dos primeras pueden pasar, fácilmente, haciendo cuentas, nueve años en la local, nueve en la federal y luego, vuelta a empezar sin pasar por la senaduría?

Con ese poder ¿Quiénes les podrían ganar, en el supuesto que se efectuaran, las elecciones internas, pues salvo en el caso del PAN, y sólo en Chihuahua, tales procedimientos democráticos sólo se efectuaron en 3 ó 4 distritos y en el resto de los partidos privó el mecanismo electoral vigente durante muchas décadas: el sacrosanto señalamiento digital?

¡Ah, cuánta creatividad de quienes nos gobiernan

Y luego ¿Se imaginan a los alcaldes empeñados en ganar la siguiente elección, y la siguiente? ¿Irán a pensar en el buen desempeño público o, mejor aún, en la mejor preparación de los operativos electorales para ganarlas? Y en los municipios menores, con ese poder, después de ejercer nueve años, “influir” en la designación del sucesor, esperar tres años y luego ¡El regreso del Charro Negro por nueve años más

¡Bien por nuestros senadores

A propósito, y esta pregunta sólo concierne a los legisladores federales del PRI ¿En qué parte de su propuesta de campaña venía que buscarían la aprobación de la reelección inmediata?

Y esta otra es para los legisladores del PAN ¿Por qué esta propuesta sí la recordaron y no la olvidaron, como la promesa de no subir el precio de la gasolina y el gas?

Pero el temor a la apertura democrática y a la ampliación de los espacios de participación de la ciudadanía se advierte hasta en las reformas que establecen la consulta popular, la iniciativa ciudadana y las candidaturas independientes.

El colmo lo constituye la reforma que establece la consulta popular, que podrían solicitar el presidente, una parte de los legisladores o el 2% del listado de ciudadanos, pero que en cualquiera de los casos deberá ¡ser aprobada por la mayoría de las cámaras “para que las consultas populares no se conviertan en un instrumento sustitutivo de la instancia democrático-representativa por excelencia”.

Además, la pregunta motivo de la consulta deberá ser validada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y por si faltara un requisito, al contrario de la elección de estos mismos funcionarios que hoy se pusieron el uniforme de censores de la vida democrática de la nación, establecieron que en la consulta popular, para ser válida, tendrían que participar al menos la mitad más uno de los electores del listado electoral.

¡Cuánto miedo a la ciudadanía

Pero esto es el sólo el comienzo, habrá más.

TRANSPARENCIA.- Asombran los comentarios de la columna del otro matutino de la capital del estado, en la que lanza una andanada de descalificaciones en contra de los consejeros Fernando Lino Bencomo, Claudia Alonso y Alma Rosa Martínez “y sobre todo con los dos primeros, a los que llega a calificar como —parásitos– porque éstos, en un sorprendente giro al interior del Ichitaip, aprobaron que cada uno de los consejeros cuenten con un asesor, para hacerle contrapeso a la todopoderosa Dirección Jurídica, verdadero obstáculo al acceso a la información pública, pues desde ahí se han elaborado todos los dictámenes fortalecedores de la opacidad en Chihuahua y contra la que Lino Bencomo y Alonso han sostenido memorables controversias, en las que, invariablemente, éstos han optado por entregarle a los solicitantes la información pública solicitada.

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