martes, 14 de febrero de 2012

Rarámuris, las dramáticas estadísticas

El Diario, 14 de febrero de 2012
Luis Javier Valero Flores
Los notas, publicadas casi al mismo tiempo, en las que se da cuenta del grado de pobreza del estado de Chihuahua, y en particular de los habitantes indígenas de La Tarahumara, ponen de relieve la urgencia de transformar todas las políticas oficiales dirigidas a esa población. Es de tal magnitud esa necesidad que, si no se cambian, estarán en el riesgo de la extinción, de acuerdo con la opinión de varios especialistas, entre ellos, el ex secretario de Desarrollo Social en tiempos de Carlos Salinas de Gortari, Carlos Rojas.

Pocos chihuahuenses llegaron a imaginárselo, pero de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el organismo que cada año mide el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en el mundo, la población de varios municipios de la sierra Tarahumara se encuentra con índices de pobreza por debajo de los países más pobres de África.

El organismo planetario concluyó en octubre de 2010 su Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas en México, realizado a solicitud de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) –la que ahora, en plena crisis provocada por la sequía, no aparece por ninguna parte–. El informe asienta que, por ejemplo, Batopilas tenía un IDH de 0.310, cifra menor a la de la nación con menor desarrollo humano en el mundo en ese momento: Níger (África), que tenía un IDH de 0.330 (nota de Juan Pablo Becerra, Milenio, 13/II/12). Es decir, que las condiciones de vida de los indígenas rarámuris eran peores en aquellos años, cuando aún arreciaba la sequía, que las de todos los países del mundo.

Entre los 20 municipios de población indígena más subdesarrollados en México aparecen los chihuahuenses Carichí, Morelos, Balleza, Urique y Uruachi, cuyos índices de atraso son semejantes a los de las naciones más subdesarrolladas en África, del 0.310 de Batopilas al 0.450 de Uruachi, “lo cual ubicaba a este último municipio en el nivel de Gambia, país que ocupa el lugar 168 en un mundo de 182 países enlistados”.

De la altísima dispersión de los habitantes de la Tarahumara –y que explica en parte, desde la óptica oficial– el rezago social, da cuenta el hecho que en la región hay 6 mil 998 localidades (el 54 por ciento del estado), de las cuales el 86 por ciento tienen menos de 50 habitantes, en las que el 95 por ciento de las viviendas no cuentan con energía eléctrica y 99 por ciento no tienen drenaje.

Es tan extendida la pobreza que, siempre la misma fuente, el grado de marginación de los municipios de La Tarahumara es “muy alto” y “alto”, con la excepción de tres, que tienen un grado de marginación “medio (El Tule, Rosario y San Francisco Borja)”, y cuatro con grado de marginación “bajo (Guerrero, Madera, Matachí y Cusihuiriachi)”.

Pasman las estadísticas, solo como ejemplos asentemos que en Batopilas, nueve de cada diez habitantes están en pobreza (91.1 por ciento), y cinco de cada diez en pobreza extrema (55.4 por ciento); en Morelos nueve de cada diez pobladores (90.4 por ciento) en pobreza y 6 de cada 10 (60.5 por ciento) en pobreza extrema y en Guadalupe y Calvo, son 9 de cada 10 en pobreza (89.8 por ciento), y casi la mitad (47.1 por ciento) en pobreza extrema.

Si a esas cifras, otorgadas por un organismo internacional, le sumamos las reveladas en el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en México 2011, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) (nota de José A. García H., El Diario, 12/II/12), consistentes en que en sólo 2 años Chihuahua tuvo 255 mil nuevos pobres y se colocó –entre 2008 y 2010– en el tercer lugar en la “que creció más el número de personas en situación de pobreza”, solo atrás de Veracruz y Guanajuato, nos ubicarán en la dimensión de la tragedia que se incuba aquí, entre nosotros.

Del total de pobres en Chihuahua, un millón 112 mil 500 se encontraban en situación de pobreza moderada (es decir, aquellos cuyo ingreso semanal familiar oscila entre los 978 pesos y 2 mil 114 pesos en la zona urbana y de 684 pesos y los 1 mil 329 pesos en la zona rural) y 225 mil 900 vivían en condiciones de pobreza extrema (ingresos familiares de hasta 978 pesos semanales en la zona urbana y los 684 pesos en la zona rural).

Llama la atención que, según el mismo estudio, tal incremento en el número de pobres en Chihuahua se haya dado precisamente cuando en el país “… el porcentaje de personas en pobreza alimentaria pasó de 24.1 por ciento en 2000 a 18.8 por ciento”.

Esas son las cifras ¿Dónde las políticas gubernamentales para revertirlas?

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