martes, 8 de mayo de 2012

¿Debate?, debate sí hubo

El Diario, 8 de mayo de 2012 Luis Javier Valero Flores Lo sobresaliente del debate escenificado por los candidatos presidenciales es que no se presentó la debacle del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Salió mejor librado de lo que esperábamos muchos, en cuanto a la esgrima verbal, pero indudablemente que no le fue tan bien con los dardos envenenados lanzados, tanto por el candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, como por la abanderada del PAN, Josefina Vázquez Mota. Creo, al contrario de muchas de las expresiones lanzadas por innumerables voces y plumas, que sí hubo propuestas, que hubo proyectos a proponer por los candidatos y que se lanzaron de acuerdo con las posibilidades del formato del debate del domingo. Fue tan abundante el material generado que a él acudiremos en la colaboración del próximo domingo y, además, ojalá así sea, con los resultados de las encuestas practicadas después del debate, y remarcamos que analizaremos las encuestas y no los sondeos. Lo repetimos, las “encuestas” telefónicas y los sondeos realizados en los portales digitales reflejan solamente las preferencias de un sector de la población y no son “muestras” válidas de lo que sucede en el conjunto de la sociedad; son, a lo sumo, muestra de tendencias y nada más. Sabedores de que no podrían sacarle mucho jugo a tal formato, cada uno de ellos elaboró una estrategia. Probablemente quien se salió del guión en más ocasiones fue el priísta. De acuerdo con todas las señales, y con lo que dice el “librito”, no debía salir a debatir en terreno abierto pues era quien podía perder más en tales condiciones. Pues nada, se sintió con la suficiente confianza para hacerlo y se puso al alcance de López Obrador quien lanzó, quizá, la mejor expresión de la noche, al aceptar que su secretario de Finanzas, Edmundo Ponce, y su ex secretario particular, René Bejarano, habían cometido irregularidades, pero “están en la cárcel” y en cambio, Peña Nieto, secretario de Administración del gobierno de Arturo Montiel, “su tío”, señalada por inmensamente corrupta, “aquí estás de candidato”. Nuevamente, como seis años atrás, AMLO puso en el centro del debate el problema de la corrupción y el de la necesaria honestidad para el ejercicio gubernamental. No podía encontrar mejor receptor de tales señalamientos que el ex gobernador mexiquense, quien cometió el error de expresar que sólo había gastado 500 millones de pesos (“la mitad de los gastado por usted”, le dijo a López Obrador) en comunicación social a lo largo de su gestión gubernamental. El tabasqueño le diría que fueron 691 millones de pesos en dos años y que hasta un libro existía documentando tal hecho, el de Jenaro Villamil, y que los mil millones habían sido a lo largo del sexenio, en todos los medios y el gasto de Peña en un solo medio. Lo que le sirvió a Peña Nieto para, al igual que el Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, (en otro momento y a raíz de otro tema) criticar ácidamente a la revista Proceso, sin atreverse a mencionarla expresamente. Atrapado el puntero por el debate sostenido con López Obrador, tuvo el tino de cambiar de destinatario de sus ataques –como si fuera abajo en las encuestas– y enfilarlos a Josefina Vázquez Mota, la que no tuvo la agilidad necesaria para responder puntualmente, razón por la cual se vio todavía más acartonada. Y ese es, probablemente, el rasgo característico de la actuación de la panista pues seguramente creyó que si se salía del guión, y no entrar al debate, le redituaría, gracias a la explotación de la imagen de serena, inmutable, la de la sonrisa perenne. Pero seguramente que el rasgo central de todo el debate del domingo fue su acartonamiento, que rompió López Obrador y motivó a los otros, incluido el “ciudadano” Quadri, que terminó por atacar sólo a uno de los presentes, al tabasqueño y en lo fundamental coincidir con el mexiquense. Si alguien preguntara cuál fue uno de los temas centrales, tendremos que aceptar que, además de la seguridad y la economía –materia obligada– lo fue el petróleo y obligó a los candidatos a expresar con claridad sus conceptos sobre materia tan importante para el país. Y ahí el eterno alegato de López Obrador se justificó, son lo mismo el PRI y el PAN: las posturas de la panista y el priísta son absolutamente coincidentes y en la que Quadri quiso ir más allá. Los tres están de acuerdo en la privatización de las áreas estratégicas de este energético, el más importante de todos y el que más recursos le genera al país y al erario federal. Pero no es todo, nos vemos el fin de semana con este tema.

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