domingo, 17 de febrero de 2013

Cruzados

El Diario, 17 de febrero de 2013 Luis Javier Valero Flores Probablemente no fingían. En el arranque de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, uno de los programas señeros de la nueva administración federal, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, y la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles –a juzgar por las imágenes profusamente difundidas– tuvieron bastantes motivos para pasar muchos momentos felices. Ese programa tiene como objetivo atender en el país a 400 municipios “prioritarios” por medio de estrategias “integrales que permitirán abatir al máximo las carencias de la población”. Contra todos los pronósticos –y todos los estudios sobre la pobreza– de los municipios chihuahuenses que todos aceptan son de la mayor pobreza, sólo se incluyeron a los municipios de Guadalupe y Calvo, Guachochi y Morelos. La sorpresa fue que se incluyó a los dos municipios mayores de la entidad, Juárez y Chihuahua, así como a Janos, pero no a Batopilas, ni a ninguno de los otros considerados como de muy alta marginación. En el acto, el gobernador Duarte informó que se buscaría la integración de Batopilas. No debió esperar mucho, de inmediato, el delegado en Chihuahua, José Luis de la Madrid (encargado de relaciones públicas en la campaña del parralense) informó que se incluirá a Batopilas, Uruachi y Urique en el programa. La Cruzada, afirmó Robles en el acto, “… es una estrategia integral que involucra también una política económica que garantice crecimiento, empleo, una mejor distribución del ingreso y la democratización de la productividad... … Hasta el momento se cuenta con los 7.4 millones de habitantes objetivo de la Cruzada, 3 millones tienen tres carencias, por lo que se daría un salto cualitativo. Según los estudios realizados por la Sedesol, se ha determinado que hay 2.5 millones de personas con cuatro carencias; casi 1.5 millones con cinco y 430 mil con seis carencias, incluido el acceso a la alimentación”. (Nota de Elena Trejo, El Diario, 16/II/13). Todo está muy bien, los discursos, los objetivos y todo lo demás, pero las explicaciones acerca del porqué se incluyeron ciudades que en nada cumplían con los perfiles señalados escaseaban. En esa lista aparecieron los municipios de Monterrey, Juárez, Chihuahua, Guadalajara, Torreón, Saltillo, Querétaro, Aguascalientes, Cancún, Tijuana y Puebla; pero no Batopilas, Urique, y Balleza de los municipios chihuahuenses con un alto porcentaje de habitantes en pobreza extrema y una elevada carencia alimentaria. (Nota de Itxaro Arteta y Érika Hernandez, Reforma, 10/II/13). ¿Cómo explicar que aparezca la capital chihuahuense que “tiene sólo dos por ciento de su población en pobreza extrema (16 mil 560) y 12.2 con carencia alimentaria (99 mil 891)” y no “Batopilas con 7 mil 844 personas en pobreza extrema y 4 mil 150 con carencia alimentaria, que representan 55.4 y 29.3 por ciento de su población total, respectivamente (Ibídem)”? A su vez, y sólo como ejemplos, no entraron al programa municipios como Zirándaro y Zitlala (Guerrero.), Tepehuacán (Hidalgo), Chichiquila y Quimixtlán (Puebla), Santa María Peñoles y San Juan Mazatlán (Oaxaca), Tequila (Veracruz) y Amatán de Chiapas, todos con porcentajes de población en pobreza extrema por encima del 50 por ciento. (Ibídem). Así ocurrió con infinidad de municipios de Querétaro, Yucatán, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas. La argumentación oficial es que existen más pobres en esas grandes urbes que en las pequeñas poblaciones ¿Será? ¿Más explicaciones? La semana pasada, las bancadas del PVEM y el PRI se opusieron a la propuesta del PAN y PRD a la aprobación de un punto de acuerdo para que se presentara la secretaria Rosario Robles a explicar porqué 1 mil 88 municipios, catalogados de alta o muy alta marginación, no habían sido incluidos en el programa y sí otros en los que los porcentajes de su población en esas condiciones son muy bajos. (Nota de Reforma, 12/II/13). ¿Qué comparten la mayoría de las grandes urbes –algunas de ellas consideradas como de las líderes en indicadores de buenos niveles de vida– incluidas en la cruzada? Pocas cosas, una de ellas, que ahí se escenificarán duras, muy reñidas elecciones en 2013. Cuesta trabajo aceptar que en la política se presenten las coincidencias, mucho menos en esta secretaría con tan elevado presupuesto, de cuyo ejercicio se desprenden hartos beneficios político-electorales, que podrían explicar, por ejemplo, que el PAN alcanzara muy elevadas votaciones en los municipios de más alta marginación en Chihuahua en el pasado proceso electoral, por puritita coincidencia en aquellos en los que los programas de Sedeso campearon alegremente. ¿Y entonces? A contrapelo de todos los que descartan los “complo’s”, hay más “coincidencias”. Y esas se encuentran en el equipo que acompaña a la ex perredista en la dependencia a su cargo. Según información publicada por Proceso (No. 1880, 6/I/13) antes de la toma de posesión, el secretario de Desarrollo Social en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, Carlos Rojas, elaboró, para Robles, un diagnóstico del país y los programas sociales que desarrollarían en el nuevo gobierno. Se reunieron, así, dos personajes muy ligados, uno desde el pasado remoto, y otra en el más reciente, al ex presidente. Rosario Robles fue, junto a Carlos Ahumada, protagonista central en el escándalo de las “ligas” de René Bejarano y otros dirigentes del PRD que recibieron financiamiento del que era en ese momento pareja sentimental de la entonces presidenta nacional de ese partido y que en un libro (“Con todo el corazón”, 2005) desveló parte del entramado del intento por sacar a López Obrador de la contienda presidencial de 2006. Rojas fue nombrado por Enrique Peña Nieto director de Fonaes, la dependencia que luego se transformará en el Instituto de Economía Social y Solidaria que agrupará los programas del Fonaes, Opciones Productivas de la Sedesol, el PESA de la Secretaría de Agricultura y Empleo Rural de la Secretaría de la Reforma Agraria y que empatará con los programas de Sedesol “vinculados a Desarrollo Urbano. (Proceso No. 1880, 6/I/13). Pero no sólo Carlos Rojas “acompaña” a Robles en la Sedeso, la ex secretaria del mexiquense, Adriana González Maíz, se convirtió en el periodo de transición en la secretaria particular de la ex perredista; Omar Garifas y Javier Guerrero García (ex funcionario, también, de Rubén Moreira en el gobierno de Coahuila), colaboradores muy cercanos de Rojas, fueron nombrados secretario técnico y subsecretario de Desarrollo Social, respectivamente. Como si hubiera dudas acerca del trabajo de la ex perredista, ésta fue rodeada de la gente cercana a Peña Nieto y a Miguel Osorio Chong: Así, en la Subsecretaría de Desarrollo Social al encargado de esta área en el Estado de México, Ernesto Némer; a la salinista, ex directora de Obras Públicas del gobierno de Hidalgo con Miguel Osorio Chong, Angélica Hernández, como directora de Oportunidades; el ex secretario de Desarrollo Social de Puebla, Juan Carlos Lastiri Quiroz, como Subsecretario de Prospectiva; el ex secretario particular de Peña Nieto, el atlamulquense Héctor Eduardo Velasco, fue nombrado director de Diconsa; la mexiquense Liliana Romero Medina en Fonart; la también ex colaboradora de Peña Nieto en el Estado de México, María Angélica Luna, en el Instituto Nacional de Desarrollo Social y en el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores Araceli Escalante, también del grupo político del presidente. Esos son los “cruzados” de hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario