domingo, 14 de marzo de 2010

Murguía, el “salvador” del PRI

El Diario, 14 de marzo de 2010
Luis Javier Valero Flores
Se sabía que, resuelta la candidatura al gobierno del estado, el punto conflictivo para el PRI chihuahuense sería la resolución sobre la alcaldía juarense pues la de la capital hacía tiempo tenía poseedor, el ex dirigente estatal Marco Adán Quezada.
No es de ahora, se sabe que el PRI juarense representa mayores grados de dificultad para sus dirigencias.
Más aún, la confrontación entre el actual alcalde y el ex alcalde Héctor Murguía, prácticamente desde el primer día de la gestión de Reyes Ferriz, contribuyó a la instalación de un ambiente de crispación en el partido gobernante de la ciudad más violenta del país.
A esa confrontación se sumaba la aportada por la pretensión del ex secretario de Seguridad Pública Estatal (SSPE), Víctor Valencia de los Santos, y las no menores del grupo de Reyes Ferriz por hacer de su secretario, Guillermo Dowell, el sucesor inmediato, así como la del ex diputado federal, Enrique Serrano.
En tal competencia, pocas semanas atrás empezó a manejarse la posibilidad de que Héctor Murguía repitiese como candidato. Muchos creímos lejana esa posibilidad ¡Cuánto nos equivocamos! ¡Cuánto habremos de lamentarlo si triunfase en las elecciones de julio próximo!
El ex alcalde, diputado federal con licencia renovada, es ahora el precandidato de “unidad” del PRI.
Nunca como ahora tenemos a la mano el ejemplo vívido de los argumentos esgrimidos por quienes abogan por la reelección inmediata de alcaldes y diputados. Dicen tales panegiristas que la ciudadanía podría calificar la gestión de tales funcionarios mediante la emisión de su voto, ratificando o negándole tal posibilidad al aspirante reeleccionista.
¿Quién cree realmente tal argumento, que no toma en cuenta la existencia de poderosas estructuras partidarias, de intereses, de poder económico y político, que harían trizas tal mecanismo “evaluador”, si tales poderes de facto pretenden imponer a uno de los suyos en tal y cual cargo?
En la decisión de quienes resuelven asuntos tan importantes, como la designación del candidato del partido en el poder en el municipio y el estado ¿Habrá prevalecido la evaluación del desempeño de Murguía, o simplemente el cálculo electoral de quien les puede garantizar el triunfo en el municipio, o, peor aún, el pago de facturas entre quienes fueron aspirantes a la gubernatura, el candidato, el gobernador y la dirigenta nacional?
¿Se acuerdan de la frase utilizada por la ínclita Beatriz Paredes? Así lo dijo: “A veces las candidaturas no son la única opción; hay diversos espacios... A veces, también, cuando el tiempo lo permite, gentes que no participaron en una etapa participan en otra”. (El Diario, nota de Silvia Macías, 23/XII/09).
¿De veras se piensa que la gestión de Héctor Murguía como alcalde fue buena? ¿O se trata simplemente del pago de facturas entre los integrantes de la clase política del tricolor?
Vamos, hasta electoralmente ¿Habrá argumentos válidos para suponer que el PRI no tendrá un desgaste importante, dado el elevado porcentaje de voto de rechazo? ¿O que los adversarios no usarán el argumento de la relación de Teto con el apresado Saulo Reyes, -por tráfico de drogas- el último de sus directores de seguridad pública, y uno de sus principales financieros, tal y como y lo hicieron en la campaña electoral federal del 2009?
Resulta ahora que, gracias a los “dedazos” en el PRI, de golpe y porrazo los elementos negativos que le impidieron a Teto acceder a la candidatura a la gubernatura ya no tienen el peso suficiente, o que desaparecieron como por arte de magia y, de repente, emergió como el priista que “salvará” a su partido en los comicios de julio próximo.
Más aún, de la noche a la mañana desaparecieron, a los ojos de quienes se supone toman las decisiones más importantes en el priismo, las hasta hace algunas semanas imperdonables faltas cometidas por el ex alcalde juarense al tratar de imponérseles como precandidato único a través de la presión de la fortuna económica de dos de los hombres más poderosos del antiguo Paso del Norte, Eloy Vallina y Federico de la Vega, quienes organizaron semejantes comelitones para anunciar su respaldo a Murguía.
