jueves, 13 de mayo de 2010

Apocalipsis out

Luis Javier Valero
El Diario, 13 de mayo de 2010
Cual si fuera un montaje de película, o un episodio más de la herramienta preferida por el panismo en el poder; por lo que nos toca, por la gravedad de la frivolidad con la que se conduce en temas que debieran ser tratados con la seriedad que revisten y la afectación a millones de mexicanos y porque, aún más grave, al citar Felipe Calderón que su gobierno ya derrotó a cinco, no cuatro, jinetes del apocalipsis, nos lleva, por momentos y no pocos, a añorar a Vicente Fox.
De ese tamaño es la desmesura con la que hemos sido gobernados en los últimos cuatro años y medio.
Como si no fuera ésta la época del internet y de la comunicación globalizada, creyendo que sus palabras no serían escuchadas por sus compatriotas y que los alemanes –sobre todo los inversionistas y los gobernantes– no podrían acceder a la información sobre la inquietante realidad mexicana, Calderón dijo que su gobierno ya había derrotado a los jinetes del apocalipsis “calderonista”: la influenza, la crisis económica, la sequía, el crimen organizado y la baja en la producción petrolera.
Endorfinado, plenamente convencido de sus falacias, adujo que México, al contrario de las naciones más poderosas se había salido “de la ruta de deterioro que ya estamos observando en economías desarrolladas”. ¡Y lo decía cuando el pánico corroía por minutos a toda Europa en medio de la hecatombe económica abatida sobre Grecia!
Orgulloso, les informó a los empresarios germanos que la inflación en abril había sido negativa ¿De dónde sacará sus cifras si en esos momentos se anunciaba el quinto aumento al precio de las gasolinas?
Pero si los anteriores podrían ser cuestionables por los chihuahuenses, en dos aspectos no hay duda para los habitantes del Estado Grande.
El presente año es el peor en cuanto al número de ejecuciones, de crecimiento de la mayoría de los índices delictivos y de la percepción social acerca de la inseguridad.
En lo económico no es mejor el panorama. A pesar de todos los anuncios, la cifra de empleados no aumenta y la pobreza empieza a enseñorearse en la entidad, sus manifestaciones asoman por doquier, ya sea en las largas filas de chihuahuenses, listos a enrolarse en alguno de los programas de carácter social de cualquiera de los niveles de gobierno, o en los discursos de los candidatos al gobierno del estado que poco a poco han fijado sus cañones electorales en aspectos relativos a la economía familiar, o en el abarrotamiento de las oficinas para pagar la regularización de vehículos “chuecos” que, por puritita casualidad se abarató a mes y medio de las elecciones.
Y eso es lo que se encuentra en el fondo de las afirmaciones de Calderón, la preocupación acerca de la confrontación electoral del presente año, empeñado en convencer al electorado de 14 entidades inmersas en campaña de que a pesar de todo los panistas no son tan malos para gobernar, se enfrenta a una tétrica realidad, la de que más de medio país vive en medio de un baño de sangre, si no originado por su gobierno sí acicateado por su equívoca estrategia y que el total de los mexicanos (claro, unos cuantos no, pero ellos que hablen por sí mismos, y bien que lo hacen a través de sus muy poderosos medios de comunicación, especialmente las dos cadenas de televisión) vivimos en condiciones de apremio económico.
Ufano, dijo que el primer cuatrimestre de 2010 era el mejor de los últimos 10 años pues se crearon, él dijo, 380 mil plazas formales, sin tomar en cuenta que tan sólo Chihuahua perdió el año pasado alrededor de 100 mil.
Pero qué importa la realidad cuando hay 14 campañas electorales y hay que ganarlas. Y ese es el pensamiento central, no sólo de Calderón, sino de infinidad de panistas, como los de Chihuahua que sólo piensan en las estrategias electorales, en hacer que su candidato prometa cosas que su gobierno no efectuó, como la de que, al llegar al gobierno él sí asumiría la dirección de la Operación Coordinada Chihuahua (OCV), sin recordar que cuando era alcalde solicitó que las fuerzas federales auxiliaran en Chihuahua capital –por el efecto cucaracha, dijo– y aseveró, en su momento, que no se veía “ni como posibilidad” que el ejército tomara el control de la policía municipal. Meses después, seguramente con su oposición, un militar asumió la polimunicipal, al igual, y simultáneamente que en Delicias y Juárez.
Pero ahora se promete que sí se tendrá la coordinación.

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