domingo, 23 de octubre de 2011

Clones en la presidencia

El Diario, 23 de octubre de 2011
Luis Javier Valero Flores
El otro gran tema de la semana es el anuncio del órgano interno del PAN encargado de definir el método para encontrar a sus candidatos a las elecciones del 2012. Decidió votación de militantes y adherentes para elegir a su candidato a la presidencia de la república; que en 143 distritos los candidatos a diputados federales surgirán de una elección entre militantes; que en otros 141 éstos serán designados, y en 16 se abrirá la consulta a la ciudadanía; además, solo en 8 entidades habrá elección de los militantes para encontrar a sus candidatos a senadores.

Los distritos electorales donde se auscultará a la militancia se ubican en los estados de Campeche, Coahuila, Colima, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tabasco y Yucatán; los distritos con elección abierta a la sociedad se encuentran en el estado de México, y donde habrá designación es en el resto del país, salvo algunas excepciones, como la del distrito de Delicias, el único en el que habrá elecciones en el panismo de Chihuahua.

Peor aún, y quizá sea donde más les duela a los principales activos del panismo, es que un muy poco número de entidades habrá elección de candidatos a diputados de representación proporcional, los llamados plurinominales.

Quiere decir que el Comité Nacional habrá de designar, al igual como lo hizo en 2009, a casi la mitad de los aspirantes a las diputaciones, a tres cuartas partes de los candidatos a senadores y a casi la totalidad de los diputados “pluris”. Igual que el PRI, con la diferencia de que los militantes de este partido no andan buscando que la sociedad les reconozca como un partido democrático y en cambio los blanquiazules, por décadas, han reclamado ser el más democrático del país.

La atención pública está hoy centrada en el PAN, el problema estriba en que la casi totalidad de los candidatos a las diputaciones federales de todos los partidos serán designados de la misma manera que hoy se le reclama a ese partido.

Triste derivación de la época de la “plena competencia electoral”. La mayoría de los candidatos a los puestos de elección popular son designados por los métodos contrarios a los del pleno desarrollo democrático de una nación. Todo en aras de preservar la unidad de los partidos mostrando así, palmariamente, que quienes no pueden, quienes no toleran la competencia democrática, son la mayoría de quienes integran los partidos políticos mexicanos, incapaces de arrostrar competencias democráticas para designar a quienes los representen en las elecciones constitucionales. Y luego son quienes nos endilgan mil y un mecanismos para elevar la cultura de la legalidad en la sociedad.

Y esa es la paradoja, terrible, del partido gobernante hoy en día. Todavía no hace mucho se burlaban de los mecanismos antidemocráticos del PRI para designar a sus candidatos, durante décadas deploraron el presidencialismo y el autoritarismo presente en este partido, y hoy son la parodia de aquellas figuras.

Más paradójico resulta que quien portaba credenciales de una mayor convicción partidaria –Felipe Calderón– sea quien los haya llevado a la difícil situación por la que atraviesan, deplorada por cientos, quizá miles de sus militantes, y no sólo por quienes aspiraban a participar y ganar en las elecciones internas.

Una buena parte de sus activistas, los de a pie, los que salen en cada elección a conseguir votos, más allá de los candidatos y los dirigentes, y que lo hacen por el solo hecho de que su partido compite en un proceso electoral, se decepcionarán –una vez más– de tales procedimientos.

Y es que tales decisiones, más allá de las discusiones públicas, lleva a los militantes del blanquiazul a tragarse, en las reuniones familiares, de amigos, en su entorno personal, las burlas y reclamaciones de sus allegados que les restriegan que su partido se parece cada vez más al que tanto repudiaron, el PRI.

Hace ya casi tres años, luego del proceso electoral del 2009, una comisión del PAN fue responsabilizada de efectuar un diagnóstico de las razones que los llevaron a la debacle electoral de ese año. Encontraron que uno de los factores más importantes fue el método de designación de candidatos, igual al ahora aprobado. No aprendieron.

