martes, 5 de julio de 2011

Andaba de pachanga

El Diario, 5 de julio de 2011
Luis Javier Valero Flores
No era cualquier elección estatal, lo intuíamos previamente, ahora tenemos la confirmación. No terminaban de contar los votos en el Estado de México cuando ya el dirigente nacional del PRI hacía anuncios estremecedores. Por una parte, expresaba su simpatía por establecer una alianza con el partido de Elba Esther Gordillo (ahora más que nunca, con su secretario particular de Presidente del Comité Nacional y su hija de Secretaria General) el Partido Nueva Alianza y el Verde Ecologista; y, por otra parte, anunciaba su anuencia para la celebración de un período extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión para aprobar la reforma política, laboral y la Ley de Seguridad Nacional.

Y es que los resultados no podían generar otra actitud. Ya no es noticia decir que el PRI avasalló en las elecciones estatales del domingo, en todas, así la de Nayarit mantenga márgenes, digamos, aceptables entre el priísta y la candidata del PAN, la perredista Martha Elena García Gómez; pero la del Edomex concitó, no solamente la atención nacional, sino también los esfuerzos de miles de priístas de todo el país que tomaron en sus manos una buena parte de la responsabilidad de emerger triunfadores, ahí en donde su cuasi abanderado presidencial es el mandón.

Pueden sentirse satisfechos de los resultados. Su candidato, Eruviel Ávila, superó al segundo lugar, Alejandro Encinas, candidato de los partidos de izquierda, por más de 40 puntos porcentuales y por ¡50 al candidato del partido del gobierno en unas elecciones marcadas por el elevado abstencionismo pues la participación electoral llegó al 43.57 por ciento. Casi 6 millones de electores decidieron no ir a las urnas.

Por lo menos hasta el cierre del PREP, con un poco más del 90 por ciento de las casillas computadas, los resultados eran abrumadores para la oposición: 2 millones 716 mil 945 votos para el PRI (62.42 de la votación); PAN 542 mil 415 (12.46 por ciento) y 923 mil 217 para la alianza de izquierda (21.21 por ciento).

Culminó así un proceso electoral que dista mucho de ser ejemplar para el México moderno. Puede, el priísmo, vanagloriarse de su triunfo, pero quizá no deban enorgullecerse de las razones que los llevaron a tales resultados, los construyeron de la mano de los peores métodos y bajo la conducción de los poderes fácticos, los mismos que ya determinaron –hace rato– que era mejor despertar al dinosaurio para intentar detener la debacle del país, con causas ancestrales, sí, pero expoliadas por la incapacidad de los panistas en el gobierno federal –y en muchas entidades y municipios–.

La victoria del PRI el domingo sí lo es, pero está determinada en alto grado por esa incapacidad de los blanquiazules. La paradoja, en el grupo gobernante, es que, al llegar al gobierno un presidente “más panista”, con una larga trayectoria partidista, con mayores conocimientos y habilidades políticas que Vicente Fox, es cuando han sufrido los peores reveses electorales, lo peor para Felipe Calderón es que no puede argüir ser ajeno a la designación de candidatos, la elaboración de estratagemas electorales, ni de la aplicación de programas gubernamentales en apoyo a sus candidatos. El último episodio de tal injerencia fue la designación de su candidato en las elecciones mexiquenses. Decidió que fuera su hasta entonces secretario particular. Hoy, Luis Felipe Bravo Mena es la viva imagen de la derrota de su partido.

Y el problema es que no es todo, con la caída libre del PAN en los procesos electorales de los últimos cinco años, se fueron a la basura una buena parte de las aspiraciones de cientos de miles de mexicanos que habían visto en este partido la posibilidad de colmar sus aspiraciones de la realización del cambio democrático en el país.

Semejante responsabilidad –por lo menos en la orientación, no así en el grado– deberá asumir la dirigencia del PRD. Hicieron todo para sepultar a la izquierda, a la congruente, a la que había contribuido con su actitud y sus luchas a elevar sustancialmente las simpatías de los mexicanos por esta corriente política, hoy se encuentran en condiciones verdaderamente lamentables. Todos lo estamos, bueno, quizá la mayor parte de los cuadros dirigentes del PRI no, pero la mayoría de los mexicanos resentiremos tales acontecimientos políticos. En materia de construcción de victorias electorales, el viejo PRI volvió por sus fueros y se apresta a regresar a Los Pinos. Visto desde la distancia de un año, se antoja difícil que no sea así.

Lástima, ahora lo hace en desventaja frente a los poderes fácticos. Lo resentiremos todos.

Pero aún faltan largos doce meses.

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