jueves, 15 de noviembre de 2012

Seguridad pública: cambiar el rumbo

El Diario, 15 de noviembre de 2012 Luis Javier Valero Flores A medida que pasan los meses parece consolidarse la tendencia a la baja del índice de homicidios, especialmente los relacionados con el crimen organizado, y va develándose la profundidad de la crisis económica y la de seguridad pública, pues los delitos no atribuibles 100 por ciento a aquel no bajan sensiblemente. Tal lectura podría hacerse a partir de los datos dados a conocer por la agrupación no gubernamental Observatorio Ciudadano, cuya voz más visible es el presidente de Coparmex-Chihuahua, Ignacio Manjares. Según su reporte, tomando como base las denuncias interpuestas ante la Fiscalía y los reportes recibidos por la Policía Municipal, los delitos de homicidio doloso y robo de vehículo han disminuido, mientras que el atraco a comercios y a casa-habitación siguen a la alza. Así, resultó que en septiembre se presentaron 141 homicidios, en tanto que agosto se habían presentado 177, con un acumulado de enero a septiembre, para la entidad, de mil 677, lo que arroja un promedio de 6.21 homicidios diarios en todo el estado, que proyectados al año podrían llegar a poco más de 2 mil 200 y daría una tasa de 68.7 homicidios por cada 100 mil habitantes, la más baja de 2008 a la fecha. Algo semejante ocurre con el robo de vehículos. La tendencia a la baja se mantiene de manera permanente, prácticamente a partir de la segunda mitad del año, al contabilizar en junio un total de mil 68 robos, en julio mil ocho, en agosto 971 y finalmente en septiembre fueron 920, con un total de 10 mil 675 denuncias y un promedio de mil 186 vehículos robados mensualmente y casi 40 diariamente. Si bien la disminución es sensible en la comisión de este delito, todavía se mantiene en cifras altas. El mismo estudio arrojó otros resultados, igualmente alarmantes. Por lo menos en la capital del estado, y quizá sea un fenómeno igualmente presente en Juárez y otras de las ciudades chihuahuenses, el atraco a comercio y casa habitación mantiene una tendencia ligeramente a la alza, aunque en septiembre se presentó una mínima a la baja en el robo a casa habitación al pasar de 305 en agosto, a 299 en septiembre; pero en julio habían sido 270 y en junio 280. En el robo a comercios, sin embargo, las cifras se mantienen con altibajos al presentar una cifra mínima, en julio, de 142, y la máxima, en marzo, con 194. Y es ahí en donde se encuentra uno de los principales retos en el combate a la inseguridad, ya no se trata del delincuente vinculado –preferentemente– a alguna banda del crimen organizado, sino de los, llamémosles así, del orden común, o de quienes, al cobijo de la crisis de inseguridad desatada por la guerra de los cárteles, empujados por un sinfín de circunstancias, decidieron ingresar al mundo de la delincuencia, sin la necesidad de vincularse al crimen organizado porque lo robado no necesita el patrocinio de una “instancia” superior en la cadena delictiva, como sí lo necesita, por ejemplo, quien roba vehículos que, dependiendo de los modelos, requiere de la participación de quienes se dedican a la venta de autopartes, si son de modelos atrasados, o de quienes están conectados con el mercado internacional de la compra y venta de vehículos, a fin de vender los vehículos robados, que ahora ya sabemos no todos se usaron para cometer otros delitos, sino para el tráfico internacional de vehículos, tanto para América del Sur, como para el Lejano Oriente o el Asia Central y cuyos embarques sólo se pueden hacer con la participación de una cadena casi interminable de funcionarios federales. Luego entonces, los delitos que se siguen cometiendo tienen un componente más ligado al ámbito socioeconómico de la entidad, ya no solamente dependiendo del carácter de frontera de Chihuahua, sino del empobrecimiento de la población y de la disminución de oportunidades, tanto laborales como salariales, con el consiguiente deterioro del entramado social y del acusado deterioro de las instituciones encargadas de la procuración y administración de justicia, después de la violentísima etapa de los años anteriores. Acometer, por tanto, este tipo de delincuencia requerirá, sí, el mejoramiento de la función policial, pero fundamentalmente de la política social a desarrollar y de la política económica, porque eso de traer solamente empleo de otras maquiladoras, ya sabemos, no deviene en desarrollo social para Chihuahua.

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