martes, 9 de marzo de 2010

De alianzas y confidencialidades

El Diario, 9 de marzo de 2010
Luis Javier Valero Flores
Pasan los días y el escándalo de los pactos anti-aliancistas de priistas y panistas –in crescendo- muestra a plenitud las verdaderas concepciones de los principales dirigentes del PRI y del PAN.
Una de ellas fue la mostrada por el dirigente nacional del blanquiazul, César Nava, quien en el curso de la semana le mintió al país sin pudor alguno y, como si fuera la justificación para todas sus mentiras, usó el argumento de que el PRI había gobernado más de 70 años por medio de corruptelas.
Más aún, defendió la confidencialidad de los tratos sostenidos con el PRI por encima del interés público, evidenciando, así, cuán poca importancia le merecen los asuntos públicos, y en sus pactos, ya no en lo oscurito, sino bajo los reflectores de una oficina pública, ni más ni menos que la encargada del gobierno de la república, se comprometieron los recursos de toda la nación a cambio de preservarle la posibilidad del triunfo electoral al más adelantado de los aspirantes presidenciales.
¡Y todo con la firma de un convenio, como si fueran tinterillos cualquieras y con la participación del Secretario de Gobierno del Estado de México! ¿En calidad de qué facultad o responsabilidad legal participó este último? ¿En calidad de coordinador de campaña de Peña Nieto? ¿Y tal convenio lo firmaron en horas de oficina? ¿Acaso con ello no violan la ley, tanto Gómez Mont como el funcionario mexiquense?
¿Puede haber una cosa más pública que el ejercicio de la administración pública? ¿Cuándo lo entenderán nuestros gobernantes, cualquiera que sea el color partidario, y especialmente priistas y panistas que ahora ocultan acuerdos relacionados con el principal de los patrimonios de los ciudadanos como lo es su voto?
Pero en esta feria de actitudes, poses y concepciones cínicas ¿En qué papel dejan priistas y panistas a los otros partidos, especialmente al PRD? ¿Que los pueden usar, o no, en el momento y lugar que quieren los partidotes, en particular el PAN, ahora sí, ahora no? ¡Qué papelote!
Y todo porque en aras de alcanzar el poder político nuestros partidos han dado –y seguirán dando- un lamentable espectáculo. No hay programa político alguno para justificar sus alianzas, mucho menos coincidencias ideológicas; el partido que en una elección se alió con uno de los “partidotes”, en la siguiente busca la alianza con el otro. Y ese fenómeno se multiplica en las elecciones estatales. Así, el PRD busca la alianza con el PAN en distintas entidades, justamente con el partido que es su antípoda, no en la lucha contra el “caciquismo” de los priistas, sino en la conformación de un proyecto de nación, que eso fue la elección presidencial del 2006.
Sin embargo, ahora en Oaxaca se juntan las dos expresiones partidarias que tuvieron una mayor confrontación alrededor del conflicto que ninguno de ellos protagonizó –el de las organizaciones integrantes de la APPO- y que el gobierno federal, del PAN, con sus omisiones y acciones, en la práctica, confrontó y, por tanto, apoyó al actual gobernador, del PRI.
En tal escenario ¿Cómo se justificaría una alianza de un pretendido partido de izquierda –el PRD- con el partido gobernante en el país, máxime en el momento que se desvelan sus vergonzosos tratos con el PRI, para mantenerse, ambos, en el poder?
¿Y en Durango, cómo justificar ese objetivo anticaciquil si a quien postularon es un hombre estrechamente ligado al ex gobernador Maximiliano Silerio, uno de los más poderosos priistas en esa entidad?
¿Bajo qué programa político se efectúan tales alianzas? N’ombre, no pidan tanto.
Y la oleada crítica de las alianzas entre panistas y perredistas olvida las efectuadas entre el PRI y el Panal, el Verde Ecologista y el PT.
¿Cómo justifica el PANAL que en Chihuahua se alía con el PRI y en Veracruz con el PAN?
¿Y el Verde? Ese no tiene problemas, es una franquicia que se alquila al mejor postor, literalmente, y no sólo a los partidos en el gobierno, también a los poderes fácticos, especialmente a las dos empresas televisivas, y hasta impulsa, sin vergüenza alguna, que sus diputadas federales renuncien para dar lugar a sus suplentes varones.
¿Y el PRI tomará como parte de su programa la instalación de la pena de muerte, como propone el Verde?
¡Cuánta desvergüenza!
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
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