domingo, 20 de noviembre de 2011

Pie derecho

El Diario, 20 de noviembre de 2011
Luis Javier Valero Flores
Cuesta trabajo recordar otra entrevista en la que un protagonista político planteara tan clara y firmemente su oposición a las políticas y acciones de la principal empresa de la televisión mexicana, Televisa.

La noche del miércoles, en el principal noticiero televisivo del país, Andrés Manuel López Obrador dio un campanazo más en el incipiente proceso electoral, rumbo a la elección del primer domingo de julio próximo.

El primero fue haber ganado en las encuestas efectuadas para encontrar al candidato de la izquierda mexicana, y el modo en que se resolvió. En esa mañana del lunes pasado las fuerzas de la izquierda electoral se amanecieron con dos aspirantes a la presidencia de la república, el tabasqueño para el 2012 y Marcelo Ebrard para 2018. Sí, falta mucho tiempo para la última fecha, pero la izquierda cuenta, ya, con ese capital político.

En pocas ocasiones unas cuantas frases dichas por alguien se pueden recordar al paso de muchos años. Las expresadas por López Obrador el miércoles por la noche son de esas. El conductor Joaquín López Dóriga le dio la bienvenida y, a continuación, sin interrupciones, AMLO lanzó verdaderos obuses, eso sí, dichos con serenidad y hasta cierta cortesía:

“Muy buenas noches Joaquín. Quiero agradecerte, agradecerle a Televisa por esta invitación, por estar luego de cinco años de cerrazón hacia mi persona y hacia el movimiento que represento; esto me ha llevado, en este tiempo, a hacer la crítica a Televisa de manera franca, abierta, directa, como me gusta decir las cosas. He venido sosteniendo, en las plazas públicas, que Televisa ha venido en este tiempo proyectando a (Enrique) Peña Nieto, con el propósito, la pretensión, por primera vez en la historia, de imponer, mediante la mercadotecnia, al próximo presidente de México.

Es todo desde luego no lo comparto, creo que nadie puede suplantar el derecho del pueblo de México a elegir libremente a su autoridad, a su presidente.

Dicho esto, porque no podría venir aquí sin decirlo, me gusta decir lo que siento, no soy hipócrita, también te digo que no soy poseedor de la verdad absoluta, que soy partidario de la reconciliación, que yo no odio y que tenemos que sacar adelante al país sin odios ni rencores y yo quiero, como ustedes, contigo, con todos los trabajadores de Televisa, con los que tengo buena relación y respeto, y con los directivos de Televisa, iniciar una nueva etapa y quiero que podamos darnos el beneficio de la duda, porque el país lo requiere, tiene que haber equidad, tiene que haber libertad plena para que el país salga adelante, vamos a sacar a todos, a México entre todos, a México de esta lamentable situación en que se encuentra.

Y todos tenemos que actuar con responsabilidad poniendo por delante de tus intereses personales, por legítimos que sean, o de los intereses de grupos, por legítimos que sean, el interés general.

Yo ofrezco la reconciliación, extiendo mi mano franca”.

Acto seguido, le extendió la mano a López Dóriga y éste le correspondió, además, con una sonrisa. A continuación dio inicio a la entrevista que, dijo, les había ofrecido a todos los aspirantes a la presidencia de la república.

Pero esas frases, el tono en el que fueron expresadas y la calma del aspirante presidencial, hicieron recordar al escribiente otras, las expresadas por Porfirio Muñoz Ledo a Ernesto Zedillo en la presentación del tercer informe presidencial en 1997, cuando el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Cada uno de nosotros, dijo Muñoz Ledo, somos menos que vos, pero, juntos, somos muchos más que vos. Ahí empezó a fincarse la etapa final de la derrota del PRI en las elecciones presidenciales.

Seguramente que la entrevista mencionada influyó en el ánimo de muchos mexicanos, pero el anuncio de su triunfo en las encuestas surtió efectos inesperados desde que se diera a conocer, en lo que puede ser una de las primeras sorpresas del actual proceso electoral.

Otro de sus más contumaces críticos, el periodista Ciro Gómez Leyva, preguntó en su colaboración editorial en Milenio que si López Obrador podía derrotar a Peña Nieto. “Después de lo visto y escuchado en las últimas 48 horas, la respuesta tiene que ser sí, definitivamente sí. Ya entró en una espiral ascendente. Tiene causa, proyecto y, si es hábil, tendrá grupo”. (LA HISTORIA EN BREVE, 17/XI/11).

