martes, 2 de noviembre de 2010

El “arte” de la guerra en Chihuahua

El Diario, 31 de octubre de 2010
Luis Javier Valero Flores
Si nos atuviéramos a lo escrito por Sun Tzu en El Arte de la Guerra, lo sucedido en la entidad en las dos últimas dos semanas encajaría perfectamente en lo relacionado con las maniobras diversionistas efectuadas antes del lanzamiento de una ofensiva frontal.
Así lo escribió este estratega hace más de 25 siglos: “… para convertir su ejército en una entidad armoniosa y colocarla en posición, nada es más difícil que el arte de maniobrar hasta posiciones ventajosas. Lo complejo del tema es convertir la ruta más intrincada en la ruta más directa, y distraer al enemigo con señuelos… Quien es capaz de hacer esto muestra su conocimiento del artificio de la distracción… Si se es diez veces superior al enemigo, rodeadle. Si se es cinco veces más fuerte, atacadle. Si se tiene el doble de fuerzas, divididle. Si se está a la par, superadle mediante un buen plan”.
Si los grupos criminales hoy enfrentados por la supremacía en Chihuahua, (en lo que, parece, ya no está en juego, solamente, el control sobre el territorio, las rutas del trasiego de drogas y mercancías ilícitas o el de las relaciones con las instancias gubernamentales, necesarias para el buen funcionamiento de su negocio, sino el control de la sociedad y el alcance del consenso social, a través de todos los instrumentos posibles, entre los que incluyen de manera preferente los mecanismos mediáticos) conocieron, o no, el mejor y más sencillo tratado sobre la guerra, sale sobrando, pues sus acciones tienen toda la apariencia de conocer bien tan difícil y antigua actividad.
En ese esquema parecieran encajar, a la perfección, varios de los hechos de la semana. El secuestro de Mario González Rodríguez, hermano de la ex procuradora, luego la masacre de Horizontes del Sur en Juárez, al día siguiente la transmisión del primer video con el interrogatorio al secuestrado, enseguida la reacción de la ex procuradora, la polémica desatada, el linchamiento de ella, que reveló, más allá de su labor al frente de la procuración de justicia, las elevadas dosis de misoginia existentes en la sociedad; y enseguida, el ataque a las trabajadoras de la maquila, precisamente en la zona más violenta del mundo, el Valle de Juárez.
Importa detenerse en las reacciones generadas por la transmisión de los videos –el sitio desde el cual se generaron anunció que está próximo a salir el tercero- pues mostró palmariamente la actitud acrítica de numerosos chihuahuenses, a quienes basta con mostrarles en pantalla cualquier cosa que se la van a creer y muestra los decenios de formación y deseducación a través de la televisión mexicana –sobre todo, sin dejar de lado las gravísimas fallas del sistema educativo-, que han producido generaciones enteras de personas acríticas, reacias a la realización de procesos de raciocinio, simplemente porque no se les formó el hábito de razonar, de enseñarles a pensar y a criticar todo lo que perciban, en el sentido no de oponerse o rechazar, en automático, lo que ven o escuchan, sino de analizar lo que sus sentidos y mente reciben, porque esa es la crítica.
Y si es grave la existencia de tal actitud acrítica en el seno de la sociedad, más lo es cuando destacados integrantes de la clase política así lo hacen, consciente o inconscientemente, de buena o mala fe y con sus actitudes no abonan en el camino de encontrarle salida a la terrible situación por la que atravesamos, y que debemos otorgarle su debido crédito al gobernante chihuahuense, César Duarte, cuando, en el discurso de toma de posesión, anotó que en Juárez se jugaba la suerte de la patria.
Ahora sabemos que tal expresión, por desgracia, debió abarcar a todo la entidad. Según las cifras proporcionadas por la Procuraduría General de Justicia, hasta el tercer trimestre del año se habían presentado 5,467 homicidios dolosos con una escalofriante tendencia alcista. En el primer trimestre fueron mil 354, mil 713 en el segundo y en el tercero dos 400.
Pero las cifras anteriores palidecerán ante el total de víctimas del presente año, pues el cálculo extraoficial de la primera quincena de octubre arroja un total de 600 personas victimadas en todo el estado, por lo que el promedio del trimestre anterior será superado con toda amplitud y la tasa de homicidios se ubica, en el estado, a 178.4 por cada 100 mil habitantes.
Si hubiese necesidad de comparar con el mundo desarrollado, en España esa tasa es del 3.5 anual, o con Estados Unidos con 5 homicidios por cada 100 mil habitantes. Compárese con Colombia y Venezuela, que “apenas” superan los 40.
