martes, 18 de septiembre de 2012

Reestructuraciones partidarias

El Diario, 18 de septiembre de 2012 Luis Javier Valero Flores Una vez terminado el proceso electoral y agotadas las instancias nacionales a las que podrían acudir los partidos de la alianza de la izquierda, el panorama nacional de los partidos –y del sistema de partidos– pareciera encaminarse a la plena “normalización”. Nada nos lleva a pensar que así sucederá, mucho menos en las agrupaciones de izquierda y en el PAN, que enfrentan un muy incierto porvenir de frente a las elecciones estatales del próximo año, 14, con una sola a gobernador –Baja California– y casi todas las demás consistentes en renovación de alcaldías y diputaciones. El proceso electoral recién terminado debiera llevar a todos los partidos a repensar acerca de su futuro, incluso el PRI, y por supuesto a sus partidos aliados, creer que por haber llevado a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República les garantiza pervivencia y permanencia en el poder es hacer una mala apuesta. Pues, por las evidencias políticas posteriores a las elecciones, se avizora un poderoso movimiento de oposición, quizá al principio no se advierta así, pero las señales están en el panorama político, la amplísima votación obtenida por López Obrador (y ahora hay que decirlo así, 3-4 años atrás muy pocos pensaban que tenía alguna posibilidad de disputar la presidencia) es un reflejo de la extendida inconformidad contra los gobiernos del PAN, pero también contra los gobiernos locales, casi todos ellos en manos de priistas. Por su parte, que una cuarta parte del electorado lo haya hecho por el PAN a pesar del descomunal fracaso del gobierno calderonista, y su antecedente foxista, refleja la existencia de un sector de la población en el cual está profundamente arraigada la preferencia por el blanquiazul y el rechazo tanto a los priistas como a la izquierda. Pero ambos segmentos políticos cruzan por una grave crisis. La carta de Javier Corral (que afirma no haberla proporcionado al periódico Reforma, sino por alguna “filtración” desconocida para él) compendia el grado de enfrentamiento a su interior. Tanto así, que su presidente, Gustavo Madero, quien nadie pensaba que podría convertirse en un líder partidario, lo está haciendo a fuerza de enfrentar los excesos del todavía presidente y de encabezar la intentona del calderonismo por hacerse de la conducción del PAN. Probablemente asistiremos a la concreción de una alianza de innumerables grupos al interior del PAN, enfrentados a Calderón. Les puede llevar a que las elecciones estatales les sorprendan en plena confrontación, lo que les acarrearía la posibilidad de aparecer como un partido del 10-15 por ciento de la votación en muchas entidades, porque a la confrontación nacional deberá agregársele las locales. El panismo chihuahuense no es ajeno a ello, al contrario, la anulación de la elección de candidatos a senadores culminó con el señalamiento del Tribunal Electoral de la Federación de haber cometido fraude en ellas. Las consecuencias de ello aún no aparecen, pero sería inaudito que habiendo protagonizado un episodio de tal naturaleza, no existan sanciones para quienes llevaron al PAN chihuahuense a uno de sus peores resultados electorales, aunque no sería el único factor contribuyente a ello. Sabedores de los riesgos, algunas fuerzas intentan evitar la elección interna y proclamar candidatos de unidad, del éxito en esta tarea dependerá su desempeño en la próxima elección, en la que todo hace suponer que el PRI podría alzarse con la abrumadora mayoría de las posiciones, pues si bien es cierto que la izquierda obtuvo más de 300 mil votos, su presencia orgánica es débil y su aparición en la campaña electoral podría verse más disminuida si, como ha sido el caso en casi todos los procesos electorales locales más recientes, el PT decide aliarse con el PRI y eventualmente el partido del Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) busca también dicha alianza. Y, por otro lado, el PRD verá aumentar la profundidad de su crisis local si el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) decide convertirse en partido político, además, deberá afrontar en fechas próximas la elección de sus órganos dirigentes en el estado, debido a la anulación, por el TEPJF, de la anterior. Pero los integrantes de Morena-Chihuahua, si desean participar en el proceso electoral lo deberán hacer bajo el registro de uno de los tres partidos mencionados, a menos que nos den la sorpresa y decidan aliarse de forma total. Lo dicho, les esperan momentos difíciles a todos los partidos.

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