Sus primeras palabras, escribió, “hacen creer que aprendió la lección de 2006 y que en 2012 no será un justiciero soberbio, ni un Mesías, sino un candidato que buscará de los convencidos, de los dudosos y de los reacios… Hay millones de mexicanos que no están enamorados de Peña Nieto. Y millones que no le darán una tercera oportunidad al PAN, así venga con perfume de mujer… López Obrador tiene siete meses y medio para seducirlos. Tiene mucho tiempo”.

A su vez, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Mario Sánchez Ruiz, quien era presidente de la Concanaco en 2006, afirmó no estar “viendo a López Obrador como un peligro… Los tiempos –dijo– traen cambios y habrá que analizar cuáles son los planteamientos; tenemos que esperar a que se nombre a los demás candidatos y los escucharemos a todos”. (Nota de Claudia Herrera Beltrán, La Jornada, 18/XI/11).

Además, sostuvo, que la propuesta y el discurso del tabasqueño “son distintos”.

En el ámbito local, y coincidiendo con lo expresado por varios dirigentes nacionales de su partido, el ex gobernador Patricio Martínez calificó a AMLO como un adversario difícil, que “dará batalla en la elección… con todo y las derrotas anotó importantes triunfos para la sociedad con su discurso, con su oposición, al gobernar con su oposición, yo creo que no es ningún adversario que pueda dejarse de lado, es adversario batallador”.

Pero si hubiera que ubicarse este vuelco en las preferencias electorales –|por supuesto no se plantea que está en condiciones de ganar las elecciones en este momento, pero sí que será un competidor muy serio para quien aparece en el top de las preferencias, el priísta Enrique Peña Nieto– hay a la mano dos hechos que deberán concitar la atención de los protagonistas electorales:

Uno, ya mencionado en estas páginas, es el de las exitosas reuniones de empresarios regiomontanos con López Obrador, y el otro, el resultado del sondeo de El Diario-Juárez en el que, contra todo pronóstico, sobre un universo de 9 mil 741 votos AMLO obtiene el 40% frente al 32% de Josefina Vázquez Mota y el 29% de Peña Nieto (el más grande obtenido por sondeo alguno y del cual da cuenta Gabriela Minjares, El Diario, 19/XI/11, cuando habían votado 9 mil 435 y en el que el izquierdista alcanzaba el 39%).

De la expectación creada nos podemos percatar porque el “… El total de votos recibidos al cierre de esta edición rompió el récord de participación en los 785 sondeos electrónicos realizados a la fecha por El Diario en la página de Internet, pues ninguno de ellos había superado los nueve mil sufragios, y sólo tres habían alcanzado cifras superiores a los ocho mil… La tendencia en los resultados se fue modificando cada día desde que se activó el sondeo el martes pasado”. (Ibídem).

Pero los simpatizantes del tabasqueño no debieran lanzar las campanas al vuelo, estas son apenas algunas expresiones, que reflejan lo sostenido constantemente aquí, aún no está dicho nada en relación a la elección presidencial, pero de que hay un mundo de cambios en las percepciones en una buena parte de la sociedad, alrededor del candidato de la izquierda, ni duda cabe.

Un parámetro es este sondeo que, por supuesto, no refleja las preferencias del antiguo Paso del Norte sino solamente el de un sector, no todo avecindado en esta ciudad, de las capas medias y medias altas, pero si ciudadanos de esta franja socioeconómica están optando por el tabasqueño significa que la disputa por los votos de ella será muy cerrada y que pudiera darse la posibilidad de que la contienda se convierta, otra vez, en parejera, ahora entre el priísta y el perredista.

Y todavía falta lo que suceda al interior del PRI, por lo pronto existe una molestia generalizada por los términos de la alianza pactada por Humberto Moreira –claro, a nombre del Comité Nacional– con el PANAL y el Verde Ecologista. Hombres como Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida ya plantearon seriamente su rechazo a tal alianza, en esos términos, amén de las opiniones expresadas por otros militantes del resto del país.

Así, sin que se previera, ahora resulta que la izquierda parece –en este momento–| salir mejor librada de los prolegómenos de las elecciones internas, y con un candidato que inició de la mejor manera.

Veremos.

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