jueves, 9 de agosto de 2012

Regresiones

El Diario, 9 de agosto de 2012 Luis Javier Valero Flores Las reformas electorales, cuya discusión y eventual aprobación fueran pospuestas por el Congreso del Estado, contienen diversos aspectos alrededor de los cuales existe una marcada irritación ciudadana y que en opinión del escribiente, por la desinformación prevaleciente –y también por un muy evidente desinterés–, no siempre se alcanza a percibir su importancia. La clase política se ha hecho merecedora de una aguda desconfianza ciudadana, por ello no asombra que muchos de los más interesados lectores de los portales noticiosos y de la prensa escrita opinen en contra de la ampliación de los períodos gubernamentales de los alcaldes y diputados locales, como desean aprobar el total de las fuerzas políticas acreditadas en el Congreso del Estado. Por otro lado, otro porcentaje importante de esos lectores se opone al mantenimiento de la figura del síndico en los cabildos, porque “no sirve para nada”, como reportó desde ayer un sondeo de la página digital de El Diario (Juárez), que al mediodía era de casi el 82% y un escaso 10 de cada 100 se pronunciaban por mantener la actual forma de elección de estos funcionarios. Un tercer aspecto, de los más importantes de la mini reforma política en cuestión, es el de la asignación de los diputados plurinominales. Siendo extremadamente controversiales las dos reformas propuestas en este sentido, la de la desaparición de la prelación en la asignación de los diputados “pluris” es la más regresiva, sin duda alguna. La actual legislación contiene un aspecto, en la asignación de los diputados plurinominales, que es de lo más avanzado en el país. La mitad de ellos se nombra de entre los candidatos perdedores con las mayores votaciones de cada partido, que haya alcanzado por lo menos el 2% de la votación. La otra mitad es designada de las listas propuestas por cada partido, es decir, fruto de las elecciones o métodos de designación de candidatos plurinominales al interior de los partidos. Quiere decir que una mitad de estos diputados, si bien el voto de los ciudadanos es el principal responsable, sigue siendo una manera indirecta de designarlos. Esta premisa no aplica para los diputados de prelación, pues en este caso son los electores los que directamente deciden quienes deben ser los diputados por este principio, de manera semejante a como eligen los ingleses a los integrantes de la Cámara de los Comunes. Así, esta forma de elección, cuando se aprobó, iba en el sentido de quitarle de algún modo la potestad a las dirigencias partidarias de designar a todos los diputados plurinominales. Ahora se pretende desaparecer tan noble figura de elección legislativa que ya algunas entidades iban en el camino de adoptarla para sus propias legislaturas y que en estricto sentido, el progresivo, esa debería la forma en que se eligieran a todos los diputados plurinominales y quitarle de ese modo, a las dirigencias partidistas, tan execrable modo de decidir quiénes deben ser legisladores de representación proporcional. Cosa semejante ocurre con la figura del síndico. Timoratos, los legisladores autores de la reforma por medio de la cual se creó esta figura, y su método de elección –aparte de la planilla municipal– en la cual se pensaba debería de provenir del partido que obtuviera el segundo lugar de la votación, en una especie de copia de la estructura del gobierno ejidal, nos dejaron (como casi en todos los aspectos electorales) un híbrido al cual no le entregaron las facultades fiscalizadoras y sancionadoras que se pretendían. A quienes opinan que debería desaparecerlo recordémosles que este funcionario es el único que puede fiscalizar el ejercicio del presupuesto municipal casi en la fecha en que se ejerce, a diferencia del resto de las dependencias fiscalizadoras, que lo hacen, en el caso del Congreso del estado casi un año y medio después, y en el de la Contraloría del Estado, muchos meses después de ejercidos los recursos. Así que en lugar de desaparecer esta figura, lo procedente sería reglamentarla, entregarle las funciones que necesita para desarrollar a plenitud su función y entregársela al partido del segundo lugar de la votación, ese sí sería un contrapeso al ejercicio discrecional del presupuesto en el ámbito municipal en el momento que se ejerce y cuando ya nada se puede hacer, solo condolerse y esperar que exista una sanción para quienes hicieron mal uso del erario municipal.

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