Quizá no sea necesario repetir argumentos. Así lo escribimos el 13 de diciembre pasado: “¿Cuáles fueron las razones que llevaron a Teto a buscar el apoyo público de dos de los más poderosos empresarios en el estado? ¿Qué le quisieron demostrar Federico de la Vega y Eloy Vallina a Reyes Baeza, a Beatriz Paredes, es decir, a quienes decidirán sobre quién recaerá la candidatura del PRI al Gobierno del Estado? ¿Que pueden lamentarlo si designan al equivocado y no los toman en cuenta? Ni duda cabe…
Si hubiera un dato contundente que así lo demostrara, lo otorgó Freddy de la Vega en su discurso en la comida convocada por él, y celebrada el pasado 20 de noviembre, cuando a los ahí reunidos les comunicó que año y medio atrás le había pedido la renuncia al alcalde juarense Reyes Ferriz. Los argumentos los externó ahí mismo: Son una bola de inútiles, todos, del presidente municipal pa´ bajo.
Eso lo dijo el empresario que por casi 40 años tuvo el monopolio de la distribución de la cerveza Carta Blanca en Juárez y la mayoría de los permisos de cantina, y quien además posee las más grandes cadenas de tiendas de distribución de bebidas alcohólicas en el antiguo Paso del Norte…”.
Y del otro poderoso empresario, Eloy Vallina, escribimos:
“Al término del sexenio anterior, doce días antes del término del mandato de Patricio, su gobierno le entregó cuatro millones 676 mil dólares por la compra de 212 hectáreas. La compra se efectuó antes de la publicación de la anulación del decreto expropiatorio sobre las casi dos mil hectáreas expropiadas al principio de ese sexenio. ¿Cómo podía el Gobierno del Estado comprar unas tierras que formalmente aún estaban bajo su dominio? Negocio redondo.
Luego llegaría a la alcaldía su amigo, su encomendado de antes y ahora, Teto Murguía. Ferviente impulsor de su candidatura, obtendría que el cabildo encabezado por éste, aprobara el proyecto ‘San Jerónimo’ y las administraciones de Murguía y la de Reyes Baeza invirtieron sumas millonarias en la conexión a Juárez de los servicios públicos, y lograran hasta la instalación de una planta maquiladora en esos terrenos, sin olvidar que ya para entonces, con la participación de una empresa constructora, propiedad de Carlos Slim, se iniciara la construcción de las obras hidráulicas sobre el complejo Conejos-Médanos.
Así, a los 140 millones de pesos gastados por el gobierno de Patricio Martínez en la construcción de la carretera Samalayuca-San Jerónimo, se le sumaron los 53 millones de pesos, costo de las 212 hectáreas, los mil millones empleados en la vía ‘Camino Real’ (y que coincidentemente tocó con su trazo propiedades de Yvasa y del ex alcalde Murguía, quien dijo había vendido esa propiedad a su cuñado) y los 80 millones que se están invirtiendo en la construcción del bulevar fronterizo, que conectará a Jerónimo con Ciudad Juárez a través de la zona de Anapra… Tales son los impulsores de la candidatura de Héctor Murguía”.
De los errores e ineficiencias de su mandato ya ni siquiera es necesario acudir a las informaciones proporcionadas por sus adversarios, por un lado, los hechos son más que tangibles y por el otro, los señalamientos del actual alcalde, José Reyes Ferriz, también emanado del PRI, acerca del enorme desbarajuste encontrado en la administración municipal, la incertidumbre acerca de la deuda heredada, la larga lista de proveedores del municipio a quienes se les debían ingentes sumas de dinero; el caos encontrado en la policía municipal; la sinrazón de la vialidad “Camino Real”; los constantes escándalos en los que la policía municipal era la protagonista. Todo ello aderezado con la suficiente dosis de populismo (ese sí, del bueno, del que le dio origen al concepto, esto es, el despilfarro de recursos públicos para ensalzar al funcionario que los tiene bajo su responsabilidad) y la concreción de una política pública destinada a favorecer a los más poderosos de la ciudad, como lo es la denominada “Ciudad Vallina”, proyecto que le ha costado, ya, a los juarenses, miles de millones de pesos, todo para beneficiar a un hombre y sus socios, pescados en ambos lados de los dos partidos importantes de la entidad.
La cúpula priista tenía la obligación, cívica, ciudadana, de proponerle a los juarenses (y por qué no decirlo, al total de los mexicanos, dada la importancia de Juárez en el actual contexto) una mejor fórmula, la ahora propuesta en la persona de Héctor Murguía está muy lejos de ello.
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

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