jueves, 28 de febrero de 2013

Envidia de la “buena”

El Diario, 28 de febrero de 2013 Luis Javier Valero Flores En el cúmulo de declaraciones desatadas con motivo de la detención de Elba Esther Gordillo, casi todas ellas dignas de enriquecer la picaresca mexicana –pero, por supuesto que las de la clase política, pero no sólo, los empresarios también tienen lo suyo– destacó la realizada por el secretario de la Función Pública y ex dirigente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, responsable de conducir la alianza con la maestra Gordillo, y uno de los amigos más cercanos a Felipe Calderón. El angelito dijo: –Es la hora de que el sindicalismo mexicano rinda cuentas y aplaudo la decisión. Me da envidia de la buena. –¿Por qué le da envidia? –Pues, porque es un reclamo que los sindicatos en México deben rendir cuentas, es un reclamo de los ciudadanos. Los sindicatos y los partidos, como todo mundo en México, deben rendir cuentas como rinden cuentas todos los ciudadanos. –¿Y por qué los gobiernos panistas no fueron por ella? –No, no sé. No tendría una respuesta, pero sí me parece que el sindicalismo mexicano debe rendir cuentas y todos, políticamente, deben rendir cuentas; y a ella (a Elba Esther Gordillo) en lo personal espero que se le respeten sus garantías y que todos los sindicatos que deben rendir cuentas pasen por la misma vara del sindicalismo de los maestros. (Nota de Mayolo López, Reforma, 27/II/13). Indudablemente que la decisión de encarcelar a la dirigente sindical más poderosa de América Latina tiene el objetivo de legitimar socialmente al gobierno de Enrique Peña Nieto, pero va más allá, es el golpe más contundente realizado a los opositores a la reforma educativa. No es una coincidencia que la detención –y vaya que existían innumerables motivos para hacerla en el curso de los últimos 20 o más años– haya ocurrido un día después de la movilización magisterial, efectuada el lunes en contra de la reforma educativa y a un día de la celebración del Consejo Nacional del SNTE, convocado precisamente para discutir la estrategia a seguir en esa oposición, en la que, curiosamente, coincidió Gordillo con sus acérrimos enemigos al interior del sindicato, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE). ¿Quién puede negar que es una operación semejante a la lanzada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari en contra de Joaquín Hernández Galicia –La Quina– a la sazón dirigente petrolero, y quien encabezara una férrea oposición a su candidatura, en la que jugó un importantísimo papel el pasquín en el que se denunció el homicidio involuntario cometido por los hermanos Salinas en contra de una trabajadora doméstica de la familia? ¿Cómo descartar que, al igual que La Quina, Gordillo traicionó al PRI, aquél en aras de favorecer, en las zonas petroleras, el voto a favor de Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones de 1988 y la maestra en las presidenciales de 2006? Como a Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud y a Joaquín Hernández, a la maestra se le olvidó que su ascenso al poder se lo debía al grupo gobernante; y si nos apuran, podríamos decir que al Estado Mexicano. Hoy lo debe tener claro, su oposición al PRI, al grupo Atlacomulco (que eso fue en esencia el enfrentamiento con Roberto Madrazo y luego con Emilio Chuayffet) y a la reforma educativa elaborada por el grupo de Peña Nieto y apoyada entusiastamente por panistas y perredistas la llevó a la gravísima situación que hoy padece. No en pocos lugares del país hay fiesta por tal hecho, el daño causado por la dirigencia magisterial, no sólo a la educación de los niños y jóvenes, sino, fundamentalmente porque ha sido a lo largo de su historia un puntal del control político sobre la sociedad mexicana, es inconmensurable. Disfrutó de un período de gracia en los sexenios panistas, ahí acumuló tal poder que creyó superado el riesgo de la defenestración, esa es la gravísima irresponsabilidad de los panistas vueltos gobernantes, dejaron en manos de la cúpula magisterial la conducción de la educación con tal de mantenerse y/o alcanzar el poder político; al hacerlo, lo perdieron. Y para los optimistas, no hay que ir muy lejos para saber de las motivaciones “democráticas” de quienes dirigen al país ahora, ahí tienen al sindicato petrolero con las mismas prácticas irregulares del SNTE y su cúpula; con un agravante, trabajan en la empresa que representa la tercera parte de los ingresos del gobierno federal. ¿A ellos también los alcanzará la guadaña “democratizadora”?

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