jueves, 2 de septiembre de 2010

Sin informe ni debate

El Diario, 2 de septiembre de 2010
Luis Javier Valero Flores
¿Se ha preguntado qué hace Felipe Calderón en los actos, cuando hablan los otros oradores y él se dedica a manipular su teléfono celular? Ahora ya lo sabemos, está inscrito en uno de los sitios de redes sociales existentes en la internet, en el denominado Twitter.
En ese sitio, de la manera más frívola posible dio a conocer, primero que nadie, la detención de “la Barbie”, así lo escribió. Luego se sabría por los canales oficiales que había sido detenido Édgar Valdez, a quien apodan de ese modo y de quien se refiere Calderón, olvidando que de acuerdo con la resolución del Tribunal Electoral de la Federación, y sólo por eso, tiene la encomienda de desempeñar el cargo de titular del Poder Ejecutivo Federal.
Al día siguiente, por el mismo mecanismo, como si fuera un internauta más, preocupado de dar a conocer cada uno de sus pasos, tal y como lo hacen millones de personas para dirigirse a sus amigos y conocidos, que de esa manera les informan de sus movimientos, aspiraciones, estados de ánimo, quebrantos anímicos, etc., así, de ese modo, Calderón informa de sus movimientos: “Salí de reunión con el gabinete de seguridad. Salgo a Veracruz a ver los problemas de las inundaciones”.
Detenerse en tales detalles viene al caso porque si en el pasado Vicente Fox llegó a ensalzar el hecho de no leer periódicos, pero finalmente preocupado por aparecer en todos los medios, ahora Felipe Calderón llega al exceso e incursiona en las redes sociales simulando con ello que informa acerca de sus actividades pues da cuenta, según su concepción de lo “trascendente”, a través de su cuenta en Twitter.
Por desgracia ahora sufrimos los efectos de la “complacencia” (así lo dijeron recientemente connotados priístas) del PRI con los presidentes emanados del PAN. Comprometidos, los panistas, en terminar con la fiesta-informe presidencial, impulsaron la reforma a fin de que, en adelante, el Presidente de la República ya no tuviese la obligación de acudir ante el Congreso a presentar personalmente el informe acerca del estado que guarda la administración pública.
Así, del boato de la fiesta priísta por excelencia se pasó al no menos cómodo trámite de enviar a un funcionario de la administración federal a entregarle al presidente de la Cámara de Diputados el informe, sin que se pusiese en vigor la necesaria reforma que obligase al Presidente a dar cuenta de sus actos ante el Congreso de la Unión a través de un auténtico debate con quienes son, a final de cuentas, los representantes de la sociedad.
Nada, se dejó en plena libertad a los mandatarios a ya no sufrir personalmente los reclamos de los legisladores, sobre todo de los de oposición y a cambio lanzar, de día y de noche, por todos los medios posibles, mensajes publicitarios, que son eso, precisamente, publicitarios y de ninguna manera informativos y culminar tal actividad con la celebración de un acto que evoca, de lejos, la fiesta presidencial de antaño. Pero los legisladores priístas, terminados los tiempos de la complacencia, dicen, ahora sí, de frente a las elecciones presidenciales del 2012 exigen, sin proponer una ley que obligue al Presidente, cualesquiera que éste sea, a debatir con los integrantes del Poder Legislativo.
Y tratan de presionar mediáticamente, ahí está Manlio Fabio Beltrones, ubicado ya en la presidencia del Senado, que la usará para intentar el asalto a la candidatura priísta, exigiendo endemoniadamente que Calderón acuda a presentarse ante el Congreso de la Unión a informar de su gestión. Y es el presidente del Senado ¿Por qué no propone una ley que modifique el engendro del cual son coautores?
¡Ah, es que ya se imaginan en poder de la silla presidencial! Pero entonces, júrenlo, si es que llegan, no van a exigirle a uno de sus compañeros de partido que comparezca a informar ante los diputados y senadores.
En tanto, en virtud de que no se ponen de acuerdo priístas y perredistas (y de éstos, los contrarios a López Obrador y que son, por puritita casualidad, los que estuvieron de acuerdo en no impedirle a Calderón el ingreso al recinto legislativo, en la toma de posesión el 1º de diciembre de 2006) en el reparto de posiciones en la Cámara de Diputados, ni siquiera discursos de las distintas fracciones parlamentarias hubo en la entrega del informe.
En tanto, la gobernabilidad se extingue, de mucho en mucho.

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