martes, 13 de abril de 2010

¿Remontará el panismo?

El Diario, 13 de abril de 2010
Luis Javier Valero Flores
Importa detenerse en los resultados de la elección de los candidatos a las alcaldías del PAN de Juárez y Chihuahua pues en estas ciudades se encuentran más de las tres quintas partes del electorado estatal, porque ahí se encuentran asentados los liderazgos del panismo, porque gobiernan la capital, porque fueron gobierno municipal durante largos tramos, porque el panismo nacional las considera como unas de sus prioridades y porque, seguramente, en estas dos ciudades se resolverá la contienda al gobierno estatal.
En tanto el blanquiazul se enfrascaba en sendas contiendas en las dos ciudades, el priismo celebraba actos festivos para ratificar a sus abanderados, Héctor Murguía en Juárez, y Marco Adán Quezada en Chihuahua.
Si por la asistencia se evaluara la posibilidad de triunfos de cualquiera de ellos, podríamos concluir que los actos priistas mostraron la fuerza necesaria para avasallar a los panistas, en tanto que hasta podrían considerarse desangeladas las concurrencias a los comicios del blanquiazul.
No serían correctas tales conclusiones. Puede aventurarse que, efectivamente, en ambas ciudades el PRI arranca con ventaja (que encontraría sustento en las encuestas efectuadas a fines del año pasado, en las que, por partido, tiene mayoría en las preferencias electorales), porque es gobierno en Juárez y porque se aprecia una tendencia a la baja del panismo en la capital, fruto de una percepción, quizá mayoritaria, que la administración municipal de Carlos Borruel tuvo una mala calificación, la que parece ser ratificada por los más recientes resultados de las contiendas internas, tanto en la de gobernador, como la de alcalde pues en la primera Borruel apenas pudo superar por escaso margen a Pablo Cuarón y en la del domingo, su candidato, Carlos Reyes, fue superado claramente (960 votos contra 743, 56% por 43%) por un López que, al anunciar meses atrás sus pretensiones, pocos apostaban por su triunfo por el aparente control del grupo de Borruel –y su alianza con Pérez Cuéllar- en la capital.
Hoy es historia.
A su vez, el ex diputado local, ex Secretario del Municipio, César Jáuregui, ganó también con claridad la elección juarense, con lo que ratificó la hegemonía de la alianza de su grupo con el de Pérez Cuéllar y el de Ramón Galindo, además de la –aparentemente- transitoria alianza con una parte de los llamados “dhiacos”, entre los que pudiera ubicarse la ex candidato a la alcaldía, Sergio Pedro Holguín.
No debe haber demasiado optimismo en las filas del blanquiazul juarense pues sus candidatos a la alcaldía alcanzaron 2,247 votos. Esa cifra muestra el desgaste del partido que lo fue todo a principios de la actual década en Juárez, cuando, además de ganar las elecciones presidenciales del 2000, ganaron las locales del 2001 (luego anuladas, y posteriormente ganadas en 2002), las federales del 2003, para iniciar una pendiente que parece no tener fin pues a partir de las elecciones locales –con la excepción de las muy atípicas federales del 2006- han perdido todo en la mayor de las urbes chihuahuenses.
Y es que esos números son relativamente bajos, si se comparan con los obtenidos en la elección de candidato a alcalde de la capital del estado, en la que Carlos Reyes y Antonio López obtuvieron 1,703, y que fueron emitidos solamente por los militantes, a diferencia de Juárez en la que también participaron los adherentes.
Otra es la lectura del resultado obtenido por López en Chihuahua. Su triunfo tiene una inmensa similitud con el alcanzado en 1998 por Ramón Galindo en contra de Eduardo Romero, en la disputa por la candidatura panista al Gobierno del Estado.
Como Galindo, también debió superar al precandidato “oficial”, que lo era del candidato Carlos Borruel, del grupo encabezado por Cruz Pérez Cuéllar y al que apoyaban el senador Madero, el alcalde Alvaro Madero, el líder de los diputados locales, Fernando Alvarez y el vice coordinador, Roberto Lara, quien, al momento de presentar a Carlos Reyes en el inicio de la precampaña, dijo que lo apoyaba porque de ganar no sería “una piedra en el zapato del candidato a Gobernador, Carlos Borruel” y podrían ser una mancuerna que llevara al PAN al triunfo en la capital y en el estado.
Podrán emitir cuantas declaraciones conjuntas quieran, hablar de que el panismo va junto en la actual contienda, pero lo cierto es que las diferencias entre López y Borruel, expresadas desde el inicio de la gestión del ahora candidato a gobernador fueron más que profundas.
Desde tales condiciones el panismo intentará recuperar la antigua joya de la corona blanquiazul y mantener la capital. Se ve difícil.
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