jueves, 16 de agosto de 2012

Reformas de “contentillo”

El Diario, 16 de agosto de 2012 Luis Javier Valero Flores Un inmenso manto de opacidad cubre las discusiones y avances (o retrocesos) de la multimencionada reforma política -¿La primera del gobierno de César Duarte?-. Como relampagueantes luces llegan a la sociedad las noticias sobre ella, que confirman una cierta sospecha, y por las deducciones realizadas por quienes nos dedicamos a escudriñar al mundo oficial y su relación con la sociedad, de que los interesados en reformar lo relacionado al modo de elegir al síndico y la desaparición de la prelación, en la asignación de diputados de representación proporcional, no son precisamente los diputados de la mayoría del Congreso del Estado. Más enfático, ayer, el diputado priista Ricardo Boone (involucrado en las especulaciones de que puede ser uno de los precandidatos a la alcaldía chihuahuense, junto con los diputados federales Alejandro Cano y Mauricio Ochoa, que se despacharán en sendos actos informativos de su labor legislativa como actos de “despegue”, y el Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Javier Garfio) declaró que el asunto de la prelación era el obstáculo de la reforma pues el “PAN quiere eliminarlos” y su partido conservarlos. (Nota de Pedro Fierro, Tiempo.com.mx, 15/VIII/12). Boone confió en que los coordinadores de las bancadas en el Congreso del Estado lleguen a acuerdos para aprobar por unanimidad la reforma política, criterio que había afirmado la semana anterior el líder de los legisladores priistas, Enrique Serrano, a su vez uno de los mencionados como aspirante a la candidatura por la alcaldía juarense. Con tales informaciones, y las ofrecidas por el líder de la bancada blanquiazul, Héctor Ortiz, en el curso de una entrevista radial (Aserto Radio, 8/VIII/12, en Antena760.com) en el sentido de que no había acuerdo en su grupo acerca de la modificación de la prelación, se puede llegar a conclusiones verdaderamente preocupantes: ¿En qué consisten las negociaciones entre la bancada del PAN y el grupo gobernante en Chihuahua? ¿A cambio de qué, el PRI concederá una modificación tan trascendental, en la que no tiene mayor interés pues, de conservar la ventaja electoral -y nada hay que nos lleve a considerar un drástico cambio en ella- no participará de ese mecanismo en la asignación de los diputados “pluris”? Porque digámoslo claramente, modificarla representaría darle más poder a la cúpula del PAN para designar a quienes se convertirán en diputados de esa categoría; significa que los más importantes liderazgos del blanquiazul se adueñarían de las principales posiciones, sin tener que pasar por el trabajo de ganar los votos en la calle, ya que los diputados de prelación son los candidatos perdedores, al interior de cada partido, que obtienen los más altos porcentajes de la votación. Peor aún, tal modificación ¡Constitucional! serviría para que el panismo local alcanzase acuerdos a su interior, sin desangrarse en la disputa por las posiciones plurinominales (por lo menos a eso podrían aspirar). A tales grados de especulación hemos llegado, que le atribuimos a las facciones del panismo local, para resolver sus diferencias y aspiraciones individuales y colectivas de algunos de sus miembros, la pretensión de hasta cambiar la Constitución del Estado de Chihuahua ¡Para darle cabida a quienes perdieron la candidatura de la primera fórmula al senado de la república de las pasadas elecciones! ¿Por alcanzar tal consentimiento del partido gobernante, qué tanto están considerando conceder? ¿Cuánta independencia política piensan “invertir” en una negociación que, como la pongan más parece una componenda? ¿Y cuánta subordinación esperaría obtener, a su vez, el equipo gobernante? Tales preguntas y especulaciones se originan de un hecho irrefutable: Que la reforma política, por lo menos en estos aspectos, se está procesando de espaldas a la sociedad. Y es que en el asunto de los síndicos, el PRI ya mostró su postura, pues no sólo el nuevo dirigente de los síndicos estatales, José Luis Canales, sino el mismo gobernador César Duarte, mostraron su rechazo a la modificación en la forma de elección y Boone se declaró más dispuesto a que, si hay modificación, debiera ser el síndico el candidato de la planilla que quedara en el segundo lugar de la votación. Si esas son las posturas de la mayoría, entonces los legisladores del blanquiazul nos deben una explicación, antes de modificar preceptos y figuras cuya autoría tiene orígenes panistas.

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