martes, 15 de marzo de 2011

Prioridad, la seguridad pública de EU

El Diario, 15 de marzo de 2011
Luis Javier Valero Flores
Y por desgracia, la prioridad incluye el absoluto respeto a la libertad de los estadounidenses de poseer las armas, en la cantidad y modalidad que desee, derecho que permite la vigorización de una de las industrias más prósperas de Estados Unidos, la bélico-militar, no importa que sea con base en el sufrimiento de los países dependientes de la más poderosa potencia del planeta.

Pero expliquémonos, según la nota de Juan de Dios Olivas, (El Diario, 13/03/11) en los últimos “15 meses —de enero del 2010 a la fecha—, la Aduana decomisó en los cruces internacionales de esta ciudad (Juárez) dos pistolas y un fusil, así como 3 mil 703 cartuchos, de acuerdo con datos oficiales”.

Tan ínfima cantidad, que refuta las triunfales declaraciones de todos los funcionarios federales acerca de su “extrema” preocupación por evitar el tráfico de armas, se aprecia de mejor manera si la comparamos con las cifras de armas incautadas en los mismos lugares en los años previos. “En el 2006, en esta misma área se lograron incautar 30 armas de fuego, 29 cargadores adicionales, 5 miras telescópicas, 20 mil 414 cartuchos de diversos calibres y 32 vehículos en los que se transportaba el armamento y el parque y en el 2007 se aseguraron 25 armas de fuego así como 17 mil 32 cartuchos de diversos calibres, transportados en 24 unidades. En el 2008 se incautaron 19 armas de fuego, una mira telescópica y 31 mil 590 cartuchos útiles de diferentes calibres, pero al año siguiente se presentó un drástico descenso y la Aduana no reportó aseguramientos”.

Inaceptable tal reporte. Más si se analiza que desde 2009 se instaló en los cruces turísticos equipamiento con tecnología de avanzada para “detectar armas, dinero, mercancías ilegales y vehículos con reporte de robo o alerta de que se intenten introducir al país”, así como de la incorporación de nuevo personal, oficialmente seleccionado bajo criterios muy estrictos.

Pero no es el único aspecto criticable del comportamiento del gobierno mexicano en materia de contrabando de armas (y no solamente).

No está de más recalcar que a lo largo del país, de sur a norte, existen no menos de 14 retenes, de distintos cuerpos policíacos, militares y de inmigración, entre la frontera sur y la norte de México, pero que fuera de la aduana establecida kilómetros delante de los puertos fronterizos norteños, no existe operativo alguno que le permitiera a las autoridades mexicanas detectar el tráfico de armas.

Así, nos gastamos –como país- verdaderas fortunas, tanto en la operación, como en la capacitación del personal, en el montaje de las distintas medidas que permitan detectar y detener el tráfico de drogas y personas hacia la nación norteamericana, pero prácticamente nada en la detención del contrabando procedente del norte. Y tal contrabando abarca infinidad de mercancías, legales o no.

Tales operativos más parecen los necesitados por el gobierno norteamericano que para solucionar los graves problemas de seguridad pública de nuestro país.

¿Qué automovilista no ha sido detenido en innumerables retenes montados de sur a norte y prácticamente nunca en el sentido contrario? ¿Dónde están los detectores usados para encontrar droga, armas o dinero en los vehículos que van hacia Estados Unidos, que se aplicaran con la misma intensidad para detectar armas en los vehículos que ingresan a nuestro país?

¿Por qué si tanta enjundia aplican los gobernantes mexicanos en criticar a los estadounidenses, en la supuesta desidia de éstos, no la aplican en una medida siniestramente tan sencilla como lo es el de cambiar de sentido los retenes establecidos en todo el país, esto es, ponerlos en el sentido norte-sur, para así detener –o intentar detener el impresionante flujo de armas hacia nuestro país?

¿Por qué no piden, exigen, claman, los gobernadores de las entidades fronterizas, la aplicación de tan sencilla maniobra que va en beneficio directo de los habitantes que gobiernan, antes de enfrentarse a la triste realidad de ver en la calle a quienes previamente fueron detenidos por posesión de armas “de uso exclusivo del ejército” y que son liberados mediante el pago de una módica y expedita fianza?

¿Por qué no cambiar las cosas, cuidar a los mexicanos y que las autoridades norteamericanas se encarguen de vigilar que mercancías ingresan a su territorio? ¿Por qué no les copiamos en ese sentido?

¿Por qué no cambiamos las prioridades, en lugar de que sea la seguridad nacional de los norteamericanos, sea la nuestra?

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