jueves, 15 de marzo de 2012

Censores

El Diario, 15 de marzo de 2012
Luis Javier Valero Flores
Recientes triunfadores en Estados Unidos, el grupo musical fue invitado a presentarse en el programa televisivo de mayor audiencia en ese momento. Les pidieron que omitieran una palabra (en español equivale a dos) –más alto–, sin embargo, al momento de presentarse en vivo, el cantante no la omitió. No pasó nada, el grupo siguió en la cima de las ventas y se convirtió al paso de los años en uno de los emblemáticos de la música moderna.

Efectivamente, The Doors fueron amenazados de ser censurados y vetados en Nueva York porque en el programa de Ed Sullivan no omitieron el “más alto”, en el tema éxito del momento “Light my fire”, frase que se podía interpretar como una incitación al consumo de drogas pues así se podría volar... más alto.

Todos tuvimos la culpa porque no fuimos capaces de entender que la reglamentación aprobada en el cabildo de la capital chihuahuense, consistente en que se prohibiría la presentación de grupos musicales que interpretaran “narcocorridos”, o melodías en las que se hiciera apología del delito en las actuaciones de los artistas en algún espectáculo de la ciudad de Chihuahua, era un atentado a la libertad de expresión. Hoy es un verdadero escándalo, hasta internacional.

La autoridad municipal de Chihuahua decidió sancionar a los promotores de la presentación de Los Tigres del Norte, y a éstos, vetarlos hasta por dos años, sólo porque al más famoso grupo musical mexicano se le ocurrió cantar dos de sus canciones más emblemáticas –El jefe de jefes y La reina del sur–, ciertamente con el tema del narcotráfico, pero en las cuales difícilmente se podría concluir que son una apología de quienes se dedican a tal actividad, y si mucho nos apuran, son un verdadero monumento de crítica a la corrupción gubernamental.

Pero aceptar que no “llenan” el perfil diseñado por el cabildo chihuahuense, es admitir que ya se ejerce con autoridad, en la capital chihuahuense, un órgano encargado de censurar, con facultades para decidir qué deben oír y cantar los chihuahuenses sólo porque a algunas autoridades se les ocurrió que esa es, también, una manera de enfrentar la ola de violencia y el culto por las actividades delictivas.

Es una manera poco sensata de abordar los fenómenos culturales de nuestro pueblo. Los corridos –y los de ahora, la mayor parte de ellos, los que no son ordenados por algunos jefes de las bandas criminales– tienen un origen popular... en la edad media, y su estructura musical tiene una cadencia que tiene sus antecedentes, también, más allá de tal época. Está inserta en los patrones genéticos de los mexicanos.

Más aún, los corridos son la forma de expresión popular más acendrada, de ahí el enorme éxito entre la población, que no necesariamente tiene como patrones de éxito a quienes se dedican al narcotráfico pues son cientos de millones de personas, no solamente en México, que son –somos– verdaderos fans de este grupo musical, y no por ello se les deberá etiquetar, ya no como narcotraficantes sino como impulsores de tales actividades, o apologistas de los delincuentes. ¡Hágame favor

Y si hubiese dudas acerca del contenido de tales corridos, según esto apologéticos, ahí le van algunos pasajes.

Del Jefe de Jefes:“A mí me gustan los corridos/porque son los hechos reales de nuestro pueblo.../porque en ellos se canta la pura verdad.../Soy el jefe de jefes señores/me respetan a todos niveles/y mi nombre y mi fotografia/nunca van a mirar en papeles.../Mi trabajo y valor me ha costado/manejar los contactos que tengo.../muchos creen que me busca el gobierno/otros dicen que es pura mentira...Soy el jefe de jefes señores/y decirlo no es por presunción/muchos grandes me piden favores...”

El colmo de tales tendencias censoras es con el corrido de La Reina del sur. Si existiese congruencia, pues que bloqueen la señal de Televisa por transmitir la telenovela del mismo nombre, quemen en leña verde a los actores y productores de la película y notifíquenle a Arturo Pérez Reverte que su extraordinario éxito literario está vetado en Chihuahua porque aquí sí estamos combatiendo al narcotráfico.

Después de relatar las peripecias de la mujer, la canción termina así: “... un día desapareció/Teresa la mexicana/dicen que está en la prisión/otros que vive en Italia/en California o Miami/de la Unión Americana...”

Es decir, tanto recorrer, tanto matar, tanto traficar para terminar en la cárcel o desaparecida, como que no es, precisamente, una apología. Otra cosa sería si, por ejemplo, hubiesen cantado un corrido elogiando la fuga de Crispín Borunda, y aún así ¿quién podría erigirse en legítimo censor de los corridos, si en ellos también va la crítica, y acerba, al gobierno?

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