jueves, 6 de enero de 2011

Enfrentar al autoritarismo

El Diario, 30 de diciembre de 2010
Luis Javier Valero Flores
Siempre presentes en las capas gobernantes, las tendencias autoritarias regresan cada que las crisis, de cualquier tipo, recrudecen. En tal circunstancia, lo ideal sería que los gobernantes hicieran gala de la creatividad, de la imaginación y, sobre todo, a gobernar con la sociedad o, como se decía antes (y todavía en Estados Unidos, quién lo diría) con el pueblo, para enfrentar y superar las crisis.
Por desgracia no es así, y con mucha frecuencia sucede exactamente lo contrario. Así, para enfrentar la crisis de seguridad pública padecida en todo el país, la respuesta –con muy contadas excepciones- ha sido la de ejercer la mano dura. En esa postura, hasta pareciera que algunos gobernantes juegan competencias.
Nadie en su sano juicio pudiera acusarnos de pedir mano blanda a la delincuencia, mucho menos a la organizada; lo que se plantea es otra cosa, es la de analizar detenidamente la actual situación y aplicar las medidas conducentes que la atenuaran, en primera instancia, y la solucionaran definitivamente.
Pero en todo el país se abate una corriente, llamémosla penalizadora, que insiste en la teoría de elevar la penalidad de los delitos cometidos como primera medida para abatir la ola delictiva; luego, ante la aparición de delincuentes cada vez con menor edad, la fórmula, dicen estas voces con tendencias autoritarias, es la de disminuir la edad penal y, finalmente, ante el crecimiento de la ola homicida, entonces la solución, para ellos, es la de elevar la capacidad de fuego de las fuerzas policiales y armadas, incrementar el número de efectivos, su participación en la toma de decisiones y aumentar su peso en la conducción de la sociedad.
Quien ha sido insistente en esa orientación ha sido Felipe Calderón, pero también la cúpula castrense. Y ésta aspiración ha llegado a niveles que creímos increíbles o ya superados.
Entre las informaciones cruzadas entre los funcionarios norteamericanos asignados en la embajada de su país, y sus superiores, tanto del Departamento de Estado como de la Secretaría de la Defensa, filtradas por WikiLeaks, en las que dan cuenta de diversas actividades de los funcionarios mexicanos, apareció una en la que el Secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, les declaró a los senadores mexicanos, en una reunión privada, que desconfiaba “de las policías (mexicanas) por corrupción y porque dan pitazos al crimen organizado”, según afirmó el senador panista, Felipe González, quien dio a conocer que las filtraciones de la empresa australiana y lo informado por el senador del PT, Ricardo Monreal en ese sentido, eran informaciones ciertas. (Nota de La Jornada, 29/12/10).
Desde la celebración de esa reunión en abril pasado se conocieron las diversas presiones ejercidas por los mandos militares para que se aprobara la Ley de Seguridad Nacional, en la que fundamentalmente, de aprobarse, se creará un nuevo marco jurídico que les garantice a los militares –y así lo han dicho en reiteradas ocasiones- el no estar expuestos “a los reclamos por violaciones a derechos humanos”.
Sí, así como lo leyó, la cúpula militar desea no recibir reclamos de la sociedad –a través de los ciudadanos en lo particular o de las organizaciones no gubernamentales e, incluso, de las gubernamentales- sobre un aspecto que es medular: El respeto a los derechos humanos, es decir, el respeto que las fuerzas de la autoridad deben tener del marco legal y que si lo violan deban ser sometidos a los procesos establecidos para que respondan de sus posibles delitos, cometidos o no en el desempeño de sus funciones.
Nada muestra más el grave deterioro del entramado social y de la legalidad vigentes que esta pretensión, a la que podemos ubicar como la máxima expresión de las tendencias autoritarias de las capas gobernantes.
De ninguna manera podemos permitir que en aras de enfrentar a la delincuencia organizada (o no) debamos ceder los espacios y figuras democráticas construidas a lo largo de casi medio siglo de autoritarismo. Y si no las podemos permitir en el ámbito nacional, en el local, menos.
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

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