domingo, 21 de abril de 2013

Ausencia izquierdista y diáspora panista

El Diario, 21 de abril de 2013 Luis Javier Valero Flores Terrible se presenta el panorama de la izquierda chihuahuense en la capital, y en general en la mayoría de los principales municipios de la entidad: no existe. No se trata de una frase. Por desgracia para el campo democrático, los partidos de la izquierda no han logrado armar, hasta el momento, precandidaturas, ni propias ni ajenas, que calen hondo en las preferencias de los chihuahuenses; vamos, es de tal profundidad su crisis, que en el municipio de Chihuahua no habrá candidato de izquierda a la alcaldía, y los que propondrán los partidos que se identifican en esta corriente política, paradojas del destino, forman parte de la diáspora blanquiazul en la capital. Sí, porque el Partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) ha propuesto como precandidato único al ex aspirante a la candidatura a la alcaldía por el PAN, Emilio Flores, ex diputado y ex funcionario federal, reconocido como integrante, no solamente como militante panista por décadas, sino también como un hombre de la derecha política. A su vez, el Partido del Trabajo tiene como precandidato a la alcaldía, también único, al ex panista Manuel Nárvaez, ex diputado federal y local por los colores del blanquiazul y quien, repetidamente en los programas radiofónicos y televisivos en los que ha participado en los últimos años, a voz en calle ha dicho ser, orgullosamente, un hombre de derecha. En tanto, como sabemos, el PRD espera la resolución de los tribunales electorales a fin de que le permitan aliarse al PRI, que en la capital lleva como precandidato a Javier Garfio, militante que no se ha identificado expresamente con alguna corriente de pensamiento ¿Será, acaso como dijera el ex presidente Adolfo López Mateos, ser un hombre a la izquierda de la Constitución mexicana? Bueno, pero ese es el problema de la izquierda, pues salvo lo aquí comentado y lo que poco hace Movimiento Ciudadano en Juárez, en el resto del estado apenas se sabe de la existencia de los partidos de la izquierda y de sus probables candidatos. Paradójicamente, pues apenas hace un año realizaba actos de mediana asistencia en las ciudades visitadas por su candidato presidencial –AMLO– y en las urnas los chihuahuenses depositaban poco más de 310 mil votos, para acceder a cerca del 22 por ciento de la votación, amén de que desplazaba al PAN del segundo lugar de las preferencias electorales en Juárez, y en la capital se colocaba a escasos 3 puntos de la candidata panista, en una elección en la que los candidatos a senadores del blanquiazul desplazaron del primer lugar a los candidatos del PRI en el municipio de Chihuahua. Hoy están a años luz de aquella realidad, de cuando soñaron con alcanzar la Presidencia de la República y ahora pueden, ni siquiera obtener el 2 por ciento de la votación, que les permitiría acceder a la diputación plurinominal, y en caso de obtenerla en las elecciones municipales, acceder a las regidurías de representación proporcional. Presas de sus ambiciones, las dirigencias partidistas no fueron capaces de analizar adecuadamente la realidad política de Chihuahua pues la única posibilidad de competir electoralmente era la de presentar una alianza de izquierda, que propusiera candidaturas más allá de las estructuras partidistas, con hombres y mujeres con prestigio social y personal a los cuales deberían otorgárseles las escasas posiciones de poder que se obtuvieran. Para llegar a tales propuestas electorales las dirigencias partidistas tenían que hacer a un lado sus pretensiones de quedarse con diputaciones y regidurías plurinominales, razón principal de las querellas internas de los partidos de izquierda, especialmente del PRD, y que los ha llevado a que, por lo menos en las dos últimas administraciones municipales, ni siquiera han alcanzado la votación necesaria para contar con representación en los cabildos de Chihuahua y Juárez, y en la mayor parte de los 20 municipios más poblados de la entidad. Factor central de las deliberaciones que debieron hacer era que difícilmente en las elecciones locales pueden alcanzar los porcentajes de votación de las federales, menos las de las elecciones presidenciales; pero lo conducente era plantearse, muchos meses atrás, la reconstrucción de un polo de izquierda, que incluyera a Morena, el partido de López Obrador (cuando éste aún no resolvía no participar en las elecciones locales de ninguno de los 14 procesos electorales del presente año) y concretar legalmente una coalición electoral, pues es sabido que la mayor parte de los activistas y representantes electorales en la elección presidencial fueron aportados por Morena. Hoy todo eso es historia, el PRD espera aliarse con el PRI, de lo contrario, ya perdido, resolverá coaliciones con alguno de los otros dos partidos, o postular a sus propios. El PT postula a Narváez a la presidencia de Chihuahua y seguramente a otra hija del dirigente, Rubén Aguilar, a la diputación plurinominal, ya sea solos o con una alianza parcial con el PRI. Cosa semejante espera hacer Movimiento Ciudadano, en el que, se especula, que el ex dirigente estatal, Fernando Reyes (también de extracción panista) intente llegar a la diputación por la vía plurinominal. Pero esos son los cálculos optimistas ¿Y si no alcanzan los porcentajes requeridos? ¡Ah, po’s pa’ eso son las alianzas con el PRI! Y es en donde se esconde la intención envenenada. El priismo chihuahuense prefiere que la mayoría de las diputaciones plurinominales se distribuyan (así, literalmente) entre estos partidos y sus perennes aliados, el Verde y el Panal, para que el PAN alcance menos diputaciones que las de la actual legislatura, pues estos partidos son más manipulables que los blanquiazules. ¡Po’s cómo no si hasta imploran que los dejen asociarse al grupo gobernante en Chihuahua! El mismo que ahora anda de rezo en rezo y “consagrando” el Estado de Chihuahua al “Sagrado Corazón de Jesús”, en lo que fue, sin duda alguna, una reiterada violación a las normas en materia de cultos religiosos y a la sana laicidad a la que están obligados los funcionarios públicos. ¿En qué parte del Plan Estatal de Desarrollo se encuentra que el gobernante le entregaría “a Dios y a su divina voluntad todo lo que somos, todo lo que tenemos en el estado de Chihuahua”? ¿Y que tales imploraciones religiosas –propias del ámbito personal de cualquier ciudadano, incluido el mandatario chihuahuense– formen parte de la información que el Gobierno de Chihuahua difunda en la población mediante comunicados de prensa? Dicho lo anterior, justamente cuando el escribiente pensaba elaborar una opinión acerca de los beneficios que se empiezan a evidenciar de la cobertura universal, lanzada por la actual administración estatal en materia de educación media superior y superior, para que ningún joven con pretensiones de continuar sus estudios se quedara sin lugar en las instituciones educativas y que tales logros, siempre, llevan a que un mayor número de ciudadanos llegan a la comprensión que el respeto a la libertad religiosa forma parte de los valores ciudadanos más preciados. ¿También los partidos y candidatos de izquierda andarán buscando las bendiciones celestiales en el presente proceso electoral? ¡¡¡Válgame Dios!!! OFRECIMIENTOS.- ¿Por qué, cuando se trata de triunfos cuestionados de candidatos de izquierda, (más allá de las filias o fobias personales hacia ellos) los organismos internacionales y el gobierno de Estados Unidos se “ofrecen” a ayudar en el recuento de votos? ¿Cuántos de ellos ofrecieron sus servicios en las muy cuestionadas elecciones presidenciales mexicanas de 2006 y 2012, con triunfos de candidatos de derecha?

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