martes, 9 de abril de 2013

Cruzados

El Diario, 9 de abril de 2013 Luis Javier Valero Flores El segundo día del mes dieron inicio las actividades de la Cruzada contra el Hambre en Chihuahua, el programa estrella de la actual administración federal, que beneficiará en la entidad a 400 mil personas en 9 municipios, entre los que no se encuentran todos los de mayor rezago y sí, en cambio, las dos principales ciudades, Juárez y Chihuahua, bajo la peregrina idea de que no se deben realizar mayores esfuerzos para llevar los beneficios a quienes viven en las urbes y cuyo número rebasa, con mucho, los que se encuentran en los municipios de más difícil acceso en el estado. El acto inaugural de la Cruzada fue el envío de 10 camiones con ayuda alimentaria para nueve municipios, y el titipuchal de discursos oficiales cuyo eje central fue que este programa no es asistencialista como los del pasado, “no es una limosna, sino un reto mayor que involucra y capacita a los propios beneficiarios para garantizar en corto plazo resultados positivos en el combate al hambre y rezago socioeconómico”, afirmó el gobernador César Duarte. Será un programa integral de “Estado para combatir las causas de la carencia alimentaria”, con un marco presupuestal de 2 mil 300 millones de pesos tan sólo para el área de desarrollo social y que abarcará la aplicación de estrategias que contemplen “proyectos productivos, oportunidades de estudio, impulso regional mediante infraestructura, etcétera”. Y en un mensaje de receptores inespecíficos, conminó a “dejar atrás la simulación y que todos los sectores se comprometan a trabajar unidos en esta cruzada”, precisamente cuando se echa a andar un programa estrictamente gubernamental, que por lo menos así se apreció cuando fue dado a conocer por el presidente Peña Nieto. Además de lo estrictamente concerniente a la Cruzada, el gobierno anunció que trabajaría en la dotación de infraestructura de servicios como presas, electricidad, escuelas, actividades productivas, así como en la construcción en más de 70 frentes carreteros en el estado. Dos serán los problemas a tratar, o riesgos a evitar, tanto desde el gobierno (si se encuentra en tal sinfonía) como desde la sociedad. Uno, constatar que efectivamente se trata de un programa que deja atrás el asistencialismo, que no viene de los gobiernos panistas, sino del priista encabezado por Salinas de Gortari y pervertido en el de Ernesto Zedillo, pues en sus orígenes, efectivamente, muchos de los programas de Solidaridad apuntaban al desarrollo de las comunidades en las que se pusieron en vigor infinidad de ellos tendientes al fortalecimiento de las fuerzas productivas de los lugares en los que se asentaron, para lo cual, paradójicamente, muchos especialistas y dirigentes sociales y políticos de izquierda fueron cooptados para Sedesol, en una contradicción entre esta izquierda y la que apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas, primero, y luego a López Obrador, querella que aún repercute en las relaciones entre los distintos agrupamientos y corrientes de la izquierda mexicana. El segundo reto será demostrar que los programas de la Cruzada contra el Hambre, que se aplicarán en muchas de las más importantes ciudades en las que se realizarán procesos electorales este año, no servirán de instrumento para utilizar pervertida y electoralmente las carencias y rezagos de cientos de miles de compatriotas, como ha quedado constatado en las elecciones presidenciales del año pasado, y confirmado, no por los opositores de Peña Nieto, sino por el órgano electoral, el IFE, cuyo prestigio se pierde a pasos agigantados en cada querella y cada elección. De ahí la gravedad de la resolución de las instancias electorales federales, al dictaminar que no había violación alguna al marco legal electoral con el uso de las tarjetas de Monex y Soriana. Dejaron viva la posibilidad para que prácticas como esas se puedan repetir en cualquiera de los 14 procesos electorales a celebrar este año. Así, que no sea solamente un programa de entrega de víveres (que por supuesto se debe hacer), anunciado con mucho boato y que permanezca alejado de los vaivenes electorales, serán tareas señeras de quienes lo harán posible, y de toda la sociedad; por varias razones, una de ellas fundamental, evitar que nadie lucre, de ningún modo, pero menos electoralmente, con el hambre de los mexicanos, y de los chihuahuenses por extensión.

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