Si las cifras alcanzadas en el estado son de espanto, lo sucedido en el Valle de Juárez no alcanza clasificación. Esa región, conformada por los municipios de Praxedis G. Guerrera y Guadalupe Distrito Bravos, sufrió la ejecución de 80 personas en el año 2009. Ahí viven alrededor de 13 mil personas y tal número de homicidios lleva a que la tasa de ejecuciones rebase todo lo imaginado previamente y la coloque como la zona más violenta del mundo, muy por encima de Juárez pues la tasa se eleva a 615.3 por cada 100 mil habitantes. Este año los 80 homicidios se alcanzaron en septiembre.
Por desgracia, los hechos de los últimos días nos llevan a pensar que estamos frente a una escalada (con todo lo que eso significa, resultado de refinados procesos de elaboración, pletóricos de prospectivas estratégicas y de ninguna manera resultado de la improvisación) de la ola violenta en la que los grupos criminales han entrado a la dinámica de demostrar, usando a la población civil, el alcance de su poder y de la penetración de sus mensajes en el seno de la sociedad, no para obtener consensos sociales, sino para llevarla al pasmo y a la inmovilización.
Así, es natural reflexionar acerca de la búsqueda de objetivos estratégicos en la difusión, tanto de los mensajes dejados en los cadáveres de infinidad de ejecutados, como en la transmisión de los videos, y entre éstos, de manera descollante, el del interrogatorio a Mario González Rodríguez.
Lo escribimos el jueves anterior, pero la vigencia de lo ahí señalado es absolutamente pertinente. La pretensión de los autores del secuestro y el interrogatorio, así como de su transmisión a través de la internet era –es- muy evidente: Ganar simpatías, o, por lo menos, llevar a la mente de quienes los vieran, el mensaje de que los responsables de una buena parte de la tragedia que sufrimos es el grupo conocido como “La línea” y la connivencia de las autoridades estatales de la pasada administración con ese grupo y, por consecuencia, que el grupo criminal que se les opone es el “bueno”.
El relato de los hechos presentados en los dos videos hasta ahora mostrados, contiene algunos que podían fácilmente comprobarse como ciertos, tal es el caso de la sociedad de Mario González con algunos personajes del empresariado de la farándula y la política, pero también imputaciones falsas, bajo la premisa de –que miente o calumnia, que algo queda.
Pues bien, El Diario-Juárez confrontó, con base en los archivos periodísticos, algunas de esas falsedades.
En el interrogatorio a Mario Ángel González Rodríguez, este aseguró que a los periodistas Armando Rodríguez y Enrique Perea los mató “el comandante Chacón por instrucciones de la procuradora". Importa destacar el homicidio del primero de estos. De acuerdo con los “archivos periodísticos, la persona que González Rodríguez identifica como ‘el comandante Chacón’ fue asesinado en febrero de 2008, nueve meses antes que el periodista Armando Rodríguez”.
Luego, en el video, Mario González aseguró que a Julio Porras, “presunto narcotraficante, lo mandó matar su hermana Patricia González, operativo en el que participaron Pedro Sánchez y Gonzalo González”, dos de los más señalados como de los mandos elevados del Cártel de Juárez, o de La Línea. Sin embargo, de acuerdo con el archivo periodístico, en octubre de 2008, Porras “fue detenido en Estados Unidos, está vivo y se encuentra en calidad de testigo protegido”.
Más errores, mentiras e imprecisiones. En el video, González afirma que a los integrantes de la comunidad de LeBaron los asesinó el Rikyn “Chavira”, cuando en realidad al que se le vincula a esos hechos es a Rikyn Escajeda, personaje detenido y acusado de esos homicidios, además de señalársele como uno de los jefes del crimen organizado en el Valle de Juárez.
Finalmente, al abogado Miguel Etzel Maldonado no lo asesinó un “comando de ministeriales" ordenado por la ex procuradora, como dice Mario González, sino una sola persona, que obedeció las órdenes, según las pesquisas hasta ahora efectuadas, por una persona relacionada “con La Línea”. (Nota del Staff, Diario, 26/X/10).
Creer a pie juntillas lo exhibido es un gravísimo error, explicable –más no justificado- en la mayoría de la ciudadanía, harta de la situación, pero absolutamente inaceptable en los gobernantes. Más cuando estamos a punto de perder la legalidad hasta ahora alcanzada.

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