Por doquiera aparecieron evidencias, al interior del PAN, de la intromisión de Felipe Calderón en la confección de las listas de candidatos de las elecciones de ese año. Javier Corral, precandidato a diputado federal de representación proporcional en esa ocasión, lo informó: “La coalición de fuerzas que se conformó en mi contra se justificaba en el nombre de una petición, tanto del presidente del partido, como del Presidente de la República. En ambas instancias yo informé de tal bandera y ninguna de las dos quiso ni pudo deslindarse”. (Artículo de Álvaro Delgado, Proceso No. 1694, 19/IV/09, pp. 20 y 21).

Fue un personaje, ahora muy destacado por formar parte del equipo de Fernando Larrazábal, el alcalde de Monterrey, Seferino Salgado, a la sazón alcalde de San Nicolás, NL, quien develó la intromisión de Calderón en la designación de candidatos. En una sesión del CEN le reclamó a Germán Martínez –Presidente del PAN– no haberlo incluido en las listas plurinominales, como habían acordado pues, dijo, se habían revisado (las listas) en Los Pinos “y ahí se acabó de amarrar (su inclusión)”.

Ante la denuncia de Salgado y la intervención de Manuel Espino, ex presidente nacional, quien expresó que “… el PAN siempre ha sostenido que el gobierno no puede tomar decisiones que corresponden al partido”, Martínez ordenó se incluyera a Salgado en las listas.

La consecuencia fue, como lo expresó Javier Corral, que “… de 89 designaciones plurinominales, con posibilidades de llegar a la Cámara de Diputados… no haya habido un solo espacio para el ex jefe nacional que acompañó la victoria de Calderón, es un mensaje de enorme exclusión y tiene todo el rostro de una venganza”. En ese momento Manuel Espino quedó fuera de las listas plurinominales, años después también del partido.

Hoy repiten la misma senda, en la continuidad de lo realizado por Calderón con su partido, es decir, la máxima de las injerencias. Los efectos empiezan a resentirlos. Las dolidas frases de Cruz Pérez Cuéllar en contra de Carlos Borruel, a quien extrañamente señala por haberse “agandallado”, al conocerse la determinación del CEN para elegir a sus candidatos a senadores, revelan el mundo de triquiñuelas existentes en el seno del máximo órgano de dirección de ese partido pues seguramente que ya se conoce, en esos círculos, la integración de los bloques hegemónicos en esa instancia, los que a la postre determinarán quienes serán los candidatos. Ahora sabemos, gracias a sus expresiones, que el ex dirigente estatal no pertenece al mayoritario en el CEN del PAN.

El problema mayor es que por lo menos dos de los aspirantes presidenciales, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, sospechan que tal determinación, de acotar las elecciones de los candidatos a diputados federales, tiene el objetivo de pavimentarle el camino a Ernesto Cordero pues se piensa que éste, al contar con el respaldo de Calderón, ha concretado numerosos acuerdos con los principales operadores panistas en el país, incluidos los gobernadores de este partido.

Todo huele a que el PAN se encamina a una estrepitosa derrota electoral, en caída libre, los preparativos no nos llevan a pensar que construyan los mecanismos necesarios como para remontar la elevada ventaja que ahora mantiene el más adelantado de los aspirantes priístas, Enrique Peña Nieto.

Así, en tanto los panistas resuelven mal sus procedimientos electorales, los aspirantes priístas a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, manifestaron más evidentemente aún sus diferencias en el tema de la gobernabilidad. En tanto uno se inclina por el gobierno de coalición –Beltrones– el otro, Peña, añora el pasado y retoma la cláusula de gobernabilidad, para contar con mayoría automática en la Cámara de Diputados.

Ni una ni otra. El que emerja triunfador de las elecciones del próximo año deberá gobernar bajo el esquema hasta ahora vigente; si se cambiara por una de las opciones propuestas por los priístas, sería para quienes ganaran las elecciones del 2018.

Bajo el marco legal electoral vigente es que se ha llamado a la ciudadanía a votar, a ese tendrán que atenerse todos.

¿Por qué no se acordaron de esto en los cinco años previos? ¡Ah, nuestros políticos, y luego se quejan de los escolares que estudian 15 minutos antes del examen final!

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