domingo, 12 de febrero de 2012

Cuauhtémoc Cárdenas: tenemos candidato

El Diario, 12 de febrero de 2012
Luis Javier Valero Flores
Dos días después de la elección del Partido Acción Nacional –con el triunfo de Josefina Vázquez Mota– la alianza de izquierda dio otro campanazo, quizá para amortiguar el efecto de tales comicios, al realizarse el encuentro público de Cuauhtémoc Cárdenas, en apoyo a Andrés Manuel López Obrador en su búsqueda de la silla presidencial.

Al presentar su propuesta programática “Un México para todos”, Cuauhtémoc dijo que “en estos momentos aciagos, es fundamental la acción unificada… Tenemos candidato presidencial en Andrés Manuel López Obrador”, y que la reunión serviría para ayudar “a disipar dudas y malos entendidos… (pues) deja de manifiesto que más allá de diferencias se antepone el interés general y sobre todo se expresa con claridad el compromiso de sumar voluntades para lograr el renacimiento de México”, a través de “una gestión de reivindicaciones nacionales, populares”.

A lo que López Obrador respondió diciendo que el país “atraviesa por una de las peores crisis de su historia y su regeneración tendrá que venir de la participación consciente y organizada de los ciudadanos y de los liderazgos que cuentan con autoridad moral y política, como es el caso del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas”.

Quizá desde el año 2000 no aparecían juntos en un acto en el que uno se pronunciara a favor de algún proyecto del otro; el antecedente más cercano son los actos de la campaña de Alejandro Encinas al Gobierno del Estado de México el año anterior.

La separación fue en algún momento de aquel año y luego, al acercarse la elección presidencial del 2006, en la que Cuauhtémoc Cárdenas insistió en buscar la candidatura por tercera ocasión, decidió no entrar a un proceso interno, no sin evidenciar su molestia, pero ya entonces las simpatías eran avasalladoramente mayoritarias para quien se había convertido, desde el 2004, en el principal aspirante a la silla presidencial y lideraba todas las encuestas rumbo a la elección presidencial.

La separación adquirió tintes de enfrentamiento cuando a unas pocas semanas de la elección presidencial del 2006, Cuauhtémoc Cárdenas aceptara presidir, a propuesta de Vicente Fox, la Comisión del Bicentenario. A las semanas declinaría sin haber realizado, prácticamente, ninguna actividad en ella.

Así, la unidad de las dos figuras emblemáticas de la izquierda electoral está enviando una señal harto difícil de ignorar; juntos pueden concitar la simpatía y el activismo de un sinnúmero de militantes de la izquierda mexicana, separados hace tiempo del PRD.

La decisión de Cuauhtémoc viene a fortalecer la tendencia unitaria prevaleciente en los agrupamientos de la izquierda en el actual proceso, que han resuelto con soltura hasta ahora todas las etapas. Primero resolvieron sin problemas la candidatura presidencial, luego acordaron crear una alianza total (aunque en ello concedieron ventajas a la coalición del PRI en materia de difusión de sus spots durante la campaña) en las candidaturas al Congreso de la Unión y en las elecciones concurrentes de los estados que se celebrarán este año (12); y enseguida procesaron casi sin problemas la candidatura a la jefatura de gobierno del DF, en el que lo exitoso fue la designación de Miguel Mancera, que sorprendió, pues se antojaba impensable que un procurador saliera bien calificado por la sociedad y apareciera como candidato a puesto alguno. De inmediato se colocó en la punta de las preferencias electorales.

Pero no pueden tocar las campanas a rebato, aún les falta el más difícil proceso de las designaciones de los candidatos a las diputaciones federales, especialmente las plurinominales y las de mayoría relativa en los distritos en los que el PRD lleva delantera en las preferencias electorales y, por supuesto, las candidaturas al Senado por lista plurinominal.

Además, las designaciones de las candidaturas a diputados locales (aunque, en caso de rupturas, tienen menor impacto político general) y las de los candidatos a las gubernaturas, aunque quizá sólo en las de Tabasco, Morelos y el DF tendrán un verdadero protagonismo pues se antoja que en las de Guanajuato, Jalisco y Yucatán están lejos de la disputa.

