jueves, 10 de marzo de 2011

A “revitalizar” el transporte

El Diario, 10 de marzo de 2011
Luis Javier Valero Flores
La iniciativa anunciada el martes por el gobernador César Duarte, de crear un fideicomiso para reforzar –“vitalizar” – el transporte público urbano, sobre todo de las ciudades de Chihuahua y Juárez, representa un episodio más de la larga saga de este asunto, vital en la vida de cualquier urbe moderna del mundo, y más en la de las dos ciudades mayores chihuahuenses que por distintas razones, hace tiempo, requieren de una cirugía mayor en este servicio pues la deficiencia en la prestación del mismo, y las condiciones propias, generadas por la ubicación geográfica, han propiciado una de las peores consecuencias para el cuidado del medio ambiente, el desmesurado crecimiento del transporte particular.

Ahí es en donde debemos ubicar la principal razón del hecho de que sean de las ciudades con el mayor índice de automóviles por habitante, en cuyo rubro sólo somos superados por la zona metropolitana de la ciudad de México, con las previsibles consecuencias en la vida de sus habitantes, una de las cuales ya empieza a ser parte de las estadísticas de salud pública, esto es, el del elevado índice de personas afectadas de alguna alergia, especialmente las que inciden en el aparato respiratorio.

No sólo son las condiciones climáticas, el hecho de habitar en el semidesierto, o el de la generación de infinidad de sustancias derivadas de la actividad industrial, sino de los contaminantes generados por la elevada cantidad de automotores y, por supuesto, de las condiciones mecánicas de los mismos, en las que la elevada antigüedad de ellos se presenta no solamente en los del transporte urbano, sino también en los del transporte privado y cuya máxima expresión es el abultado número de vehículos extranjeros internados ilegalmente con largos años de uso.

Esos son solamente una parte de las numerosas aristas alrededor del transporte urbano. El 10 de marzo de 2009 los integrantes del Frente de Consumidores (Fedeco) –una organización de la ciudad de Chihuahua creada hace ya más de 30 años, probablemente a partir del lanzamiento de los Pactos de Austeridad– en un documento entregado al Gobernador del Estado hacían hincapié en que de 1998 al 2009, el gobierno del estado había autorizado el aumento del costo del pasaje de transporte urbano en más de un 172 por ciento: de 2 pesos 20 centavos en 1998, a 6 pesos en agosto de 2009. En ese mismo período, argumentaba el Fedeco, los salarios habían aumentado solo un 62.9 por ciento al pasar de 31 pesos 91 en 1998 a $51.95 en 2009.

La desproporción es apabullante, en 1998 con un salario mínimo se podían pagar 14.50 pasajes y en agosto de 2009 solo se podían pagar 8.65 pasajes. Tales proporciones no solo se atenuaron sino que se profundizaron.

Las quejas de los usuarios son extremadamente repetitivas. Nada ha cambiado, todos los años se repite la misma trama en la discusión acerca de las tarifas y las reiteradas promesas gubernamentales de ahora sí poner orden. Así, el gobierno estatal anterior (para no recordar la promesa de Juan Blanco, el alcalde capitalino de extracción panista, que prometió en la campaña electoral construir el “metro”, sin matizar su propuesta que a lo más que debería hacer su gobierno era iniciar el largo y costoso proceso de la modernización del transporte urbano) adelantó que se darían los pasos iniciales de la tan ansiada modernización.

Por razones nunca bien conocidas, ni explicadas, tales proyectos no se concretaron. No debíamos ir muy lejos por las explicaciones, los propietarios de las concesiones del transporte ejercen un raro poder sobre los gobernantes. Sexenio tras sexenio y nada cambia en tal servicio. Del mismo modo, en el gobierno de Reyes Baeza se anunció la casi inmediata instalación de los taxímetros, con el objetivo de mejorar el servicio de taxis y acabar con los permanentes abusos en el cobro del mismo, sin duda alguna uno de los más caros del país.

Igualmente, nada pasó.

Ahora se anuncia un nuevo intento gubernamental en tal sentido. Enhorabuena, ojalá ahora sí.

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