martes, 6 de diciembre de 2011

“Chapulines” de lujo, gravísimo riesgo nacional

El Diario, 6 de diciembre de 2011
Luis Javier Valero Flores
En tanto que el país entero discute los dislates de las aspirantes presidenciales, especialmente los de Enrique Peña Nieto (porque alrededor de sus confusiones en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, paradójicamente en la presentación de su libro, ya es autor de otro, sin incluir el de su hija) y Ernesto Cordero; más apaciblemente, sin estridencia, quienes ocupan o han ocupado cargos públicos que, por su trascendencia los debieran impedir para emplearse en la iniciativa privada, lo hacen de tal manera que hasta próceres de la patria parecen.
El nombramiento en marzo de este año del ex Director del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, como Presidente del Consejo Administración de Grupo Financiero Banorte, en sustitución de Roberto González Barrera, propietario principal casi único de esta empresa y del grupo Maseca, es un claro ejemplo del aserto anterior.
Dichas así las cosas pareciera ser que solo un ánimo opositor, o extremadamente crítico, nos llevara a deplorar tales acciones. No es así, por desgracia.
Ya antes, el Secretario de Hacienda en el gobierno de Vicente Fox, Francisco Gil, extraído del Grupo Banamex –que entonces era propiedad de Roberto Hernández, amigo y financiero de Fox- al terminar el sexenio anterior sopesó la posibilidad de convertirse en elevado funcionario de HSBC, no lo hizo, a cambio se convirtió en presidente ejecutivo de Telefónica en México y Centroamérica, es decir, la otra empresa en telefonía celular.
Un poquito antes, un ex jefe de ambos, Ernesto Zedillo, al término de su mandato se convirtió en connotado integrante de los Consejos de Administración de las empresas Procter and Gamble (fabricante de artículos de limpieza, jabones, pastas dentales, etc.), Alcoa (el más poderoso fabricante de aluminio en el mundo) y Union Pacific, esta última concesionaria de la compañía Ferromex (anteriormente llamados Ferrocarriles Nacionales de México) privatizados durante su mandato.
Es también consejero de la Fundación Bill & Melinda Gates, del multimillonario Bill Gates. En noviembre del 2010 fue nombrado como uno de los nuevos consejeros del Grupo PRISA, poderosísimo grupo propietario, entre otros muchos, del periódico El País, de la editorial Santillana y en México de Radiópolis, W Radio (¿tendría algo que ver en la frustrada despedida de Carmen Aristegui?) , Los 40 Principales, Bésame, La Ke Buena, W Estadio, Radio Gallito y La Consentida.
¿Qué lleva a tan poderosas empresas a buscar la participación de estos elevadísimos ex funcionarios en su más alta conducción?
¿Serán, por ventura, sus capacidades, las mismas que les permitieron implantar en el país políticas gubernamentales tan exitosas en el crecimiento económico de México, y a que se terminaran los enormes rezagos sociales que impedían elevar la productividad nacional y nos llevaron a los primeros órdenes en el ámbito internacional?
¿O, por el contrario, sin descartar lo anterior, es decir, su capacidad, no empleada para los fines que planteamos arriba, sino para lo mismo que se fueron de directivos empresariales, es decir, poner al servicio de tales gigantes empresariales su experiencia, sus conocimientos, relaciones e influencias?
¿Acaso no ganaron lo suficiente como para retirarse algunos años y luego, ya sin el problema del conflicto de intereses, enrolarse en alguno de esos consorcios?
Y es que Francisco Gil pasó de la Subsecretaría de Ingresos de Hacienda, a la vice gubernatura del Banco de México y de ahí al Consejo de Administración de Banamex-Accival, luego a la Dirección General de Avantel, para enseguida desempeñarse como Secretario de Hacienda.
Guillermo Ortiz Martínez también subsecretario de Hacienda con Salinas, fue titular de ella con Zedillo y gobernador del Banco de México con Fox. De ahí saltó a Banorte.
La naturaleza de los cargos desempeñados hace de tales funcionarios atractivos, muy atractivos sujetos para los grandes consorcios, por los innumerables e invaluables conocimientos y relaciones adquiridas a lo largo de su presencia en cargos tan delicados, de cuya importancia dependen en buena medida el curso de la economía nacional.
No importa, eso también se pone al mejor postor.
Y luego se ponen a pontificar acerca del buen estado de la economía nacional.
Sí, no tenemos inflación y el dólar se mantiene más o menos estable, la bolsa de valores no se cae, pero el país se desploma, presa del desempleo, la pobreza y la inseguridad.
Correo electrónico: asertodechihuahua@yahoo.com.mx
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.com

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