Esas son las previsiones, pero la campaña puede arrojar sorpresas, que con alguna frecuencia se están manifestando, como la de algunos de los empresarios más poderosos de Nuevo León –entre ellos el hijo de Fernando Canales Clariond– que decidieron apoyar a López Obrador.

Del mismo modo, aún no parece haberse cancelado la posibilidad de postular en Puebla a Manuel Bartlett, el ex Secretario de Gobernación en la elección de 1988 y ex gobernador poblano con el que tantos conflictos tuvo la izquierda poblana. Hoy puede ser su candidato al Senado, y no de manera artificial, en los últimos años la postura de éste ha sido plenamente coincidente con la de la izquierda.

Igualmente, la declinación de Manuel Clouthier a la candidatura al Senado por el PAN sinaloense –luego de que la dirigencia nacional se negara a aceptar su inscripción como aspirante y que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le ordenase al blanquiazul inscribirlo– por argumentar que ante el escaso tiempo con el que contaría para hacer proselitismo es insuficiente y porque, dijo, la decisión tomada favorece al coordinador de la campaña en Sinaloa de Josefina Vázquez Mota, con quien tuvo un grave diferendo a partir de sus declaraciones, en las que criticó fuertemente a Felipe Calderón por –así lo dijo– apoyar a Joaquín Guzmán y fracasar rotundamente en el combate al narcotráfico, pues, afirmó, se solapa las actividades de los principales grupos criminales.

Ante eso, Vázquez Mota le pidió que renunciara a la diputación o al grupo parlamentario del PAN. Hoy coquetea con la posibilidad de aparecer como candidato de la izquierda, lo que podría cambiar notablemente la correlación de fuerzas en Sinaloa.

Casos como los ahora anotados, más la creciente tendencia, apreciada en numerosos integrantes de las capas medias y medias bajas de la población, de experimentar y votar por el candidato de una fuerza distinta a la del PRI y del PAN –así lo dicen– hacen previsible que la contienda será extremadamente compleja y muy disputada.

Tales fenómenos se aprecian en muchos aspectos, uno de los cuales, importa resaltarlo porque muestra a un segmento de la población que anteriormente no mostraba su inclinación por los candidatos de la izquierda. Se trata de los sondeos realizados por la página digital de El Diario de Juárez, en los que se pide a sus lectores respondan a determinadas preguntas, todas ellas alrededor de las preferencias electorales, la última de ellas, consistente en expresar la relacionada con la elección presidencial, en la que Vázquez Mota aparece con un 43.1% de las preferencias (hasta las 3 de la tarde de ayer sábado, con 10 mil 512 votos computados en total), por 37.4 de López Obrador y un lejano Enrique Peña Nieto con el 19.5%.

Ya antes, en otros sondeos, el tabasqueño apareció invariablemente en el primer lugar, lo que muestra las preferencias electorales de un sector de la población, mayoritariamente juarense y de ingresos económicos medios, pero que habla de un factor, determinante en los resultados electorales de casi todas las elecciones efectuadas del 2006 a la fecha, consistente en la emisión de un voto de castigo al gobierno federal y su partido por la crisis de inseguridad pública.

Ese factor fue cardinal en las elecciones federales y en las del cuasi día nacional de elecciones locales del 2010 en las que la población votó mayoritariamente por los candidatos del Revolucionario Institucional. El PAN sufrió una dolorosísima derrota en ambas y nada hace pensar que este año será distinto, a menos que su candidata se convierta en un extraordinario fenómeno electoral, algo que ya se empieza a cocinar en las primeras encuestas efectuadas a partir de la elección de Acción Nacional en las que emergió triunfadora la ex coordinadora de los diputados panistas.

Solo por mencionar una de ellas, quizá la más reciente, la de Mitofsky, que asienta el crecimiento de siete puntos de Vázquez Mota, cifra que hace levantar las cejas a más de uno, pues en comparación, resulta que los dislates y desfiguros de Peña Nieto sólo lo afectaron en las mediciones de esta empresa, en la pérdida de tres puntos en las preferencias electorales.

A ellos y otros aspectos relacionados con las encuestas habremos de referirnos la próxima semana, si no se impone otro tema, merced a la cambiante e inquietante realidad de hoy.

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