jueves, 9 de febrero de 2012

Estrés postraumático

El Diario, 9 de febrero
Luis Javier Valero Flores
En medio de lo más intenso de la “no guerra” declarada por Felipe Calderón a los grupos del crimen organizado, y de la sostenida por éstos entre sí, cada vez aparecen evidencias de un fenómeno no abordado por prácticamente ninguna autoridad en lo que es, o un olvido imperdonable, o una tremenda irresponsabilidad. Más de uno nos hemos preguntado cuáles son las razones que llevan a un elemento de los cuerpos policiacos a frecuentar bares o antros en sus ratos y días libres, precisamente en medio de esta guerra en la cual uno de los principales objetivos son quienes los integran y que, por desgracia, algunos han caído ahí.

Es imposible saberlo, por lo menos para el común de los ciudadanos, pero podemos especular que muchos de ellos lo hacen en busca de los relajantes sicológicos, tan necesarios para todos, pero imprescindibles para quienes están sometidos a períodos de estrés tan elevados y tan de manera continua.

De ninguna manera se podrán justificar actos como el del lunes anterior, en el que policías municipales de Juárez –aparentemente– balearon sin motivo alguno el vehículo tripulado por la maestra Sonia Tapia Cisneros, hiriendo a su hijo de 10 años, Josué López Tapia, pero episodios como éste se han presentado con alguna frecuencia no solamente en nuestra entidad, y algunos han dado pie, incluso, a resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que han ordenado al Ejército a reconsiderar sanciones y conductas a elementos acusados de balear sin motivo aparente, ni demostrable, a civiles.

Igual sucedió hace pocos años con estudiantes del Tec de Monterrey en esa ciudad, a manos de elementos del Ejército Mexicano. Con tantos casos, ¿no será tiempo, ya, de ponernos a analizar si en algunos elementos de los cuerpos policiacos y militares han aparecido algunos casos del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)?

No es de ahora que se sabe de la necesidad de apoyar sicológicamente a quienes están sometidos a situaciones de estrés de muy elevada magnitud. El regreso de los soldados norteamericanos de la guerra de Vietnam, de las del Golfo, y más recientemente de las de Irak y Afganistán, amén de las experiencias de los soldados argentinos y británicos, después de la guerra de Las Malvinas, mostraron fehacientemente la correlación entre la participación en las guerras y la aparición de esta enfermedad.

Pero aún si ésta no apareciera, existe el suficiente conocimiento médico como para pensar que los elementos policiacos y militares, participantes de las acciones en contra del crimen organizado en estos casi cuatro años, debieran ser objeto de atención sicológica periódica, ellos y sus familias, además de un mayor número de períodos de descanso pues de lo contrario pondremos en riesgo, tanto su vida, como la de sus familiares y la de la sociedad en su conjunto, pues en la medida que estemos lanzando a las calles a elementos policiacos que arrastran graves problemas de estrés, estaremos bajando la capacidad de dichos elementos para afrontar sus tareas y responsabilidades.

No es una exageración plantear que aún estamos a tiempo de prevenir la aparición de un cada vez mayor número de brotes como el anotado líneas arriba, o de episodios de extrema violencia intrafamiliar (acrecentados por la decisión de permitir que los policías se lleven a casa las armas de cargo que, por otra parte, implica, de no hacerlo, dejarlos inermes frente a los señores de la muerte) en los que las víctimas serán los individuos más vulnerables de la sociedad, niños y mujeres.

Enfrentar la aparición, esta sí masiva, del TEPT, es urgente pues se trata de una severa reacción emocional a un trauma psicológico extremo “que puede ser la muerte de alguien, alguna amenaza a la vida del paciente o de alguien más, un grave daño físico o algún otro tipo de amenaza a la integridad física o psicológica, a un grado tal que las defensas mentales de la persona no pueden asimilarlo… La prevalencia del TEPT tiene una relación directa con el grado de exposición a eventos estresantes traumáticos, tanto naturales como provocados por la mano del hombre (guerras, atentados terroristas, ataques violentos, etc.). En todas estas condiciones las personas pertenecientes a los grupos afectados pueden presentar TEPT en porcentajes de, al menos, un 15%”. (Tomado de Wikipedia).

Y esa es la versión popular, llamémosle así, del padecimiento, la realidad puede ser aún peor y el riesgo, gigantesco, de ahí la urgencia.

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