martes, 18 de enero de 2011

En manos de Lutero

Luis Javier Valero Flores
Dejar la iglesia en manos de Lutero, para nada es una expresión peyorativa para la congregación fundada por el líder religioso alemán; el proverbio representa, hoy más que nunca en el ámbito educativo del país, la más viva representación de la patética realidad.

En un país en el que según “una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública, de 73 mil 560 estudiantes de primaria y secundaria, 30 por ciento (primaria) y 31.7 por ciento (secundaria) presentan obesidad y sobrepeso” (Nota tomada de La Jornada, El Diario, 16/I/11) se permita o se tolere la venta de comida chatarra en los centros escolares, o exista una increíble tolerancia a la venta de esos alimentos por los vendedores ambulantes desplegados en los alrededores de los más de 231 mil escuelas de educación básica es una supina incongruencia con los discursos de los gobernantes, sobre todo los del ámbito federal.

No es una novedad asentar que México ocupa uno de los primeros lugares en incidencia de diabetes, enfermedad que tiene como una de las principales causas la de la obesidad y sobrepeso, que llevarán a una gravísima crisis a las instituciones de salud pública pues las consecuencias y complicaciones de la diabetes constituirán las principales erogaciones que deberán efectuar todas las instituciones de salud pública, amén de los inconmensurables costos a la planta productiva y los cientos de miles de hora-hombre que se perderán pues esta enfermedad y sus complicaciones se presentarán cada vez a menor edad y harán presa, sobre todo, a quienes se excedan de su peso, más si el sobrepeso lo presentan a más temprana edad.

Pese a tales realidades, “las nuevas medidas permiten, por ejemplo, galletas, pastelitos, confites y postres de 140 kilocalorías o menos, botanas con igual número de calorías y bebidas con edulcorantes, estas últimas para los alumnos de secundaria”.

Pero todos esos argumentos parecen importar poco ante la envergadura del negocio. Las utilidades de la industria alimentaria ascienden a 40 mil millones de pesos en las cooperativas escolares (ibídem), razón por la cual el 81% “de tienditas escolares aún venden dulces” y le dan prioridad a la venta de productos con alto contenido de calorías, “pues el 78.8% de ellas venden botanas industrializadas; 71.8% refrescos y el 48% pastelitos industrializados” y tan sólo el 50 por ciento de los establecimientos vende agua pura embotellada, “29 por ciento yogurt y 20 por ciento verdura fresca y leche. (Ibídem).

¿Cuál es la razón de que así suceda, luego de que se han aprobado sendas leyes para erradicar la venta de esos alimentos en las escuelas?

Va de cuento, que no lo es: Carlos Hank González, el más conocido de los políticos priístas por su riqueza, autor de la famosa frase de –que “pobre político el político pobre” –, inició su enorme riqueza siendo el concesionario de la cooperativa de la escuela en la que daba clases, luego adquirió otra, y otra y otra, y luego se compró una pipa para ofrecerle sus servicios a Pemex, en donde tenía algunos amigos. Terminó siendo dueño de la flotilla más grande de pipas del país… y de muchas otras cosas más.

Y esa pareciera ser la razón, los intereses económicos, cruzados con los políticos, de que no se afecten los intereses de quienes están interesados en ambas actividades, por aquello de que del mismo cuero salen todas las correas.

Una serie de expertos en materia alimentaria asegura que tales actividades no se tocan debido a que las más poderosas empresas, beneficiarias de las ventas, son quienes han aportado millonarias cifras a las campañas electorales, particularmente en las dos últimas elecciones presidenciales al Partido Acción Nacional.

Así, el investigador Telésforo Nava, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa, afirma que “El grupo Bimbo es el gran financiador de Acción Nacional y tiene un peso muy fuerte en el sistema político, incluso no sólo en el blanquiazul, ya que el PRI agacha la cabeza cuando los Servitje (propietarios) dan alguna orden”.

A su vez, el director de El poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, afirma que Bimbo, Coca-Cola y PepsiCo, se encuentran vinculadas con renombrados panistas, la familia Servitje, de Bimbo, con el PAN; Coca-Cola, con Vicente Fox y Pepsi, por medio de Sabritas, “participó de manera evidente en la campaña contra López Obrador”. (Ibídem).

A tales señalamientos agrega a la ex secretaria de Educación, la hoy diputada Josefina Vázquez Mota, debido a que efectuó convenios con Coca-Cola y Pepsi “para acordar programas de vida saludable en las escuelas”

Y luego les escuchamos lanzar tremebundos discursos acerca de la salud de los niños de México. Cuánta razón tenía el cura Hidalgo: No tienen Dios, su dios es el dinero.

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