martes, 3 de septiembre de 2013

Vive Bus, mes decisivo

Aserto No. 121, Editorial, 29 de agosto de 2013 Luis Javier Valero Flores A raíz de la inundación en el aeropuerto de la ciudad de Chihuahua, el gobernador César Duarte lanzó una verdadera cruzada en contra de las concesiones en general, y de esa en particular, alegando que el interés primordial, de los beneficiarios, era la obtención de dividendos, más que la prestación del servicio. Para reforzar su argumento puso como ejemplo -en una entrevista radiofónica en Antena FM (No le cambie, de Juan Enrique López, 30/VII/13)- la concesión obtenida por el gobierno de Chihuahua sobre las carreteras federales, lo que ha permitido, dijo, ofrecer “las mejores carreteras de México” a los usuarios que las transitan, lo que habla, sostuvo, que se puede ofrecer un mejor servicio. En el mismo programa, lo que no es una nueva postura, elogió al nuevo sistema de transporte urbano de Chihuahua, el Vive Bus, afirmó que el de Juárez iba más adelante que el de la capital y agradeció a los concesionarios, integrantes de la empresa capitalina la voluntad para acceder a la formación de tal empresa, pero sin caer en la cuenta que, en la práctica, se trataba del mismo esquema: Concesionar a un grupo de empresarios un servicio que debería otorgar el Estado. Nadie, hasta la fecha, ni el propio Duarte, ha explicado los beneficios de otorgarle a una empresa privada el usufructo del sistema de transporte más importante de la entidad (hasta ahora, superior, por el tamaño y las dimensiones de las rutas, al de Juárez), con una inversión multimillonaria -a fondo perdido-, en lugar de que fuera el gobierno estatal (que tanto presume su buena administración a las carreteras concesionadas) el administrador de tan compleja empresa, no sólo por las dimensiones del negocio, sino por las implicaciones sociales y económicas en la sociedad chihuahuense. Si tan malo es concesionar el uso del aeropuerto a una empresa privada ¿Por qué ha de ser bueno otorgar la misma prebenda a los empresarios del transporte local? ¿Acaso porque se piensa que por ser chihuahuenses ofrecerán un mejor servicio en el Vive Bus? Bueno, pues las respuestas se encuentran en las calles en este momento, y en la infinidad de notas periodísticas que han recogido los reclamos y quejas de los chihuahuenses por el deficiente servicio ofrecido por los concesionarios del transporte urbano a lo largo de décadas. Lo cierto es que se ha abierto, otra vez, la puerta para que un grupo de empresarios (y esperamos que con los meses no aparezcan nombres de la clase política local como integrantes de tal empresa) lucre con la necesidad de cientos de miles de chihuahuenses, ese debiera ser un servicio prestado por el Estado, bajo los estándares más elevados de eficiencia, la que merece la sociedad chihuahuense y para que, en el caso de generar utilidades, éstas sirvan para el mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones y de los vehículos, porque, de seguir como ahora está diseñado ¿Quién financiará el mantenimiento y rehabilitación de calles e instalaciones? ¿Otra vez gobierno estatal y municipio? Y las ganancias ¿De quién serán? Según lo anunció el gobernante chihuahuense, en agosto (sin fijar fecha concreta) se pondrá en funcionamiento el Vive Bus, a partir de este mes los capitalinos tendremos oportunidad de constatar los beneficios del novedoso sistema de transporte, que en el curso de dos años más habrá de poner en funcionamiento otras rutas troncales, lo que le permitirá -en teoría- trasladarse diariamente a poco más de 200 mil chihuahuenses, en caso de lograrse las metas trazadas por los diseñadores, de pasar del 17 actualmente, al 26% del total de los habitantes de la capital cada día. No sólo la fecha causa expectativa, también las formas en que se entregan más recursos a un grupo de privilegiados.

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