jueves, 24 de marzo de 2011

Retos del panismo, ¿diagnóstico certero?

El Diario, 24 de marzo de 2011
Luis Javier Valero Flores
El discurso es muy semejante. Al momento en que los diversos liderazgos y dirigencias del panismo son cuestionados –o, declaran por su cuenta– y se les pide hacer una evaluación de los factores que los han llevado a la pérdida de innumerables posiciones políticas a lo largo y ancho del país, invariablemente argumentan que se debe a una deficiente política de comunicación social, que tenga como eje la mejor difusión de los aspectos positivos de los gobiernos emanados de su partido.

Cosa similar efectúan cuando reflexionan acerca de las causas locales que los hayan llevado a tantas y tan dolorosas derrotas para ellos. Excepciones en esa materia podrían ser –seguramente hay más– el saliente dirigente estatal, Cruz Pérez Cuéllar, y el militante, activísimo participante en los medios de comunicación, Héctor Pérez Estrada, quienes reconocen que el tema de la seguridad pública “nos ha pegado”.

Pero invariablemente, a continuación, todos, pasan a enumerarnos las ventajas y logros del panismo convertido en gobierno. En ese sentido, sólo porque a juicio del escribiente lo retrata de la mejor manera, son altamente ilustrativas las declaraciones del aún coordinador de los legisladores locales del PAN, Héctor Ortiz, expresadas a propósito del relevo de la dirigencia estatal.

Así lo dijo: “Acción Nacional se dedicó a ser gobierno y olvidó por ello las causas sociales y esto se vio reflejado en las pasadas elecciones. Así que nuestra responsabilidad será retomar esas causas y volcarnos a favor de los ciudadanos”.

No se podría tener mejor referencia para los propósitos de la presente reflexión. Resulta que el PAN se convirtió en gobierno y abandonó las causas sociales, es decir, en la versión de Ortiz, los gobernantes panistas, en lugar de que su desempeño al frente del gobierno sirviera a la sociedad, se olvidó de esta, y de ahí sus derrotas. Esa es una de las mejores descripciones de las razones que llevaron a este partido a perder bastiones como Mérida, Juárez, Aguascalientes, Tijuana, Chihuahua, etc.

A contrapelo de lo sostenido por muchos de ellos, son sus deficiencias como gobernantes las que los llevaron a la actual situación, tan mala que ahora las encuestas los ubican en el tercer lugar de las preferencias electorales, como partido, en el Estado de México, hecho que se presenta por primera ocasión en aquella entidad.

Elaborado el diagnóstico de esa manera, se antoja que en muy poco puede ayudarlos a superar la percepción ciudadana –derivada de monumentales errores gubernamentales– si, como dice Ortiz “ahora” retomarán esas causas y se volcarán “a favor de los ciudadanos” cuando existe una marcada descalificación a su actuación como gobierno, entre cuyos errores, los más evidentes, se encuentran las promesas fallidas de disminuir el precio de los combustibles y a que Calderón se convertiría en el “presidente del empleo”.

Pero esos son los ejemplos concretos, los más a la mano de los ciudadanos; el caudal de compromisos incumplidos es enorme, y sumados todos ellos, que ahora se nos revierten como nación es que llegaron a conducir una nación, con una estructura social, política y legal armada para cuando este país era el del partido casi único y no el de la plena competencia electoral.

Así, pretendieron gobernar con la misma estructura corporativa del pasado y sobre los restos del antiguo régimen político. Todo se revirtió y la crisis en prácticamente todos los órdenes de la vida social es hoy el rasgo preponderante.

Por si fuera poco, las redes de corrupción y de luchas por el poder emularon las sostenidas por sus antecesores en el gobierno, con el agravante de que bastó una década para sembrar en la mayoría del electorado la misma percepción que llevó al PRI a perder la presidencia de la república en el 2000. De ahí los continuos enfrentamientos y las constantes rupturas a las que el nuevo dirigente estatal, Mario Vázquez, pretende poner fin llamando a la unidad de frente a las elecciones presidenciales.

Es muy probable que tales afanes hayan llegado tarde, el panismo se encuentra en una pendiente político-electoral de proporciones gigantescas solo atenuadas el año pasado a partir de las alianzas con el PRD en algunas entidades y la postulación, no de “ciudadanos” simples y corriente, sino de destacados priístas perdedores de los comicios internos del PRI.




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