domingo, 18 de marzo de 2012

Fraude a la ley

El Diario, 18 de marzo de 2012
Luis Javier Valero Flores
Conforme avanza el proceso electoral, las fuerzas políticas en pugna van mostrando el poco respeto que les merece el marco legal establecido ¡Por ellas mismas y vamos descubriendo las innumerables fallas de la reforma electoral del 2007-2008, generadas por el indudable espíritu medroso de quienes las operaron, que no se atrevieron a dar origen a un moderno sistema electoral, en particular el referente a la propaganda política transmitida en medios electrónicos.

No es una exageración asentar que todas las fuerzas políticas intentan hacer un fraude a la ley electoral en casi cada uno de sus actos y procedimientos.

En lugar de crear un modelo de publicidad en medios electrónicos que privilegiara la exposición de los programas políticos, a través de paneles, de debates, de foros de discusión, etc., por encima de la transmisión de spots; presos de esa cultura de la publicidad mercantil, que opera bajo otros esquemas, los legisladores de esos años decidieron que los tiempos del Estado mexicano en la radio y la televisión fueran usados en el esquema de spots (anuncios de 20 o 30 segundos, repetidos incansablemente hasta la saciedad), en lugar de los esquemas apuntados líneas arriba, sólo por el elevado temor a los propietarios de las grandes cadenas de radio y televisión (o porque forman parte del mismo grupo económico), en grave detrimento de la construcción de la cultura democrática que tanto necesitamos.

Pero ese es solo uno de los múltiples aspectos en los cuales las fuerzas políticas intentan, a como dé lugar, violentar la norma legal electoral. Uno de los más resentidos por la clase política es el referente a la prohibición de difundir la imagen personal de los gobernantes y la masiva difusión –con las fotos, espectaculares, pendones, spots radiofónicos y videos correspondientes– de ellos en la construcción y ejecución de obras, salvo un breve período, antes y después de la rendición de los respectivos informes, que les permiten aparecer profusamente.

Sin embargo, desde meses atrás, la administración federal encontró la manera de eludir tales disposiciones. Ha difundido decenas, quizá miles, de anuncios radiofónicos y televisivos con la leyenda de “… el gobierno del presidente de la república…” hizo esto y aquello, omitiendo solamente el nombre de Felipe Calderón, que se lo dejan a la imaginación, que no es difícil llegar a la conclusión que la mente hace el resto en cuanto escuchamos o vemos tales anuncios.

Hasta ahora nadie había protestado en Chihuahua acerca de tales pretensiones elusoras, verdaderos monumentos a la violación al marco legal vigente. Y si se está en desacuerdo que se viola, habría que acudir a la exposición de motivos de las reformas en materia electoral y de la legislación acerca de la radio y la televisión del año 2008, en los que se pretendía quitarle al titular del poder ejecutivo tales atributos mediante los cuales era una salvaje promoción de la persona del Presidente de la República.

Pero hete aquí que se les ocurrió a los hacedores de la propaganda de la presidencia de la república apropiarse del proyecto hidráulico de Conejos-Médanos, y difundir que tal obra fue construida por el gobierno federal, cuando en realidad su participación fue del orden de los 120 millones de pesos, como lo informó Manuel Herrera, director técnico de la JMAS, a El Diario “a través del programa Agua Potable y Alcantarillado en Zonas Urbanas (APAZO) para empatar la inversión del Estado, que fue de esa misma cantidad”. (Nota de Rocío Gallegos, El Diario, 23/02/12).

“Si hubo aportación mínima del Gobierno Federal, fue a fondo perdido, pero no es para que adjudiquen la obra completa, como lo empezó a realizar en su publicidad institucional, señaló ayer Nora Yu, al referirse al proyecto que se edificó en terrenos ubicados detrás de la Sierra de Juárez, cerca de la carretera que lleva al cruce Internacional Jerónimo-Santa Teresa”, establece la misma nota.

Y fue el gobernante chihuahuense, César Duarte, el que denunció públicamente tal apropiación, a unos días de que se termine la “veda” electoral para partidos y candidatos y de que inicie la correspondiente a los gobiernos. Pero es que tal apropiación es verdaderamente grosera pues los anuncios son harto elocuentes: “… el Gobierno del Presidente de la República hizo posible la creación del proyecto Conejos Médanos para abastecer de agua a Ciudad Juárez”, y finaliza: “con más infraestructura sembramos la semilla de un México Próspero”.

En su tiempo, tal obra concitó un alud de críticas, debido a lo costoso que le saldría, a la larga, al municipio y al estado, pues si bien el multimillonario Carlos Slim la financió, lo cierto es que obtendría pingües ganancias al venderle a Juárez el agua extraída durante un lapso de 10 años a partir del 2010; y porque se pensó que tal obra obedecía más a la pretensión de dotar de agua a la “Ciudad Vallina”, mediante el uso de las reservas acuíferas de Juárez, que eso es el complejo Conejos Médanos.

En tal objeción tiene razón la administración estatal, sin embargo, al igual que la federal, en la transmisión de los anuncios de las obras realizadas por ella, y como no pasaba nada, imitó la fórmula del gobierno federal y ahora, también con profusión, se transmiten decenas de anuncios en los que se dice que “el gobierno del gobernador del estado” llevó al cabo tal y cual acción. No sólo en radio y TV, también en la propaganda impresa aparece la misma leyenda y seguramente tal conducta cundirá, no sólo en nuestra entidad y será uno de los aspectos que, si existiera voluntad política de enmendar tales deficiencias de la ley, deberían cambiarse una vez terminado el actual proceso electoral.

El problema de fondo es que no se atrevieron a quitar de tajo, ni la publicidad política en las campañas electorales, ni la promoción personal de los gobernantes en los medios electrónicos, porque la clase política mexicana no ha decidido –y seguramente los poderes fácticos sobre todo– cambiar de raíz el actual modelo político, incluido, por supuesto, el modo de hacer política en un país en el que índices promedio de asimilación de mensajes radiofónicos y televisivos son verdaderamente bajos, y saben que la mayoría de los ciudadanos son poco propensos a la lectura y extremadamente lábiles a los anuncios repetitivos –y repetidos– en esos medios, debido a multitud de factores, pero fundamentalmente a la escasa cultura democrática de los mexicanos, como lo ha afirmado repetidamente uno de las hacedores del estudio de la Uacj sobre el abstencionismo en los procesos electorales, Carlos Murillo.

Y es que el cambio necesario en el modo de hacer política es extremo para los actuales partidos políticos existentes en el país, pues salvo el PRI (y ahora, de alguna manera la agrupación dirigida por López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional [Morena], y en menor grado, el PAN, a pesar de ser gobierno), ninguna fuerza cuenta con una sólida estructura territorial que les permita arrostrar con éxito una campaña electoral sin el apoyo de la propaganda en radio y televisión, que es como se concibe la lucha electoral en los países en los que se prohíbe la propaganda política en esos medios (en forma de spots), para dar paso a la actividad de los miembros de los partidos, que deberán acudir personalmente a los domicilios de los electores, y a través de la propaganda impresa, difundir la propuesta y los candidatos, lo que redundaría en la conformación de mejores partidos y sería una verdadera promoción de la cultura democrática.

¡Ah, pero eso sólo se hace en los países desarrollados

¿Pos que no dijo Salinas que ya habíamos llegado a esos niveles?

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