martes, 6 de marzo de 2012

¿Tomar en cuenta las encuestas?

El Diario, 6 de marzo de 2012
Luis Javier Valero Flores
La estrategia electoral del PAN y el gobierno federal, puesta en práctica en las elecciones del 2006, sigue siendo uno de los principales factores en el actual proceso electoral.

Afirmar que fue una estrategia electoral tiene sustento en las declaraciones rendidas a la prensa en distintas ocasiones por el ex presidente Vicente Fox y en el dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el cual se asentó que la participación del guanajuatense puso en riesgo el proceso electoral, además de que Fox, en alguna desafortunada ocasión, afirmó que él se dedicó a fortalecer a su partido mientras “dejaba encargado el gobierno”. Todo mundo supuso que en manos de su esposa, Martha Sahagún.

Parte esencial de tal estrategia, ante el hecho de que Felipe Calderón iba abajo en las encuestas –por lo menos eso es lo que se sabe– consistió en usar las de algunas empresas, especialmente las de GEA-ISA para usarlas como complemento de una impresionante campaña publicitaria que machaconamente exageró en los reales o supuestos errores cometidos por López Obrador –se insistió mucho en el episodio de llamarle “chachalaca” a Vicente Fox, cosa absolutamente menor frente a, por ejemplo, los puntapiés que en los mítines le propinaba a los muñecos que se suponían representaban al PRI– y en miedo cerval a los gobernantes de izquierda que apeló a lo peor de las campañas linchadoras en contra de las organizaciones y hombres de la izquierda socialista y comunista, de aquella época de cuando en las casas se pegaba un anuncio: “En esta casa somos católicos, no aceptamos propaganda comunista”.

Esa fue la base de la campaña de anuncios en radio y televisión que señaló al candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, como “un peligro para México”.

Más aún, al revelar que su trabajo había sido el de fortalecer a su partido, Vicente Fox dejó la puerta abierta para suponer, sospechar, intuir y hasta aseverar que la estructura gubernamental se puso al servicio de tal decisión, no quiere decir otra cosa que quien tenía bajo su responsabilidad la administración federal la puso al servicio de los intereses del jefe de ella. Y quien desempeñó un papel determinante en tal conducta fue la secretaria de Desarrollo Social, la misma que luego se convirtió en la coordinadora de la campaña de Felipe Calderón y hoy es la abanderada del partido en el gobierno. Ni más, ni menos, como dice Guillermo Terrazas.

Luego, quien fuera el principal artífice de tal estrategia, el director de GEA-ISA fue colocado en la dirección del CISEN ¡La dependencia encargada de vigilar a todos los mexicanos ¡Híjole

Y hoy se aplica, desde el partido del gobierno la misma estrategia, que encuentra rápida resonancia en algunos sitios y medios de los poderes fácticos para influir en la percepción ciudadana y hacer que ésta acepte, para cuando se inicie la campaña electoral, que las distancias entre el puntero y la segunda se han reducido y con el tercero, se han agrandado.

Pero por todos lados empiezan a aparecer las voces críticas y los estudios analíticos de muchos ciudadanos, aplicados a las encuestas más descollantes y que, de ser ciertos, revelarían crudamente el juego de los poderes más importantes del país para, otra vez, determinar el rumbo del país.

Uno de ellos fue un comentario efectuado en el Sendero del Peje acerca de las encuesta de diciembre de 2011 y la de enero de 2012 de Mitofsky en el que un lector de la nota de Víctor Hernández (el creador del sitio mencionado) afirmó que “Roy Campos encuestó (en diciembre) a 18.4% hogares de clase alta, 55% clase media, y 26.8% de clase baja en su última encuesta; según su metodología de enero, se encuestaron a 52.2% de hogares de clase baja, 33.2% de clase media y 14.6% de clase alta. Es decir, se invirtieron los porcentajes de clase media y baja, pero la clase alta siguió casi igual. Roy Campos sabe perfectamente que el electorado de clase media vota distinto que el electorado de clase baja. ¿Cómo explica entonces que sus resultados sean prácticamente los mismos en enero que en diciembre?”.

Sirva el comentario anterior para, cuando nos estén bombardeando con los resultados de las encuestas, afinemos bien los sentidos.

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