domingo, 13 de mayo de 2012

¿Quién ganó el debate?

El Diario, 13 de mayo de 2012. Luis Javier Valero Flores Esa es la pregunta y la conclusión a la que se ha lanzado la sociedad entera. Decretar un ganador de la confrontación de los candidatos presidenciales. Tales afanes por encontrar un ganador tienen un solo propósito, como se ha hecho con las encuestas dadas a conocer de manera interesada por todos los protagonistas político-electorales, convertir tal hecho en instrumento electoral. Y ahora resulta que el triunfador, a ojos de muchos, fue el candidato del Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri. Pero al contrario de la percepción de una buena parte de los televidentes, Quadri fue el candidato que reforzó la tarea del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto y presentó las propuestas más regresivas de la noche del domingo anterior. ¿Se imaginan que desaparezca el subsidio gubernamental al precio de la gasolina? ¿Soportaremos que se dispare a niveles de 20 pesos por litro? ¿Se imaginará el impacto inflacionario de tal medida? ¿O que desaparezcan los apoyos a los productores del campo, a través de Procampo y otros semejantes? ¿Sabrá Quadri que Japón y Estados Unidos, solo por mencionar a dos países desarrollados, subsidian a sus productores rurales, y no con migajas como aquí? Además se dijo partidario de cobrar peaje en los segundos pisos (por supuesto que cuando expresó lo anterior, AMLO se había ufanado de hacerlo gratuito en el DF, al contrario de lo construido por Peña Nieto en el Edomex) y de desaparecer el Procampo. Pero más allá de la participación del candidato del Panal, la inmensa mayoría de los medios de comunicación y algunos de los principales conductores de ellos, se han lanzado a la tarea de hacerle ver a los mexicanos que el debate fue ganado por Quadri y Peña Nieto, que López Obrador no dijo nada nuevo, que Josefina Vázquez no levanta y que el debate se convirtió en un ejercicio desechable. Además, que el abanderado del PRI salió ganando pues, dicen, no perdió los puntos que se esperaba. Y tales comentarios dejan de lado el contenido de las propuestas y posturas de cada uno de los candidatos. Por si fuera poco, decretar un ganador del debate, de manera imparcial es prácticamente imposible, hasta los más ajenos a las contiendas electorales y los partidos, cuentan con un esquema de concepciones ideológicas y políticas que les llevarán a declarar ganador a alguno de los candidatos o sentirse cercano a algunas de las posturas de cualquiera de los abanderados presidenciales, pues para declarar triunfador a alguno de ellos necesariamente deberemos desligarse de las filias y fobias personales, incluidos aquellos reporteros -si acaso existiesen- que no las tuvieren. Y ahí radica el problema. No se puede decretar un ganador del debate porque la inmensa mayoría de quienes lo vieron lo van a calificar de acuerdo con su estructura mental, sus concepciones y sus filias. No se trata de un partido de fútbol -o de cualquier otro deporte- en el que la manera de calificar es objetiva -cuántas veces entró el balón a la meta de cada equipo-. Seguramente que la mejor manera de medir quienes resultaron triunfadores será a través de las encuestas (las efectuadas por empresa serias, y cuyo diseño no tenga como objetivo el de usarlas como instrumento de campaña) en las que se podrán apreciar las variaciones en las preferencias electorales, motivadas, sobre todo, por el debate y ahí es en donde podremos encontrar quienes fueron los ganadores del debate, es decir, el impacto logrado en las preferencias electorales. Con esa concepción, es probable que la perdedora sea la abanderada del PAN, si se confirma, en las encuestas, lo que mostraron los primeros sondeos en los que perdía el segundo lugar y era rebasada por el candidato de las izquierdas, -del Movimiento Progresista- Andrés Manuel López Obrador, y éste obtenía -y seguramente más que en los sondeos, en la percepción ciudadana- un ligero incremento en las preferencias electorales. A su vez, el candidato priista logró mostrarse ante el país que no era el político sin capacidades que había permeado en la sociedad, merced a sus desaciertos anteriores y su persistente rechazo a participar en eventos no organizados por su partido. Sin embargo, las posturas expresadas por los principales candidatos, especialmente Peña Nieto y Vázquez Mota sí que son para preocuparse en extremo. En uno de los más ríspidos intercambios entre el priista y el perredista, el del financiamiento a los medios de comunicación, Peña Nieto lanzó un obús que al paso de los días se le revertirá. Afirmó que el gobierno de López Obrador había gastado el doble que el suyo en comunicación social, mil millones de pesos, dijo. Por lo que, en su versión, la suma empleada por el mexiquense fue de 500 millones de pesos. López Obrador contestó y aseveró que Peña Nieto tan solo en dos años habían empleado 591 en un solo medio, Televisa. Y el viernes, el periódico Reforma publicó una información más preocupante y que echa por tierra las afirmaciones de Peña Nieto. El periódico, con documentos oficiales proporcionados a través de Transparencia del Estado de México, afirma que el ex gobernador pagó 52 millones de pesos en el sexenio tan solo para se efectuaran comentarios favorables a su gobierno y persona en distintos noticieros televisivos y radiales. (Nota de Enrique I. Gómez y Arturo Espinosa, Reforma, 11/V/12). El pago de tal cantidad era por el concepto de “apoyos informativos” que no eran, ni se contrataron así, spots formalmente contratados, sino “comentarios o entrevistas con conductores radiofónicos”, en un monto, en el que, por lo menos lo informado por el periódico, el 62% de ese dinero fue para pagar “menciones” en noticieros, entre los que se encuentra el de la estrella de Televisa, Joaquín López Dóriga, a través de “la razón social Astron Publicidad (que) cobró 9.2 millones de pesos al Gobierno del Edomex por el concepto comentarios... transmitidos dentro de su noticiero ‘Joaquín López-Dóriga’ y en el noticiero de Oscar Mario Beteta”. De acuerdo con esta información “En total, el Gobierno del Edomex gastó 990.6 millones de pesos entre 2005 y 2011 en el rubro del programa de Comunicación Pública y Fortalecimiento Informativo”. Antes se les llamaba “chayotes” a dichas maniobras corruptas. Más. Una investigación del reportero Jenaro Villamil, contenida en el libro “Si yo fuera presidente”, publicado en 2009, demostró que en 2005, Peña Nieto pactó el pago de 691 millones de pesos a publicidad televisiva (solo en Televisa), 327 de los cuales se destinarían a spots y 364 millones de pesos distribuidos en 180 notas informativas en los noticieros (305 mdp), pago de reportajes en la serie “Los Reporteros” de canal 2 de Televisa, seis entrevistas en varios noticieros y 10 millones de pesos para tres programas de “Zona abierta” conducido por Héctor Aguilar Camín. Además, el paquete de ese año incluía el pago de 37 publirreportajes en los impresos de Televisa. Con un costo de 10 millones 781 mil pesos el flamante gobernador que pretendía deslindarse de su tío, Arturo Montiel (así se lo aconsejaron mediante el pago de 47 millones de pesos pagados a otra empresa de Televisa) y encaminarse a la presidencia de la república, apareció en las páginas de Eres, Furia Musical, Cosmopolitan, Vanidades, Muy Interesante, Teleguía, y Tv Novelas. ¡Nomás! El reportero Villamil asegura que este plan se cumplió en todos los años del gobierno del mexiquense, de ahí que los señalamientos del tabasqueño se quedaran cortos y los efectos de ellos se verán en el curso de los próximos días. Al tiempo.

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